martes, 15 de agosto de 2017

Chico de Juguete Capitulo 1







Sentir lujuria por el vecino-demasiado-joven-caliente-al-tacto sobrino de su vecina al cortar el césped en el caliente sol era algo, y algo malo para su brillante reputación. Pero encontrarlo en la tienda de sexo donde ella hace su adquisición de gratificación artificial para aliviar su insinuada molestia sexual en primer lugar es algo muy diferente y las forzosas reglas puritanas de treinta-y–cuatro años de Bella Swan la hicieron salir  volando con la cara roja por las puertas del Curious Coition pagándole con la mercancía en la mano.
Ya que él estará en casa de su tía durante unos días, de veinticuatro años de edad, Edward Cullen quiere hacer las cosas de buena vecindad y devolver el huérfano juguete sexual a su legítima propietaria. Sólo que en este caso el legítimo propietario es la misma mujer que quiere en su cama, su corazón y su vida.
Él no está por encima de sujetar la herramienta de placer por encima de él y amenazando a su buena reputación en un intento de mostrarle la realidad con él, no importa su edad.









Capitulo 1

Millones de mujeres hacían esto prácticamente todos los días, en todo el mundo, ¿no? Así que, ¿qué era lo que estaba mal con ella?
Absolutamente nada, decidió Bella Swan.

Inhalo un último aliento valiente, tiro de las mangas de su camiseta hasta sus codos, deslizo sus gafas de sol en su cara para protegerla del sol de media Mañana de Ciudad del Cabo, Sudáfrica y salió del asiento del conductor de su coche.

Se sentaba en la silla de directora financiera de una gran empresa de cosméticos, por el amor de Dios, comprar un consolador no debería ser un asunto federal. Además su propia simpatía, o lo que quedaba de ella, dependía de que ella tuviera un orgasmo gritando por cortesía de un pene de plástico ya que la variedad humana le había fallado en todos los casos posibles. Si, estaba vencida desde más de un año.

Con falsa confianza de una mujer de 34 años de edad, ella abrió la puerta de la tienda “Curious Coition sex” y entro antes de que cambiara de idea. Una gran cantidad de dispositivos sexuales inundaron su vista, obligándola a retirar sus gafas de sol para una visión mas intima. Durante un minuto, se mantuvo en silencio en la entrada, su mirada rápidamente hizo inventario de cosas que no sabía que existían, y mucho menos cómo funcionaban.

Ropa intima a la izquierda de ella; cadenas, abrazaderas, y látigos a su derecha. Los azulejos bajo sus zapatos ilustraban cuerpos desnudos todos entrelazados con pasión. Muñecas inflables con gruesos labios rojos colgadas del techo por encima de su cabeza. Giro alrededor con un extraño asombro, absorbiendo la sensualidad propia de la tienda como si se tratase de un ser vivo.

Una televisión de pantalla grande montada en la pared cobro vida ante sus ojos. Trago como la pareja de la pantalla estaba involucrada en sexo explicito, anunciando la asombrosa crema vaginal comestible. Sus muslos se movieron nerviosamente y las sensaciones calientes y desesperadas sucedieron entre sus piernas cuando el actor porno había chupado el coño de la actriz. Dios, necesitaba venirse: con fuerza, rápido, con algo grueso y solido dentro de ella o enloquecería mientras se comía con los ojos al no-tocar-alguna-vez chico que pasaba las vacaciones en la casa de su pariente frente a la de ella. Quien hacía que ella se mojara y se sintiese culpable al mismo tiempo. Esta era la mejor opción sin dudar. La más segura y definitivamente más sana.

—Hola, solo grite si necesita ayuda —Una voz la despertó de su asombro.
Volvió su cabeza en dirección al cajero que estaba de pie detrás del mostrador, su brillante sonrisa y pelo largo con rastas, extrañamente tranquilo y reconfortante donde todo lo demás a su alrededor representaba nada más que un tabú. Con apenas un vistazo en la dirección del cajero, engancho un vibrador de aspecto seguro de la plataforma, lo coloco nuevamente en su lugar y eligió otro que venía con varios accesorios y todo lo demás que conducía a la complacencia de cada fantasía sucia y mucho mas. Repentinamente la ansiedad apuñalo su resolución mientras se acercaba al mostrador. Estaba así de cerca de realizar esa misión clandestina y no quería nada más que abandonar la tienda en relativa seguridad.

—.Sera esto todo? —pregunto el cajero, su brillante sonrisa naranja más amplia que antes.

—Sí, gracias. —Bella no se atrevió a mirarlo a los ojos. Ella aun no había llegado tan lejos; en cambio perdió el tiempo con su monedero mientras el cajero conto el dinero efectivo y registro la venta. Deseaba que le diera solo el pene falso y perder la sola idea de meterlo dentro la bolsa diseñada de Curious Coiton.

 Quería conseguir salir fuera de ese lugar ya, preferiblemente armada con la mercancía seleccionada en su bolso de mano. Un baño largo mas tarde y tal vez hasta velas, y luego serian solo ella y el consolador, erradicando cualquier pensamiento malsano que abrigara sobre el que no podía tener.

—Es uno de nuestros Best sellers. Estoy seguro que lo disfrutara. .Podría trabajar un poco más despacio?

—.Hace un dia encantador fuera, verdad? —continuo—. Le deberia decir que tenemos política de no devolución, lamentablemente, así que si…

—Eso está bien. Yo... —Cualquier cosa más que Bella pensó en decir murió en sus labios cuando las cortinas de terciopelo que colgaban de un carril detrás del cajero se separaron. Su agobiado corazón se salto un latido y sus maniáticos nervios quemaron su piel. Su cerebro giro fuera de control, ahogandola en la incredulidad. Resistio las ganas de frotar los ojos por si su vision se sentía propensa a jugar trucos baratos en ella ahora mas que nunca. Pero no, él, totalmente caliente y completamente fuera de razon de sus limites la encontró desfilando en una tienda de sexo a plena luz del día, era real, magnifico y al instante la reconocio.

Su fija mirada atractiva paso rozando sobre el paquete colgando de la mano del cajero de camino hacia el bolso y luego aterrizo atras de ella. Ardiente sangre caliente se elevo en sus mejillas. Doblo sus brazos y luego froto el borde de la mandibula con una de sus manos, con sus sensuales labios curvados en una sonrisa asesina. Dientes brillantes, blancos se burlaron de ella. No podía apartar la mirada, no cuando su altura irresistible exigia que le mirase solamente a el.

La diversion se alineo en el gris de su iris cuando se relajo contra la vitrina alta al lado de el, disfrutando de su malestar, y no haciendolo en secreto. Esto no podia estar pasandole a ella. La clase de verguenza que nunca había experimentado antes, dicto su proximo movimiento. Huir, dejando su compra en las manos del cajero. Sin una mirada hacia atras, se apresuro a salir de la tienda. Se nego a cuestionar sus travesuras juveniles cuando se zambullo en su coche y comenzo la ignicion. El unico sonido mas alto que su resucitado corazón dentro de su pecho, eran las ruedas de su coche que chillaban en protesta cuando huyo de lo que ella llamo la escena del crimen.

¿En serio? De todas las personas en el mundo que podría haber conocido en una tienda de sexo, .tenia que ser el? La razon principal para su estado de animo irritable, que broto de una carencia de la jodienda adecuada, reanimada por la mera vista de el. Echarle un vistazo desde la ventana cuando el cortaba el
cesped era una cosa, encontrarse con el en una tienda de sexo y pillada con favores sexuales flagrantemente era otra. Pero cuando ella habia despertado esa
manana de una noche de sonar acerca de el, su cono mojado e insatisfecho
habia dictado todas sus acciones impulsivas. Ella no podia soportar otra noche
sintiendose tan sexualmente privada. Queria una satisfaccion instantanea, así que entro en su coche, condujo hasta la ciudad y encontro una tienda de sexo.
Ahora lamentaba no haber tenido mas paciencia, comprar la maldita cosa por internet y esperar sin embargo un tiempo largo para que se lo entregaran. La paciencia, penso, nunca fue la cualidad mantenida mas alta. Ademas, si quería hacer algo, siempre lo hacia ella misma.

Las cosas iban a su manera, su consolador comprobado por internet probablemente llegaria a su puerta en una furgoneta con un pene pintado en el lateral, sirenas sonando, y una escolta de policias, y todo el vecindario lo sabria.
Gimio. Mierda, ella conocia a la tia de el. .Y que hacia en una tienda así de todos modos?

Bajo su cabeza mientras conducia por la carretera, con la esperanza de nunca interactuar con la tia o el sobrino de nuevo. Pensamientos de traslado revolotearon a través de su cerebro. Se metio en su casa, cerro con llave la puerta, corrió las cortinas y marcho sobre el suelo mientras se mordia las sus unas. Que lio. .Como habia ido todo tan irremediablemente mal tan rapido?

Ella todavia recordaba su encuentro hace 6 anos, cuando concluyo su saludo al llamarla senora Swan junto con una sonrisa arrogante. Ella le había sonreido de vuelta, divertida por su juventud y la semilla de la arrogancia subdesarrollada asomando por debajo de la superficie. Ahora… ahora 6 anos mas tarde, en la edad de 24 años, llego en un paquete diferente por completo.
Cuando no tenia negocios, se quedaba embelesada cuando el trabajaba y el sudor le caia por su larga y esbelta espalda.

No habia nada divertido en el, ya no mas. Se habia convertido rapida y
solidamente. Su sonrisa burlona sellada rapidamente en su memoria, reduciendola a 4 en lugar de a 34. Pero ah, tenia que ser Edward Cullen, quien deliberadamente la despojo de esos pensamientos cuando su cuerpo salto a modo hambre sexual por la mera vision de el. El tenia 24 años de edad, y en caso de que no comprendamos plenamente las matematicas, 10 años mas joven que ella. Diez grandes, amplios, e inflexibles años. Toda una decada. 3365 dias mas joven, dar o tomar un ano bisiesto o dos.

Ella se escondio en su cocina y preparo una taza de te de manzanilla, algo para calmar sus crispados nervios. Asi que el la habia confundido con la guardia baja por su injusta sorpresa. No importa. A partir de ahora lo evitaria. Ella soplo en su taza llena de vapor y luego tomo un sorbo. Ella lo podría manejar. Por supuesto que podría. Era experimentada sofisticada, madura, excediendole en grado de todos modos, pero sobre todo en edad, basicamente dandole ventaja. Correr a fuera de la tienda de sexo como una virgen no auguraba nada bueno para ella en el ministerio chic y sin su cita para la noche tampoco, pero era bastante adulta para descartarlo sin pensarlo dos veces.

Llevando su taza al cuarto de bano, lleno la bañera y agrego aceite de baño de melocoton bajo el grifo que corria. Se desnudo y hundio su cuerpo en el agua sedosa, dispuesta a lavar su desastrosa excursion de una vez por todas.

La lujosa agua molesto su piel. Dirigio una mano sobre sus pechos e inmediatamente se pusieron tiesos. La tension monto encima de sus muslos, todos sus nervios agitados hasta su estomago y mas abajo, instalandose un golpe erotico en su clitoris. Se inclino hacia atras, desesperada por aliviar la lujuria residual que persistia en su cuerpo. Sus ojos cayeron cerrados. Una vista cruda de Edward usando nada mas que su sonrisa presumida se materializo ante sus ojos.

El agua salpico los lados de la banera de porcelana cuando se alzo. Froto sus sienes, tratando de alejar la presencia de su mente. Ella no podia sentirse atraida por un chico mucho mas joven que ella. .Que era esto, alguna clase de crisis pre-pre-mitad de vida?

Despues de que Dean la abandonara hace un año atras, despues de un compromiso aparentemente bueno, se cerro de frivolidades sexuales, poniendo su trabajo antes que nada. Lo habia dejado durante demasiado tiempo. Si se encontraba con cualquier hombre que cortaba el cesped en un reluciente cuerpo caliente, quería saltar a sus huesos. Edward Cullen estaba simplemente en el momento adecuado en el lugar correcto en su cabeza y tan facilmente seria eliminado a partir de dicho momento y lugar.

Alcanzo su taza cuando el timbre sono. Un suspiro pesado cedio sus hombros mas en el agua. .Podia fingir que no se encontraba en casa este sabado por la manana? Maldita sea, su coche estaba aparcado fuera y ella no podia ir a cualquier parte sin el. Espero un minuto mas, esperando que su invitado no deseado se rindiera.

No hubo suerte.

Cubrio su cuerpo con una bata gruesa y fue a abrir la puerta, cepillando su pelo húmedo fuera de su cara mientras iba. Se giro hacia la puerta abierta y se paro para impedirla cerrarla otra vez. La Señora Cullen estaba parada en su puerta, una bandeja de galletas en sus manos y una radiante sonrisa en su rostro.


—Hola, querida. Solo hornee un lote extra y quise que tuvieras algunas.
Son para la boda de manana. .Interrumpi tu baño, cariño?

-- No… para nada. Gracias, señora Cullen. Estoy segura de que son deliciosos. --ella agarro la bandeja de la mano de la mujer mayor y tuvo toda la intencion de decirle adios. Ella no pudo enfrentarla, no con su fiasco en el sex shop tan fresco en su memoria.
--Edward los ama. Ese muchacho come como un caballo, te lo digo yo. Dios sabe donde pone todo. Ah, pero es tan bueno tenerlo visitando a su anciana tia.

Bella forzo a su memoria a bloquear la mencion de su nombre. Un profundo rubor cubria ya su piel, y no podia faltar mucho para que se derrumbara por completo abochornada frente a la señora Cullen. Tenia que deshacerse de ella rapidamente. En el instante en que su atencion se volvio hacia la calle, a un coche que se aproximaba, Bella empezo a decir adios y tuvo la puerta a medio cerrar.

—Oh, mira, es Edward.

Ella no quiso mirar, de verdad. .Pero quien hubiera podido no hacerlo cuando el llego manejando uno de esos horrendos jeeps anticuados que se veian como si estuvieran a punto de dejar un rastro de piezas a su paso?

—Gracias por las galletas, señora Cullen. De verdad tengo que irme.

—Oh, espera un minuto. Tu aun no lo has saludado apropiadamente. Estoy tan orgullosa de ese muchacho. Esta convirtiendose en un hombre tan amoroso y cuida tan bien de su madre. — los ojos de la señora Cullen se empanaron mientras veia a su sobrino bajar de su excusa de auto.

¿Si? .Sabia ella que el frecuentaba sex shops los sabados por la manana? No solo eso, el ademas era alguna clase de VIP; .o que mas podría haber estado haciendo detras del mostrador si no fuera un comprador normal, como ella?

—Edward. —lo llamo la señora Cullen. No, ella tenia que escapar de esto.

—Tal vez en otro momento, realmente me tengo que ir.

El estiro el brazo a través de la ventana abierta y saco un paquete que seco su boca e hizo que su corazón se contrajera. Con unas cuantas zancadas mas, habia llegado a su puerta.

Su mirada se adhirio a la bolsa que el sostenia con indiferencia. Dios, .por que se veia como su consolador huerfano, el que ella habia comprado y dejado?
Ella volteo su mirada para encontrarse con la suya, que se veia bromista. Si, el sostenia su consolador en las manos. En frente de su tia. Sangre caliente se agolpo en sus mejillas. Ella sujeto la bandeja de la senora Cullen, temerosa de que se escurriera entre sus sudorosas palmas y se estrellara contra el suelo. No pudo soportarlo mas.

—Tu querias a alguien que cortara tu cesped, Bella. Tal vez Edward pueda ayudarte. — continuo la señora Cullen, ignorando la mirada de odio que ella le dirigio a Edward, y la mirada de desafio combativo que el le devolvio--. Tal vez pueda regar tus flores, tambien.


El bajo la cabeza, su mirada vacilando sobre el area entre las piernas de ella, guardada a salvo por la bata de felpa, pero no lo suficiente cuando un calor infernal se manifesto alli.

—Estoy seguro de que puedo regar sus flores por usted, señorita Swan, si quiere. —el sonido de su profunda voz la penetro, calentando su sangre y haciendo que se que se ruborizara como una virgen otra vez. Claramente, el estaba jugando con ella. .Cuanto tiempo le quedaba antes de que el le pasara la bolsa que sostenia y explicara que era el vibrador que ella habia olvidado en el sex shop que habia visitado esa manana? Ella no le daria la oportunidad, no con ese calvo chip en su hombro.

—Ya ves. Perfecto. Oh, y dime que puedes llevar a Edward contigo a la boda.
Yo me ire muy temprano con la camioneta, y no quiero que el maneje esa trampa mortal de auto suyo por las montanas. El maneja demasiado rápido para mis nervios, sabes, y prefiero tenerlo en una pieza mientras me visita. .Te importaria, querida? Oh, esto es perfecto. Ahora ustedes dos tienen mucho de que hablar con el cesped y las flores, y yo me perdere mi programa de TV favorito.

La señora Cullen apenas le dio oportunidad de negarse, pero en el momento en que ella le dio la espalda a la puerta, Bella lo agarro de la muneca y lo arrastro dentro de la casa. Ella cerro la puerta detras suyo y, entonces, dejo la bandeja en la mesa de la entrada.

—.Que diablos estas…?

—.Que? —su sonrisa retadora le hizo olvidar lo que iba a decir.Te traje tu mercancia, viendo que ya habias pagado por ella. Pense que estaba siendo considerado.


—Ja. .Considerado? Tu estabas practicamente refregandolo en la cara de tu tia. Mira, es el consolador que Bella compro, .ves, tia? —Bella se apoyo en la puerta. Ella no podia arriesgarse a perderlo ahora. Lo que necesitaba desesperadamente era una tactica de control del peligro. Okay, respira profundo, cálmate—. Gracias. Aprecio que lo hayas hecho. —ella estiro la mano, esperando que él se lo entregara. El no se movió. Infinitos sentimientos de lujuria e ira la recorrieron. Pero más lujuria, mucha más lujuria—. Por favor.

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina