Capitulo 7
Otro para el Ángel
Solo pensé en sexo y
pollas cuando hice las maletas para este viaje. El delicioso lubricante había sido
transferido a botellas aprobadas por la TSA y mis juguetes estaban en sus bolsos encantadores,
todo escondido en mi equipaje de mano. También me las arreglé para llevar
escondido un par de artículos de higiene personal ‘reales’, junto con un
vestido lindo y un único par de tacones. Sólo en caso de que la aerolínea
perdiera mi equipaje marcado.
Por supuesto, cuando
estaba empujando todo esto en mi bolsa, no estaba pensando en lo difícil que
sería conseguir pasar la seguridad.
Ahora soy una
orgullosa, zorra con carnet, pero no voy a tener mi maleta abastecida hurgada
por un desconocido.
Estoy de pie en este
pequeño cubículo, la mitad superior de las paredes están sostenidas por
plexiglás, así que soy capaz de ver a mi papi, Edward, apoyado en la pared, una
pequeña sonrisa divertida en sus labios mientras me mira. No puedo evitarlo. Le
saco la lengua. El asno. ¡Cómo se atreve a burlarse de mí!
Nunca he estado en un
maldito avión antes. Y había conseguido la información del estúpido sitio web
del aeropuerto, maldita sea. Decía que se me permitía llenar tres botellas de
100ml.
Simplemente no
entiendo mucho más que eso.
Como el hecho de que
sólo se me permitía tener suficientes botellas para llenar una bolsa un litro.
Lo que significaba que las quince botellas de lubricante que había empacado
eran un poco demasiado.
El tipo que me trajo
a este infierno gris sale después de dejar mi bolso en la mesa de acero... y
solo mi suerte... en presencia de Big Bertha.
La mujer empuja más
allá de mí sin un simple "hola" y abre de un tirón la cremallera.
—¿Este es tu bolso?
Lamo mis labios y
trago el nudo en la garganta. —Sí, señora.
Ven, puedo tener
totalmente modales cuando quiero.
—Uh-huh. — Ella
voltea sobre la solapa delantera. —¿Ha estado su equipaje en su posesión en
todo momento?
—Sí, señora.
—¿Alguien le ha dado
algo o le ha pedido llevar-? Su pregunta se corta cuando ella desliza el
vibrador púrpura Yurple de la bolsa. Es de 25cm de largo y bien grueso. A Edward
le gusta ponerlo en mi coño mientras folla mi culo si el tío Emmet está
demasiado ocupado para unirse a nosotros.
—¿Qué demonios? — Su
voz se eleva hasta que es estridente al final y llama la atención de los
transeúntes. Y no es como si Bertha la mantuviera baja, tampoco. No. Ella tiene
que llamar la atención de todos. —¿Qué es esto? ¿Chica, eres una
especie de puta ninfómana?
Aprieto los dientes.
Lo soy, pero no como ella se refiere. Sólo me follo a los hombres en la familia
de mi ex padrastro. No a todos los hombres en el maldito planeta.
La mujer chasquea la
lengua y lo deja a un lado, volviendo a rebuscar en la bolsa. Ella saca mis
tres bolsas de 1lt, cada una llena con varias botellas de 100ml. Todas ellas
llenas con el regalo de Dios a los sexólicos: lubricante.
—¿Y que es todo esto?
Siento mi cara
calentarse. —Lubricante.
El rostro de la mujer
se queda en blanco. —¿Lubricante?
Asiento con la
cabeza.
—Voy a tener que
testear todo esto. —Ella agarra las bolsas en la mano. —¡Thomas!
Miro a Edward, y él
está sonriendo ampliamente ahora. El asno.
—¡Thomas! —Bertha
alza su voz. —Esta chica ninfómana dice que esto es lubricante. ¡Necesito que
lo compruebes!
Oh, Dios, que la
tierra me trague ahora. Hay una silla detrás de mí y me desplomo sobre ella.
Estaría completamente bien si el mundo se acabara ahora mismo.
—Ahora, señorita,
todavía tengo que cachearte. No se siente por el momento.
Cualquier idea de
explorar mi bi-curiosidad solo salió volando por la ventana. Siempre comparé el
sexo lésbico con un cacheo por parte de Big Bertha.
Se siente como horas
más tarde, pero sólo quince minutos han pasado cuando finalmente escapo de las
garras de Bertha y Thomas.
Y también con dos
bolsas menos de 1 litro de lubricante.
Maldita sea.
Para el momento que
finalmente pasamos a través de la seguridad y nuestra puerta, sólo tenemos
tiempo para una llamada rápida al tío Emmet antes de que comencemos a embarcar.
Al minuto que papi
toca el botón de llamar, arrebato el teléfono de su mano, ganando una carcajada
de él en respuesta.
Solo le lanzo una
mirada asesina. El asno todavía piensa que el fiasco de la seguridad es
divertido.
Tío responde en el
primer timbre. —¿Hola?
—Tío Emmet, ¿sabías
que sólo puedes tener una bolsa de líquidos? ¿Lo sabías? Porque se llevaron
mi... —Doy un vistazo alrededor y bajo mi voz—... lubricante.
—¿Qué?
Le saco la lengua a Edward,
sintiéndome mejor ahora que tengo a alguien tan indignado como yo. —Lo sé,
¿verdad? Y ella agito mi púrpura Yurple alrededor como si fuera una jodida
espada.
—Espera, retrocede.
¿Trajiste lubricante en tu equipaje de mano? ¿Hablas en serio?
Eh. Tal vez no esta
tan de mi lado como yo pensaba. Creo que está más sorprendido que lo traje más
que el hecho de que fue tomado. Lo juro. No consigo amor.
Gruñendo, le alcanzo
el teléfono a Edward. —Habla con tu hermano.
Lo agarra, pero
también envuelve un brazo alrededor de mi cintura para tirarme a su regazo.
Aterrizo con un ruido sordo y un chillido, pero maniobro hasta que estoy
acomodada y pongo mi cabeza en su hombro.
Él habla con su
hermano, metiéndose a través de la historia usando una cantidad
endemoniadamente menor de palabras de lo que hubiera utilizado. Solo me relajo
contra él, dejando que las vibraciones y retumbes de su voz viajen a través de
mi con cada palabra que habla.
Entonces me vuelvo
loca de nuevo.
—Uno pensaría que
ella sabría mejor.
Le doy codazo en el
costado y él gruñe, haciéndome sentir una pizca mejor. Si pudiera golpearlo a
la vista todas de las personas en el aeropuerto, lo haría.
Se inclina hacia
delante y coloca un suave beso en mi sien. —Sí, nuestra chica está en necesidad
de un poco de liberación cuando lleguemos allí, creo.
Está bien, la ira se
ha ido, inserte hormigueo algo rosado. ¡Hurra!
Acaricio con la nariz
su cuello y él me da un poco más de besos, un apretón a mi cadera y siento el
tirón de su polla por debajo de mí.
El anuncio para el
embarque interrumpe nuestro acurrucarse, pero al menos tengo una promesa de más
para más tarde.
Mientras que él está
terminando su llamada con Emmet, agarro mi bolso y nuestros billetes y me pongo
en la fila para la caminata al avión.
No pasa mucho tiempo
antes de que nos acomodemos en nuestros asientos de primera clase. Lo primero
que hace Edward es solicitar una manta para mí, ya que tiende a hacer frío.
Antes de darme
cuenta, todo el mundo embarcó y estamos despegando, el avión elevándose hacia
el cielo.
Meno dos bolsas de
litro de lubricante.
Sí, todavía estoy
enojada por eso.
La luz de abrocharse
el cinturón se apaga y Edward se inclina hacia mí. —¿Estás bien, Bella?
Los labios de papi
cepillan mi oído, y un estremecimiento sutil viaja por mi espina dorsal.
—Mmm-hmm.
Tengo los ojos
cerrados, descansando mientras vamos a toda velocidad por el aire hacia la
ciudad universitaria de mi primo. Él se graduó con honores de la Dynamic International
College—DIC.
—Sabe, deberías usar
el baño ahora, si lo necesitas.
Sonrío. —Puede ser.
Pero también puede que no cierre la puerta correctamente. Y... puede que tengas
que comprobarme.
Giro la cabeza y rozo
sus labios con los míos, serpenteando mi lengua para burlarme de él. Ya, mi
coño se vuelve pesado, doloroso... anticipando lo que vendrá.
Je. Ven.
Sólo estoy usando un
vestido fino, sin sujetador y sin bragas. Aprendí hace mucho tiempo a llevar
algo con fácil acceso y sin ropa interior.
Así que sí, mis
pezones están duros y presionando contra el casino vestido de algodón,
reavivándose y esperando el toque de mi papi.
—Oh, Bella, nunca
tienes que preocuparte. Siempre voy a comprobarte y asegurarme de que estás
bien.
Toma mi burla al
siguiente nivel, añadiendo calor. Su lengua se desliza entre mis labios, y me
ahogo en su gusto. Giro en su invasión, lamiéndolo y acariciándolo, saboreando
el toque de café que persiste en su boca. Edward es mío. Mi hombre y mi papi.
Él sabe exactamente cómo tocarme, besarme, para volverme salvaje.
Siento a mi coño cada
vez más húmedo con cada segundo que pasaba, y doy gracias a Dios de que los
asientos son de cuero y no de tela. Por lo menos, van a ser fáciles de limpiar
antes de irme.
Me acerco más, y él
se libera, mordiendo mi labio inferior antes de calmarlo con un roce del suyo. —Ve.
Sonriendo, me inclino
y tiro la manta a un lado antes de levantarme para moverme por delante de él y
luego hacia la parte delantera del avión.
Susurro un educado —Perdón—
cuando me rozo por la asistente de vuelo en el pasillo, y antes de darme
cuenta, estoy detrás de la puerta cerrada del baño minúsculo.
Mirando alrededor, no
estoy segura de cómo vamos a lograr esto.
Hay un pequeño
inodoro, casi un mostrador y un lavabo que parece que es del tamaño de una
pelota de fútbol.
Todo correcto
entonces.
Tomo asiento en el
inodoro y espero, el pulso aumenta a medida que los segundos pasan, la emoción
creando mariposas en mi estómago. Mi coño está listo. Más que eso, en realidad.
Estoy poniéndome más húmeda con cada respiración y se está tomando todo en mí
no retorcerme en el asiento de plástico.
Luego... por
suerte... la puerta se abre para revelar a Edward. Me pongo de pie, con un
brazo alrededor de su cuello para tirar de él en un beso mientras yo palmeo su
polla. Crece aún más con cada caricia a lo largo de su longitud oculta.
Nuestras lenguas se
enredan, y mientras yo estoy ocupada con conseguir su motor en marcha, él está
ocupado subiendo mi falda corta, el aire del baño congelando mi culo y mi coño.
Él ahueca mi culo,
aparta mis mejillas, y sus dedos se mueven a lo largo de mi grieta, tocando mi
nervio.
Dios, necesito más.
Subo una pierna alrededor de su cintura, frotando mi coño contra él y buscando
más fricción. Mi clítoris está golpeando a tiempo con cada rodar de mis
caderas. Jodidamente amo esto. Lo amo.
Arranco mis labios de
los suyos. —Papi. Dios, necesito que me folles.
Edward libera mi
pierna, así que estoy de pie por mi cuenta y me da la vuelta. Una mano fuerte
en mi espalda baja me fuerza a agacharme y me apoyo con mis manos en el inodoro
cerrado. — Mira a ese hermoso coño.
Un solo dedo traza a
lo largo de mi grieta hasta que se adentra entre mis labios inferiores, y luego
mete dos dedos en mi coño, atravesándome, y yo apenas muerdo mi grito de
placer.
Él sabe cómo tocarme,
cómo empujar esos botones y hacerme gritar.
—Tu coño está lindo y
húmedo para mí, ¿eh? ¿Todo listo para ser follado por tu papi? La pequeña puta
que lo toma en un avión. — Se inclina sobre mí, y siento la cresta de su polla
contra mi culo. — Tienes que estar tranquila o seremos arrestados. Entonces no conseguirás
tener tu diversión cuando aterricemos. ¿Puede mi putita estar tranquila?
Aprieto alrededor de
sus dedos invasores, mordiéndome el labio para no gemir, y asiento.
—Buena chica.
Me quejo cuando
desliza sus dedos fuera de mi coño, pero lo corto cuando los lleva a mí
alrededor y los presiona en los labios. — Lámelos hasta que este limpios, bebé,
y luego te voy a dar lo que quieres.
Joder, yo no dudaría.
Abro la boca y los llevo dentro, lamiendo y dejando que el sabor combinado de
él y mi excitación ronde sobre mi lengua. Lamo sus dedos, asegurándome que
estés bien y limpios antes de que él los aleje.
Su peso se va y
escucho el tintineo de la hebilla de su cinturón mientras él la deshace, y
luego la cremallera de sus pantalones se baja. Él está allí ahora, la directa
cabeza de su polla sondeando mi remojada entrada, extendiendo y atravesándome
con su polla gruesa en una dura embestida.
Coloco una mano en la
pared para mantener mi cuerpo de ser empujado.
—Mierda si, un poco
coño tan estrecho.
Se aleja, y luego se
estrella de nuevo hacia delante, forzando un gemido desde el fondo de mi pecho.
—¿Así? ¿Al igual que el pene de tu papi en tu coño?
—Sí, por favor, papi.
Dámelo.
Él agarra mis caderas
con fuerza, los dedos clavándose en mi carne mientras él comienza un agradable
ritmo constante. Afuera y adentro, la polla acariciando esos lugares dulces en
mi resbaladizo calor.
Todo está empujando a
la vez para aumentar mi excitación. Él es mi papá, mi ex padrastro, estamos en
un avión, donde una azafata nos puede interrumpir en cualquier momento.
—Fóllame, fóllame,
fóllame...— Mi voz es un mantra bajo. Estoy rogando y suplicando y con ganas de
todo.
—Toma esta polla.
—Lo quiero todo. Más
Fuerte. Más.
Él me lo da. Cada vez
más rápido, sus caderas golpeando contra las mías mientras él se mueve dentro y
fuera de mi coño remojado.
—Vente en mi polla, Bella.
Hazlo.
Joder, yo quiero.
Llego entre mis piernas, los dedos encontrando mi duro, pequeño clítoris con
facilidad y hago círculos en el manojo de nervios. Rápido. Girando y girando.
Variando la presión hasta que mi cuerpo responde. El revelador hormigueo de placer
corre por mi espina dorsal, viaja a través de mí, de la cabeza a los pies, y
luego se posa sobre mi coño.
Mi coño se aprieta
rítmicamente alrededor de la polla de Edward, ordeñándolo, tratando de
mantenerlo dentro con cada embestida. No quiero que se vaya, no quiero que el
placer termine.
Sé que voy a venirme
pronto, el cuerpo apretándose hasta que apenas puedo respirar. Los temblores
están bailando a través de mí, los músculos retorciéndose, y bueno ni siquiera
comienza a describir lo que estoy sintiendo.
Está creciendo - el
placer está ardiendo en mis venas. Él se está moviendo más rápido y me muevo
hacia atrás para encontrarme con cada embestida. Presionando más, tomado más de
la polla gruesa que me encanta.
—Dulce coño. Toma mi
polla, Bella. Tómalo todo.
— Dámelo, papi. Folla
a tu puta.
Estoy casi sin poder
respirar, pero es tan jodidamente cerca. Me estoy acercando al borde y estoy a
punto de explotar a su alrededor. Sigo frotando y presionando, aumentando la
presión cuanto más me acerco al precipicio. Esta... justo... ahí...
—Voy a... — Se trata
más de un grito que nada.
—Hazlo.
Y entonces no puedo
controlar nada, mi respiración, mis músculos, mi cuerpo... Soy una pelota de
sensaciones, casi lista para romperse y quebrarse en mil pedazos mientras él
sigue fallándome como una taladradora.
Más Fuerte. Más
Fuerte. Más Fuerte.
Más Rápido. Más
Rápido. Más Rápido.
Como me vengo abajo,
sus embestidas se vuelven erráticas y me da una... dos... tres más antes de que
él se ponga rígido detrás de mí, su polla enterrada profundamente en mi coño. —
Mierda. Tómalo, Bella. Te voy a llenar con mi semen.
Su polla palpita
dentro de mi coño, sacudiéndose con cada chorro de su semen, vertiendo todo
ello en mí mientras yo desciendo de mi propio orgasmo.
Pronto su respiración
se ralentiza, manos me acarician mientras vuelvo a mí misma. Segundo pasan, uno
tras otro, y parece que ninguno de nosotros está preocupado por recomponernos
de nuevo.
Hasta que hay un
golpe en la puerta. —Disculpe, ¿se encuentra bien?
Me río, y Edward
gime, su polla deslizándose de mi coño, un rastro de semen siguiéndolo en su
estela. Lo siento gotear en la parte de atrás de mi muslo.
Se aclara la voz. —Estamos
bien. Nosotros saldremos.
La voz de la mujer se
vuelve estridente. —¿Nosotros?
Mierda. Atrapados.
4 comentarios:
Esta niña jajajajaja le gusta el peligro solo ella llena sus bolsa con sus juguetes y se los exponen 😋😛😳😉😂😂😂😂😂gracias
Hahahahah Los cacharon en el baño ..... me encanta cada capituló, quiero más como Bella ... gracias
JAJAJA 😂 Creo que ya se le quitó el enojo por la confiscación, bella y sus juguetes 🙈 😁 Que los cachan por candentes 🔥🔥🔥 ups Muchas gracias por actualizar.
😄😄😄😄😄😄 los descubrieron upppssss!!!!
Publicar un comentario