miércoles, 10 de enero de 2018

Dulce Arrogante Capitulo 15

Capitulo 15
Isabella

¿Qué demonios le estaba tomando tanto tiempo?

La fila se movía más rápido de lo previsto y Edward aún no había regresado del cuarto de baño.

Ahora se podía ver el ataúd abierto. Qué molesto era ver a un muchacho joven y guapo allí muerto. Sabía que había ofendido a Edward, pero Alec no se lo merecía. Pude ver que tenía cabello rubio y un rostro hermoso. Se veía tan tranquilo. Realmente esperaba que estuviera en un lugar mejor.

Montones de ramos de flores blancas rodeaban su ataúd con banners que decían: Hijo, Amigo, Esposo. Había largas velas de color crema encendidas. Era una configuración hermosa. Lo mejor que el dinero podía comprar.

Miré detrás de mí. Todavía sin señales de Edward.

Entonces mis ojos se posaron en ella.

Parecía estoica, estaba sentada en el asiento más cercano al ataúd.

Tanya.


Mi cuerpo se puso rígido, una oleada inesperada de posesividad me atravesó. Al igual que Alec, Tanya también tenía el cabello rubio. Mi novio había sido jodido por Barbie y Ken. Y yo era más como el rebote de la muñeca Bratz.

Mi novio. Supongo que lo era, ¿no?

De todos modos, Tanya era físicamente lo opuesto a mí, pequeña, casi con cuerpo de bailarina. Era hermosa. Aunque no había esperado nada menos, había tenido la esperanza de que tal vez, por alguna casualidad, solo fuera de aspecto medio. No fue el caso.

Pero no fue solo su apariencia la que me dio malestar estomacal. Era más bien estar cara a cara con alguien a quien Edward le había dado el corazón. La había amado. No estaba segura que alguna vez sintiera lo mismo por mí. Tal vez nunca me di cuenta de cuánto quería o necesitaba eso, hasta este momento.

Mientras hablaba con la gente que le daba sus condolencias, miré sus ojos. Esos eran los ojos que solían mirar a Edward. Miré su boca. Esa era la boca que besó sus labios, que chupó su pene. Entonces miré hacia abajo a sus modestos senos, escondidos debajo de un vestido entallado y negro. Mis senos eran mucho más grandes. Eso me hizo sentir bien durante un milisegundo hasta que mis ojos viajaron hasta sus delgadas piernas. Esas habían estado envueltas alrededor de su espalda.

Jesús, Isabella. Deja de torturarte. Así que ESTO era lo que sentía al estar completamente celosa.

Cuando volví a mirar detrás de mí, la mujer que estaba detrás de mí sonrió.

—¿Cómo conociste a Alec?

—Um... no lo hice. Estoy con Edward Morgan.

—¿El ex prometido de Tanya?

Me tragué el nudo en mi garganta.

—¿Prometido?

—Si es Edward Morgan de Morgan Financial Holdings, sí. Estuvieron comprometidos para casarse antes que Tanya y Alec se conocieran.

Mi estómago se hundió. ¿Le había pedido que se casara con él?

—Claro. Por supuesto. Sí. Estoy con ese Edward Morgan. ¿Y usted es?

—Helen Frost. Soy vecina de Tanya y de Alec. A veces cuido a Chloe.

—¿Es su hija?

—Sí. Tiene cuatro años. Hermoso cabello oscuro, a diferencia de sus padres.

—Bueno, a veces eso ocurre. —Me encogí de hombros.

Antes que nuestra conversación pudiera continuar, mi atención se movió para ver a Edward caminar a través de la multitud hacia mí. Estaba mirando fijamente hacia delante, parecía completamente aturdido. Toda esta experiencia era aparentemente aún más dura de lo que pensaba.

—¿Estás bien?

Asintió en silencio, pero mi estómago me dijo que algo estaba terriblemente mal.
Finalmente fue nuestro turno de arrodillarnos ante el ataúd de Alec y ofrecer una oración. Juntando las manos, cerré los ojos y dije un padre nuestro y un ave María. Mi corazón se cayó al oír las palabras que salieron de la boca de Edward.

—Tú, bastardo —susurró entre dientes. Tenía los ojos vidriosos, pero no lloraba. Su labio inferior temblaba. Simplemente continué mirándolo, confundida por su repentina ira. Nos pusimos de pie al unísono, dirigiéndonos lentamente hacia la no tan triste viuda. Tanya parecía extrañamente bien para alguien que acababa de perder a su marido.

Sus ojos parecieron iluminarse cuando vio a Edward. Su cuerpo estaba rígido mientras ella envolvía sus brazos alrededor de su cuello y lo acercaba.

Perra.

—Muchas gracias por venir, Edward.

Edward se quedó allí, mirándola fijamente.

¿Se había quedado mudo por la sorpresa?

Ella continuó:

—Lo aprecio más de lo que crees. Nos vemos el viernes para nuestra reunión.

¿Reunión?

¿Iba a verlo?

Estábamos reteniendo la fila, y ni siquiera me había presentado.
Finalmente ella apartó los ojos de él lo suficiente para notar que estaba de pie a su derecha.

Lanzó una falsa sonrisa.

—¿Quién eres tú?

—Soy Isabella... Edward… —vacilé.

Finalmente él habló.

—Mi novia —dijo firmemente mientras colocaba su brazo alrededor de mi cintura.

—Novia… —repitió ella.

Edward me apretó.

—Sí.

—Irina me dijo que estabas viendo a alguien nuevo, pero no me di cuenta de que era serio.

—Es muy serio.

Bueno, está bien. Es bueno saberlo.

—Bueno, es un placer conocerte, Isabella.

—Igualmente. Siento tu pérdida.

Y con eso quise decir... Edward.

Edward le estaba dando lo que parecía una mirada de muerte.

¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué estaba tan enojado de repente?
Él se acercó bruscamente al siguiente miembro de la familia en línea.
Mecánicamente le dimos la mano a cada persona en fila antes de llegar al final.

Dejando escapar un suspiro de alivio, dije:

—Bueno, eso fue doloroso. ¿Qué hacemos ahora?

Parecía que quería decir algo, pero no podía encontrar las palabras.

—Isabella...

—¿Qué? Edward, ¿qué está pasando? Háblame.

—No puedo ahora mismo. Me perderé con alguien. Y no es el lugar ni el momento adecuado.

No pasó mucho tiempo antes que tuviera la respuesta a mi pregunta, cuando todos los ojos de la habitación se volvieron hacia una hermosa niña de cabello oscuro que apareció en el ataúd de Alec. Chloe. Había estado MIA toda la noche. Había asumido que la hija de Tanya y Alec estaba alejada intencionalmente. No creí que estuviera aquí.

La muchedumbre pareció quedarse inmóvil con la vista desgarradora de la muchacha llorando sobre el cuerpo de su padre. Me hizo sentir culpable porque mi padre seguía vivo, y decidí no tener nada que ver con él.
El suyo estaba muerto, y nunca tendría la oportunidad de volver a verlo.

—Eso es muy triste —le susurré a Edward.

Respiró profundamente y lo soltó lentamente.

Casi al mismo tiempo, Chloe se dio la vuelta, dejándome ver su rostro.
Literalmente jadeé. En alto. Las ruedas de mi cabeza comenzaron a girar.
Cuando lo miré, él la veía con una mirada de incredulidad.

—¿Nunca antes la habías visto, Edward?

Sus ojos seguían plantados en ella cuando negó y simplemente dijo:

—No.

De repente, el extraño comportamiento de Edward tuvo mucho sentido.
Porque esta niña se parecía a su padre.

A su padre, Edward.

No había duda en mi mente. Edward era el padre biológico de Chloe.
Mi mente estaba corriendo. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo pudieron no habérselo dicho? ¿Siquiera era posible que fuera una coincidencia? ¿Que se pareciera a Edward, aunque fuera de Alec? En mi corazón, sabía la respuesta. De repente, no sabía si quería llorar o golpear a alguien.

Él tiró de mi brazo.

—Tenemos que irnos antes que haga algo aquí de lo que me vaya a lamentar.

Miré hacia Tanya, quien era inconsciente de la inminente crisis nerviosa de Edward, mientras charlaba y mostraba sus perfectos dientes blancos a las personas en la fila.

—Bueno. Bien, vamos —dije.

De regreso en el auto, Edward miró inexpresivamente por la ventana durante los primeros diez minutos del viaje. Presumiblemente todavía conmocionado, no parecía dispuesto a hablar de lo que acabábamos de presenciar, y no quería presionarlo.

Finalmente se volvió hacia mí.

—Dime que fue solo mi imaginación.

—No. No fue así. Esa niña se parecía a ti.

Parpadeó repetidamente, todavía tratando de procesarlo.

—Si es mi hija, ¿cómo pudo haberlo sabido Tanya todo este tiempo y no habérmelo dicho?

—Me gustaría tener una respuesta, pero no la tengo. Supongo que tendrás que preguntarle.

Se frotó las sienes y dijo:

—Tengo que pensarlo.

—Entiendo si quieres estar solo esta noche.

—¡No! —dijo enfáticamente—. Te necesito conmigo.

—Bien.

Esa noche, no hubo sexo. En cambio, Edward me abrazó, el enorme peso de su preocupación se evidenciaba con cada respiración que tomaba mientras permanecía despierto, incapaz de dormir la mayor parte de la noche.


Parecía que los días divertidos y despreocupados de nuestra relación habían llegado a un abrupto final esta noche. Las cosas iban a cambiar de una manera muy drástica. Por mucho que quisiera estar allí para él, no podía evitar el hecho de que parte de mí se ponía secretamente una armadura imaginaria para protegerme.

***

Edward había decidido que no se enfrentaría a Tanya hasta su reunión del viernes. Pensó que le daría tiempo para enterrar a Alec antes de atacar por lo de Chloe. Creo que también necesitaba tiempo para prepararse para la inevitable verdad, así como para determinar cuáles eran sus derechos legales. También estaba atascado con el trabajo, todavía tratando de crear estrategias sobre la toma de la compañía de Alec.

Había decidido que un par de noches libres uno del otro sería una buena idea bajo las circunstancias. Para su consternación, intencionadamente hice planes con Tig y Delia dos noches seguidas y le dije que dormiría en mi propio apartamento.
Sinceramente, no había planes aparte de estar en la sala de tatuajes.
Realmente necesitaba la opinión de mis amigos sobre esta situación.
No podían creer la historia.

Rosalie estaba organizando sus agujas desechables perforadoras mientras hablaba.

—Eso suena como algo de Hospital General.

Tuve que morderme la lengua. No tenían ni idea de la ironía en esa declaración. Nunca había mencionado que Edward lo veía.

Emmet levantó los pies mientras apagaba el cigarrillo y se quebraba.

—Es más como All My Children, si entiendes lo que quiero decir.

—Muchas gracias. —Puse los ojos en blanco.

Continuó:

—Lo que no entiendo es cómo este tipo nunca consideró la posibilidad de que esa chica fuera suya.

—Nunca la había visto.

—Pero oyó del embarazo, ¿verdad? ¿No pudo haber hecho las cuentas?
¿No se dio cuenta que, al menos, era posible?

Sintiendo la necesidad de defender a Edward, dije:

—Habían dejado de hablarse. No supo el momento exacto. Simplemente supuso que era de Alec.

Emmet encendió otro cigarrillo.

—Esa es una mierda loca. Te despiertas un día y bum… familia instantánea.

Sus palabras me hicieron estremecer. Emmet acababa de articular mi absoluto peor temor.

Rosalie supo que estaba molesta cuando se volvió hacia su marido.

—No digas eso. No está con esa chica. No son su familia.

—Créeme, no es que no haya pensado lo mismo —dije—. No solo estuvo enamorado de ella una vez, sino que ya no hay ningún otro hombre en la imagen, y es probable que sea la madre de su hija. ¿Dónde encajo exactamente en eso?

Rosalie hizo todo lo posible para convencerme de que saliera de la repisa.

—Estás adelantándote a los acontecimientos. No querrá estar con ella, especialmente después de saber que le mintió durante años.

Suspiré.

—Esa mujer es hermosa y astuta. Apuesto a que ya está tratando de averiguar cómo hacer que esta situación funcione en su beneficio. Había programado una reunión con él para hablar de negocios incluso antes que se enterara de Chloe en el funeral. Quiere fusionar la compañía de Alec con la de Edward.

—Apuesto a que quiere fusionar mucho más que eso —terminó Emmet.

Rosalie se acercó a Emmet y lo sacudió juguetonamente.

—¿Quieres parar? —Me miró—. Edward parece realmente interesado en ti. Me cuesta creer que vaya a enamorarse de ella.

Emmet intervino:

—Me cuesta imaginar a Isabella actuando como Mary Poppins y toda esa mierda con esa chica. Tienes que mirar todo el panorama. Incluso si el Sr. Gran Imbécil no termina con la madre de la chica, Isabella todavía tiene que lidiar con criar a otra niña, si se queda con este tipo. Eso por sí solo, es algo a considerar.

Estaba en lo correcto. Había tantas capas diferentes en este problema.

—Isabella sería una buena madrastra. Podríamos teñir las puntas de la niña y perforar sus orejas. —Rosalie sonrió.

Emmet dejó escapar una enorme ráfaga de humo.

—¿Sabes lo que pienso? Creo que deberías ofrecerle a Daddy Warbucks y a Little Orphan Annie un adiós. Esa es mi opinión.

Esa noche, finalmente cambié el color de mis puntas de nuevo. Habían sido verdes desde la noche de gala. Solo había un color que parecía ajustarse
a la situación actual.

Código rojo.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oooo!!! ^o^
Lo sabía!!! Bueno era obvio pero exacto en esa situación donde encaja bella???
Y cierto Tanya es ingeniosa va a meter su cizaña a mas no poder :/
Haber qué tal se las arreglan
Y edward estará de malas por qué no ha dormido con bella xD
Gracias

cari dijo...

GRACIAS

Laura Natalia dijo...

Sospechas aclaradas si una persona ademas del supuesto padre cree q es el padre ,entonces el lo es.

Dess Cullen dijo...

Ohhhhh... Dios!!!
Cómo se complicó todo.
Edward, padre???

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina