sábado, 9 de diciembre de 2017

Dulce Arrogante capitulo1

La historia no es mía es una adaptación Los personajes son propiedad de Stephanie Meyer 
al fina de la adaptacion dire el nombre original de la historia y la autora

**Esta adaptacion contiene lenguaje explicito a si como escenas de sexo **
Sinopsis

Comenzó como cualquier otra mañana en el tren.
Hasta que me quedé hipnotizada por el tipo sentado al otro lado del pasillo.
Estaba gritándole a alguien en su teléfono como si gobernara el mundo.
¿Quién se pensaba que era ese arrogante trajeado... Dios?
En realAliced, parecía un Dios. Eso fue todo.
Cuando llegó su parada, se levantó de repente y se fue. Tan rápido que dejó caer su teléfono al salir.
Puede que lo haya levantado.
Puede que haya visto todas sus fotos y haber llamado algunos de sus números.
Puede que me haya aferrado al teléfono del misterioso hombre durante días... hasta que finalmente tuve el coraje para devolverlo.
Cuando llevé mi trasero a través de la ciudad a su compañía de lujo, se negó a verme.
Así que, dejé el teléfono en el escritorio vacío fuera de la oficina del imbécil arrogante.
Sin embargo, puede que haya dejado una imagen sucia en el celular.
No esperaba que él respondiera el texto.
No esperaba que nuestros intercambios fueran calientes como el infierno.
No esperaba enamorarme de él… Todo antes que nos conociéramos.
No podríamos ser más diferentes.
Sin embargo, sabes lo que dicen sobre los opuestos.
Cuando finalmente nos encontramos cara a cara, descubrimos que los opuestos a veces hacen más que atraerse, nos consumimos el uno al otro.
Nada podría haberme preparado para el paseo al que me llevó. Y, ciertamente, no estaba preparada para el lugar en que terminaría cuando el paseo llegara a su fin.
Todas las cosas buenas deben llegar a su fin, ¿verdad?
Excepto que nuestro final era uno que no vi venir.






Capitulo 1
Isabella

Puse mi pie derecho dentro del tren y me quedé inmóvil al verlo en el vagón.

¡Mierda!

Estaba sentado frente mi asiento habitual. Retrocedí.

—¡Oye, mira por dónde vas! —Un hombre trajeado apartó su café, apenas manteniéndolo derecho mientras retrocedí del tercer vagón sin mirar y me estrellé contra él—. ¿Qué demonios?

—¡Lo siento! —ofrecí una rápida disculpa y seguí avanzando, agachándome bajo las ventanas del tren mientras corría por la plataforma un par de vagones más allá. Las pequeñas luces al lado de cada puerta empezaron a destellar en rojo y un fuerte timbré sonó indicando que el tren estaba por salir. Salté en el vagón siete justo cuando las puertas empezaron a cerrarse.

Me tomó todo un minuto recuperar el aliento tras correr a lo largo de cuatro vagones. Mi trasero definitivamente necesitaba regresar al gimnasio.
Encontré un sitio orientando en dirección a la marcha, sentándome al lado de alguien en lugar de ocupar alguno de la media docena de asientos vacíos en contramarcha. El hombre bajó su diario mientras me acomodaba a su lado.

—Lo siento —dije—. No puedo viajar hacia atrás. —Los dos asientos frente a él estaban vacíos. La norma apropiada para el tren habría sido tomar uno de esos, pero supuse que él prefería un asiento cómodo para vomitar.

Sonrió.

—Tampoco yo.

Colocándome mis audífonos, solté un suspiro de alivio y cerré mis ojos mientras el tren empezaba a moverse. Un minuto después, hubo un ligero golpecito en mi hombro. El pasajero a mi lado apuntó al hombre de pie en el pasillo.

A regañadientes me saqué un audífono.

—Isabella. Pensé que eras tú.

Esa voz.
—Ehh… hola. —¿Cómo demonios se llamaba? Oh, espera… ¿cómo pude olvidarlo? Mitch. El estridente Mitch. Todavía no le hablaba a mi hermana por ese desastre. La. Peor. Cita. A. Ciegas. Del. Mundo—. ¿Cómo estás, Mitch?

—Bien, de hecho, genial ahora que me encontré contigo. Traté de contactarte un par de veces. Debí apuntar mal tu número, porque nunca respondiste mis mensajes.

Sí. Eso era.

Se rascaba su entrepierna a través de los pantalones. Casi me había olvAlicedo de esa pequeña joya. Probablemente era un hábito nervioso, pero cada vez que lo hacía, mis ojos seguían su mano y era lo único que podía hacer para no estallar en carcajadas. El estridente Mitch con el picor1.

Gracias, hermanita.

Se aclaró la garganta.

—¿Tal vez podamos tomarnos un café esta mañana?

El hombre a mi lado bajó su diario otra vez y miró de Mitch a mí. Simplemente no podía ser mala con el pobre chico; era amable.

—Hmm. —Coloqué mi mano en el hombro del trajeado a mi lado—. No puedo. Este es mi novio, Danny. Regresamos hace una semana. ¿Verdad, cariño?

El rostro de Mitch cayó.

—Oh. Ya veo.

El falso Danny se unió. Colocó su mano sobre mi rodilla.

—No comparto, amiguito. Así que ve a dar una vuelta.

—No tienes que ser tan grosero, Danny. —Miré al tipo.

—Eso no fue grosero, cariño. Esto sería grosero. —Antes de que pudiera detenerlo, sus labios estaban sobre los míos. Y no fue un rápido besito tampoco. Su lengua no perdió tiempo en abrirse paso en mi boca. Empujé con fuerza su pecho, apartándolo de mí.

Me limpié la boca con el dorso de la mano.

—Lo siento, Mitch.

—Está bien. Ehh… lamento haber interrumpido. Cuídate, Isabella.

—Tú también, Mitch.

Al segundo en que estuvo fuera del alcance del oído, le fruncí el ceño al falso Danny.

—¿Por qué demonios llegaste tan lejos, imbécil?

—¿Imbécil? Hace dos minutos era cariño. Decídete, cariño.

—Tienes pelotas.

Me ignoró, metiendo la mano en el bolsillo interior de la chaqueta de su traje para agarrar su teléfono vibrando.

—Es mi esposa. ¿Puedes guardar silencio un minuto?

—¿Tu esposa? ¿Estás casado? —Me levanté—. Dios, de verdad eres un imbécil.

Sus piernas estaban estiradas y no las movió para dejarme salir, así que pasé por encima. Mientras se llevaba el teléfono a su oído, lo agarré de su mano y hablé al micrófono sin escuchar.

—Tu esposo es un gran imbécil.

Lo volví a arrojar en su regazo y me alejé en la dirección opuesta por la que Mitch había desaparecido.

Y apenas es el maldito lunes.

Esta clase de mierda era la historia de mi vida. Caminando entre malas citas y hombres que resultaban estar casados.

Me abrí paso a otro vagón para no tener que ver ni a “Danny” ni a Mitch de nuevo.

Para mi disfrute, este vagón no estaba lleno y había un asiento vacío orientado al frente. Mi tensión arterial de inmediato disminuyó cuando me senté. Cerré los ojos por un momento y dejé que el movimiento mecedor del tren me calmara.

La ronca voz de un hombre interrumpió mi serenidad.

—Maldita sea, solo haz tu trabajo, Riley. Haz. Tu. Trabajo. ¿Es demasiado pedir eso? ¿Por qué te estoy pagando si debo encargarme de detalle de cada maldita cosa? ¡Tus preguntas no tienen sentido! Averígualo y después llámame, cuando tengas una solución que valga la pena. No tengo tiempo para preguntas estúpidas. Mi perro probablemente podría salir con algo mucho más inteligente que lo acabas de proponer.

Qué Imbécil.

Cuando alcé la mirada para obtener un vistazo del rostro del que provenía la voz, no pude evitar reírme. Por supuesto. ¡Por supuesto! No era de extrañar que creyera que podía joder con todo el mundo. Con una apariencia como esa, la gente probablemente caía de rodillas delante de él todo el tiempo, tanto literal como figuradamente. Era precioso. Más allá de precioso, apestando a poder y dinero. Puse mis ojos en blanco… pero no pude apartar la mirada.

Este tipo estaba usando una camisa ajustada a rayas que hacía fácil adivinar la escultural silueta debajo. Su chaqueta azul marino de aspecto caro estaba colocada en su regazo. Los zapatos negros de vestir en sus grandes pies parecían recién abrillantados. Era totalmente uno de esos tipos que dejaba que otros limpiaran sus zapatos en el aeropuerto mientras evitaba hacer contacto visual con ellos. Su accesorio más notable, sin embargo, era la mirada de furia en su perfecto rostro.

Ya no estaba hablando, ahora parecía como si alguien hubiera arruinado su mejor día. Una vena estaba sobresaliendo en su cuello. Pasó una mano por su cabello oscuro con frustración. Síp. Cambiarse a este vagón definitivamente fue una buena decisión solo por ver al bombón. El hecho de que pareciera tan ajeno a lo que le rodeaba hacía más fácil mirarlo.
Era jodidamente sexy cuando estaba molesto. Algo me decía que siempre estaba molesto. Era como un león… el tipo de especies que es mejor admirar de lejos, ya que cualquier contacto podría llevar a un daño irreparable.

Sus mangas estaban dobladas, mostrando un gran y costoso reloj en su muñeca derecha. Con esa expresión amargada, miraba por la ventana mientras jugueteaba con él, girándolo. Parecía un hábito nervioso, lo cual era irónico considerando que seguramente era él quien ponía a la gente nerviosa.

Su teléfono sonó de nuevo.

Contestó.

—¿Qué?

Su voz era del tipo ronco barítono que siempre me golpeaba directamente entre las piernas. Estaba atraída por las voces sexys y profundas. En realidad, era raro que la voz, de hecho, encajara con el hombre también.

Sosteniendo el teléfono en su mano derecha, usó la otra para continuar jugando con el metal de su reloj.

Clic, clac, clic.

—Simplemente tendrá que esperar —espetó.

»La respuesta es, que estaré ahí cuando llegué.

»¿Qué parte de eso no está claro, Laura?

»¿Tu nombre no es Laura? ¿Cuál es entonces?

»Bien… Linda… dile que reprograme la cita si no puede esperar.

Después de colgar, murmuró algo en voz baja.

La gente como él me fascinaba. Sentían que eran los dueños del mundo solo porque habían sido bendecidos por la genética o se les daban oportunidades que los ponían en la cima financiera. No estaba usando una alianza. Apuesto que su día consistía en nada más que actividades de su propio interés. Un costoso café espresso, trabajar, comer en restaurantes lujosos, sexo sin amor… repetir. Tal vez abrillantar zapatos y un partido de raquetbol2 en medio.

Apostaba a que también era egoísta en la cama. No es que yo lo hubiera echado de ella, pero, aun así. No podía decir que alguna vez hubiera estado con un tipo tan poderoso como éste, así que no sabía por experiencia cómo se trasladaba eso al dormitorio. La mayoría de los tipos con los que había salido eran artistas muertos de hambre, hípsters o ecologistas. Mi vida estaba lejos de ser Sexo en la Ciudad3. Era más como Sexo con Lástima. O Sexo de Mierda. Supongo que no jugaré a ser Carrie con el Sr. Big4 de este tipo por un día, sin embargo. O Sr. Gran Imbécil en este caso.
Absolutamente.

Un defecto en esta pequeña fantasía mía: definitivamente yo no era del tipo de este hombre. Probablemente le gustaban las sumisas rubias, pequeñas y de la alta sociedad, no las chicas italianas curvilíneas de Bensonhurst con una actitud sarcástica y un cabello multicolor. Mis largos y negros rizos caían hasta mi espalda baja. Me veía como un cruce entre Elvira y Pocahontas con un trasero grande. Las puntas de mi cabello estaban teñAlices de un color diferente cada par de semanas dependiendo de mi estado de ánimo. Esta semana era azul real, lo cual quería decir que las cosas iban bastante bien. Rojo era cuando debías quedarte lejos de mi camino.

Mis pensamientos al azar fueron interrumpidos por el chillido del tren deteniéndose. De repente, el Sr. Gran Imbécil se levantó, una nube de costosa colonia saturando el aire a su paso. Incluso su aroma era ofensivamente sexy y dominante. Se apresuró a salir por la puerta, la cual se cerró tras él.

Se fue. Eso fue todo. Se terminó el espectáculo. Bueno, fue divertido mientras duró.

Mi parada era la siguiente, así que caminé a la misma puerta por la que acababa de salir. Mi pie golpeó algo que se sentía como un disco de hockey, haciéndome bajar la mirada.

Mi corazón comenzó a latir más rápido. El Sr. Gran Imbécil había aparentemente dejado una pieza suya atrás.

Dejó caer su teléfono.

¡Su jodido teléfono!

Había salido del tren tan rápido, que debió habérsele deslizado de la mano. Yo aparentemente había estado tan ocupada admirando su jugoso trasero, abrazado por los pantalones, para darme cuenta. Levantando el iPhone, se sintió caliente en mis manos. La funda olía a él. Quise olisquear más cerca, me contuve.

Me cubrí la boca y miré alrededor. Si mi vida fuera un programa de televisión, la pista de risas hubiera sido insertada ahora mismo. Nadie estaba mirándome. A nadie parecía importarle que tuviera el teléfono del Sr. Pantalones Elegantes.

¿Qué iba a hacer con esto?

Metiéndolo dentro de mi bolso con estampado de leopardo, sentí como si estuviera albergando una bomba mientras salía de la estación hacia la soleada acera de Manhattan. Podía sentir el teléfono vibrando con notificaciones de mensajes y sonó al menos una vez. No estaba preparada para tocarlo de nuevo hasta que no tuviera mi café.

Después de detenerme en mi vendedor callejero habitual, me tomé mi taza de café mientras caminaba las dos cuadras al trabajo. En este día en particular, iba tarde, así que decidí renunciar a descubrir la vida del Sr. Gran Imbécil hasta después del almuerzo.

Cuando llegué a mi escritorio, saqué el teléfono y me di cuenta de que la batería estaba en rojo, así que lo conecté a mi cargador. Mi puesto como asistente de una legendaria columnista de consejos no era ciertamente el trabajo de mis sueños, pero pagaba las facturas. Alice Brandon era la dueña de Pregunta a Alice, una columna diaria que había durado años. Alice había intentado prepararme últimamente, pidiéndome probar mi mano escribiendo algunas de las respuestas. Las críticas elegidas eran publicadas en el diario mientras las respuestas a las otras eran publicadas en el sitio web de Alice. Parte de mi trabajo era publicar las preguntas que llegaban y decidir cuáles de estas le pasaba a mi jefa.

Mientras los consejos de Alice siempre eran sensibles y políticamente correctos, mi forma de hacer las cosas tendía a ser más directa, básicamente cortando las tonterías. Como resultado, ella en realidad nunca publicaba mis respuestas. Ocasionalmente, no podía resistirme a responsabilizarme de responder a algunas de las preguntas que no pasaban el corte; las que habrían terminado en la basura de todos modos. Algunas de estas personas necesitaban una pista y sentía que era poco solidario ignorar sus suplicas por ayuda.

Recientemente descubrí que mi esposo tiene una reserva de porno.
¿Qué hago?
—Trisha, Queens.

¡Vamos! Invierte en un buen vibrador. Asegúrate de poner todo de la forma en que estaba después de que tengas tu gran final mientras él está en el trabajo.

Me emborraché en una fiesta y besé al novio de mi mejor amiga.
Ahora no puedo dejar de pensar en él. Me siento horrible, pero creo que es probable que me esté enamorando. ¿Alguna palabra de sabiduría?
—Dana, Long Island.

Sí. Eres una zorra. ¡Te veo el próximo martes, Dana!

Mi novio me pidió hace poco que me casara con él. Dije que sí. Es el hombre más dulce y amable que he conocido. El problema es, que el diamante que me dio era más pequeño de lo que había esperado. De verdad no quiero lastimar sus sentimientos. Necesito saber una forma educada de expresarle mi decepción.
—Lori, Manhattan.

Dios tiene el mismo dilema cuando se trata de ti, cariño. PD: Cuando tu prometido deje tu trasero egoísta, dale mi número.

Responder un par de correos de una forma honesta y directa siempre parecía darme la energía que necesitaba para empezar el día. La mañana pasó rápidamente. Para el mediodía, el teléfono del Sr. Gran Imbécil estaba completamente cargado, así que me lo llevé al cuarto de descanso. Había ordenado comida thai para las dos.

Después de terminar el almuerzo, Alice salió de la habitación, dándome unos diez minutos de privacidad para husmear el teléfono. Por suerte, no estaba protegido con contraseña. Primera parada: fotos. No había demasiadas, y si pensaba que iba a conseguir pistas sobre quién era este tipo basándome en las fotos en su galería, tendría que pensar en otra cosa.
La primera foto era un pequeño y esponjoso perro blanco. Parecía una especie de terrier. La siguiente era de las tetas desnudas de una mujer con una botella de champán en el centro. Eran pálidas, perfectamente redondeadas y totalmente falsas. Qué asco. Luego había más fotos de un pequeño perro seguidas de una foto tomada de un grupo de mujeres mayores que parecían estar en clase de jazzercise5. ¿Qué demonios? No pude evitar reírme a carcajadas. La foto era una selfie suya y de una mujer mayor. Estaba vestido más casual, su cabello un poco despeinado y, de hecho, estaba sonriendo. Se veía increíblemente apuesto en esa foto. Era difícil creer que fuera el mismo tipo estirado del tren, pero el hermoso rostro confirmaba que lo era.

Cinco minutos más hasta que tuviera que volver a mi escritorio. No había una cuenta de correo vinculada al teléfono, así que, en cambio, abrí sus contactos y decidí llamar al primero nombre en la lista: Irina.

***
—Bueno, bueno. Edward Cullen. Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué pasó? ¿Has acabado de repasar el alfabeto y ahora estás empezando de nuevo? Recuerdas que no era uno de tus juguetes, ¿verdad? —Escuché el estallido de un claxon y el tráfico de fondo, seguido por la puerta de un auto cerrándose que ahogó los sonidos de la ciudad—. Al edificio, Langston. Y no vaya por el parque. Los cerezos están floreciendo y no necesito la piel hinchada antes de mi reunión. —Terminó de gruñirle al conductor y recordó que estaba al teléfono—. Así que, ¿qué pasa, Edward?

—Mmmm. Hola. No soy Edward, de hecho. Mi nombre es Isabella.

—¿Isa… qué?

—Isa-be-lla. Es princesa en persa. Aunque no soy persa. Mi padre solo pensó…(en el libro el nombre de la protagonista es Soraya que tiene ese significado )

—Cualquiera que sea tu nombre, dime lo que quieres y por qué estás robándome tiempo valioso. ¿Y por qué me llamas del teléfono de Edward Cullen?

Edward Cullen. Incluso el jodido nombre era sexy. Me lo imaginaba.

—En realidad, encontré este teléfono en el tren. Estoy muy segura de que pertenece a un hombre que vi esta mañana. ¿A finales de los veinte, tal vez? Cabello negro, un poco largo para el tipo que lleva trajes, rizado en las puntas. Estaba usando un traje azul. Tenía un gran reloj.

—¿Precioso, arrogante y enojado?

Me reí un poco.

—Sí, era ese.

—Su nombre Edward Cullen y sé justo dónde deberías llevar el teléfono.

Tomé un bolígrafo de mi bolso.

—Bien.

—¿Estás cerca de la línea de tren 1?

—No estoy lejos.

—Bien. Bueno, toma el 1 y ve hasta el centro. Pasa Rector Street y bájate en la terminal sur del Ferry.

—Bien. Puedo hacerlo.

—Una vez te bajas. Ve a la derecha por Whitehall y luego a la izquierda en South Street.

Conocía la zona e intenté visualizar los edificios alrededor. Era un vecindario bastante comercial.

—¿No me llevará esto por Río Este?

—Exactamente. Arroja el teléfono de ese imbécil dentro y olvida de que alguna vez viste al hombre.

La línea de teléfono quedo muerta. Bueno, eso fue interesante.



1 En inglés es: High pitch Mitch with the Itch. Es un juego de palabras que rima donde hight pitch es un ruido estridente e itch significa picor. 
2 El raquetbol es un deporte que se juega en una pista totalmente cerrada con cuatro paredes y techo. Es muy parecido al squash y está reconocido por el Comité Olímpico Internacional.
3 Sexo en la Ciudad, también conocido como Sexo en Nueva York (España), es una serie estadounidense basada en el libro del mismo nombre escrito por Candace Bushnell.
4 Personaje de la serie Sexo en la Ciudad. Big significa gran o grande, de ahí el juego de palabras con el mote de Edward.
5 Ejercicios que mezclan aeróbicos y baile
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Regrese hola a todas lo prometido nueva adaptacion


15 comentarios:

Kar dijo...

Hola Annel bienvenida y aquí seguimos como fiel lectora, me gusta la historia y me atrapó, espero el siguiente capítulo
Saludos y besos 😘😘

Melina dijo...

Hola. Esta interesante. Espero pronto leer la actualizacion.

TataXOXO dijo...

Jajajajaj es super interesante esta adaptación, sobre todo porque parece que a las mujeres con las que vincula el teléfono, odian a Edward jajajajaj!!!!
Besos gigantes!!!!
XOXO

Ana dijo...

Jajajaja, tiene muy buena pinta graciaaaas, actualiza pronto

Unknown dijo...

Está buenísima

nydia dijo...

Fascinante...Gracias

beata dijo...

Me encantó, espero el siguiente capítulo.

vani dijo...

Hola gracias por la historia...

Lizdayanna dijo...

Hola me gusta, ella lo va a llevar al límite.

Luz dijo...

Me gusta

Anónimo dijo...

Wao!!!
Me gusto!!!
Ya quiero leer el próximo cap.
Gracias :D

cari dijo...

Párese q nadie lo quiere 😅😉😘❤ gracias

lidu dijo...

Hola me gusta como suena.

Nos seguimos leyendo.

Laura Natalia dijo...

Q buena historia.

Dess Cullen dijo...

Me gusta.
Hay varios fics muy parecidos, pero me gusta tu forma de escribir.
Y me gusta la forma de pensar de tu Bella.
Sigo leyendo!!! 😉

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina