viernes, 6 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 21

Isabella

Despertando sola pero revitalizada y bien descansada, me vestí rápidamente y me apresuré a bajar las escaleras para tomar el desayuno con Edward. Sólo que cuando llegué a la cocina, no había nadie ahí, el periódico estaba cuidadosamente doblado en el centro de la mesa.

El silencio en esta casa no siempre significaba que estaba vacía, pero hoy parecía ser así.

Eso me puso triste. Quería despertar cada día saludando a Edward, poniendo mis abrazos alrededor de él, y tomando calor de él mientras su forma me envolvía.

El reloj en la estufa leía las ocho y veintitrés. Demasiado temprano para que Edward se hubiera ido a hacer ejercicio.

¿Dónde estaba?

Yo no sería esa chica.

No le enviaría un mensaje de texto. No señor.


Tomaría mi desayuno con Alice en su lugar, y trataría de pescar información de ella.

Era un lindo día. Me hizo bien la caminata, ahora que ya no tenía dolores de parto fantasma. El aire era fresco y el sol calentaba. Sonreí hacia el cielo.

Subí las escaleras, toqué el timbre y esperé.

Y esperé.

Y esperé un poco más.

Levantando mi mano, golpeé la puerta.

—Vamos, Alice. ¡Levántate!

Ella respondió a la puerta, parpadeando para quitarse el sueño, su cara fruncida y su cabello alborotado en todas partes, vistiendo un extravagante camisón.

—¿Qué demonios, chica?

Le sonreí, y sin esperar por una invitación, pasé a su lado.

—Estoy hambrienta y necesito café.

Su expresión se enfrió. Me giré hacia ella y la miré, comenzando lentamente:

—De hecho vine aquí para saber a dónde se fue.

Ella encogió sus hombros, bostezando.

—No lo sé, no soy su cuidadora.

Mordí la parte de interna de mi labio, mi nariz frunciéndose.

—Sí —balbuceé, sonando desilusionada—. Yo tampoco.

Alice rodó sus ojos.

—Lo que sea. Ve y espera en la cocina. Déjame despedirme de mi compañía.

Mientras ella caminaba de regreso por las escaleras, grité un poco demasiado alto:

—¡Buenos días, Jasper!

Encendí la máquina de café y serví dos tazas llenas cuando Alice regresó a la cocina, su cabello amarrado en una cola de caballo alta. Se había vestido en pants de ejercicio y un suéter flojo, con el maquillaje de anoche aún manchado debajo de sus ojos.

Pasándole una taza, sonreí astutamente.

—¿Te divertiste anoche con tu compañía?

Me miró con furia sobre el borde de su taza ates de levantar su nariz.

—Ronca.

Justo entonces, una voz gentil y áspera llegó de la puerta abierta.

—Miente. Y sí, nos divertimos. Siempre nos divertimos. Jugamos a Yahtzee justo hasta antes del amanecer. —Jasper sonrió, sus párpados estaban bajos por el sueño. Llevaba sus pantalones de vestir y nada más. Estaba demasiado entretenida para echar un vistazo a su precioso cuerpo tatuado y en forma.

Resoplé, casi atragantándome con mi café.

—¿Así es como lo llaman los niños estos días?

Me guiñó un ojo antes de hacer algo que me sorprendió.

Caminó hasta estar detrás de la silla de Alice, puso sus manos en sus hombros, se agachó, y presionó sus labios al espacio justo debajo de su oreja. Ella cerró sus ojos y sonrió con felicidad. Él susurró algo en el oído de Alice y el rostro de ella se suavizó. Ella levantó una mano para sujetar su mejilla tiernamente antes de girar su cara para presionar un suave beso en los labios de él.

Estas no eran las acciones de dos personas que simplemente dormían juntos. Estas eran las acciones de dos personas muy enamoradas. Mi mente volvió al momento cuando Alice me contó que Jasper no la amaba. ¿Estaba loca? Era claro como el cristal, estaba todo escrito en su rostro. En su sonrisa. En la manera en que la miraba. Jasper Hale estaba patas arriba por Alice Cullen. Y la amaba de una manera que muchas mujeres soñarían con ser amadas.

Mi corazón sonrió por ambos. Ellos tenían algo especial. Incluso si Alice no lo sabía aún.

Jasper se sirvió una taza de café y luego se movió alrededor de la mesa, parándose para besar mi cabeza antes de sentarse a la cabeza de la mesa.

—¿Te sientes mejor, esposita?

Sonreí por su apodo. Claramente estaba designado a poner celosa a Alice, y por la manera en que su nariz se levantó, estaba funcionando.

—Me siento mucho mejor, gracias. Maldito virus —mentí.

Las cejas de Jasper se levantaron.

—¿Pensé que era dolor por el periodo?

Le parpadeé antes de voltearme hacia Alice.

—¿Ningún hombre en esta familia es delicado? —Aleteé mis pestañas hacia Jasper—. Estaba tratando de proteger tus delicadas sensibilidades.

Él tomó un sorbo de su café.

—Esas son demasiadas palabras grandes para ser tan temprano, Isabella.

—Así que —indagué—. ¿Dónde está Edward?

Jasper me parpadeó, mirándome con curiosidad.

—¿Por qué te importa?

Mis mejillas se calentaron.

—Por nada —balbuceé, bajando mi mentón.

Jasper sonrió grandemente, el removedor de mierda.

—Bueno, entonces si no es nada para ti, fue a desayunar con Rosalie.

—¿Qué? —Mi cabeza se lanzó hacia arriba, ojos flameantes, sin estar segura de si me estaba mintiendo para tener una reacción mía.

—Oh —musitó Alice, recordando de repente—. Sí, es verdad. —Sacudió su cabeza, luego se encogió—. Lo siento. Lo olvidé.

¿Por qué estaba desayunando con Rosalie? ¿Por qué no estaba desayunando conmigo? Y más importante, ¿por qué no me lo dijo?

¡Porque no es asunto tuyo!

La declaración de mi mente dolió, porque era cierto. Quería que Edward fuera mi asunto. Quería que pensara en mí cuando tomara decisiones, como la de tomar el desayuno con una pelirroja alta y hermosa, quien claramente lo quería para ella misma.

Me empequeñecí en mi silla y la sonrisa de Jasper cayó.

—Estás molesta.

—No estoy molesta —mentí descaradamente, mi tonó frío delatándome—. Edward puede hacer lo que quiera. No me debe explicaciones.

Alice ladeó su cabeza.

—¿Qué está pasando entre mi hermano y tú?

Me encogí de hombros, insegura de cómo responder.

—No lo sé. Un segundo, él es todo protector y cariñoso y me está dado collares, y al siguiente, está apagado escondiéndose dentro de sí mismo. Pensé que teníamos algo, pero es como si tuviera miedo de hablarme.

Jasper se estiró.

—Él tiene miedo de hablarte. Bueno, no a ti, sino a la gente en general.

Alice lo silenció, pero yo traté de sacar toda la información que pudiera obtener.

—¿A qué te refieres? Es tan confidente en el club. —Estaba confundida—. ¿Por qué tendría miedo de hablarme?

Jasper ligeramente empujó el brazo de Alice.

—¿Hablarás con tu chica? Piensa que ella es el problema. Dale un respiro, Alice.

Ella miró abajo hacia la mesa y balbuceó bajo:

—No hablamos de eso.

Jasper sacudió su cabeza antes de inclinarse sobre la mesa hacia mí y preguntar:

—¿Alguna vez te has preguntado por qué Edward cierra con llave la puerta de su habitación por la noche?

Asentí entusiasmadamente.

—Todo el tiempo.

Alice habló en voz baja.

—Suficiente.

Jasper la ignoró.

—Lo hace para protegerse a sí mismo. No se siente seguro de noche, en la oscuridad. —Sacudió su cabeza con disgusto—. Tan sólo era un niño pequeño.

—No lo entiendo.

Alice se levantó, caminando hacia el fregadero de la cocina, tratando de alejarse de la conversación.

—Ella solía golpearlo de noche, después de que todos se hubieran ido a dormir —explicó Jasper.

Mi corazón se rompió, se aceleró, y lloró todo al mismo tiempo por Edward, el niño pequeño. Parte de mí quería saber, pero la otra arte quería dejar a los perros dormir.

—¿Quién le golpeaba?

Alice, mirando fuera de la ventana de la cocina, susurró con voz muerta:

—Mi madre. Ella lo odiaba.

Jasper hizo una mueca desdeñosa.

—Joder, odiaba a esa perra. Siempre supe que esas sonrisas suyas eran falsas.

—¿Cómo podía? —hablé en voz baja por mi garganta gruesa— ¿Cómo podía? —Me volteé hacia Alice—. ¿Por qué?

Alice bajó su cabeza, sacudiéndola. No podía hablar. Se veía a punto de perder la compostura.

Jasper contó la historia.

—Nadie sabe por cuánto tiempo estuvo haciéndolo. La única razón por la que lo descubrimos fue porque Edward dejó de hablar. —Me sujetó con una mirada—. Sólo dejó de hablar, durante todo un año. Tenía nueve años. —Suspiró con frustración—. Ahora, si hubiera sido cualquier otro niño, habrías pensado que era extraño, ¿cierto?

—Sí —acepté inmediatamente.

—No con Edward. Su padre, Carlisle, era un buen hombre. Amaba a todos sus niños por igual. Era uno de los chicos buenos. Se casó con una buena familia, y la madre de Edward, Elizabeth, era una mujer linda. Hasta que Edward nació.

—¿Por qué habría de cambiar eso el tener a Edward? —curioseé.

Jasper sonrió al pensar en su amigo.

—Edward es diferente.

Lo era.

—Cualquiera con medio cerebro podía ver que él no pensaba como un niño. Era casi como si hubiera nacido con la mentalidad de un adulto. Era tan serio. Apenas reía. Era inteligente como un látigo. No tenía amigos, además de Rosalie y yo. Podrías haberle golpeado con un martillo, y no mostraría ningún dolor. Algo en su mente no funciona de la misma manera que la tuya y la mía. No muestra emociones a menudo, y cuando lo hace, es mayormente enojo que se ha ido acumulando más allá del punto de ruptura.

Jasper tragó con dureza.

Dios mío. —Cubrí mi boca con mis manos, mi estómago se retorcía.

—Fue después de ese incidente que Elizabeth se puso rara. Arrugaba sus labios cada vez que Carlisle abrazaba a Edward o le demostraba algo de atención. Ignoraba a Edward cuando él hablaba. Bañaba toda su atención en Alice, olvidándose de sus hijos. Y Edward empezó a alejarse. Dejó de mirar a las personas a los ojos. Dejó de hablar con la gente. No salía de su cuarto. Esa clase de cosas. La persona que se supone debía amarlo lo trataba como si fuera invisible, así que se volvió invisible. —Jasper se volteó hacia Alice —. Lo que nadie sabía era que Edward hablaba con Alice. No decía mucho, pero ella era la única persona con la que hablaba en ese tiempo.

—¿Él te decía cosas? —Eso era gran cosa—. ¿Qué te decía? —le pregunté cuidadosamente a Nas.

Ella dejó salir un aliento estremecido.

—Que tenía miedo de la oscuridad. Así que me colé en su habitación una noche y dormí a su lado, abrazándolo. Se sacudía tanto, Isabella. Pensé que estaba teniendo un ataque. Finalmente, se durmió y los estremecimientos se detuvieron. Yo también me dormí.

Oh, Dios. Mi estómago se revolvió de nuevo. Sabía lo que venía.

Alice se volteó para mirarme, sus ojos brillando.

—En un segundo, estaba durmiendo y al siguiente, las sábanas estaban siendo desgarradas y ella me está arrastrando fuera de la cama por mi tobillo. —Levantó su mano y tocó un punto en la parte de atrás de su cabeza—. Mi cabeza golpeó el suelo con fuerza. Sucedió tan rápido que no pude pensar… no pude gritar. Todo lo que pude hacer fue levantar mis manos y cubrirme mientras ella me sacaba la mierda a golpes con sus puños descubiertos.

Una lágrima cayó de su mejilla y la quitó con fuerza.

—Sólo recuerdo estar tan asustada, y por la primera vez en mi vida, creí que los monstruos vivían debajo de su cama. —Aspiró de una manera bonita—. El monstruo era mi madre, por supuesto, y sólo se detuvo cuando me escuchó llorar. Edward nunca lloraba, jamás. Cuando Edward encendió las luces, mi madre miró abajo hacia mí, su rostro conmocionado. Se giró hacia Edward, lo señaló con un dedo, y le gritó que él había hecho esto.

Mi ojos cerrándose, me doblé, mi rostro palideciendo.

—Jesús, Alice.

—Sí. —Asintió cuidadosamente—. No había perfeccionado la posición fetal que Edward había hecho, así que tomé más daño del que él tomaba. Emmett debió haberme escuchado llorar, porque entró al cuarto de Edward y la vio parada sobre mí. Yo estaba temblando y llorando. Tenía cinco años. Emmett caminó de regreso a su cuarto, calmado como siempre, y volvió unos segundos después, apuntando una 9mm cargada a la cabeza de nuestra madre. Él tenía doce.

»Su labio se retorció y dijo: “Tócalos de nuevo y te vuelo tus malditos sesos, perra”. —Alice se rió sin humor—. Emmett nunca se iba por las ramas. Llamó a nuestro padre, fue hacia Edward, y se paró enfrente de él. Me hizo señas y corrí hacia él. Me sostuvo apretada mientras lloraba. Y Edward… él no hizo nada, porque no podía funcionar. —Rompió en llanto, cubriendo su cara, su voz rompiéndose—. Y finalmente entendí por qué mi hermano era de la manera que era.

Me levanté tan rápido que mi silla chilló. Envolví mis brazos a su alrededor y ella aceptó lo que estaba ofreciendo. Sus brazos delgados se enrollaron a mí alrededor y ella habló calladamente.

—Mi padre le quitó la camiseta a Edward y lo miró. Tenía moretones en todas partes. —Su respiración se cortó—. Edward habló de nuevo, y sus primeras palabras para mi padre en todo un año fueron “lo siento”. Padre me limpió, me abrazó fuertemente, y luego nos puso a Emmett y a mí de regreso en la cama. Edward durmió al lado de padre, y nunca vimos a nuestra madre de nuevo.

Dios, ella estaba lastimada.

—Lo siento mucho, Alice. Lo siento mucho.

Ella se separó y me miró, alicaída y con ojos llorosos.

—No. Yo tuve una noche de eso. Edward probablemente sufrió años de eso. Lamento que no ocurriera antes.

La tristeza me envolvió.

—¿Por qué lo odiaba tanto?

Alice explicó:

—Él era inferior, en su opinión. No podía creer que ella, una mujer de alta clase, pudiera producir algo tan dañado. Odiaba que él no fuera normal. Fue tan lejos hasta como para hacer una prueba de ADN para probar que él no era de ella, que lo habían cambiado en el hospital. Cuando los resultados volvieron indicando que de hecho sí era de ella, lo odió aún más. Él era la peor cosa que le había pasado. —Alice frunció el ceño—. Pero ni siquiera lo conocía. No quería conocerlo. Él era tan dulce y amable. Y ella lo rompió.

No. No, eso no estaba bien.

—Él no está roto, Alice —le dije—. Está ahí adentro. Lo veo. Sólo está… atorado.

—Sí —estuvo de acuerdo y luego suspiró largo y lento—. No te des por vencida con él, Isabella. Él no confía fácilmente en la gente, pero una vez lo logras… estás dentro. Haz el esfuerzo y serás recompensada —agregó—. Sólo habla con él y sé paciente si te hace hablar a ti todo el tiempo. Puede que no responda a mucho, pero escucha cada palabra. Hablará si cree que algo merece la pena ser dicho.

Me fui poco después, caminando a casa y esperando a Edward.

No entendía todo de él, pero con lo que sabía ahora, lo entendía mucho mejor.

Una pieza de mi corazón que había escondido hace mucho tiempo se abrió allí mismo.

Edward era una rotura en mi armadura, una grieta en mi pared, y simplemente supe que si él realmente lo intentaba, me abriría para él completamente con la esperanza de que hiciera lo mismo.

Haría eso por él.

Lo haría, porque él valía la pena.

El sonido de una conversación unilateral se transmitió mientras la puerta principal se abría. Escuché desde la cocina a medida que volvía a mis asuntos, hacer pan tostado y servirme un vaso de zumo de naranja.

—Edward, todo lo que estoy diciendo es que ella probablemente se siente incómoda aquí —declaró la familiar voz melódica.

Me quedé inmóvil a medio verter y mi estómago hirvió con caliente rabia líquida.

Ella se estaba rebajando continuamente. Si Rosalie tenía un problema conmigo, debería tener las pelotas para decírmelo en mi cara, no ir detrás de mis espaldas e intentar quitarme del panorama.

Edward suspiró.

—Esto no es de tu incumbencia, Rose. —Sonaba cansado.

—Está bien —murmuró en derrota—. Sin embargo, no digas que no te lo advertí cuando ella se vaya.

Edward entró a la cocina, y tan pronto como sus ojos aterrizaron en mí, las líneas en su frente se suavizaron. Eso era suficiente para mí. Mis celos por su salida de esa mañana me dejaron rápidamente.

—Buenos días, cariño —dije con una sonrisa mientras me dirigía hacia él. Envolví un brazo alrededor de su cintura y le di un apretón. Él me devolvió el abrazo, inclinándose para besar mi cabello.

—Buenos días, Isabella.

Nos separamos, y Rosalie entró a la cocina llevando una fácil pero falsa sonrisa.

—Buenos días, Isabella. —Me miró de arriba a abajo—. Pareces… cómoda.

Bajé la mirada hacia mí.

La confusión me atravesó. ¿Qué la ofendió? ¿Mi camiseta negra sin mangas, o mis excesivamente largos pantalones deportivos grises? Tal vez era el hecho de que no llevaba sostén bajo la mencionada camiseta.

Cuando levanté la mirada nuevamente hacia ella y la encontré mirando las pequeñas marcas que mis pezones estaban haciendo en el material, casi sonreí. Quería decirle que estaba bien, porque Edward ya los había visto en persona. Pero no lo hice. En lugar de eso, me encogí de hombros.

—Claro, supongo. —Sonreí, con dientes relucientes—. Así que, ¿cómo estuvo el desayuno?

Rosalie frunció el ceño.

—¿Cómo supiste que estábamos desayunando? Nosotros ni siquiera sabíamos que saldríamos a desayunar.

Mordí mi pan tostado, luchando contra el impulso de lanzarle mi zumo a la cara. Mastiqué lentamente y después me encogí de hombros.

—Jasper me lo dijo.

Rosalie se enderezó, con su rostro palideciendo ligeramente.

—¿Cuándo has visto a Jasper?

Edward se sirvió un vaso de zumo de naranja. Su ceño estaba fruncido.

—Sí, ¿cuándo has visto a Jasper?

Oh, Dios mío.

¿Son celos los que huelo, Edward Cullen?

Claramente parecía eso. Decidí experimentar con eso. Bajé mis pestañas.

—Esta mañana. Tomamos café. —Sonreí secretamente, mordiendo el inferior de mi labio—. Fue… agradable.

—¿Alice lo sabe? —fulminó Rosalie.

Sí, quería gritar. Porque yo nunca le haría eso a mi amiga, ¡tú, pedazo de mierda!

En cambio, asentí lentamente.

—Claro que lo sabe. —Me giré hacia Edward, mordisqueando mi pan tostado—. Por otra parte… Edward, ¿cómo debería invitar a un chico a salir?

Él tragó en el momento equivocado, atragantándose con su jugo de naranja. Tosiendo, su rostro se puso rojo y farfulló con incredulidad:

—¿Quieres tener una cita?

Mi cabeza se inclinó ante el pensamiento.

—Sí. Lo cierto es que sí. Pero, ¿cómo puedo conseguir su atención?

Mi intención era poner celoso a Edward, pero lo que dijo a continuación hizo que Rosalie se encogiera.

Él suspiró, pasando una mano por su cabello.

—Isabella, si el hombre no te ha notado todavía, no es digno de ti.

La luz se elevó, calentándome desde el interior. Mi sonrojo era muy real. Tragué saliva.

—¿C-cómo le hago saber que me gusta? ¿Que querría tener una cita con él?

Se inclinó hacia atrás contra el refrigerador, viéndose ligeramente decepcionado. Habló de manera uniforme.

—Supongo que decírselo sería el modo más directo.

Cruzó los brazos sobre su pecho, su discurso volviéndose un gruñido mientras hablaba con los dientes apretados.

—Invítalo a salir a cenar.

Se enderezó y salió de la cocina, diciendo:

—Él no te dirá que no, Isabella. No sería tan estúpido.

Oh, mi Señor.

Él estaba celoso.

¡Aleluya!

Con mis ojos sobre la puerta abierta, escuché la simpatía melosa de Rosalie.

—Isabella… Jasper no saldría contigo, cariño.

La miré antes de levantar mi ceño.

—¿Quién dijo algo sobre Jasper?

Seguí a Edward arriba, permitiendo que Rosalie encontrara la puerta por su cuenta como lo había hecho tantas veces antes, y me paré de pie en la puerta del baño de nuestra habitación. Levanté una mano, tocando ligeramente.

—¿Edward?

—Un momento —gritó.

Luché contra mi sonrisa, pero mi sonrisa ganó. Abrió la puerta y salté hacia atrás por la fuerza de ésta. Parecía como si se acabara de echar agua en el rostro, las gotas húmedas aún permanecían en su mandíbula, y quería lamerlas.

—¿Qué pasa, Isabella? Necesito prepararme para salir a correr —murmuró sin entusiasmo.

Di un paso hacia adelante, extendiendo mi mano. Edward tomó la mano que ofrecía, sus hombros desplomándose de alivio, y la agarró como si fuera un salvavidas.

Yo le hice eso.

Yo le hice eso a él.

No Rosalie.

Yo.

Sonriendo, pasé mi pulgar sobre el suyo, levantando la mirada hacia sus fríos ojos color whisky, y pregunté:

—¿Te gustaría cenar conmigo esta noche, Edward?
******************************************
hola a todas que les parecio el capitulo de hoy sobre edward.
bueno nos vemos el lunes con capitulo nuevo

18 comentarios:

Unknown dijo...

OH MI DIOSSS!!!!! \('-')/

beata dijo...

Me encantò la actitud de Bella y es muy triste la historia de Edward.

Gracias por el capìtulo. espero el pròximo con ansiedad

Unknown dijo...

Que triste la historia de Edward, realmente su madre estaba desquiciada.
Wiiii Bella lo invitó a salir!!!!!
Gracias.

carola dijo...

La mama de edward era una maldita! Pobre edward! :(
Me gusto que bella haya tratado de poner celoso a edward

MELANY dijo...

Pinche elizabeth esa si estaba loca 😑😡
No te dejes bells

vani dijo...

Oh oh...
Haci que el muchacho está celoso.
Gracias por actualizar.

Unknown dijo...

💞💞💞😊👍💞💞💞

Kari Salinas dijo...

Muy buen capitulo me encantó gracias 💖💖

saraipineda dijo...

Esa Rosali es una perra jajajajajaj pero si Bella pone a p4ueba la paciencia de Edward jajajajaj Graciassssssssssss me encantó

Unknown dijo...

Gracias a la espera de otro cap. Odio a Elizabeth

Unknown dijo...

Que tiernooo. Aguante Bella. Jaja! Gracias por el capi.

Melina molina dijo...

Ooooh genial. Quiero un pov. Ed. Lo siento no he podido comentar seguido pero sigo tu novela y ansiosas capítulos.

cari dijo...

Q mujer tan hdp como se atrevió a tratar mal a ese niño estúpida loca q bueno q la descubrieron y la mandaron quiensabe donde y q se quede ahí , si la Rosé arrastrada creé q con hablar mal de Bella y decirle estupideces a Edward lo va a alejar pierde su tiempo , bien hecho Bella jajajaja me encanta como lo traes y funciono ahora quiero saber q le dice si va a ir a cenar con ella 😜😍😘💕 Gracias Annel 😍💕

Adriu dijo...

OMG...pobre Edward
Pero que bueno que ya le avisaron a Bella... Ella le va a ayudar a sentir amor...
Gracias por la historia
Adriu

TataXOXO dijo...

Me duele demasiado que Elizabeth haya sido así con Edward, era sólo un niño!!!!
Por lo menos la descubrieron y no pudo continuar....
Es lindo ver que Bella toma las riendas de está nueva relación!!!
Besos gigantes!!!!
XOXO

Kar dijo...

Hola hola apenas leyendo el capítulo y wow!!! Bravo por Bella que se atrevió a invitar a Edward. Ansiosa por leer el siguiente capítulo
Saludos y besos 😘😘😘😘

Anónimo dijo...

demonios no me di cuenta que habias actualizado
me encantoooo el cap
o sea primero me dio mucha pena escuchar la historia de ed
como una madre puede ser tan perra
aun no entiendo porque solo la agarro con el nada mas
y bueno lo de alice con jasper
es verdad no entiendo como ambos no ven el amor que tienen el uno por el otro
y lo de rosalie en serio que pretende?
que se cree'???
me dio mucha risa bella tratando de poner celoso a ed
y el se ve muy mono estandolo
me encanto que ella se decidiera a invitarlo a salir

Unknown dijo...

Primero: OMG!!! Siii!!! Ya le dijo prácticamente que está loquito por el!!! Aaa!!! Estoy muy feliz xD
Segundo: Vaya que voy atrasada en capis y
Maldita perra!!! Como se atreve a pegarle a mi ángel :’(
Pero lo bueno es que bella si sabe que tiene ante ella a un ser hermoso.
Y cuando se dará cuenta Alice que jass está loco por ella... y rose si terminara con Emmet o en esta adaptación ellos no son pareja???
Ooo!!! Y también me encanto la escena de celos, estaré loca pero igual son l parte que más me gusta!!! 7u7
Muchas gracias!!! \^w^/

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Edward de mi guarda
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Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina