Capitulo 13
Una vez que finalmente construí el coraje para ir afuera, me
senté en la mesa del comedor y bebí el agua situada en mi lugar. Mi boca
todavía se sentía seca. Se sentía como si la habitación diera vueltas.
—¿Estás bien? —preguntó mi madre.
Le debería estar preguntando esto a ella. Asentí,
agarrando su agua también y bebiéndomela toda. Necesitando ser fuerte para
ella, no podía permitirme perder mi mierda hoy.
Ellos no habían bajado
todavía.
Después de que la misteriosa mujer apareciera detrás de Edward
a través del cristal, inmediatamente se dio la vuelta y desapareció de la
vista. Me tomó unos pocos minutos moverme de mi punto en el jardín.
Él tenía una novia… o una mujer.
Incluso aunque esto
debería haber cruzado mi mente como una posibilidad después de siete años, no
era algo que entrara en la ecuación cuando me imaginé viéndolo de nuevo.
El sonido de dos pares de pisadas descendiendo por las
escaleras al unísono causó que me pusiera rígida y me sentara más recta en mi
silla.
Paso.
Paso.
Paso.
Cuando entraron al
comedor, mi cuerpo entró en una lucha o huida por el modo en que la adrenalina
bombeaba a través de mí.
Quizás debería haberme parado o dicho algo, pero sólo me
quedé pegada a mi silla.
Mi madre caminó hacia Edward y lo empujó en un abrazo. —Edward,
es muy bueno verte. Siento mucho lo de tu padre. Sé que ustedes tuvieron un
tiempo duro, pero él te amaba. Lo hizo.
El cuerpo de Edward se
notaba rígido, pero no se separó de ella. Simplemente dijo—: Lo siento por ti.
Mientras de mala gana dejaba que mi madre lo abrazara, sus
ojos se dirigieron a mí y se quedaron ahí. No podía decir qué pensaba, pero
estaba casi segura de que eran las mismas líneas que corrían a través de mi
propia cabeza.
Esta reunión nunca
se suponía que debía pasar.
Después de que mamá le dejó ir, la compañía de Edward fue a
abrazarla. —Sra. Cullen, soy Kate, la novia de Edward. Lo siento mucho por su
perdida.
—Llámame Renee.
Gracias, cariño. Encantada de conocerte.
—Siento que tuviese
que ser bajo estas circunstancias —dijo mientras acariciaba la espalda de mi
madre.
Mis ojos se clavaron en su manicura francesa. Era pequeña, y
la forma de su cuerpo era bastante similar al mío. Su largo cabello rubio caía
en cascada por su espalda en rizos. Era preciosa.
Por supuesto, lo
era.
Mis entrañas se sentían como si se estuvieran retorciendo.
Edward caminó
lentamente hacia mí. —Bella…
El sonido de mi nombre
rodando fuera de su lengua me llevó momentáneamente siete años atrás en un
instante.
—Edward. —Me levanté de mi silla—. Lo… Lo siento mucho… por Charlie
—tartamudeé, y mis labios empezaron a temblar. Se sentía como si todo el aire
dejara mi cuerpo cuando se paró frente a mí, e inhalé el viejo olor familiar de
cigarrillos y colonia. Había pasado mucho tiempo, pero emocionalmente, se
seguía sintiendo como si fuera ayer.
Como si fuera ayer.
La única diferencia
era que la persona que dejaba mi habitación ese día todavía era esencialmente
un niño, y la persona frente a mí ahora era claramente un hombre.
Levanté la vista, lo
miré y me maravillé ante cuánto había crecido, incluso más guapo. Mis
características favoritas todavía se encontraban ahí pero con algunos cambios.
Sus ojos grises todavía brillaban, pero ahora era a través de esas gafas
negras. Todavía llevaba su aro en el labio, pero ahora tenía un poco más de
vello facial. Una camiseta negra a rayas con las mangas arremangadas se
abrazaba a su pecho, que ahora era más grande, incluso más definido.
Sólo se quedó parado mirándome. Finalmente me acerqué a
abrazarlo y sentí su caliente mano en mi espalda. Mi corazón latía tan rápido, se sentía como si pudiera detenerse por completo. Una
cosa que aparentemente no había cambiado y era la forma en que mi cuerpo
reaccionaba instantáneamente a su toque. Justo cuando cerré mis ojos, escuché
una voz detrás de él.
—Tú debes ser la hija de Renee. Ustedes dos parecen gemelas.
Me separé de él repentinamente y le tendí mi sudorosa mano.
—Sí… hola, soy Bella.
Ella no la tomó. En su lugar, sonrió con lástima y me abrazó.
—Soy Kate. Encantada de conocerte. Lo siento por lo de tu padrastro. —Su
cabello olía como esperaba que lo hiciese, a limpio, delicado aroma para emparejar
con su aparentemente dulce personalidad.
—Gracias —dije.
La tensión en el aire era palpable mientras los tres sólo
estábamos parados en un incómodo silencio.
Carmen caminó dentro
llevando un asado que adornó con espárragos en un plato ovalado. Usé la
oportunidad para escapar de la situación y me ofrecí a ayudarla a llevar el
resto de las cosas, dejando a Edward y Kate ahí parados.
Mis nerviosas manos
hurgaron la cubertería que Carmen me mandó recolectar del cajón de la cocina.
Cerré mis ojos y tomé una profunda respiración antes de volver a entrar en el
comedor.
Eleazar hablaba mientras caminaba alrededor distribuyendo la
cubertería. Un paso torpe era bueno para mí mientras los tenedores y cucharas
seguían deslizándose fuera de mis trépidas manos. Sin nada más que hacer,
entonces me senté en frente de donde Edward y Kate se hallaban sentados. Mis
ojos se quedaron pegados al reflejo de mi cara en mi plato.
—¿Así que cómo se
conocieron, chicos? —él les preguntó.
Levanté la vista.
Kate sonrió y miró adorablemente a Edward. —Los dos
trabajamos en el centro juvenil. Yo dirijo el programa después de la escuela, y
Edward es un consejero. Comenzamos como amigos. Realmente admiraba cuán bueno
era con los niños. Todos lo aman. —Puso una mano en la de él—. Ahora, lo hago,
también.
Pude ver por la
esquina de mi ojo que ella se inclinó y le besó. El vestido negro que llevaba
de repente se sintió como si me sofocara.
—Eso es muy dulce —dijo Carmen.
—¿Edward, cómo está llevando esto Esme? —preguntó Eleazar.
—No lo está haciendo
bien —dijo abruptamente.
Levanté la vista en
cuanto le escuché hablar. No había hablado durante todo el tiempo desde que
dijo mi nombre.
Kate apretó su mano. —Intentamos que viniera, pero no creía
que pudiese soportarlo.
Nosotros.
Ella era cercana a su madre.
Esto era definitivamente serio.
—Bueno, entonces es
mejor que se haya quedado —dijo Carmen.
Probablemente incómoda ante la mención de Esme, mi madre tomó
un largo trago de su vino. Sabía que era la primera razón de que Esme no se
presentara hoy.
Kate se volvió hacia mí. —¿Dónde vives, Bella?
—Vivo en la ciudad de
Nueva York, realmente, llegué a la ciudad un par de días atrás.
—Eso debe ser
excitante. Siempre quise visitarla. —Se giró hacia Edward—. ¿Quizás podríamos
visitarla alguna vez? Tendríamos un lugar donde quedarnos.
Él asintió una vez, luciendo extremadamente incómodo mientras
jugaba con su comida. En un punto, pude sentir sus ojos en mí. Cuando me volví
hacía él, lo confirmé, nuestros ojos se encontraron por un rápido segundo antes
de que moviera su mirada a su plato.
—Edward nunca me dijo que tenía una hermanastra —dijo Kate.
Nunca me mencionó.
Mi madre habló por
primera vez. —Edward sólo vivió con nosotros por un corto tiempo cuando eran
adolescentes. —Me miró—. Ambos no se llevaban demasiado bien entonces.
Mama no sabía nada sobre lo que realmente pasó entre Edward y
yo. Así que, desde su perspectiva, esa declaración era precisa.
La profunda áspera voz
de Edward cortó derecho a través de mí. —¿Es eso cierto, Bella?
Dejé caer mi tenedor.
—¿Es cierto el qué?
—¿Que no nos llevábamos bien?
Seguramente, el oculto significado de su pregunta era sólo
para que yo lo entendiera. No estaba segura de por qué se burlaba de mí en
medio de lo que ya era una incómoda situación.
—Tuvimos nuestros momentos.
Sus ojos quemaron en los míos, y su voz disminuyó. —Sí, lo
hicimos.
De repente, ardía. Su
boca se extendió en una sonrisa. —¿Cómo solías llamarme?
—¿Qué quieres decir?
—¿Querido Hermanastro, no es así? ¿Por mi brillante
personalidad? —Se giró hacia Kate—. Era un miserable jodido entonces.
Un miserable “jodido”. No quiso decirlo de esa manera, pero
no podía ayudar a dónde fue con eso mi cabeza.
—¿Cómo sabías sobre
el apodo? —pregunté.
Sonrió.
Sonreí. —Oh, bien. Solías escucharme a escondidas.
—Suena como si esos fueran unos momentos divertidos —dijo Kate
mientras miraba inocentemente entre Edward y yo.
—Lo fueron —dijo él, mirándome con una mirada que
difícilmente era inocente.
***
Kate y yo ayudamos a Carmen a llevar los platos a la cocina.
En cuarenta minutos, estábamos programados para estar en la funeraria para las
horas de visita.
Su voz me sobresaltó.
—¿Qué es lo que haces, Bella?
No me sentía cómoda entrando en detalles sobre mi trabajo en
este momento, así que mantuve mi respuesta genérica. —Trabajo en un puesto
administrativo en la ciudad, sólo cosas sin sentido, realmente.
Sonrió y me sentí como una idiota, para mi gusto tenía
algunas arrugas por la risa e indicios de patas de gallo alrededor de sus ojos.
Me esforzaba al
máximo aquí.
—A veces, sin sentido puede ser bueno. Trabajar con niños es
satisfactorio pero es agotador. No hay nunca un momento aburrido.
Los dos miramos a
través de la puerta corredera de cristal. Edward se hallaba de pie solo en el
jardín, sumido en sus pensamientos, con las manos en los bolsillos.
—Estoy muy preocupada por él —dijo, mientras lo miraba—.
¿Puedo preguntarte algo?
Esta conversación
empezaba a incomodarme. —Claro.
—No quiere hablar de
su padre. ¿Sucedía algo malo entre ellos?
Su pregunta me tomó por sorpresa. No era mi lugar para hablar
con ella acerca de la relación de Charlie y Edward. Sabía casi nada yo misma.
—Solían discutir mucho y Charlie podría haber sido muy
irrespetuoso con Edward, pero sinceramente aún no sé qué causo todo eso.
Eso era todo lo que obtendría de mí.
—Estoy preocupada de que esté guardándose las cosas. Su padre
acaba de morir, y casi no muestra ninguna emoción. Quiero decir, si mi padre
muriera, sería un desastre.
Lo sé.
Continuó—: Me temo que todo lo golpeará a la vez. No está
bien. No está durmiendo. Le molesta, pero no quiere hablar de ello o permitirse
llorar.
Me dolía el corazón oírla decir eso, porque me preocupaba por
él, también.
—¿Has intentado hablar con él? —le pregunté.
—Sí. Sólo dice que no
quiere hablar de ello. Casi no vinimos aquí para el servicio. Sabía que lo
lamentaría, así que lo presioné y presioné y finalmente, cedió.
Guau. Realmente no iba a venir.
—Estoy feliz de que
lo hicieras.
—Realmente lo amo, Bella.
No tenía ninguna duda de que lo hacía y mientras la escuchaba
decir lo que hizo me dolía el estómago, el lado más lógico de mí se sentía
feliz de que Edward encontró a alguien que se preocupaba por él de esa manera.
No sabía qué decir. No podía exactamente decirle que tal vez me sentía de la
misma manera.
Me preocupaba por
él, también.
Tal vez eso no tenía
sentido después de tanto tiempo, pero mis sentimientos por él son tan fuertes
hoy como lo eran hace siete años. Y al igual que antes, tendría que ocultarlos.
Puso su mano en mi brazo. —¿Me harías un favor?
—Está bien...
—¿Irías allá... a ver
si consigues hacerle hablar al respecto?
—Ummm...
—¿Por favor? No sé a
quién más pedírselo. No creo que vaya a estar preparado para todo lo de esta
noche.
Miré de nuevo hacia Edward, a su fuerte apariencia y cómo
destacaba en el jardín. Esta podría ser mi única oportunidad de hablar con él a
solas, por lo que acepté.
—De acuerdo. Me abrazó.
—Gracias. Te debo una.
En ese caso, me encargaré de Edward. No pude evitar que
mis pensamientos estuvieran fuera de control.
Ese abrazo hizo que me percatara de que era absolutamente
posible que genuinamente pudiera llegar a gustarte alguien por la que te
sentías locamente celosa.
Respiré profundo y me
dirigí a través de las puertas correderas de cristal. El cielo empezaba a
volverse gris como si estuviera a punto de abrirse una tormenta eléctrica.
No era el momento
apropiado para darse cuenta de lo increíble que su culo se veía a través de los
ajustados pantalones negros de vestir que llevaba, pero sin embargo, lo hice.
Una brisa sopló alrededor en las ondas sexys negras de su cabello.
Me aclaré la garganta para anunciarme a mí misma.
No volteó, pero sabía
que era yo.
—¿Qué estás haciendo
aquí, Bella?
—Kate me pidió que viniera a hablar contigo.
Se encogió de hombros, su risa llena de sarcasmo. —Oh, en
serio.
—Sí.
—¿Ustedes dos comparaban notas?
—Eso no es gracioso.
Finalmente se dio la
vuelta para mirarme, soplando el humo de lo último de su cigarrillo antes de
tirarlo inmediatamente al suelo y aplastarlo con el pie. —¿Crees que te habría
enviado hasta aquí para hablar conmigo si supiera que la última vez que
estuvimos juntos, follábamos como conejos?
A pesar de que me sorprendió escucharlo reconocer eso, envió
un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. —¿Tenías que decirlo de esa manera?
—Es la verdad, ¿no es así? Jodidamente enloquecería si
supiera.
—Bueno, no seré quien
se lo diga, así que no tienes que preocuparte. Nunca haría eso.
Mi ojo comenzaba a
crisparse.
Levanta la ceja. —¿Por
qué me guiñas?
—No lo hago... mi ojo se está crispando porque…
—Debido a que estás
nerviosa. Lo sé. Solías hacer eso cuando te conocí. Me alegra ver que hemos
llegado al punto de partida.
—Supongo que algunas
cosas nunca cambian, ¿verdad? Han pasado siete años, pero sólo parece como…
—Como si fuera ayer
—repitió—. Parece que fue ayer y eso es una mierda. Toda esta situación lo es.
—Suponíamos que nunca sucedería.
Su mirada se posó en mi cuello y luego de vuelta a mis ojos.
—¿Dónde está él?
—¿Quien?
—Tu novio.
—No estoy
comprometida. Lo estaba... pero ya no. ¿Cómo sabías que me comprometí?
Me miró atónito y luego bajó la mirada al suelo durante tanto
tiempo antes de esquivar mi pregunta—: ¿Qué pasó?
—Es una larga historia, pero fui yo la que le puso fin. Se
trasladó a Europa para un trabajo. Simplemente no estaba destinado a ser.
—¿Estás con alguien ahora?
—No. —Cambié el tema acerca de mí—. Kate es muy agradable.
—Es una maravilla; una
de las mejores cosas que me ha pasado, en realidad.
Puñetazo en el estómago.
—Está muy preocupada
por ti, porque no has mostrado ninguna emoción. Me preguntó si sabía cuál era
la historia entre tú y Charlie. No supe qué decir, porque hay muchas cosas que
todavía no sé.
—Sabes más que ella y no fue porque así lo decidiera. La
conclusión es, que era un padre de mierda, y ahora, está muerto. Realmente, eso
es todo lo que mi mente puede procesar en este momento. Esto ni siquiera me ha
impactado todavía.
—Fue un shock.
—Mi madre se lo está tomando realmente muy mal —dijo.
—¿Cómo lo hacía antes
de esto?
—Se encontraba mejor de lo que era en ese entonces, sin
embargo no al cien por ciento. El veredicto aún no se sabe todavía, sobre lo
que la muerte de Charlie le hará a su estado mental.
Repentinamente, el
viento se intensificó y brumosas gotas de lluvia comenzaron a caer. Miré hacia
el cielo y luego hacia abajo a mi reloj. —Tenemos que irnos dentro de unos
minutos.
—Vuelve adentro. Dile que estaré allí en un minuto —dijo.
No le hice caso y me
quedé allí de pie. Me sentía como un fracaso. No llegué a ninguna parte con él.
Mierda. Mis
ojos empezaron a aguarse.
—¿Qué estás haciendo? —espetó.
—Kate no es la única que está preocupada por ti.
—Es la única que tiene el derecho a estarlo. No
necesitas preocuparte por mí. No soy de tu incumbencia.
Me dolió mucho más que cualquier otra cosa que me hubiera
dicho alguna vez.
En ese momento, se
echó violentamente hacia atrás y pisoteó cualquier pedazo de mi corazón que le
di hace tantos años. Me decepcionó que lo idealizara todo este tiempo, en
comparación con todos mis novios, lo puse en un pedestal cuando Carmenmente no
se preocupaba por mis sentimientos.
—¿Sabes qué? Si no me sintiera tan mal por lo que estás
pasando ahora, te diría que besaras mi culo —le dije.
—Y si quisiera ser un
idiota, diría que me estás pidiendo que te bese el culo porque te acordaste
cuánto jodidamente te encantó cuando lo hice. —Pasó rozándome—. Cuida de tu
madre esta noche.
El último par de horas había sido una chocante montaña rusa
emocional, la tristeza, los celos y ahora... la ira. Rabia pura. Las lágrimas
comenzaron a caer de mi cara en una corriente que hacía juego con la intensidad
de las gotas de lluvia que caían ahora de manera constante después de que me
dejó sin habla en el jardín.
***
“No sabía que Charlie tenía un hijo”.
No podía contar el
número de veces de lo que una persona que nos visitaba en la línea de recepción
había dicho. Me hizo sentir muy mal por Edward a pesar de que me aplastó antes.
El olor de las flores mezcladas con el perfume de una docena
de mujeres al azar era sofocante.
La mayoría de las personas que acudieron al velorio eran o
amigos de trabajo de Charlie de la concesionaria de automóviles o vecinos. La
línea enroscada alrededor de la esquina, y fue un poco inquietante ver a la
gente tener conversaciones sencillas, a veces riendo mientras esperaban para
visitar el féretro. Era como un cóctel sin alcohol, y me enfurecía.
Me puse de pie al lado
de mi madre quien se rompió por completo después de ver el cuerpo sin vida de
su marido por primera vez desde el ataque al corazón. Le froté la espalda y
sostuve sus pañuelos e hice lo que pude para ayudarla a mantenerse el tiempo
suficiente para hacerlo a través hasta el final.
Kate convenció Edward
para estar en la alineación de la familia a pesar de su resistencia inicial.
Creo que se sentía demasiado agotado para combatirla.
El maquillaje en la cara de Charlie lo hizo parecer rígido y
casi irreconocible. Fue devastador verlo allí tendido y me trajo recuerdos de
cuando mi padre murió.
Edward no iría hasta el ataúd o incluso lo miraría para el
caso. Se quedó allí, estoico, y dándoles la mano robóticamente a las personas,
mientras que Kate respondía en su nombre mientras que las personas repetían la
misma frase.
"Lo siento por tu pérdida."
"Lo siento por tu
pérdida."
"Lo siento por tu
pérdida."
Edward parecía que se encontraba a punto de romperse, y sentí
como yo era la única que lo sabía.
Tuve que ir al baño en
un punto, así que le dije a mi madre que estaría de vuelta. No fui capaz de
encontrarlo y, finalmente, me dirigí abajo a una zona de estar vacía. Olía un
poco a humedad, pero fue un alivio escapar del ruido de la multitud.
Al entrar en la tranquilidad de la planta baja, por fin vi la
señal para el baño en el otro extremo de la habitación.
Cuando salí, el vello de mi cuerpo se tensó al ver Edward
solo en uno de los sofás. Se apoyaba en sus rodillas con ambas palmas de las
manos apretadas a cada lado de la cabeza. Cuando bajó las manos, todavía miraba
hacia abajo. Sus orejas estaban rojas, y su espalda subía y bajaba por la
pesadez de su respiración.
Este era un momento privado, y yo me entrometía
inadvertidamente en él.
Tal vez fue la ruptura
que vi venir antes por la expresión de su cara arriba. Sin embargo, no quería
que me viera. El problema fue que tuve que pasarlo para llegar a las escaleras.
A pesar de molestarme
anteriormente, la necesidad de consolarlo fue abrumadora, pero sabía posterior
a lo que me dijo, que no era mi lugar.
Así, caminé lentamente
por delante de él.
Cuando llegué al pasillo donde se hallaban las escaleras, el
sonido de su voz me sobresaltó—: Espera.
Me detuve en seco y me
volví hacia él. —Necesito llegar al piso de arriba con mi mamá.
—Dame unos minutos.
Le quité la pelusa
blanca al material negro de mi vestido y me dirigí hacia él, sentándome a su
lado en el sofá. El calor de su cuerpo con su pierna presionada contra la mía
no pasó desapercibido para mí.
—¿Estás bien? —le
pregunté.
Me miró y negó con la cabeza.
Reprimiendo las ganas de abrazarlo, coloqué mis manos
firmemente en mi regazo.
No es tu lugar.
Luego, cada parte de
mí lo sintió cuando puso su mano en mi rodilla. Con ese solo toque deshizo
cualquier progreso que había hecho en las horas desde nuestro altercado en el
jardín.
—Por lo que te dije
antes... Lo siento —dijo.
—¿Qué parte?
—Todo eso. No sé cómo manejar esto... Charlie... tú... nada
de eso. Todo parece surrealista. En el avión aquí, recé para que por algún
milagro no te presentaras.
—¿Por qué?
—Debido a que esta situación es bastante difícil.
—No creí que te volvería a ver nunca. Ciertamente no esperaba
que fuera tan difícil, sentirme así después de siete años, Edward.
—¿Así como?
—Así como si el tiempo
no hubiera pasado. Para mí, es porque me he guardado todo. En mi mente, nunca
te he dejado ir, y con eso se han visto afectadas mi relación y mi vida. Era
manejable antes, aunque... antes de esto. De todos modos, realmente no debería
estar hablando de ello. No importa ya. Amas a Kate
—Lo hago —dijo bruscamente.
Al oírle confirmar eso fue tan vehemente que causó que mis
ojos inesperadamente se mojaran. —Es una buena persona. Pero verte con otra
persona después de la forma en que dejamos las cosas sigue siendo muy difícil
para mí. Al ver que sufres es aún peor.
Había vomitado completamente mis palabras y dije exactamente
lo que tenía en mi mente porque una vez más, no estaba segura de si sería la
última vez que estaríamos solos. Era importante que supiera cómo me sentía.
Negué con la cabeza en repetidas ocasiones. —Lo siento. No debería haber dicho
eso.
La gente de arriba
parecía estar a miles de kilómetros de distancia. Podrías haber oído caer un
alfiler cuando estábamos solos.
Miraba hacia abajo
cuando su mano me sorprendió, ya que aterrizó en mi mejilla. Lentamente se
deslizó hacia abajo y la envolvió alrededor de mi cuello.
—Bella... —Exhaló con un nivel de emoción que sólo vi de él
en otra ocasión hace siete años.
Cerré los ojos y me di cuenta de que por un momento estábamos
de vuelta en ese lugar. Me encontraba con el viejo Edward; mi Edward. Esto era
algo que nunca pensé que llegaría a sentir nuevamente. Mantuvo su mano en mi
garganta y apretó ligeramente. Era inocente, pero había
una fina línea que se dibujaba con cada segundo que pasaba.
Su pulgar se deslizaba hacia atrás y adelante sobre mi cuello lentamente. La
sensación de sus ásperos dedos callosos calentó todo mi cuerpo. No entendía lo
que pasaba, y no sabía si él lo hacía, tampoco. Recé para que nadie viniera
abajo porque el segundo en que eso pasara, mi Edward se habría ido.
—Te hice daño —dijo, sus dedos todavía se cerraron alrededor
de mi piel.
—Está bien —le
susurré. Mis ojos aún seguían cerrados.
Edward movió rápidamente su mano de mí cuando oímos pasos.
—Ahí estas —dijo Kate
mientras caminaba hacia donde nos sentamos en el sofá—. No los culpo a ustedes
dos por querer tomar un respiro. La noche ha sido exhaustiva.
Inmediatamente me
levanté y le ofrecí probablemente la sonrisa más falsa que jamás había sido
evocada en mi vida. Mi corazón todavía corría por lo que acababa de
experimentar.
—El sacerdote se prepara para llevar una oración. Quería
asegurarme de que no te lo pierdas —le dijo ella—. ¿Te sentirías bien si
regresamos al piso de arriba?
—Sí... uh... Estoy
bien —dijo—. Vámonos.
Me dio una mirada rápida que era difícil de leer antes de
girarse hacia la escalera con Kate. Los seguí y vi como puso su mano en la
parte baja de su espalda, la misma mano que acababa de envolver alrededor de mi
cuello hace un minuto.
***
Después del velorio, Eleazar
y Carmen invitaron a algunas personas a su casa para tomar el té y comer
algunos pasteles. Mi madre se sentía obligada a ir, lo que significaba que
debía quedarme con ella y llevarla a casa.
Mamá y yo fuimos las últimas en salir de la funeraria, así
que para cuando llegamos a la casa, el comedor estaba lleno de gente. La casa
olía a café recién hecho y los bollos de arándano de Carmen apenas acababan de
salir del horno.
Sin embargo, me hubiese gustado haber ido a casa y dormir.
Mañana sería otro largo día con el funeral. Ni siquiera sabía cuándo volvería Edward
a California y asumí que no se quedaría mucho más tiempo mañana.
Edward y Kate no se encontraban en ninguna parte. Aunque no
era de mi incumbencia, no pude dejar de preguntarme dónde estaban y lo que
hacían.
Tan pronto como tenía el pensamiento, Kate apareció en la
sala de estar, llevando un bollo en un plato de papel. Cambió su vestido negro
a unos shorts casuales y una camiseta. Llevaba el cabello recogido en una cola
de caballo y parecía más joven sin algún tipo de maquillaje.
—Hola, Bella. ¿Puedo unirme? —Se sentó a mi lado antes de que
pudiera responder.
—Seguro. —Me deslicé al sofá de dos plazas.
—Me alegro de venir aquí —dijo—. La casa de Eleazar y Carmen
es muy bonita, ¿verdad? Me alegra que nos hayamos quedado aquí en vez de un
hotel.
—Lo es.
—Espero tener una casa
algún día, pero con nuestros salarios en el centro juvenil, pasará un tiempo
antes de que ocurra. Nuestro apartamento de vuelta a casa es muy pequeño.
Nuestro apartamento.
—¿Cuánto tiempo llevan juntos?
—Sólo unos pocos meses. Hemos estado juntos casi un año. Edward
era reacio a alejarse aún más de su madre, pero finalmente cedió. Esme fue
buena durante mucho tiempo. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí. Sabía que tenía problemas.
—Bueno, el año pasado ha sido mucho mejor. En realidad tiene
un novio ahora... pero cuando se enteró de que Charlie murió, lo tomó muy duro,
estamos preocupados por lo que podría tener una recaída.
—¿Dónde está Edward ahora?
—Está arriba.
—¿Cómo está?
—En realidad... está actuando muy extraño esta noche.
—¿Qué quieres decir?
Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie escuchaba la
conversación. —Bien, bien, salimos del velorio un poco temprano y regresamos
aquí. Él...
—¿Él qué?
Se inclinó y susurró—: Quería tener sexo.
Estuve a punto de devolver todo mi té.
¿Por qué en nombre de Dios está diciéndome esto?
Tosí. —¿Eso es inusual?
—No, quiero decir... tiene un gran apetito sexual, pero esto
era diferente.
Enorme apetito sexual...
Hice lo mejor para
jugar casual y pretender que no me sentía enferma del estómago durante esta
conversación, estaba segura de que sería traumatizarme. —¿Diferente?
—Nos dimos vuelta aquí, e inmediatamente me arrastró por las
escaleras y empezó a rasgar mi ropa. Era como si lo hiciera para enterrar sus
sentimientos, y olvidarse de esta noche. Y entendí eso. Pero luego, una vez que
empezamos, no pudo terminar. La mirada en sus ojos... era como si su mente
estuviera en otro lugar. Luego, corrió al baño, cerró la puerta y escuché la
ducha abierta.
—¿Dijo algo después?
—No. Nada.
—Debe haber tenido algo que ver con todo lo que ocurrió esta
noche —dije.
Y por eso, no me refiero a cuando su mano tocó alrededor de
mi cuello, Kate.
—No puedo dejarlo así
—dijo.
—¿Qué significa
dejarlo?
—¿No te dijo? No puedo quedarme para el funeral.
—¿Por qué?
—Mi vuelo sale a las nueve de la mañana. Mi hermana se casará
mañana por la noche. Lo sé... una boda de viernes por la noche, ¿no? Creo que
sólo tengo esta semana para reducir el costo del lugar a la mitad. Pero todavía
es una mierda para el resto de nosotros que tienen que trabajar o tienen una
vida. Soy su dama de honor. El momento no podía ser peor.
Ella se iba.
—¿Cuándo regresará Edward?
—Su vuelo es el sábado por la noche.
—Oh.
Cruzó sus piernas y le dio un mordisco al bollo. —¿Siempre
fue así de complejo? Quiero decir, cuando era más joven.
—Desde el corto tiempo que lo conocí, diría que sí... sí. Sus
libros de escrituras son un buen ejemplo de eso.
Inclinó la cabeza. —¿Su escritura... libros?
¿No lo sabía?
—Ah... eh... sólo algo con lo que jugó. No debería haber
sacado el tema. Es irrelevante.
—Guau, tengo que preguntarle sobre eso. No puedo creer que no
sabía que a le gustaba escribir. ¿Libros sobre qué?
¿Cómo podría no decírselo?
Empecé a entrar en pánico. —Sólo ficción. No le digas que te
dije. —Sacudí mi cabeza, instándola a hacerlo—. No debería haber dicho nada.
Su voz era fría. —No. No era necesario.
Ambas volteamos al mismo tiempo para ver a Edward parado
frente a nosotras.
Mierda.
La fría mirada que me
dio fue todo el indicador que necesitaba para saber que cometí un gran error.
Pero ya era demasiado tarde. Ahora, él era el único que debía hacer el control
de daños.
Kate acarició el asiento junto a ella. —Ven aquí, bebé. ¿Por
qué no me dijiste que solías escribir? Eso es genial.
—No es gran cosa. Era un pasatiempo que tenía cuando era
adolescente.
No era un pasatiempo; era su pasión.
¿Por qué no está escribiendo más?
—No puedo creer que nunca me lo dijiste —dijo.
La ignoró. —Bueno, ya lo sabes.
Esperaba que me mirara así al menos podría decir una disculpa
silenciosa, pero nunca me dio la oportunidad.
Carmen entró en la habitación. —¿Edward, puedo traerte algo?
—preguntó.
—Algo fuerte.
—Ya lo tienes.
Ella volvió con tres chupitos llenos de algún tipo de licor
ámbar. Edward inmediatamente derribó los dos primeros.
Kate me susurró—: ¿Ves? Prométeme que mantendrás un ojo en él
por mí, ¿de acuerdo?
Edward golpeó el
último chupito después de terminar su contenido. —No tiene que mantener un ojo
sobre mí —arrojó.
—Sabes lo mal que me
siento por dejarte solo.
—No deberías hacerlo. Voy a estar bien. Estaré en casa antes
de que te despiertes el domingo en la mañana.
Se habría ido antes de que me diera cuenta.
Ella apoyó su cabeza en su hombro. Edward llevaba puesto unos
pantalones vaqueros, y tenía sus pies desnudos. Eso provocó un flashback de la
noche en que inicialmente se abrió a mí en mi habitación cuando me di cuenta
por primera vez qué hermosos eran sus pies cuando los tenía desnudos. Intenté
alejar mis pensamientos porque cuando Kate me pidió que mantuviera un ojo sobre él, no creo
que se refiriera a comérmelo con los ojos.
Mi madre entró en la
sala de estar. —Cariño, creo que debo llegar a casa y descansar para mañana.
—Está bien, nos iremos. —No pude salir de este sofá lo
suficientemente rápido.
Kate se puso de pie. —Bella, no te veré otra vez. No puedo
decirte lo bueno que fue conocerte. Espero que nos veamos nuevamente.
—Igualmente —mentí.
Le abracé, miré detrás de su hombro a Edward y murmuré—: Lo
siento. —Esperando que me perdonara por dejar al gato fuera de su bolsa9 sobre su escritura.
Sólo me miró con una expresión indescifrable. Mientras que no podía entender
por qué nunca se lo mencionó si iban en serio, eso no importa. Una vez más
sobrepasé mis límites cuando se trataba de él. A pesar de lo que pasara entre
nosotros en el funeral, ya no tenía ningún lugar real en su vida. Hice un voto
allí y mantendría la distancia de él mañana, a menos que me buscara.
No me necesita. Él la tiene. Eso sería mi mantra10.
Abrazó a mi madre. —Renee,
por favor, acepte mis más sinceras condolencias otra vez. Siento que tenga que
estar en California para la boda de mi hermana mañana.
—Gracias —dijo mi
madre. Me di cuenta que se sentía agotada.
Kate me susurró al oído—: Gracias por dejarme desahogarme de
esas cosas antes, también.
—En cualquier momento.
Gracias por traumatizarme.
En otra vida, esta
chica pudo haber sido mi mejor amiga. Me di cuenta de que era el tipo de
persona que puedes llamar a cualquier hora de la noche para ventilar todos tus
problemas. Era tan agradable, y me sentía tan mal por la cantidad
de alivio que sentía al saber que se estaría yendo en un avión mañana por la
mañana.
Ahora, el único obstáculo sería conseguir salir a través de
las próximas veinticuatro horas. Entonces, Edward estaría en un avión también,
y fuera de mi vida de nuevo.
¿Verdad?
Absolutamente no resultó ser tan simple.
9 Revelar un secreto o una sorpresa por accidente. 10 Liberar
la mente.
***************
bueno que les parecio el reencuentro de ellos y de edward no este solo.
bueno nos vemos el miercoles con otros dos capitulos gracias por leer
6 comentarios:
Wow!!! entiendo como se sienten Bella, me golpeeo la realidad...
Gracias Annel 😘
Xq edward es tan cruel? Xq no quiere darse una oportunidad con bella? Q dolor y tristeza tan grande sentiria yo en el lugar de bella, creo q no podria parar de llorar. Bella es muy fuerte. Me encanta la historia😍😘
Gracias por los capi! Pobre bella, Edward siempre haciéndola sentir mal... es como que en ese sentido sigue igual. Espero los próximos cap , tal vez lo entendemos un poco más
Gracias Gracias por la historia y por publicar tan seguido..
..
Bella solo tu le aguantas todo y el te trata mal t hace daño el daño q le hacen lo cobra contigo otra ya lo habría mandado a ver a esme, es tan hijo d Esme bipolar, tonto. GRACIAS ;)
Waoo que capitulo.. La pobre Bella tener que aguantar a Edward solo porque esta enamorada...
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