Capitulo 5
Sus labios escaparon de los de ella. Vacilo por un breve segundo
antes de que el bajara su boca sobre la de ella. Todo dentro de su cuerpo se calmo
asombrosamente. Ese pequeño toque, esa inocente brizna de caricia, metió la
mano en el fondo de su alma y le cambio la vida.
―Bella ―, susurro. Lamio sus labios, mojándolas repetidas veces
antes de que se deslizara dentro de su boca y beso la respiración de sus
pulmones. Ella se aferro a él, demasiado fuerte para pensar por sí misma, también
debía preocuparse por su próximo aliento. Absorbía dentro de su sangre, tomando
de ella, haciéndola suya. La habían besado antes, pero esto no fue un beso, lo
que fue un golpe suave de su alma, una sensación tan surrealista en su
intensidad que se sintió como si estuviera flotando en las nubes con el cielo a
sus pies.
Sus manos se metieron por su pelo, el olor de su champú lleno el
aire mientras apretaba su agarre y cambio el patrón de su beso. Pecaminoso. Una
llamarada de calientes llamas lamia su piel. Hundió su boca, dominándola, esclavizándola
a su poder. Ella accedió, dándole todo lo que pedía de ella.
Su mano viajo de su pelo a un lado de su cuerpo, liberando
capsulas de calor a su paso. La fiebre dentro de ella la hacía delirar.
Agitado, separo sus piernas, moliendo su coño desnudo en el.
―Te necesito. Ahora― susurro en su oído.
Se arrodillo entre sus piernas abiertas y arranco un lado de su camisón
por la mitad, el tejido de encaje insustancial en sus manos mientras se
revelaba su desnudez. Ella no podía esperar. Ella lo quería dentro de ella,
todo de él. Ella se levanto y agarro los botones de su camisa. Ella lucho para
separar el algodón y se sintió frustrada con su incapacidad para conseguir
desnudarlo.
―Ayúdame―, suplico ella mientras sus dientes pellizcaron sus
hombros y su lengua alivio la picadura. ―Ahora. Por favor, ahora.
En respuesta, el le dio la vuelta, y la arrastro hacia la cama
hasta que sus pies colgaron sobre el borde del colchón, el aliento de su boca
golpeo como un silbido de un sonido.
―Sobre tus manos y rodillas― Ella haría cualquier cosa por él,
cualquier cosa, siempre y cuando él la tocara. Ella inclino la cabeza, su
mirada lo seguía mientras se dirigía a su armario, abrió la puerta y encontró
su bufanda favorita de seda rojo que colgaba en un carril de la puerta. Lo
doblo por la mitad y la mitad otra vez y termino la fina tela alrededor de sus puños.
Una emoción la envolvió cuando él se inclino sobre ella y le vendo los ojos.
Oscuridad la envolvió al instante. Todos sus sentidos ampliados por unos
segundos antes de que se instalaran y acostumbraran para compensar su pérdida
de visión.
Paso a una roma hasta la columna vertebral, en la curva de su culo
y por lo tanto, ella se estremeció ante su toque, al oír su gruñido mientras
tomaba las nalgas de su culo y los separo. Se quedo sin aliento cuando sintió
el calor de su boca cerca de la carne recalentada de tanto coño y culo. Sus
manos en puños enrollados cuando su lengua la lamia, desde el fondo hasta la
parte superior.
Sus dedos se adentraron en su apertura empapada. Su espina dorsal arqueada
mientras giraba sus caderas contra la presión en su interior. El movimiento de
tijera de sus dedos creaba una avalancha de líquido caliente que brotaba de
ella. Sus respiraciones irregulares, casi se derrumbo todo su cuerpo, pero él
la levanto de nuevo. Con su mano mojada, rodeo el capullo de su culo.
Sus movimientos eróticos en una parte de su cuerpo que nunca permitió
que nadie tocara la envió por encima del borde. Ella se arrastro hacia arriba, desesperados
por hundir la totalidad de su dedo en su culo virgen. Una necesidad tan
insensata que la asusto.
―Abajo―, ordeno, abandonado en ella. Seda fresca disminuyo entre
sus piernas, aliviando su coño caliente durante un segundo antes de bordado en relieve
cosquillas en el clítoris―que utilizo la almohada decorativa grande, gruesa
almohada en su cama. El firme pero suave log mantuvo sus piernas, el culo al
aire. Mordió su culo, lo suficiente para traer un pequeño trozo, de dolor y erótica
como para derretir la piel. Su lengua rodeo su culo. Ella se deslizo lejos de él
en estado de shock feliz. Su clítoris rozo la embellecido rosa en el colchón, ella
podía ver los ojos de su mente, enviando de placer a su coño. Él le bordeo de
nuevo. Se froto el clítoris contra el colchón nuevo.
―Dios, Edward, pon algo dentro de mi―..
Su dedo se deslizo en el culo y la fragancia de aceite de bebe
impregnaba el aire. Tenía los nervios destrozados por la penetración
apasionante. Dos dedos dentro de ella y su temperatura se disparo a una fiebre.
Cuanto más rápido se metió en ella, mas rápido se irritaba su clítoris contra
la almohada. Ella tembló cuando golpeo el culo, amando al rápido golpe que
calienta su carne, rogándole hacerlo de nuevo.
El segundo golpe fue fuerte a su envalentonamiento. Embelesada,
ella movió las caderas, lo que aumento la fricción sobre su clítoris, llevando
sus dedos profundamente dentro de ella y animándole a follar su culo más duro.
Aspiro una bocanada de su culo, tiro fuerte y profundamente, que dejaría
a su ya enrojecido trasero exquisitamente magullado. No podía hacer otra sensación
como que sin venir.
―Ven por mi.― Los golpes rápidos de los dedos en el culo sacudió
la totalidad de su cuerpo. En sus instrucciones, ella se abrió a él, dejando ir
de la guardia que apenas se aferro a. La violencia de su orgasmo irrumpió a través
de todo su cuerpo y fue celebrado en su voz mientras gritaba su nombre una y
otra vez. En el último ciclo remachada a través de ella, le beso el culo y se
quito los dedos, dejándola a desplomarse exhausto sobre el cojín. Cerró los
ojos y trato de sostenerla respiraciones, pero el golpeteo de su corazón se
negaba a ceder.
Ella jadeo cuando el frunció el brazo por la cintura y sin
esfuerzo, como si no pesara nada, la llevo a enfrentarse a él, con la espalda
contra su pecho. Su mano cerrada alrededor de su pecho, su mano acaricio el pezón
adolorido, y su lengua se puso del lado de su garganta. Sus rodillas se
doblaron. El calor de su pecho endurecido y muslos musculosos se filtro en
ella, reviviendo su fuego. Su polla, tan brillantemente duro, dio un golpe a su
culo. Estaba desnudo, el glorioso pensamiento la revitalizo. Se dio la vuelta,
con las manos levantadas hacia la venda en la cara. Quería sacarlo y verlo en
nada más que su piel bronceada hermosa. Le esposaron las muñecas en una de sus
manos.
―Todavía no―, murmuro. Sus labios se inclinaron sobre ella. Sus
manos
Corrían por su cuerpo, sobre su pecho esculpido, choco durante sus
ocho―pack, y cuando llego a su polla, se mordió el labio. Ella arrastro sus
labios de los de él y beso su camino por su cuerpo, hundiéndose hasta las
rodillas el menor que le paso. Con nada más que su sentido del tacto y el
olfato y el sonido, abrazo a su pene con ambas manos, oyó su gruñido, y sintió
que el musculo del muslo en su aljaba. Ella le acaricio la mejilla, aspirando
su olor masculino limpio. Su pulgar calmo la cabeza caliente goteando. Ella
chasqueo la lengua para recoger una muestra de su gusto y casi muerto de
placer. Ella abrió la boca de el, llevándolo profundas de una sola vez. Su mano
agarro un pedazo grueso de su pelo mientras lo
chupaba. Cuanto más tiraba de los hilos, mas insiste su boca se convirtió. Ella
quería que él se viniera en su garganta. Ella tenía sed de sentirlo de esa
manera.
Ella gimió cuando él la levanto, arrastrándola fuera
de su polla, y la tiro sobre la cama, su desorientación. El crujido suave de
papel la emociono.
Finalmente, el la jode. Se estremeció cuando estallo
la piel de gallina en su piel.
El calor y la humedad se desplomaron a su coño, volviéndose
loca de deseo.
―Relájate―.
Se mordió el labio. El colchón mojado entre sus
piernas. Su coño se contrajo. La punta de su polla dio un golpe a su entrada.
Bajo su peso sobre ella y empujo profundamente dentro de ella. Ella se estremeció
ante la intrusión esplendida, superando hasta el borde, llegando a todos sus
puntos calientes rápidamente.
Ella bajo la venda de los ojos. Su visión se llena
inmediatamente con la imagen de él, tan hermoso, tan sólido, tan mal. Una
verdad candente apareció en su mente. Esa misma sensación que sentía cuando
ella bailo con él.
Me he enamorado de ti. La verdad se burlo de ella. La
imposibilidad se burlo de ella. Ella lo arrojo al fondo de su mente para su
posterior análisis. Solo cuando estaba sola podía pensar con claridad y sin ningún
romanticismo tonto persiste en el aire y descubrir su relación con el no era más
que lo que era
Atracción física y no emocional.
―No me jodas, Edward.― Ella empujo contra su pecho y
el cumplió, invirtiendo sus posiciones sin desconectar el cuerpo.
***************
Edward le daría mucho por ahora, lo que le permite
tomar el control, de dictar los movimientos, a la última palabra cuando se
trataba de su coño. Pero otra vez no. La próxima vez lo haría sin lugar a
dudas, y ella sabría que le pertenecía.
Sus tetas rebotaban hacia arriba y abajo delante de
sus ojos, llenos y firmes, redondos y suaves femeninamente. Sus caderas se
balanceaban sobre él, aumentando el tempo de embrague coño sobre su polla. Su
cabello, de un lio hermoso color chocolate, trenzas, enmarcaba su rostro y caía
por su espalda.
Apretó los dientes, condenado a no entrar dentro de ella antes de
que ella se apoderara de él. Alzo la mano y se aferro a un pezón con los
dientes, chupando la punta endurecida en la boca. Su mano se curvo alrededor de
su culo, amasando su carne hasta que ella hecho la cabeza hacia atrás y gimió.
Vio a su clítoris expuesto. Su mano se paseaba por su cuerpo. Sus dedos se
movieron en su botón deslizante. Ella se vino, sus muslos apretando alrededor
de su cintura mientras se exprimía en su clímax.
El no cedía. Se salió de ella, la levanto y se deslizo hacia abajo
entre sus piernas hasta que se sentó en su rostro. Capto el deseo líquido
residual de su orgasmo con la lengua y comenzó una nueva. La humedad de sus
pliegues, su dulce sabor único lo cegó, no podía pensar más allá de ella, después
de ella. Ella tomo segundos para volver otra vez, y esta vez tenía que estar
dentro de ella.
El la trajo de vuelta a su polla. Sus penetraciones ásperas,
duras, rápidas. Le rogo por él. Montarla él con la misma intensidad, en la cogió.
― ¿Confías en mi? ―
Confusión pasa a través de sus ojos borrosos.
― .Que? ―
― ¿Confías en mi, cariño?― El se quedo quieto en su interior. La
pausa le estaba matando. Su polla enojada lo torturo para hacer su parada.
―Respóndeme―. El la agarro de la barbilla con la mano y la obligo
a mirarlo.
―Yo...―
―Ahora. ¿Confías en mi ahora, Bella? ―dijo él, su voz áspera por
la urgencia. Maldición, necesitaba su respuesta. Necesitaba saber si le dejaría
hacer cualquier cosa.
El entendimiento brillo en su mirada. ―Si. ―respondió ella. ―Si.
Edward le dio la vuelta y salió de ella. Se arrodillo entre sus
piernas y deslizo la mano por el centro de su cuerpo, por sobre su coño mojado,
y abajo hasta su trasero. El placer asomo en sus ojos.
―Quiero esto.
La respuesta de ella fue un gemido que traslucía su excitación y
miedo al mismo tiempo. El agarro una botella de aceite para bebe de su tocador
y lo roció sobre su coño y su trasero. Voltearla sobre sus rodillas no era una opción
esta vez. Quería ver su cara cuando penetrara su trasero.
Masajeo el aceite dentro de su coño, disparando los latidos de su
pene y su boca, y aliviándola. Ella alzo las caderas y movió la cabeza de lado
a lado.
Edward la siguió con una generosa rociada en su trasero,
recogiendo lo que caía en la cama y volviendo a ponerlo en su trasero. La flor
cerrada latía en sus manos. El sabía que lubricarla la elevaría hacia otro
nivel. Al tiempo que introducía sus dedos en su trasero, tres esta vez, ella
adelanto su propia mano hacia su coño y empezó a jugar con su clítoris, sus
dedos cayendo fácilmente entre los resbaladizos pliegues de su coño.
―No pares de tocarte. ―Sostuvo su pene y lo posiciono en su
entrada, obligando al capullo apretado a abrirse para él. Ella se tiro a la
cama mientras él iba más profundo.
―Quédate.
Sus dedos volaron a través de su clítoris cuando él fue un poco más
profundo, entonces su cuerpo se puso rígido. Su respiración se
detuvo. ―Relájate, Bella. Tu puedes tomarme―. Ella asintió, su
labio hinchado entre sus dientes. El pasaje dentro de ella lo volvió loco. El
poder para contenerse lo dejo exhausto. Y aun tenía alrededor de un palmo para
entrar dentro. Empujo de nuevo, acariciando sus pechos mientras lo hacía.
Faltaba tan poco. El último segmento de su pene ansiaba la penetración
completa. El tiro de los labios de su coño. Ella salto de la cama y grito de la
manera más hermosa.
Edward introdujo sus dedos dentro de ella en el mismo momento en
que completo la entrada en su trasero.
Su piel palideció. Su mano yacía inerte a su lado en ese momento.
―Siénteme dentro de ti, cariño. ―Saco los dedos, levanto su mano y
la llevo hasta su coño. Edward la guio dentro de su humedad, hasta que sintió
la dureza de su polla a través del revestimiento fino y sedoso de su cuerpo.
Dejo sus dedos allí y apretó sus caderas. El no pudo esperar mucho tiempo. ― ¿Puedes
sentirme tan dentro de ti, cariño? ―Ella empezó a retorcerse, la picadura de salvar
su culo olvidada. Subió y bajo en la cama lentamente, marcando un ritmo que amenazaba
la cordura de Edward.
―Tócate el clítoris con tu otra mano. Necesito penetrarte. Ahora.
El sudor lo recorrió, y las gotas cayeron sobre su piel, combinándose
con el brillo de su propia piel. El se retiro y entonces volvió a entrar, una y
otra vez, rompiendo su resistencia en cada pasada. Sus piernas se abrieron más.
Su coño hinchado estaba justo frente al mientras ella se penetraba a si misma
con ambas manos. Pura felicidad velaba sus ojos.
Y, aun así, el sentía que no podía estar más cerca de ella. Lamio
la piel con aroma a vainilla de su pantorrilla. Su propia mano acompaño a la de
ella en lo más profundo de su sexo. Quería sentir lo que ella sentía, con el
dentro de ella.
Su polla se sacudió. Esperma salto desde su excesivamente tensa
cabeza. Ella se convulsiono con la sensación de su trasero siendo bombeado, el
golpeteo de los dedos de él y los suyos en su coño y la estimulación de su clítoris.
Bella grito.
Las venas en su cuello sobresalían contra su piel al tiempo que
ambos clímax se
Unían. El se tendió sobre ella. Bella le beso las cejas, las
mejillas, la mandíbula y los labios. Su lengua se deslizo entre la costura de
su boca; su polla dentro de ella se crispo una última vez. Las piernas de ella
rodearon su cintura, manteniéndolo así pegado.
El la amaba. ¿Tenía que ser amor, porque, .que más podía hacer que
ella estuviera constantemente en sus pensamientos? Todo sobre ella, desde la
forma en que olía hasta sus delicados pies. Amaba el brillo en su piel y la
iridiscencia de sus ojos azules, su boca, con sus exuberantes labios de color
rosa, su terquedad, y el oscuro placer decisivo que tenía en la mirada cuando creía
que lo había derrotado. El sabía lo que quería, y quería a Bella. La había
amado durante tanto tiempo y había esperado pacientemente a regresar por ella,
y Bella se había estremecido cuando él la beso.
El pudo cuidarla. Ella necesitaba confiar en él. Lo era todo para él.
Solo tenía que hacer que ella lo aceptara.
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hola a todas es es el penultimo capitulo dela adaptacion ya tengo la siguiente para subir por qui con sabran hubo problemas en fanfiction y cerraron mi cuenta asi que ahora las adaptaciones las subire aqui para no tener problema muchas gracias a todas por leer.
1 comentario:
Gracias ;p
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