miércoles, 11 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 23

Isabella

Estaba parado junto al escritorio, revisando algo de papeleo. Estaba vestido con un traje de chaqueta negro, y una camisa blanca. Emmett era alto, y yo estaba segura de que lo que fuera que escondiese bajo su traje se acercaba a la perfección que había visto en Edward. Su cabello castaño oscuro tenía un corte faux hawk, sus helados ojos marrones levantaron la mirada hacia mí. 

—Cierra la puerta detrás de ti. 


Él sería muy apuesto si tan solo sonriera. 

No podía evitarlo. El sarcasmo era la lengua que hablaba con Emmett. 

—Sí señor. Capitán señor. 

Cerré la puerta y me senté en la silla de invitados. 

Emmett rodeó la mesa y se sentó detrás del escritorio, mirándome a los ojos. 

—Han pasado seis semanas.

Asentí. 

—Sí, han pasado. 

Levantó su cabeza ligeramente y esperó. Cuando se dio cuenta de que yo no iba a decir nada, levantó sus manos.

—¿No crees que es hora de seguir adelante? 

Mi corazón se encogió en tres pedazos. Mi garganta quedó presa del pánico. No pude hablar por un largo tiempo. Finalmente, encontré mi voz, tan temblorosa como era. 

—No era consciente de que mi posición fuera temporal. 

—No lo eras —dijo con completa calma—, pero entre tú y yo, siempre lo fue. —Sus ojos se clavaron en mí—. Sabias eso. 

Buscó en mi cara, y lo que fuera que encontró ahí no lo hizo feliz. Suspiró, irritado. 

—No sabías eso. 

Sacudí mi cabeza Emmett se inclinó de vuelta en su silla y esta chirrió bajo su peso. 

—A Edward le gustan las chicas bonitas. —Mis ojos salieron disparados hacia arriba—. Puntos extra si están dañadas —su labio se curvó—, como tú. 

—Yo no estoy dañada —susurré. 

Él entonces sonrió, pero era áspero, cruel. 

—Eres una chica linda, Isabella. Pero las elecciones de Edward en mujeres no mienten. Puede que no estés dañada, pero eres mercancía estropeada. 

Él estaba siendo innecesariamente insensible. Esto era todo lo que yo conocía de Emmett. Miradas antipáticas y burlas crueles. Me estaba desgarrando emocionalmente. Y eso apestaba, porque finalmente estaba llegando a un buen lugar conmigo misma. 

—¿Por qué estás siendo tan malo conmigo?

Al ver mi cara, su ceja se frunció con confusión. 

—Me malentiendes, Isabella. No estoy siendo malo. Estoy siendo honesto. A veces la verdad duele. 

Mi autoestima había recibido el golpe más grande. Estaba a punto de romper a llorar por la humillación. 

—Entonces, ¿estoy despedida? 

—No —espetó sinceramente—. No. No despedida. Pero vas a dejarnos. Renunciar. Vas a irte muy lejos y vas a dejar a mi hermano tranquilo.

No. No lo haría. 

—No. No lo haré. 

Emmett exhaló, larga y lentamente. 

—Sé que hay algún tipo de coqueteo entre ustedes. Es tierno. Pero tú eres algo que él no necesita en estos momentos. 

—¿Quién eres tú para decir eso? Tal vez deberías preguntarle a él qué es lo que necesita. 

Me hizo una mueca. 

—Escúchame. Irina te va a hacer trizas, chica. Ella no quiere a Edward, pero Tampoco quiere que nadie más lo tenga. Su objetivo en la vida es hacerlo miserable. Tan pronto como estés en escena, él nunca va a recuperar a Vanessa. Es como ella quiere o nada. 

—No te creo —le dije, incluso aunque parte de mí lo hacía. 

Sacudió su cabeza hacia mí. 

—No quiero insultarte. Pareces el tipo de mujeres que se sentiría insultadas por la oferta, pero ten. —Me entregó un cheque— Cien mil. Dos años de salario. Vas a ser capaz de empezar cómodamente desde cero, encontrar un trabajo nuevo, y un apartamento muy, muy lejos de aquí. 

Sabía que esto estaba por venir. ¿Cómo no? Tomé el cheque entre mis dedos y lo rompí por la mitad.

Echando humo, me levanté y caminé hacia la puerta, deteniéndome mientras la abría. 

—¿Cómo se siente, Emmett? ¿Cómo se siente que la chica indigente, la mujer que no tiene nada, no acepte tu dinero?

 Lo miré de arriba a abajo, sacudiendo mi cabeza con asco. 

—Tu hermano es diez veces más hombre de lo que tú podrías llegar a ser, y si quieres que me vaya, vas a tener que sacarme en una bolsa para cadáveres. 

Él sonrió, divertido por mi arrebato repentino. 

—Cálmate, víbora. Eso no será necesario. 

Levanté mi nariz. 

—¿Eso es todo, Sr. Cullen?

Él me despidió con la mano. 

—Eso sería todo. 

Era difícil concentrarse después de la intervención de Emmett sobre mi relación con su hermano. ¿Por qué era cosa suya, de todas maneras? Lo que pasara entre Edward y yo debía quedarse sólo entre nosotros. No era el asunto de nadie. 

Mientras la noche llegaba a su final, Zafrina y yo terminamos de cargar los vasos sucios en bandejas y las llevamos a la zona de atrás para cargarlos en la lavadora industrial. Limpiamos los mostradores y las mesas y levantamos las esteras anti derrame de los limpiadores, que habían llegado después de que nosotras nos hubiéramos ido. Charlamos y esperamos a que los otros hubieran terminado para poder irnos en grupo.

Rosalie había desaparecido a la mitad del servicio y yo no había vuelto a verla. Mi suposición era que estaba enferma.

Zafrina y yo charlamos. Me reí con algo que me dijo cuando escuché:

—¿Isabella? 

Edward estaba parado detrás de mí. Le sonreí. 

—Solo un segundo, corazón.

Zafrina continuó con su historia y la escuché intensamente. 

—¿Isabella?

Me giré y arrugué mi nariz. 

—Espera un segundo, Edward. La historia ya casi termina. 

Zafrina me llevó al crescendo de su historia y ambas rompimos a reír. Luego repentinamente grité mientras me levantaban del suelo y mi trasero golpeaba el mostrador. 

No me tardé mucho en aprender que si Edward quería tu atención, luchaba por ella. 

Parpadeé, cara a cara con Edward, sus manos a cada lado de mis muslos. 

—Hola.

Hizo una mueca de dolor.

—Hola. 

Fue entonces que me di cuenta de que él estaba sintiendo dolor, y mi corazón se arrugó. 

—¿Qué está mal? 

Él sacudió su cabeza pero habló a través de dientes apretados. 

—Dolor de cabeza. Me gustaría irme ya. 

—Está bien. 

Levanté mis manos y toqué su cuello ligeramente con una mientras pasaba la otra sobre su frente. Estaba un poco caliente. 

—Pero antes, ¿puedo intentar algo? —Pasé mis manos por su cabello, usando gentilmente mis pulgares para que se movieran en círculo contra sus sienes. Gimió en voz alta. Cuando pensé que sería capaz de aguantar más presión, presioné con más fuerza. Sus ojos se cerraron y sus labios se separaron mientras masajeaba sus sienes. 

Sin advertencia, caminó más cerca, una arruga sobre su ceja, encajándose en el espacio entre mis rodillas, enrollando sus manos alrededor de mi cintura y descansando su frente en el centro de mi pecho, gimiendo mientras yo seguía con mis ministerios.

Robaba mi atención con avaricia, y yo amaba cada instante de ello. Amaba que tomara lo que necesitaba de mí. 

Lo besé suavemente en la coronilla y me sostuve contra él, mis piernas enrolladas contra su cintura. Después de un masaje de cinco minutos, liberé sus sienes y envolví mis brazos alrededor de sus hombros, intentando no pensar en su entrepierna estando tan cerca de la mía. 

Nos quedamos en ese abrazo por un largo tiempo después, solo saboreando el cálido ardor que habíamos creado el uno en el otro. 

Después de un minuto, Edward levantó su cabeza, sus manos todavía sosteniéndome. Sus ojos somnolientos y su cabello despeinado, yo no podía esperar más. No habría un momento tan perfecto como este. 

—¿Mejor? 

Él gruñó mientras asentía. 

Sonreí, ahuecando sus mejillas. 

—Bien.

Luego halé su cara hacia mí, encontrándolo a la mitad del camino y presionando mis labios a los suyos en un suave beso profundo. 

Los brazos a mi alrededor se apretaron y me halaron más cerca. Nuestros lugares de deseo se encontraron con toda la fuerza.

Gemí, deslizando mis manos alrededor de su cuello y presionándome contra él, necesitando más de él. Mi cabeza estaba nadando. Este era el beso que había estado esperando y mucho más. Esto era Edward en su forma más pura. 

Su mano se levantó y agarró mi mentón entre su pulgar y su índice, levantando mi cara para tomar más de mis labios. Su lengua, caliente y suave, se sumergió dentro de mi boca y se encontró con la mía en un saludo delicioso. 

Ahí fue cuando el silbato sonó, seguido por un manojo ruidoso de gritos y risas. 

Nos separamos, mirando a nuestro alrededor, encontrando con que casi todos nos estaban mirando por todas partes en la habitación, riéndose de nuestro espectáculo privado. Incluyendo a Rosalie. Y ella se veía lista para romper a llorar. 

Mis mejillas flamearon, enterrando mi cara en el cuello de Edward, gemí con incomodidad. El peso de Edward se sacudió con lo que yo no creía que pudiera ser una risa silenciosa mientras pasaba sus largas manos calmadamente por mi espalda. 

Después de todo, Edward no se reía. 

Demonios, él a duras penas sonreía. 

—¿Podemos ir a casa ya? —dije amortiguadamente contra su cuello.

Manos fuertes agarraron mi cintura y me bajaron hasta el suelo. Envolví mi brazo alrededor de la cintura de Edward, todavía avergonzada y caminamos hasta el coche, despidiéndonos de la gente a nuestro alrededor, cuando alguien salió de entre las sombras. 

Edward me empujó detrás de él de una manera tan ruda que me asustó. 

—Charlie —gruñó. 

Emmett se apresuró hacia adelante, buscando en su bolsillo para sacar una pistola. Mis ojos se ampliaron. Emmett ladró:

—Tienes agallas, anciano. 

Jasper llegó apresurándose, siempre el pacificador, sacando su brazo frente a Emmett. 

—Guarda eso. No vas a matar a nadie. 

Alice se acercó hasta pararse junto a mí. Levantó su nariz al hombre que se paraba frente al coche de Edward. 

—Tío Charlie. 

El hombre mayor le sonrió. 

—No me has llamado de esa manera en mucho tiempo, Alice. —Se veía triste—. Te he extrañado. 

Miró alrededor a Emmett y a Edward. 

—A todos ustedes.

Espié alrededor de Edward al hombre llamado Charlie , y por la manera en que me miró, sentía tanta curiosidad por mí como yo la sentía por él. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, me volví a esconder detrás de la amplia espalda de Edward antes de susurrarle a Alice:

—¿Charlie es tu tío?

—Por matrimonio —explicó ella—. Charlie se casó con la hermana de mi padre, mi tía Alina. Ella murió joven. —Sonrió, pero era severa—. Luego tuvo una aventura con mi madre. 

Miré más allá de Edwatd, contemplé atónita, y le hablé al hombre en cuestión. 

—¿Lo hiciste? ¡Eso no está bien!

Él se encogió de hombros débilmente. 

—Ambos nos sentíamos solos. —Miró a Alice—. Y si bien recuerdas, yo fui el que terminó con todo y le llevó el tema a tu padre. 

Sacudió su cabeza.

—Nunca quise herir a nadie. Elizabeth estuvo ahí para mí en el momento más triste de mi vida. Ambos nos aprovechamos de la atención, y ambos lo lamentamos amargamente. Tu madre especialmente. 

Salí desde detrás de Edward y me paré a su lado. 

—Ella era una mujer horrible. 

Charlie miró a Edward y asintió con compasión. 

—Sí. Estaba profundamente perturbada. 

Emmett había bajado el arma, pero todavía la tenía en su mano. 

—Oh, boo estúpidamente hoo. Esta es tu reunión familiar normal —se mofó—. ¿Qué quieres?

Él levantó su mano y me señaló. 

—Verla. 

Mierda. Él lo sabía. Me estiré y agarré la mano de Edward.

—Lo siento. No voy a volver a hacerlo. 

Edward, pensando lo mismo que yo, agarró mi mano con fuerza. 

—No fue su idea. Nos estás robando los clientes. Necesitábamos saber contra qué nos enfrentábamos. Si tienes un problema, resuélvelo conmigo. 

Charlie se rió entonces. 

—Ya veo. Eso es lo que estabas haciendo en Aphrodite.

Dio un paso más cerca, pero Edward me alejó de él. Charlie sacudió su cabeza pero sonrió. 

—Lo siento. Esto es bastante surreal —habló directamente hacia mí—. Te ves justo como alguien a quien conocí. 

—Yo no te conozco. 

Suspiró tristemente. 

—No, supongo que no. 

Me miró entonces, realmente me miró, y susurró:

—Es como ver la cara de un fantasma.

No estaba preparada para cuando sus ojos tomaron una mirada distante mientras susurró:

—Renée. 

Mis pulmones se apretaron. 

Mi madre. 

Él conocía a mi madre. 

Alicr estaba tan impresionada como yo. 

—Isabella, ¿no era ese el nombre de tu madre? 

Asentí, mirando a la cara sorprendida pero llena de esperanza de Charlie. 

—Sí, Renée era mi madre.

Charlie dio un paso hacia adelante bajo la luz de la calle, y tuve la oportunidad de mirarlo bien. Era de estatura promedio. No muy atractivo, pero su sonrisa era encantadora. Tenía ojos marrones comunes con un simple cabello marrón cortado de modo laboral. Estaba usando un traje lindo, y tenía dientes buenos en la parte baja de su sonrisa. 

Me miró a los ojos y dijo genuinamente:

—Amé mucho a tu madre. Ella era mi mundo. Íbamos a casarnos unos cuantos años después de que mi Alina muriera pero… —Sacudió su cabeza.

Edward hizo la pregunta que yo quería hacer desde que mencionaron a mi madre. 

—¿Estás diciendo que eres el padre de Isabella? 

Emmett murmuró un irritado:

—Imagínenlo. 

Charlie se rió entre dientes pero sacudió su cabeza. 

—No. —Me miró a los ojos y se veía triste—. Pero quería serlo. Lo habría dado todo para ser tu padre. 

Mi garganta estaba seca. Llena de parches. Lamí mis labios y tartamudeé:

—¿S-sabes quién es mi padre? 

Él sonrió y se vio como algo que un chico de escuela travieso haría. 

—No diré más. —Metió la mano en su bolsillo y sacó una tarjeta de negocios—. No diré más hasta que accedas a cenar conmigo.

Edward gruñó, poniéndome a su costado.

La ceja de Charlie se alzó mientras me pasaba la tarjeta. La alcancé y la tomé ansiosamente. Dijo con una mueca:

—Escogiste al hermano correcto, Isabella. Edward es un buen muchacho. Emmett… —se encogió de hombros—, no estoy seguro sobre Emmett. Creí que lo estaba, pero… —Miró hacia el hermano enojado—. No, no lo sé. Ya no. 

Caminó hasta pararse frente a Alice y le sonrió con una gracia paternal. 

—He extrañado a mi bella boo. ¿Puedo tener un abrazo?

Ella se veía como si fuera capaz de dar su brazo derecho para lanzarse a su abrazo, pero siendo la chica ruda que era, bajó su cara y sacudió su cabeza.

—¿No? —sonaba decepcionado, pero sonrió a pesar de ello—. Tal vez la próxima vez entonces. 

Charlie tomó mi mano libre y besó la parte de atrás antes de caminar por la calle. A la mitad de su recorrido, se giró, haciendo chasquear los dedos. 

—Espera, lo olvidé. 

Todos esperamos para escuchar lo que tenía que decir, sin saber que cambiaría mi vida para siempre. Sonrió felizmente. 

—Hay alguien a quien tienes que conocer. Espero que cambies de opinión y vengas a vernos. 

Estaba confundida.

—¿Ver a quién?

Su sonrisa se suavizó. 

—A tu hermano, por supuesto. 

Satisfecho con mi silencio pasmado, se giró y continuó con su camino, sin ser consciente de que mi mundo acababa de explotar a mi alrededor, llevándome a un vórtice de ruido blanco.
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Hola a todas que les pareció el capitulo de hoy.
Nos vemos el viernes con capitulo nuevo.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Oh por Dios
Y yo que esperaba un beso pero creo q esto fue mejor¡¡¡¡

Unknown dijo...

😱😱.. por qué nos dejas con esta intriga ?

vani dijo...

Hola, está historia está cada día mejor!!!
Gracias por actualizar.

MELANY dijo...

Ahora sí me da 😲😲😲 hermano!!
Que vas a hacer bella
K pasa con emmet porque es tan drastico

Kar dijo...

Hola hola Annel en serio está historia me tiene atrapada cada capítulo un nueva sorpresa, ame la manera en que Bella defendió su posición respecto a Edward, será que Emmet está celoso por que su hermano pudo haber encontrado a alguien que realmente encontró a alguien que lo puede hacer feliz?
Gracias Annel me encanto el capítulo
Saludos y besos 😘😘😘

Karina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
TataXOXO dijo...

Ohhhh no.... me late que Bella va a tener problema con los hermanos ... y espero que ese dinero sólo haya sido una prueba de Emmett hacia Bella para saber si de verdad quería a Edward.... O sino ya no me cae bien :(
Besos gigantes!!!!
XOXO

beata dijo...

Gracias, me encantó. Me gusta la historia y como se desarrolla.

Anónimo dijo...

demonioooooos
pense que el beso se daria en otro lado en otra circunstancia
aun no entiendo la maldad de emmett en serio nunca me habia topado con un fic donde el fuera tan desagradable como en este, es malo, como dice charlie ya no sabe que pensar
mas ofreciendole dinero y pidiendole desaparecer
en serio pense que charlie era el papa de bella
me parece que si o si debe ir a la reunion
asi podra saber mucho mas de su mama y resto de familia
y rose ya no se que pensar de ella

cari dijo...

Emmett eres un hdp desgraciado algún día alguien q va a poner en tu lugar si crees q x tener dinero puedes humillar a todos q poca madre si es q tuviste , ese beso fue lindo y si la rosé llora ps ni modo q siga de arrastrada si quiere edward le dejo claro q nada con ella, Charlie si tu no eres el papá entonces quien ? Y x favor q no sea James el hermano , gracias Annel ❤

Unknown dijo...

OMG!!! \^o^/
Me encanto la parte en la que a bella le encanta que edward tome lo que quiere de ella, o sea obvio que si fuera edward aún que no me lo pidiera le daría todo 7u7
xD y bella que hará ahora que puede conectar con su hermano... y edward tendrá celos??!
Aaa!!! Yo espero que si xD
Me encanta cuando se ponen todos exigentes :D 7u7
Gracias :D

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina