martes, 5 de septiembre de 2017

chico de juguete capitulo 5


Capitulo 5

Sus labios escaparon de los de ella. Vacilo por un breve segundo antes de que el bajara su boca sobre la de ella. Todo dentro de su cuerpo se calmo asombrosamente. Ese pequeño toque, esa inocente brizna de caricia, metió la mano en el fondo de su alma y le cambio la vida.

―Bella ―, susurro. Lamio sus labios, mojándolas repetidas veces antes de que se deslizara dentro de su boca y beso la respiración de sus pulmones. Ella se aferro a él, demasiado fuerte para pensar por sí misma, también debía preocuparse por su próximo aliento. Absorbía dentro de su sangre, tomando de ella, haciéndola suya. La habían besado antes, pero esto no fue un beso, lo que fue un golpe suave de su alma, una sensación tan surrealista en su intensidad que se sintió como si estuviera flotando en las nubes con el cielo a sus pies.


Sus manos se metieron por su pelo, el olor de su champú lleno el aire mientras apretaba su agarre y cambio el patrón de su beso. Pecaminoso. Una llamarada de calientes llamas lamia su piel. Hundió su boca, dominándola, esclavizándola a su poder. Ella accedió, dándole todo lo que pedía de ella.

Su mano viajo de su pelo a un lado de su cuerpo, liberando capsulas de calor a su paso. La fiebre dentro de ella la hacía delirar. Agitado, separo sus piernas, moliendo su coño desnudo en el.

―Te necesito. Ahora― susurro en su oído.

Se arrodillo entre sus piernas abiertas y arranco un lado de su camisón por la mitad, el tejido de encaje insustancial en sus manos mientras se revelaba su desnudez. Ella no podía esperar. Ella lo quería dentro de ella, todo de él. Ella se levanto y agarro los botones de su camisa. Ella lucho para separar el algodón y se sintió frustrada con su incapacidad para conseguir desnudarlo.

―Ayúdame―, suplico ella mientras sus dientes pellizcaron sus hombros y su lengua alivio la picadura. ―Ahora. Por favor, ahora.

En respuesta, el le dio la vuelta, y la arrastro hacia la cama hasta que sus pies colgaron sobre el borde del colchón, el aliento de su boca golpeo como un silbido de un sonido.

―Sobre tus manos y rodillas― Ella haría cualquier cosa por él, cualquier cosa, siempre y cuando él la tocara. Ella inclino la cabeza, su mirada lo seguía mientras se dirigía a su armario, abrió la puerta y encontró su bufanda favorita de seda rojo que colgaba en un carril de la puerta. Lo doblo por la mitad y la mitad otra vez y termino la fina tela alrededor de sus puños. Una emoción la envolvió cuando él se inclino sobre ella y le vendo los ojos. Oscuridad la envolvió al instante. Todos sus sentidos ampliados por unos segundos antes de que se instalaran y acostumbraran para compensar su pérdida de visión.

Paso a una roma hasta la columna vertebral, en la curva de su culo y por lo tanto, ella se estremeció ante su toque, al oír su gruñido mientras tomaba las nalgas de su culo y los separo. Se quedo sin aliento cuando sintió el calor de su boca cerca de la carne recalentada de tanto coño y culo. Sus manos en puños enrollados cuando su lengua la lamia, desde el fondo hasta la parte superior.

Sus dedos se adentraron en su apertura empapada. Su espina dorsal arqueada mientras giraba sus caderas contra la presión en su interior. El movimiento de tijera de sus dedos creaba una avalancha de líquido caliente que brotaba de ella. Sus respiraciones irregulares, casi se derrumbo todo su cuerpo, pero él la levanto de nuevo. Con su mano mojada, rodeo el capullo de su culo.
Sus movimientos eróticos en una parte de su cuerpo que nunca permitió que nadie tocara la envió por encima del borde. Ella se arrastro hacia arriba, desesperados por hundir la totalidad de su dedo en su culo virgen. Una necesidad tan insensata que la asusto.

―Abajo―, ordeno, abandonado en ella. Seda fresca disminuyo entre sus piernas, aliviando su coño caliente durante un segundo antes de bordado en relieve cosquillas en el clítoris―que utilizo la almohada decorativa grande, gruesa almohada en su cama. El firme pero suave log mantuvo sus piernas, el culo al aire. Mordió su culo, lo suficiente para traer un pequeño trozo, de dolor y erótica como para derretir la piel. Su lengua rodeo su culo. Ella se deslizo lejos de él en estado de shock feliz. Su clítoris rozo la embellecido rosa en el colchón, ella podía ver los ojos de su mente, enviando de placer a su coño. Él le bordeo de nuevo. Se froto el clítoris contra el colchón nuevo.

―Dios, Edward, pon algo dentro de mi―..

Su dedo se deslizo en el culo y la fragancia de aceite de bebe impregnaba el aire. Tenía los nervios destrozados por la penetración apasionante. Dos dedos dentro de ella y su temperatura se disparo a una fiebre. Cuanto más rápido se metió en ella, mas rápido se irritaba su clítoris contra la almohada. Ella tembló cuando golpeo el culo, amando al rápido golpe que calienta su carne, rogándole hacerlo de nuevo.

El segundo golpe fue fuerte a su envalentonamiento. Embelesada, ella movió las caderas, lo que aumento la fricción sobre su clítoris, llevando sus dedos profundamente dentro de ella y animándole a follar su culo más duro.
Aspiro una bocanada de su culo, tiro fuerte y profundamente, que dejaría a su ya enrojecido trasero exquisitamente magullado. No podía hacer otra sensación como que sin venir.

―Ven por mi.― Los golpes rápidos de los dedos en el culo sacudió la totalidad de su cuerpo. En sus instrucciones, ella se abrió a él, dejando ir de la guardia que apenas se aferro a. La violencia de su orgasmo irrumpió a través de todo su cuerpo y fue celebrado en su voz mientras gritaba su nombre una y otra vez. En el último ciclo remachada a través de ella, le beso el culo y se quito los dedos, dejándola a desplomarse exhausto sobre el cojín. Cerró los ojos y trato de sostenerla respiraciones, pero el golpeteo de su corazón se negaba a ceder.

Ella jadeo cuando el frunció el brazo por la cintura y sin esfuerzo, como si no pesara nada, la llevo a enfrentarse a él, con la espalda contra su pecho. Su mano cerrada alrededor de su pecho, su mano acaricio el pezón adolorido, y su lengua se puso del lado de su garganta. Sus rodillas se doblaron. El calor de su pecho endurecido y muslos musculosos se filtro en ella, reviviendo su fuego. Su polla, tan brillantemente duro, dio un golpe a su culo. Estaba desnudo, el glorioso pensamiento la revitalizo. Se dio la vuelta, con las manos levantadas hacia la venda en la cara. Quería sacarlo y verlo en nada más que su piel bronceada hermosa. Le esposaron las muñecas en una de sus manos.

―Todavía no―, murmuro. Sus labios se inclinaron sobre ella. Sus manos
Corrían por su cuerpo, sobre su pecho esculpido, choco durante sus ocho―pack, y cuando llego a su polla, se mordió el labio. Ella arrastro sus labios de los de él y beso su camino por su cuerpo, hundiéndose hasta las rodillas el menor que le paso. Con nada más que su sentido del tacto y el olfato y el sonido, abrazo a su pene con ambas manos, oyó su gruñido, y sintió que el musculo del muslo en su aljaba. Ella le acaricio la mejilla, aspirando su olor masculino limpio. Su pulgar calmo la cabeza caliente goteando. Ella chasqueo la lengua para recoger una muestra de su gusto y casi muerto de placer. Ella abrió la boca de el, llevándolo profundas de una sola vez. Su mano agarro un pedazo grueso de su pelo mientras lo chupaba. Cuanto más tiraba de los hilos, mas insiste su boca se convirtió. Ella quería que él se viniera en su garganta. Ella tenía sed de sentirlo de esa manera.

Ella gimió cuando él la levanto, arrastrándola fuera de su polla, y la tiro sobre la cama, su desorientación. El crujido suave de papel la emociono.
Finalmente, el la jode. Se estremeció cuando estallo la piel de gallina en su piel.
El calor y la humedad se desplomaron a su coño, volviéndose loca de deseo.

―Relájate―.

Se mordió el labio. El colchón mojado entre sus piernas. Su coño se contrajo. La punta de su polla dio un golpe a su entrada. Bajo su peso sobre ella y empujo profundamente dentro de ella. Ella se estremeció ante la intrusión esplendida, superando hasta el borde, llegando a todos sus puntos calientes rápidamente.

Ella bajo la venda de los ojos. Su visión se llena inmediatamente con la imagen de él, tan hermoso, tan sólido, tan mal. Una verdad candente apareció en su mente. Esa misma sensación que sentía cuando ella bailo con él.

Me he enamorado de ti. La verdad se burlo de ella. La imposibilidad se burlo de ella. Ella lo arrojo al fondo de su mente para su posterior análisis. Solo cuando estaba sola podía pensar con claridad y sin ningún romanticismo tonto persiste en el aire y descubrir su relación con el no era más que lo que era
Atracción física y no emocional.

―No me jodas, Edward.― Ella empujo contra su pecho y el cumplió, invirtiendo sus posiciones sin desconectar el cuerpo.

***************
Edward le daría mucho por ahora, lo que le permite tomar el control, de dictar los movimientos, a la última palabra cuando se trataba de su coño. Pero otra vez no. La próxima vez lo haría sin lugar a dudas, y ella sabría que le pertenecía.

Sus tetas rebotaban hacia arriba y abajo delante de sus ojos, llenos y firmes, redondos y suaves femeninamente. Sus caderas se balanceaban sobre él, aumentando el tempo de embrague coño sobre su polla. Su cabello, de un lio hermoso color chocolate, trenzas, enmarcaba su rostro y caía por su espalda.

Apretó los dientes, condenado a no entrar dentro de ella antes de que ella se apoderara de él. Alzo la mano y se aferro a un pezón con los dientes, chupando la punta endurecida en la boca. Su mano se curvo alrededor de su culo, amasando su carne hasta que ella hecho la cabeza hacia atrás y gimió. Vio a su clítoris expuesto. Su mano se paseaba por su cuerpo. Sus dedos se movieron en su botón deslizante. Ella se vino, sus muslos apretando alrededor de su cintura mientras se exprimía en su clímax.

El no cedía. Se salió de ella, la levanto y se deslizo hacia abajo entre sus piernas hasta que se sentó en su rostro. Capto el deseo líquido residual de su orgasmo con la lengua y comenzó una nueva. La humedad de sus pliegues, su dulce sabor único lo cegó, no podía pensar más allá de ella, después de ella. Ella tomo segundos para volver otra vez, y esta vez tenía que estar dentro de ella.

El la trajo de vuelta a su polla. Sus penetraciones ásperas, duras, rápidas. Le rogo por él. Montarla él con la misma intensidad, en la cogió.

― ¿Confías en mi? ―

Confusión pasa a través de sus ojos borrosos.

― .Que? ―

― ¿Confías en mi, cariño?― El se quedo quieto en su interior. La pausa le estaba matando. Su polla enojada lo torturo para hacer su parada.

―Respóndeme―. El la agarro de la barbilla con la mano y la obligo a mirarlo.

―Yo...―

―Ahora. ¿Confías en mi ahora, Bella? ―dijo él, su voz áspera por la urgencia. Maldición, necesitaba su respuesta. Necesitaba saber si le dejaría hacer cualquier cosa.

El entendimiento brillo en su mirada. ―Si. ―respondió ella. ―Si.
Edward le dio la vuelta y salió de ella. Se arrodillo entre sus piernas y deslizo la mano por el centro de su cuerpo, por sobre su coño mojado, y abajo hasta su trasero. El placer asomo en sus ojos.

―Quiero esto.

La respuesta de ella fue un gemido que traslucía su excitación y miedo al mismo tiempo. El agarro una botella de aceite para bebe de su tocador y lo roció sobre su coño y su trasero. Voltearla sobre sus rodillas no era una opción esta vez. Quería ver su cara cuando penetrara su trasero.

Masajeo el aceite dentro de su coño, disparando los latidos de su pene y su boca, y aliviándola. Ella alzo las caderas y movió la cabeza de lado a lado.
Edward la siguió con una generosa rociada en su trasero, recogiendo lo que caía en la cama y volviendo a ponerlo en su trasero. La flor cerrada latía en sus manos. El sabía que lubricarla la elevaría hacia otro nivel. Al tiempo que introducía sus dedos en su trasero, tres esta vez, ella adelanto su propia mano hacia su coño y empezó a jugar con su clítoris, sus dedos cayendo fácilmente entre los resbaladizos pliegues de su coño.

―No pares de tocarte. ―Sostuvo su pene y lo posiciono en su entrada, obligando al capullo apretado a abrirse para él. Ella se tiro a la cama mientras él iba más profundo.

―Quédate.

Sus dedos volaron a través de su clítoris cuando él fue un poco más profundo, entonces su cuerpo se puso rígido. Su respiración se
detuvo. ―Relájate, Bella. Tu puedes tomarme―. Ella asintió, su labio hinchado entre sus dientes. El pasaje dentro de ella lo volvió loco. El poder para contenerse lo dejo exhausto. Y aun tenía alrededor de un palmo para entrar dentro. Empujo de nuevo, acariciando sus pechos mientras lo hacía. Faltaba tan poco. El último segmento de su pene ansiaba la penetración completa. El tiro de los labios de su coño. Ella salto de la cama y grito de la manera más hermosa.
Edward introdujo sus dedos dentro de ella en el mismo momento en que completo la entrada en su trasero.

Su piel palideció. Su mano yacía inerte a su lado en ese momento.

―Siénteme dentro de ti, cariño. ―Saco los dedos, levanto su mano y la llevo hasta su coño. Edward la guio dentro de su humedad, hasta que sintió la dureza de su polla a través del revestimiento fino y sedoso de su cuerpo. Dejo sus dedos allí y apretó sus caderas. El no pudo esperar mucho tiempo. ― ¿Puedes sentirme tan dentro de ti, cariño? ―Ella empezó a retorcerse, la picadura de salvar su culo olvidada. Subió y bajo en la cama lentamente, marcando un ritmo que amenazaba la cordura de Edward.

―Tócate el clítoris con tu otra mano. Necesito penetrarte. Ahora.

El sudor lo recorrió, y las gotas cayeron sobre su piel, combinándose con el brillo de su propia piel. El se retiro y entonces volvió a entrar, una y otra vez, rompiendo su resistencia en cada pasada. Sus piernas se abrieron más. Su coño hinchado estaba justo frente al mientras ella se penetraba a si misma con ambas manos. Pura felicidad velaba sus ojos.

Y, aun así, el sentía que no podía estar más cerca de ella. Lamio la piel con aroma a vainilla de su pantorrilla. Su propia mano acompaño a la de ella en lo más profundo de su sexo. Quería sentir lo que ella sentía, con el dentro de ella.
Su polla se sacudió. Esperma salto desde su excesivamente tensa cabeza. Ella se convulsiono con la sensación de su trasero siendo bombeado, el golpeteo de los dedos de él y los suyos en su coño y la estimulación de su clítoris. Bella grito.
Las venas en su cuello sobresalían contra su piel al tiempo que ambos clímax se
Unían. El se tendió sobre ella. Bella le beso las cejas, las mejillas, la mandíbula y los labios. Su lengua se deslizo entre la costura de su boca; su polla dentro de ella se crispo una última vez. Las piernas de ella rodearon su cintura, manteniéndolo así pegado.

El la amaba. ¿Tenía que ser amor, porque, .que más podía hacer que ella estuviera constantemente en sus pensamientos? Todo sobre ella, desde la forma en que olía hasta sus delicados pies. Amaba el brillo en su piel y la iridiscencia de sus ojos azules, su boca, con sus exuberantes labios de color rosa, su terquedad, y el oscuro placer decisivo que tenía en la mirada cuando creía que lo había derrotado. El sabía lo que quería, y quería a Bella. La había amado durante tanto tiempo y había esperado pacientemente a regresar por ella, y Bella se había estremecido cuando él la beso.

El pudo cuidarla. Ella necesitaba confiar en él. Lo era todo para él. Solo tenía que hacer que ella lo aceptara.
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hola a todas es es el penultimo capitulo dela adaptacion ya tengo la siguiente para subir por qui con sabran hubo problemas en fanfiction y cerraron mi cuenta asi que ahora las adaptaciones las subire aqui para no tener problema muchas gracias a todas por leer.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina