Capitulo
3
Ciencia vs. Arte
Isabella
Bang.
―¡Oh Dios!
Bang.
―¡Sí! Más fuerte.
Bang.
―¡Tan bueno!
Me senté en mi cama,
mirando fijamente a la pared temblando con una mezcla de horror y asombro.
Habían pasado cuatro días desde que me mudé, y había sido así cada maldita
noche. Al principio, había pensado que él grababa porno.
―Edward… ¡Sí!
La mujer gritó en lo
que podría suponer era completo éxtasis. Ella tenía vocabulario más amplio que
la otra mujer que había traído antes; ella sólo seguía gritando: “Joder”.
¡Bang!
Salté una vez más,
cuando mi pared se sacudió.
¡Esto es ridículo!
¡Son las dos de la mañana! Me giré, golpeando la pared con mi mano antes de saltar
de mi cama y dirigirme a la puerta. Abriéndola de golpe, pisé fuerte hasta su
puerta y levanté mi puño, lista para golpearla…
―¡Qué! ―gritó él,
casi sacando la puerta de las bisagras. Se quedó allí en nada más que su pijama
colgando de sus caderas, su desnudo pecho expuesto.
―Hola, ¿te importa follar a
una hora más razonable? No puedo dormir escuchando tu audiencia gemir detrás de
mí ―espeté.
―Soy doctor, esta es una hora razonable para mí ―replicó,
tratando de cerrar la puerta.
Estiré mi mano para detenerlo.
―Quizá para ti, pero para la gente normal, no tanto
Se encogió de hombros.
―¿Y por qué debería importarme?
―Vaya, ¿de verdad eres tan idiota?
―Bebé, ¿todo está bien? ―Una mujer con el cabello rojo de la
botella número nueve dio un paso adelante en lo que parecía ser solo su camisa.
Ella envolvió su brazo alrededor de su pecho, mirándome airadamente.
―Al parecer, fuiste muy ruidosa. Mi vecina no puede dormir.
Su mirada me enfocó, y me miró de arriba abajo.
―Lo siento.
―¿Suficiente, artista estafadora?
No esperó por mi respuesta antes de cerrar la puerta en mi
rostro. Una vez más, golpeé.
―¡Qué!
Miré de él hacia la mujer y sonreí.
―Él tiene clamidia.
―¿Qué?
Él me miró fijamente, asombrado con la boca abierta, pero la
chica pareció no tener idea. Me reí a carcajadas cuando me dirigí de nuevo a mi
apartamento. Sí, fue infantil, pero simplemente había algo en él que se metía
bajo mi maldita piel. Quiero golpearlo en la cara. Al menos se han detenido,
pensé, recostándome en mi cama. Estuve allí por solo un momento antes de
escuchar alguien llamar.
Por favor, que no seas tú, recé, pero no salió bien. Abrí la
puerta un poco y el idiota entró, ahora vestido en jeans y una camisa gris.
Miró alrededor de mi apartamento, que estaba en su mayoría vacío ya que no
tenía muebles.
―¡Disculpa! No recuerdo haberte invitado.
―¿Clamidia? ¿En serio? ¿Qué estás, en secundaria? ―habló
finalmente, apoyándose en el mostrador de mi cocina.
―Viniste aquí por una dis…
―Sí, así es. Mi amiga me
dejó, y yo debería demandarte por difamación.
―¿Difamación? ¿De verdad? Por favor, adelante. Siempre y
cuando pueda dormir, no me importa.
―Pintas cuadros para ganarte la vida. Duerme en el día.
Quería golpearlo.
―Mira, lo que sea. Lo siento por lo que dije, fue grosero.
Por favor, por el bien de mi salud, por favor… no lo sé… al menos no te apoyes
contra la pared del dormitorio. Si eres civilizado, yo también, Edward. ―Le
extendí mi mano.
―Bien, Isabella. ―Sacudió mi mano y frunció el ceño.
―Por favor no me llames así, sólo Bella…
Sonrió.
―Está bien, artista estafadora, seamos civilizados. ―Soltando
mi mano, se fue.
Sentí el impulso de golpearlo. No había un hueso civilizado
en su cuerpo.
Edward
Arreglando mi corbata y agarrando mi teléfono, traté de
ignorar el dolor en mi cabeza. Tenía la peor resaca. No había planificado
emborracharme tanto anoche, pero como no había estado de turno, me encontré
yendo al bar cruzando la calle del hospital. Una vez allí, conocí una pelirroja
llamada… Suzanna… Joanna… no podía recordar. Anna estaba allí en algún lugar.
Estábamos bien hasta que aquella mujer vino martilleando mi puerta en medio de
la noche.
―Buenos días ―dijo ella alegremente, saliendo de su
apartamento al mismo tiempo que yo, vestida en una chaqueta blanca de gran
tamaño con pintura salpicada, una apretada camisa, pantalón corto, y botas
militares negras. Agarró las barras de su brillante bicicleta amarilla―. ¿Estás
bien? No te ves muy bien…
―¿A qué viene este numerito? ―Caminé hacia el elevador.
―Ningún numerito ―dijo ella, cambiando su casco bajo su
brazo―. Simplemente no voy a caer a tu nivel. De ahora en adelante,
corresponderé tu grosería con amabilidad.
―Fuiste acosada en el instituto, ¿verdad? ―pregunté mientras
las puertas del elevador se cerraban.
Abrió la boca para hablar, pero sólo masculló algo y metió un
mechón de cabello detrás de su oreja.
―¿Qué fue eso?
Me enfrentó y negó, saliendo al vestíbulo.
―Nada. Que tengas un buen día, doctor Id… doctor Cullen.
Mi auto ya me esperaba.
Ella me hizo un gesto mientras se alejaba.
―¿Una amiga, señor? ―preguntó el chofer.
―Ni en lo más mínimo ―dije, entrando al auto.
―Qué extraño, juro haberla visto antes.
No dije nada, concentrándome en mis apuntes para el discurso
de NYU. De todos los doctores del hospital que podrían haber elegido para dar
el discurso a los estudiantes, ¿por qué demonios tuve que ser yo? No podría importarme
menos lo que estos niños decidieron hacer con sus vidas.
―Mi hija me dice que este acontecimiento ha sido vendido
durante semanas. Ella lo difunde en la radio del campus. ―Me miró por el
retrovisor.
―No sé por qué. ―Me recosté en el asiento, viendo a la gente
pasar. Odiaba el tráfico y de hecho nos movíamos a paso de caracol. En esta
ciudad, cada uno tenía algún lugar a donde ir, y rápido.
―La graduación es en dos días. Creo que muchos esperan que el
discurso les diga qué hacer con sus vidas. ―Se rió mientras empezábamos a
movernos otra vez.
―¿No era ese el punto de la universidad? Tenían cuatro años
para descubrirlo.
―Conoce a los niños, siempre dudando. Estoy seguro que tenía
momentos donde dudó hacia dónde lo llevaría su carrera.
―Nunca. ―Negué―. Siempre supe lo que iba a hacer con mi vida.
Esto nunca fue una pregunta de si, o cómo. Creo que cada uno sabe lo que quiere
hacer, pero simplemente están demasiado asustados para hacerlo.
―Creo haberlo escuchado también ―dijo el chofer, dirigiéndose
a la Universidad de Nueva York.
Vino hasta mi puerta mientras yo arreglaba mi chaqueta,
asintiéndole antes de dar unos pasos. Él tenía razón; el lugar estaba repleto
de veinteañeros esperanzados, todos alrededor del gran teatro.
―Doctor Cullen. ―La directora del evento, la profesora Mills,
saludó mientras trató de acercarse a través de la multitud. Era una mujer baja
y pálida, con grandes gafas que casi cubrían todo su rostro. En sus manos había
toda clase de archivos, que cambió de lado para estrechar mi mano―. Bienvenido,
disculpe el caos. Después que anunciamos a nuestro último invitado, conseguimos
una afluencia de estudiantes. ―Sonrió, mostrando su ortodoncia
mientras más estudiantes nos pasaban.
―Estaba a punto de decirlo, no creo que tantos estudiantes se
preocupen demasiado por la ciencia. ―Por qué no lo entendía―. ¿Quién es
el siguiente invitado, un músico o algo?
―No… espere, ella estaba justo detrás de mí. ―Se volteó,
levantándose en la punta de sus pies, tratando de mirar en la muchedumbre―. Oh,
ahí está.
Seguí la línea de su mirada.
―Debe estar bromeando. ―Allí, tomándose una selfie con dos
estudiantes, uno con rastas que casi tocaban el piso y el otro con una cresta
fucsia, estaba la artista estafadora.
―¡Señorita Swan! ―la llamó la directora mientras la policía
del campus ayudó a cada uno a entrar en orden por el pasillo.
Al fin sin distracciones, se dio cuenta de nosotros, sus
negros ojos abriéndose en sorpresa cuando me vio.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―preguntó cuando nos alcanzó.
¿Por qué, Dios? ¿Por qué?
―Debería preguntarte eso.
―¿Se conocen? ―La directora aplaudió con alegría―. Esto es
genial. No puedo esperar a que el debate comience.
―¿Debate? ―dije al mismo tiempo que la artista estafadora.
―Pensaba que era preguntas y respuestas con los estudiantes
―declaré.
―Yo también ―dijo ella.
―¿De verdad? Les avisamos a sus agentes, doctor Cullen y
señorita Swan. La razón es que la ciencia y el arte ahora han estado
básicamente teniendo esta batalla durante días. Esperan que ambos den sus
puntos de vistas. Ya que son amigos, estoy segura que será una sana discusión.
Síganme ―proclamó la directora básicamente en un aliento.
Ningunos de nosotros
entendió lo que ella quiso decir hasta que la seguimos por una puerta que
conducía al escenario con tres sillas rojas esperándonos. La multitud que había
estado afuera ahora estaba dividida entre los artistas y los profesionales. La
diferencia era tan clara. Incluso la artista estafadora y yo. Estábamos sin
comprenderlo, representando nuestros equipos por nuestros conjuntos. Estaba
vestido en un traje, mientras ella había sido libre en su opción.
―Damas y caballeros. Es un gran honor presentar nuestro
primer debate para el día ―dijo la directora Mills, ya sentándose en su silla
en el escenario mientras esperábamos.
―Esta es una mala idea ―susurró detrás de mí.
―Nuestro primer invitado es actualmente el neurocirujano más
joven en Nueva York del hospital Presbiteriano. Se graduó de nuestra propia
universidad de Nueva York llegando a ser el primero de su clase en Yale
Medical. Damas y caballeros, por favor reciban al doctor Cullen.
El lado izquierdo del lugar me aclamó, levantándose.
―Buena suerte ―le dije antes de caminar hacia el escenario.
Saludando a la audiencia, estreché la mano de la directora Mills una vez más
antes de tomar asiento.
―Nuestro segundo invitado es también graduado en la
Universidad de Nueva York. Fue en nuestro evento de arte que debutó con su
primer gran trabajo, Gritando en la Ciudad. Desde entonces, su arte y
fotografía han agraciado cada esquina del mundo. Time Magazine la llamó
Anselm Kiefer de esta generación. Damas y caballeros, por favor reciban a la
señorita Isabella Swan.
Había pensado que los aplausos que me dieron eran
impactantes, pero todos los estudiantes de arte fueron completamente salvajes.
Levantados y aplaudiendo, aclamaron como si ella hubiera acabado con el hambre
mundial o curado el cáncer.
Salió, con la sonrisa más grande en su rostro mientras saludó
con ambas manos. Incluso hizo una reverencia.
Puse mis ojos en blanco.
―Buena suerte ―se burló cuando finalmente terminó de
elogiarse, sentándose en su silla.
Quería borrar esa expresión de su rostro.
―Gracias por haber venido ―nos dijo la directora cuando nos
daban los micrófonos.
―Sin problema ―contestó con regocijo.
―No diría “sin” problema. Yo podría salvar la vida de alguien
ahora mismo, pero…
Un montón de “oh” y risa vinieron de mi sección.
Me fulminó con la mirada, asintiendo como si aceptara algo.
Que comience el juego.
Isabella
¿Así es como quiere
jugar? Acabo
de hacer un pacto en no permitirle arrastrarme a su nivel, y allí estaba yo con
esta… esta cosa… otra vez. Había vivido en la ciudad por años, y Nueva
York nunca se había sentido tan pequeño en las pasadas semanas. Simplemente no
podía alejarme de él.
―¿Empezamos? ―nos
preguntó la directora.
Ambos asentimos,
volteándonos hacia los estudiantes.
―Ahora, por favor
recuerden mantener todas las preguntas respetuosas. Hablaremos a fondo a partir
de la pregunta, profesional.
Eso consiguió algunos
abucheos de lo que supuse serían llamados los “creativos”.
Una estudiante, en
una apretada cola de caballo, vestida en pantalón negro y blusa de botón, se
levantó.
―Mi pregunta es para
el doctor Cullen. ―Me miró fijamente―. ¿No cree que, debido a los medios de
comunicación, sobre todo esta generación sea engañada por la vida del artista?
Hubo gruñidos y
murmullos a su pregunta, pero todos aguardaron que él hablara. Lo vi relajarse
en su silla con una pequeña sonrisa en sus labios.
―Por supuesto ―dijo
él.
Estuve tentada a
tapar mis oídos a la ronda de basura que probablemente diría después.
―Quiero decir, ¿es
realmente posible para cada uno de ustedes ser el próximo Anselm Kiefer o Lady
Gaga? No. La cosa acerca de cualquier tipo de arte es: no tienes el control.
Sin importar qué, tu sustento depende en si eres o no, uno; notado, y dos:
popular. Estoy seguro que hay muchos artistas tan buenos como la señora Swan,
sino mejor, pero ninguno que fuera notado. A diferencia del mundo profesional,
donde si eres el mejor en tu campo, conseguirás el reconocimiento que mereces.
Cómo esa estúpida
respuesta consiguió aplausos me preocupó por el futuro de nuestro país.
―¿Se me permite
responder esto? ―le pregunté a la directora en el micrófono.
―Por favor.
Suspiré, arremangando mis
mangas.
―Me dije que trataría de contenerme porque a menudo cuando
digo la verdad, la gente sufre. ―Sonreí a la risa llenando la habitación.
―En cualquier momento, señora Swan ―dijo a mi lado, tomando
un sorbo de su agua.
―Bien, doctor Cullen, su declaración destaca la diferencia
fundamental entre nosotros. Usted busca el reconocimiento en su trabajo. Y no
me malinterprete, estoy segura que ama lo que hace, pero también estoy segura
que no entra en el trabajo cada día esperando salvar tantas vidas como
sea posible. Es acerca de hacer un nombre por ti mismo. Para la gente como yo,
me importaría una mierda si alguien conoce mis logros. Mi arte no es para nadie
sino para mí. Cuando pinto, o tomo una foto, estoy expresando los detalles más
profundos de mí. Es toda la satisfacción que necesito. Puede parecer asustadizo
para todo aquel que necesite un camino para andar, y los diez pasos para
independizarse, pero para nosotros, los artistas, hacemos nuestro propio
camino, y nos ponemos nuestros propios objetivos y límites. Vivimos una vida a
color, mi amigo.
―¡Boom! ―gritó alguien desde mi lado del teatro, y guiñé en
esa dirección.
―Próxima pregunta. ―La directora señaló a alguien del lado
creativo.
Él se levantó.
―Mi pregunta es para la señora Swan ―dijo cuándo le dieron un
micrófono.
Recordé tomarme una foto con él, su cresta rosa era difícil
de olvidar. Asentí, sentándome.
―¿Cómo se siente con el sistema de educación enfocándose en
la ciencia y cortando el presupuesto de arte una vez más?
―Me avergüenzo. Vivo en una cultura que me ha desilusionado
al creer que las artes ya no son necesarias. Un artista diseño esa camisa
de NYU que estás usando, y un artista pasó tiempo creando la disposición de
este teatro. El arte está en todo, y sin comprender esto, el sistema educativo
está desechando lo importante de esto.
―Estoy de acuerdo, hasta cierto punto. ―Edward miró al
estudiante―. Sin embargo, un enfoque en las ciencias es de hecho más
importante, no solo para nuestra economía, sino también para nuestro estado
como una sociedad. América está clasificada en el treinta y uno en matemáticas
y veintitrés en las ciencias. ¿Cómo no centrarse en esto? Si quieres ser un
artista, bien, pero ¿por qué se traduce a no entender química? Muchos
estudiantes se dan por vencidos y dice: “soy más artístico, no necesito
aprender esto”.
―Dicho eso, ¿cuándo fue la última vez que pintó algo o fue
creativo, doctor Cullen? ―lo interrumpí, forzándome a verlo―. Dice que los
artistas deben tener talento y estar preparados, y no lo contradigo, pero ¿qué tal
los profesionales? ¿Cuántos estudiantes toman la clase de arte por una A fácil
y ni siquiera aprenden a dibujar? ¿Cuándo fue la última vez que fue un artista,
doctor Cullen?
Él asintió.
―Touché.
―Siguiente pregunta.
Otro chico se levantó, vestido en un traje con pajarita, y
gafas.
―Mi pregunta es para el doctor Cullen. También quiero ser
doctor, aunque no estoy seguro en qué especializarme. Sé que los próximos
cuatro años de mi vida serán en la facultad de medicina, y después de eso, como
interno y así sucesivamente. Entonces me preguntaba, ¿cómo encuentra el tiempo
para tener citas? ¿O aún no es una posibilidad incluso después de graduarse?
Al momento en que preguntó, mi atención se disparó hacia Edward.
Aunque él se riera junto a otros estudiantes, podía decir cuán incómodo estaba.
―Lo siento, pregunta tonta…
―No, está bien. Es sólo… ―Edward hizo una pausa, succionado
en su propio mundo.
―Salir es posible ―dije por él, mirando a los estudiantes―.
Después de todo, todavía me mantiene a su lado.
Los jadeos, silbido, y la risa que llenó la habitación fueron
ensordecedores.
Los ojos de Edward me miraron detenidamente como si yo
hubiera perdido mi mente.
―¿Están saliendo? ―La directora se inclinó hacia delante como
si le fuera a decir un gran secreto. Miré airadamente a Edward, esperando que
entendiera lo que trataba de decir con mi mirada.
―Sí, ni siquiera sé cómo pasó. Un momento éramos sólo
vecinos, y al siguiente, estábamos en una relación. ―Él se rió, pero en el
interior, podría decir que estaba gritando. El sarcasmo en su voz fue claro
solo para mí.
―Ahí lo tienes, el cerebro izquierdo y derecho salen juntos
―declaró la directora Mills.
―¡Beso! ¡Beso! ―comenzaron a corear, para mi horror. El
problema en que nos metimos se hacía más y más grande.
Cuando me volteé hacia Edward,
él, en un suave movimiento, me besó delicadamente en los labios antes de
apartarse y aceptando el aplauso.
¿Cómo demonios pasó esto?
Edward
―¿Qué diablos fue eso? ―le grité cuando terminamos,
marchándonos de detrás de bastidores cuando los estudiantes lo despejaron.
―¡No lo sé! No respondías, y me sentí mal…
―¿Quién te pidió que te sintieras mal por mí? ¿Me veo
lamentable para ti?
―¿Estás diciendo que salir conmigo es lamentable? ―le grité
de vuelta.
―¡Sí! ¡Especialmente comparado con quien salía, en realidad!
No solo era hermosa y con clase, sino que es extremadamente inteligente. ¿Cómo
puedes compararte a eso? ―Las palabras salieron de mi boca antes de poder
detenerme.
Apartó la mirada de mí, manteniendo su boca cerrada durante
un momento antes de levantar su cabeza y mirarme.
―Lo entiendo. No significo nada, pero ¿qué hay de ti? Al
parecer tampoco merecías su amor. Tuvo que haber sido esa gran inteligencia lo
que hizo que se alejara tan rápido sin mirar hacia atrás una vez ―susurró,
pasando por delante de mí hacia la salida.
Soy un idiota.
Había dado un golpe bajo, y ella había contraatacado.
4 comentarios:
Artista estafadora uno Edward doctor idiota cero, q hdp es Edward sacándola pero igual lo q BELLA le respondió es la verdad, fue muy inteligente y con clase su ex q x eso lo dejo sin mirar atrás bien Bella tu Edward muy mal 😠😖 Gracias 😘❤
Jajajajaajaj o XD mori estos se odian asta la punta del cabello jajajaj pero se amarán sin retorno jajajaja graciasssss princesa me facina la historia súper emocionada X leer el siguiente cap gracias gracias gracias gracias
La adoreeeeeee se odian asta por los pelos jajajaja se están enamorando y vasta bloque huesos y no se dan cuenta pero el encuentro con la mami de Edward marcará una diferencia jajajaj ansiosaaaaaaaa y emosionada X leer pronto un nuevo cap graciasssss gracias gracias gracias gracias gracias gracias gracias gracias
Justo cuando Edward no podia ser mas idiota llega con la idea d q estan juntos y criticando a Bella.
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