lunes, 30 de octubre de 2017

Amarte en Secreto Capitulo 12

Capitulo 12



—Charlie está muerto.

Al principio, parecía que podría ser un sueño. Fue en medio de la noche, había bebido de más mientras salía con unos amigos a Greenwich Village la tarde anterior. Cuando el teléfono marcó las 3:00 a.m., mi corazón empezó a latir con temor, y escuchar esas para lo había detenido casi en su totalidad.

 —¿Mamá?

Ella se ahogaba entre sollozos. —Charlie está muerto, Bella. Tuvo un ataque al corazón. Estoy en Mass General. Ellos no pudieron salvarlo.

—Mamá, respira. Por favor.

Mi madre lloraba de manera descontrolada, haciéndome sentir indefensa ya que no podía hacer nada desde mi apartamento en Nueva York.

Su matrimonio con Charlie se había mantenido sólido a través de los años, aunque en los últimos meses, tenían momentos difíciles. Charlie nunca tuvo la misma falta de respeto hacía mi madre como Edward, pero siempre había tenido altas y bajas en su temperamento, hacía un poco difícil vivir con él.


La verdad era que, mi madre había perdido a su alma gemela cuando mi padre murió hacia algunos años atrás. El matrimonio con Charlie siempre fue por estabilidad y comodidad. Aun con sus modestos ingresos como vendedor de carros, él nos proveyó muy bien. Mamá nunca trabajó, no era del tipo que podía manejarse sola. Charlie había sido la primera persona en acercarse años después de que Papá se fuera. Siempre tuvo la impresión de que Charlie estaba mucho más enamorado que ella de él. Sin embargo, su pérdida convertiría su vida patas arriba. Conmigo viviendo lejos, él se había convertido en su mundo entero, sin mencionar, que éste era el segundo esposo que había perdido prematuramente. No sé cómo ella lo manejará.


Empecé a temblar. —Oh Dios mío. —Respiré profundo, intentando recomponerme—. Lo siento. Lo siento tanto, Mamá.

—Estaba muerto incluso antes de que llegáramos al hospital. Me levanté e inmediatamente saqué mi maleta del armario. —Escucha, iré a buscar un lugar en donde rentar un auto a esta hora. Trataré de estar allá por la mañana. Mantente en contacto por teléfono y déjame saber cuándo llegues a casa. ¿Alguien está contigo?
 Ella sorbió la nariz. —Eleazar y Carmen.

Eso me hacía sentir mejor. Eleazar era una de los amigos más antiguos de Charlie, quién se mudó junto con su esposa a los suburbios de Boston años después al ser transferido debido al trabajo.

 Cuando finalmente pude localizar un lugar abierto donde rentan un auto, me puse en marcha por la carretera alrededor de las cinco de la mañana.

 Durante las cuatro horas de camino a Boston, mi mente trataba de procesar que significaba la muerte de Charlie. ¿Tendría que dejar mi trabajo y regresar con mamá a Boston? ¿Ella tendría que trabajar por primera vez en su vida para sostenerse? ¿Cuánto tiempo tendría que suspender mi trabajo? Y entonces, me di cuenta.

 Edward.

Edward.

Oh Dios mío. Edward. ¿

Sabrá lo de Charlie? ¿Vendrá a Boston para el servicio?

¿Tendré que enfrentarlo?

 Mi mano ansiosamente agarró el volante apretándolo, mientras mi otra mano cambiaba de estación radial, una y otra vez incapaz de encontrar algo que ahogara el ruido en mi cabeza.

Incluso luego de siete años y un compromiso fallido con otro hombre, los pedazos de mi corazón aún se encuentran en las manos de mi hermanastro. Y ahora, mi corazón duele por él otra vez pero de una manera diferente, porque, no solo mi madre perdió a su esposo, Edward también perdió a su padre.

Charlie era muy joven para morir. Hay que aceptar que, su relación con Edward era horrible, pero el hecho de que nunca hicieron las paces me entristecía. Nada despertaba mis emociones como lo hacía Edward. Incluso mudarme lejos de mamá y Charlie nunca lo cambió para mí.

 Dos años después de graduarme de la Universidad Comunitaria en Boston, me transferí a una Universidad más pequeña, en las afueras de Manhattan, en donde me gradué en artes liberales. Justo al salir, conseguí un puesto administrativo en la ciudad. He vivido en Nueva York desde hace tres años, y fue allí donde conocí a Tim
Estuvimos juntos por dos años. Tim trabajaba en la venta de softwares y viajaba mucho. Vivimos juntos por el último año de nuestra relación antes de que lo transfirieran a Europa a un puesto en ventas. Él aceptó el puesto sin consultarlo conmigo, y cuando me rehusé a mudarme con él, la relación terminó. La mudanza me empujó a tomar una decisión, que eventualmente hubiese tenido que tomar. Era un buen tipo, pero en general, la pasión que tenía había desaparecido. Incluso al inicio de la relación, nunca estuvo la adrenalina y las mariposas que experimenté en mi corto tiempo con Edward. Cuando acepté la propuesta de Tim, esperaba que las cosas cambiaran y me naciera amarlo cómo él se merecía. Eso nunca sucedió.

 Tuve dos novios antes de Tim, y fue exactamente lo mismo. Comparaba mis sentimientos por ellos con mi loca atracción por Edward. Incluso cuando sabía que Edward ya no estaba en mi vida, no parecía ayudar a terminar de hacer las comparaciones de los demás con él, ambas, sexuales e intelectuales. Aunque no se mostraba en la superficie, Edward se encontraba en lo profundo. Había muchas capas en él, y su escritura las exhibía. Habrá muchas cosas que no sabré y muchas que no se revelarán. Pero sabía que quería encontrar a alguien con las mismas cualidades. Una cosa que mi tiempo con Edward me enseñó, fue que el cumplimiento y el deseo sexual son tan importantes para mí como una conexión emocional.

 Mis otros novios eran buenos tipos, pero, eran demasiados normales. Eso, era triste, pero prefería estar sola a entregarme a alguien con quien no sentía esa chispa. Y en realidad esperaba que algún día volviera a conocer a alguien con quien tuviera una conexión verdadera.

El Bienvenido a Massachusetts me hizo sentir ansiosa. Lo que se avecinaba en los próximos días era totalmente desconocido. Tendría que ayudar a mamá con los arreglos del funeral, ese fue el detonante para que los recuerdos vinieran a mi mente, era exactamente lo mismo que hicimos con mi padre.

 Conduje hacia nuestra entrada, el Nissan de Charlie se encontraba aparcado a la izquierda, y la visión de eso me hizo estremecer. Usando mi llave entré a la casa, encontrando a mi madre totalmente pálida en una cocina a oscuras, sosteniendo una taza de té. Ella siquiera me notó entrar.

—¿Mamá?

Ella alzó la mirada, sus ojos rojos e hinchados. Corrí hacia ella y la abracé. Los platos sucios de la cena de mamá y Charlie de la noche anterior aún seguían en el fregadero, encendí las luces trayendo una repentina e inesperada realidad, de cómo la vida puede cambiar en un instante.


—Estoy aquí ahora. Estoy aquí. Solo déjame saber qué es lo que necesitas que haga. Todo estará bien. Te ayudaré a superarlo. Vas a estar bien.

 Ella habló con taza pegada a la boca. —Él simplemente despertó a mitad de la noche quejándose del dolor y colapsó antes de que los paramédicos vinieran.

Froté su espalda. —Lo siento mucho.

—Gracias a Dios que estás aquí, Bella.

 —¿Dónde está… ya sabes… dónde está ahora?

—Ellos lo llevaron a donde será el funeral. Carmen se está encargando de los arreglos por mí. Ella y Eleazar han sido de mucha ayuda. No sería capaz de hacerlo… no de nuevo. La estreché entre mis brazos. —Lo sé. Esa noche, dormí junto a ella así no tendría que estar sola. Sentí irreal estar durmiendo justo donde Charlie durmió la noche anterior, ahora, él se ha ido.

***

 El siguiente día fue borroso: gente llevaba con cacerolas y flores, mi madre se encerró en su cuarto a llorar, Victoria para a dar sus condolecías. Crecimos alejadas durante los años en los que me mudé, pero siempre hacíamos tiempo para vernos cuando venía aunque fuera por un café.

 Así que, cuando mamá tomó una siesta por la tarde, Victoria y yo hicimos una caminata al Dunkin Donuts de la cuadra siguiente. Fue una pizca de normalidad y otra totalmente irreal.

—¿Cuánto tiempo te tomarás fuera del trabajo?

—Los llamé esta mañana. Me dieron un día por duelo y tomaré el resto de la semana como vacaciones. Llevaré a mamá de vuelta a la ciudad conmigo mientras asimila todo lo que está pasando.

—¿Se han comunicado con Edward?

 Tan solo la mención de su nombre sentía un nudo en el estómago.

—Eleazar y Carmen se han contactado con los demás. Estoy segura que lo han llamado. Él y Charlie han estado distanciados de acuerdo con mi madre, no estoy segura si incluso él vendrá.

 —¿Qué harás si él decide aparecer?

9Mordí nerviosamente mi dona con crema de vainilla. —¿Qué puedo hacer?

Victoria sabía de mi noche con Edward. Le había contado pequeñas partes pero me guardé muchas especificaciones. Algunas eran demasiado íntimas para compartirlas, y no quería devaluar lo que significó para mí. Aunque solo fue una noche, mi mente se llenó con información para futuras experiencias.

 Ella saboreó su café helado. —Así que… creo que tendremos que esperar y ver…

—Mi madre es mi prioridad. No puedo perder el sueño pensando si Edward vendrá.

Eso era todo en lo que podía pensar.

 Esa noche, Eleazar y Carmen fueron por mí y mi madre para la cena. Ellos insistían en que saliera de la casa luego de contarles que pasó el día llorando encerrada en su habitación mientras los demás habían venido a dejar comida.

Durante la cena, mi madre estaba tranquila, apenas tocando su pollo y albóndigas. En su lugar bebió mucho vino Zinfandel.

La esquela fue programada para el día después de mañana. El agujero en mi estómago crecía a cada segundo.

Solo necesitaba saber.

 Finalmente, pregunté—: ¿Se han contactado con Edward? —Tragué el nudo en mi garganta esperando la respuesta de Carmen.

—Sí. Hablé con él hoy. Estaba abatido, no tenía claro si vendría o no.

Con solo saber que ella le había hablado mi corazón empezó a latir más rápido.

 —¿En dónde se encuentra?

—Sigue viviendo en California, no muy lejos de Esme.

—¿Tiene su número?

Ella miró a su marido y dijo tímidamente—: Um… Eleazar se mantuvo en contacto con él. Cuando se enteró de la mala relación que él tenía con Charlie. Eleazar trató de intervenir hace algunos años. Edward y él se llevaron bien en el proceso. Charlie nunca supo de eso en realidad.

 Miré a Eleazar, como si mantuviera en secreto toda la información que me interesaba.

 —¿Qué está haciendo él ahora? —Mi voz sonaba temblorosa.

—Él se graduó de la Universidad en Trabajo Social. Está trabajando con jóvenes desfavorecidos. La última vez que hablamos fue hace unos seis meses.

—En serio…

 Guau.


Esa es más información que la que he tenido en todos estos años. Eso me hizo tanto feliz como triste saber que lo estaba haciendo bien y triste solo porque ya no lo conocía y no conocer al hombre en el que se había convertido.

Aclaré mi garganta. —Así que… ¿no sabes si él vendrá?

 —No. Él no estaba seguro —dijo Carmen—. Creo que estaba en shock. Le di todos los detalles para que él supiera.

 Mi corazón se apretó en agonía ante la idea de lo que pasaba por la mente de Edward donde sea que se encontrara en este momento.

***

El olor de los lirios me enfermaba. Todos enviaban del tipo Stangazer los cuales eran los que más apestaban. Me ofrecí a manejar todos los arreglos que habían sido enviados a la Funeraria Thomas.

 El servicio daría comienzo a las cuatro, pero después de eso, se supone que iríamos con Eleazar y Carmen para tomar algo ligero para comer. Mi madre me acompañó para acomodar todos los arreglos en las esquinas de la habitación en donde estaría el ataúd. También pusimos una foto de Charlie y nosotros a lo largo de los años. Me entristeció que no hubiera una foto de Charlie y Edward.

La funeraria olía como una mezcla de ambientador de madera y humedad. No quería regresar después a ver el cuerpo de Charlie o la reacción de mi madre.

En el viaje de regreso con Eleazar y Carmen, sostuve la mano de mi madre. Ella lo estaba llevando mejor de lo esperado, aunque me encontraba segura que había tomado algo de Xanax para aliviar la tensión.

 Cuando llegamos a casa, me sentía aliviada de que no hubiese algún auto que no conociera en la entrada. Eso significaba que solo seríamos nosotros cuatro para el almuerzo.

Mi alivio rápidamente se convirtió en pánico cuando vi la maleta negra afuera del armario de la entrada. Carmen abrazó a mi madre mientras veía ansiosamente en los alrededores.

 Demasiado nerviosa para formular la pregunta que quería hacer, me quedé en silencio mientras sentía mi pecho apretarse. Entonces, tomé una respiración profunda y pregunté —: ¿De quién es la maleta?

—Edward está aquí, Bella. Está arriba.

 Mi corazón empezó a latir furiosamente, y sentí que no podía respirar. De repente necesitaba aire.


—Disculpen —dije, caminando afuera hacia el patio.

 No preparada para verlo, me quede mirando los tulipanes rojos del jardín. Una parte de mi verdaderamente no creía que se hallara aquí debido a la relación su relación volátil con Charlie, aunque el temor que había estado sufriendo durante este par de días era prueba de que estaba preparada para ello.

 No sabía que le diría.

El aire fresco de primavera revolvía mi cabello, miré al cielo como si el cielo fuese a dejar caer una bomba en mí. Tal vez tuve mi respuesta ya que un trueno retumbó a la distancia.

Llámalo intuición o instinto, algo me hizo girar y ver hacia las puertas francesas del balcón de la segunda planta que da vista al jardín en dónde me encontraba.

Detrás de la ventana, lo vi, lo vi a él.

 Edward.

Se quedó mirándome con una toalla rodeando su cintura. Siempre me pregunté cómo luciría después de siete años, pero, incluso mis más salvajes sueños no hicieron justicia a la realidad.

Su cabello desordenado ahora era reemplazado por largas ondas sexis que se curvaban alrededor de sus orejas. Llevaba gafas.

Se veía sexy incluso con gafas.

Incluso desde aquí, podía ver el gris penetrante de sus ojos.

Su cuerpo entintado era más grande, más marcado que antes.

Levantó un cigarrillo a sus labios, y aun con la sorpresa de verlo, me decepcionó que aún seguía fumando.

Edward sacó el humo y siguió viéndome. Él no sonreía. Solo me veía fijamente. Su intensa mirada solo hizo que mis sentidos se pusieran en alerta máxima lanzando mi cuerpo fuera de control.

Mi cabeza latía, mis ojos estaban llorosos, mis oídos golpeaban, mi boca acuosa, mis pezones endurecidos, mis manos temblaban, mis rodillas se sacudían y mi corazón… no puedo describir lo que sentía en mi pecho.

Antes de que pudiera procesar todo, una mujer con cabello rubio apareció por detrás de él y envolvió sus brazos alrededor de su pecho.






ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina