CAPÍTULO 4
—Oh...
—Los sueños de Edward nunca habían sido tan... físicos.
Sus caderas rodaron hacia delante, presionando su endurecida polla en el colchón.
Sus caderas rodaron hacia delante, presionando su endurecida polla en el colchón.
—Sí...
Una combinación de calor y frío a través de su piel lo hizo estremecer. Mientras empujaba su culo hacia atrás, una oleada de placer lo atormentó a través de su ingle.
Una combinación de calor y frío a través de su piel lo hizo estremecer. Mientras empujaba su culo hacia atrás, una oleada de placer lo atormentó a través de su ingle.
—Si…
—Apretó las nalgas, apretando su agujero alrededor de una dura… —¿Qué carajo?
—¿Te
gusta?
El
tono suave de Bella parecía ligado a algo más oscuro pero Edward lo atribuyó a
su somnolencia.
—Quiero
decir es acerca del juego limpio y todo...
—Sí.
Pero... —Lo que fuera que estuviera follándolo lentamente presionó más
profundo, llegando a su próstata. Las sensaciones atravesaron la parte baja de su cuerpo.
—Oh,
¡sí!
—Espera
hasta que se encienda.
—¿Eh?
—Su mente adormecida no estaba mucho en eso. Por no mencionar la distracción de
su novia follándolo por el culo.
Una
suave vibración zumbó desde el consolador, poniendo sentido a sus palabras. Su
polla se llenó hasta la dureza total.
—¡Oh,
mierda! —Empujó sus caderas de ida y vuelta, teniendo el vibrador más profundo
con cada golpe.
—Bella...
—Cada golpe en contra de su próstata sacudía el placer a través de él.
—No
te vengas todavía. —Labios suaves besaron una mejilla de su culo. —Tengo algo
más que probar primero.
¿No te vengas? ¿Su novia lo despierta
follándole el culo y le dice que no se venga?
—Oh,
Dios mío, ¡eres increíble! —Giró su cuello hasta que pudo verla. Un guiño
rápido, el meneo de una ceja y una sonrisa maligna le saludó.
—Gracias.
Las
vibraciones se detuvieron, pero todavía podía sentir el cosquilleo en el culo.
—Ahora,
a por el Big Boy.
—¿Big
Boy? —Edward a punto de llorar cuando ella deslizó fuera el vibrador.
—Sí.
—Bajó la mano hacia un punto en la cama oculto por su cuerpo. —Este es Big Boy.
Un
consolador, largo y grueso, con venas auténticas. La base formada por un
conjunto de bolas, pero el fondo era plano.
—Oh,
mierda. —Su cuerpo se sacudió con un destello de deseo y la memoria de la polla
de Jake tentándolo.
—Aquí.
Como
si pudiera leer su mente, o tal vez porque se humedeció los labios, Bella
presionó la punta contra su boca.
—¿Crees
que podrías manejar algo tan grande entre tus labios?
Edward
amamantó la corona del juguete. El caucho blando tenía un extraño sabor, una
textura diferente de su breve encuentro con la polla de Jake.
—Voy
follarte con esto. —La dura mirada de Bella parecía casi enojada.
—Por
favor... —El gemido de su voz le sorprendió. Un flash de recuerdos mostró
distintas piezas del equipamiento en el departamento de Jake y puso su cuerpo a
zumbar.
Él
siendo empujado de rodillas... la polla de Jake en su rostro. La idea de estar
atado en el arnés o los cepos de Jake y Bella aprovechándose de su desamparo. Suprimió
la necesidad que surgió mientras le rogaba de nuevo.
—Por favor... sí.
La
cabeza de Bella se inclinó hacia un lado y levantó una ceja con gracia sobre su
ojo.
—De
rodillas.
Sus
palabras eran mitad orden, mitad
pregunta, como si ella no estuviera segura de que a él le importara. Edward
obedeció, luchando por ponerse sobre sus manos y rodillas, presentando su culo
para el placer de Bella. Para su propio gozo.
—Oh,
sí...
La
polla de Edward respondió, rápido. Duro como una roca en cuestión de segundos, Edward
descubrió que el flujo inicial de deseo por el equipo de Jake era más de lo que
sospechaba.
Al
mismo tiempo, el miedo se enroscó a través de la boca de su estómago.
¿Qué podría pensar Bella? Después de todo, pensó que Carly era su mujer perfecta, hasta que trató de destruir su vida.
¿Qué podría pensar Bella? Después de todo, pensó que Carly era su mujer perfecta, hasta que trató de destruir su vida.
—Espera...
—Una parte de él quería jugar desesperadamente, pero un destello de la
expresión de disgusto de su ex interrumpió el momento.
De las palabras que ella le había arrojado... Todo su cuerpo se puso tenso.
De las palabras que ella le había arrojado... Todo su cuerpo se puso tenso.
—Detente.
Bella
se apartó.
—Está
bien. Lo siento. Sólo pensé…
—No.
Eso está bien. —Edward rodó hacia afuera, colocándose en el borde de la cama.
Su polla aún mantenía un serio interés
en la idea. Tanto como quería seguir adelante con lo del domingo, no estaba tan
seguro de que la medida fuera acertada.
—¿Qué
pasa? —Las manos de Bella descansaron sobre sus hombros.
La
cama se hundió y sacudió hasta que ella
se acurrucó detrás de él con las rodillas encajadas en ambos lados de sus
caderas. Sus dedos amasaron la tensión en sus músculos.
—Yo...
ah, no quiero perderte. —Las palabras casi lo ahogan. Quería lo que ella
ofrecía. Necesitaba el trío con Jake, desesperadamente, pero su memoria
excavaba en las palabras llenas de odio de Carly. ¿Qué pasaba si Bella
terminaba odiándolo también?
—¿Perderme?
No lo harás.
Labios
suaves burlaban su cuello. Una bocanada de aire calentó su piel.
—Quiero
seguir adelante con lo del domingo. Con esta noche. —Los brazos de Bella se
envolvieron alrededor de su cuello. Una mano cayó sobre su pecho. Las uñas de
sus manos peinaron la escasa dispersión de pelo en su pecho.
—Entonces lo hacemos. Lo que tú quieras.
—Entonces lo hacemos. Lo que tú quieras.
Su
suspiro de alivio no lo tranquilizó. La verdad necesitaba salir.
—Hasta
la otra noche en el bar, yo sólo le había dicho a otra persona que era
bisexual.
—¿En
serio?
—Una
antigua novia. En realidad, mi ex-prometida. —Y ya que estábamos…
—¿Prometida?
El
abrazo de Bella se aflojó. La presión de su cuerpo se apartó de su espalda un
poco.
—Sí.
No estaba tan… emocionada como lo estabas tú cuando se lo dije.
Edward
envolvió su mano alrededor de la muñeca de Bella, sosteniendo su brazo contra
su pecho en un agarre relajado. Si ella quería alejarse, podía, pero no quería
que lo hiciera. —Me llamó maricón. Me dijo que no quería verme otra vez.
Incluso se lo dijo a todos nuestros amigos.
—Lo
siento mucho.
Su
abrazo apretado de nuevo, casi demasiado en torno a su cuello.
—Mentí.
Dije a nuestros amigos que rompí con ella y que estaba difundiendo los rumores
para vengarse de mí. Ella perdió los amigos que había tenido desde hacía años
por mi culpa. —Su garganta se apretó. La vergüenza enrojeció su piel.
—Ella
estaba equivocada. Sin importar sus sentimientos, el secreto no era suyo para revelarlo.
—Bella dio un beso a un lado de su cara. —Nunca te haría eso.
—Te
creo. Creo que por eso dejé a la cerveza y al estado de ánimo hacerse cargo la
otra noche. Yo quería que lo supieras, pero nunca pude encontrar el momento
adecuado para decírtelo.
—¿Pero
con Jake ahí, siempre podías echarte atrás, decir que era una broma?
—Sí.
—El alivio se movió a través de él. —Yo esperaba que hubieras entendido. Quiero
decir, tu mejor amigo es gay. Y después de llegar a conocerte, quería que
supieras la verdad. —La necesidad tensó los músculos de su pecho. —Nunca esperé
que me siguieras la corriente. Estoy contento de que haya salido ahora, pero no
quiero que pienses mal de mí. Por desear a Jake, o querer... participar en
su... —Edward volvió la cabeza para poder ver su expresión.
—¿Fetiche
especial?
—Sí.
Eso.
Su
mirada se empañó mientras las esquinas de sus ojos se arrugaban con su sonrisa.
—Nunca
te juzgaría por desear nada de eso. —Su tono parecía casi triste. Su voz se
quebró en torno a las palabras. —¿Cuántas veces me has esposado a la cama? ¿O
atado con cualquier otra cosa a mano? ¿Y mis juguetes? No soy exactamente
recta. No es como si nunca hubiera tenido una relación antes de ti. Mi pasado
no es exactamente todo puro y vainilla.
Una
parte de él suspiró de alivio, otra deseaba detalles. Ella nunca dejaba de sorprenderle.
—Creo
que todo se reduce a si... tu opinión de mí será... —Edward tomó una
respiración profunda. La palabras para describir sus sentimientos no se
formarían.
—¿Si
todavía te respeto por la mañana?
Una
suave risa sopló aire contra su oreja.
—Sí.
—Él llevó su mano cerca de su boca. El susurro de un beso acompañado de una
risa de alivio. —Creo que esa es la pregunta que estoy tratando de hacer.
—La
respuesta es sí. Te voy a respetar en la mañana, al mediodía y la noche. Nada
va a cambiar mi opinión de ti. O mis sentimientos. —Su abrazo se apretó. —Tu ex
era una idiota por dejar que te fueras.
Edward
giró hasta que pudo deslizar sus brazos alrededor de ella.
—Eres
una mujer increíble. Espero que sepas que estas atada a mí ahora.
—¿En
serio? —Bella levantó una ceja. —Tengo una pregunta sin embargo.
Su
corazón dio un vuelco.
—Pregunta
lo que quieras. —Tragó saliva, sin saber qué esperar.
—¿Qué
debo hacer con esto? —Ella alzó el grueso consolador.
Un
estremecimiento le recorrió seguido por una oleada de calor.
—Fóllame con eso.
—Fóllame con eso.
—Entonces,
en tus manos y rodillas, bebé.
Dudas
errantes siguieron fastidiado su mente, pero su cuerpo hizo caso omiso de sus
objeciones. Su polla se endureció con renovado fervor.
La necesidad barrió a través de él. La alegría de encontrar una mujer dispuesta a experimentar hasta el punto de follarlo.
La necesidad barrió a través de él. La alegría de encontrar una mujer dispuesta a experimentar hasta el punto de follarlo.
Una
parte de él se preguntaba si el domingo era realmente necesario, pero el
recuerdo del cuerpo duro de Jake y las manos ásperas hicieron a un lado las
dudas. Bella le ofreció todo y lo quería todo. Por lo menos una vez.
Acomodándose en la cama, Edward obedeció su escueto comando.
Acomodándose en la cama, Edward obedeció su escueto comando.
—Ven
y fóllame, cariño. —Un chorro de lubricante frío golpeó el culo. Su cuerpo
salió disparado hacia adelante mientras gritaba.—¡Maldita sea! Da al hombre un
pequeño aviso.
—Va
a calentarse muy pronto. —Su dedo índice hizo círculos en su agujero,
burlándose del borde del sensible músculo. Un par de dedos se sumergieron más
allá de la leve resistencia, empujando al interior el gel resbaladizo.
—Aquí
vamos.
Con
una respiración profunda, Edward apoyó las manos sobre el colchón.
La punta fría del consolador giró un par de veces antes de que Bella aplicara presión. Se echó hacia atrás, reuniéndose en el monstruo de látex. Su mente seguía comparando el juguete con la polla de Jake. Aunque el encuentro fue breve, él estaba casi seguro de que la cosa real superaba al consolador tanto en longitud como en grosor.
La punta fría del consolador giró un par de veces antes de que Bella aplicara presión. Se echó hacia atrás, reuniéndose en el monstruo de látex. Su mente seguía comparando el juguete con la polla de Jake. Aunque el encuentro fue breve, él estaba casi seguro de que la cosa real superaba al consolador tanto en longitud como en grosor.
Un
poco de ardor dio paso a una sacudida brusca de dolor.
Su grito se escapó antes de que pudiera contenerlo. El empuje hacia delante se detuvo.
Su grito se escapó antes de que pudiera contenerlo. El empuje hacia delante se detuvo.
—¿Estás
bien? —La mano de Bella frotó la mejilla de su culo. El ir y venir del
movimiento de sus caricias relajó su agujero un poco.
—Bien.
Sí. —Tomó una bocanada de aire. —No me esperaba que doliera tanto.
El
colchón se movió cuando ella cambió su peso.
—Me
detendré.
—No.
—Se echó hacia atrás, siguiendo al juguete cuando empezó a retirarlo. —Todavía
se siente bien. Simplemente...
—¿Un
buen dolor? —Su risa era contagiosa.
Una
de las grandes cosas acerca de ella era su perverso sentido del humor, aunque a
veces era un poco demasiado rápida para reírse de sí misma.
—Algo
así. —Edward obligó a su cuerpo a relajar un músculo a la vez. —Además, si no
puedo manejar esta cosa, nunca voy a ser capaz de tomar a Jake.
—¿Ah,
sí? —El movimiento dudó en mitad del empuje. —¿Cómo lo sabes?
—Oh,
sí... —Había estado tan caliente, cuando llegó, que no había contado a Bella
toda la historia. —Jake... como que empujó una poco más de lo previsto.
—¿Cuánto
más? —Sus golpes tomaron un poco más de fuerza. Cada empuje un poco más
profundo, sacándolo un poco más rápido.
Las
dos palabras fueron estables, sin emoción. ¿Qué
significaba eso?
—Él
me dio un beso.
—¿En
serio?
Su
tono de voz se elevó en la última sílaba y se agrietó. Mierda, no era bueno. Edward igualó su ritmo, balanceándose hacia
adelante y hacia atrás en su manos y rodillas.
—Nunca
había besado a un hombre.
—Cuéntame.
El
placer atravesó Edward mientras la punta de la polla falsa estimulaba su
próstata.
—Rudo.
Duro. — Gruñó en la próxima parada contra la glándula sensible. —Barba crecida.
Nunca pensé que podía ser tan... sexy.
—¿Así
que debo empezar a afeitarme la cara?
—No.
—Edward bajó la parte superior del cuerpo con un brazo curvado bajo una
almohada. Con su cara presionada contra el material blando, gimió. —No es lo
mismo.
Su
otra mano se deslizó bajo su cuerpo. Empuñó su dolorida polla, tirando con
suaves golpes a medias. Otro lamento escapó de su boca.
—¿Lo
tocaste?
—Algo.
Todo sucedió tan rápido, a pesar de que parecía en cámara lenta.
—¿Qué
más hiciste?
Una
parte de él quería retenerlo. Se honesto.
—Me
empujó al suelo y abrió sus pantalones vaqueros. Yo casi le hice una mamada,
pero me detuve.
—¿Por
qué?
El
consolador llenó su culo. Cada salto enviando ondas de choque a través de él,
aumentando gradualmente su pulso. Recordar el incidente con Jake no hizo sino
aumentar su deseo.
—Tú.
No estabas. Ahí. — Tiró con más fuerza de su polla. —Me sentí como haciendo
trampa.
Bella
bombeó el juguete más duro.
—No
me habría importado.
Algo
en su tono cortante le molestaba, pero su cerebro empapado de deseo no podía
aferrarse a la idea.
Su
mano se movió más rápido, apretando su polla dura, empujando su excitación más
alto.
—¡Oh,
Dios! —Tan cerca, casi... —¡Mierda! —Cada músculo de su cuerpo se tensó
mientras se corría. Los largos chorros de su corrida salpicando la ropa de cama
debajo de él.
Bella
metió el grueso juguete tan profundo como pudo. Ella cubrió su cuerpo por encima de él, fundiendo su frente contra su
espalda. Durante unos segundos, el juguete parecía una parte de Bella en lugar
de un accesorio.
—Solo
espera hasta que Jake tenga su gran polla dentro de tu culo. Apuesto a que va a
abrir tu agujero muy bien.
Los
besos revolotearon a través de su espalda y hombros sudorosos.
La ingle de Bella presionaba contra la base del consolador.
El cuerpo de Edward se sacudió mientras su polla hizo un último intento de correrse. El domingo no podía llegar lo suficientemente pronto.
La ingle de Bella presionaba contra la base del consolador.
El cuerpo de Edward se sacudió mientras su polla hizo un último intento de correrse. El domingo no podía llegar lo suficientemente pronto.
3 comentarios:
Muy hot, Bella sabe complacer a su hombre.
Wow!!! Esta que arde está situación espero el siguiente capítulo
Wow!!! Esta que arde está situación espero el siguiente capítulo
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