lunes, 29 de octubre de 2018

la forma que estaba destinada a ser capitulo 4



Capitulo 4

una semana más tarde, y Edward se convirtió prácticamente en una estrella local en Newport durante la noche. La multitud en Sandy‟s era casi el doble de lo que había sido antes de que él se volviera en el entretenimiento nocturno. Por supuesto, los clientes más nuevos eran principalmente mujeres jóvenes que escucharon sobre el nuevo y caliente guitarrista principal.

Una tarde, Tanya y yo estábamos dirigiéndonos a la puerta para trabajar cuando sonó su teléfono celular. —Mierda. Espera. Es mi agente —dijo.

Esperé en la puerta a que ella tomara la llamada.

Después de unos segundos, sus manos empezaron a temblar. —Estás de broma. ¡Estás bromeando! —Saltando arriba y abajo, se tapó la boca—. Oh Dios mío. ¡Oh Dios mío! Sí, por supuesto, puedo. —Finalmente, solo dejó escapar un grito de emoción—. Gracias, Andy. ¡Gracias por hacérmelo saber! Oh Dios mío. ¿Qué es lo siguiente? Bueno. Bueno. Te llamaré esta noche —dijo antes de colgar.

—¿Que está pasando?


Tanya dejó escapar un grito de alegría y me dio un abrazo, su cuerpo huesudo presionando contra mi pecho amplio.

—¡Conseguí ser el reemplazo de un papel muy grande en The Phenomenals… en Broadway! Fue una de las dos audiciones que tenía la semana pasada. Había pensado que era una apuesta arriesgada. ¡Mi agente ni siquiera me iba a enviarme en un principio! —Cuando soltó otro grito fuerte, Edward bajó las escaleras.

—¿Qué demonios está pasando allí?

Ella corrió hacia él y se lanzó a sus brazos. —¡Bebé! Tengo el papel suplente de Veronica en The Phenomenals!

—¿Estás bromeando? Mierda. ¡Eso es jodidamente increíble! —La levantó en el aire y le dio la vuelta.

Sintiéndome incómoda y como una tercera rueda, aclaré la garganta y dije—: Felicidades, Tanya. ¡Estoy tan feliz por ti!

Edward finalmente la dejó en el suelo. —¿Cuándo hacen todo esto?
—Me quieren en Nueva York en un par de días.

Parecía hecho polvo. —Oh, mierda. Muy bien… um… desearía no haberme comprometido a esa presentación en Sandy‟s. Me gustaría haber ido de vuelta contigo.

—Está bien. Es sólo un par de semanas más que le prometiste, ¿verdad? Irá rápido.

—Sí.

Tanya sonrió. —Se agradable con Isabella.

***
Desde el momento en Tanya se fue, Edward hizo aún más de un esfuerzo permanecer en su habitación durante el día y también me ignoró en el restaurante. Nunca tocó A ella le gusta observar de nuevo.

Aparte de mí uniéndome a él intencionalmente en la cocina cuando sabía que estaba tomando su café, no había ninguna otra interacción. Parecía que la salida de Tanya estaba causando aún más distancia entre nosotros. Continuó así durante unos días hasta una tarde todo cambió.

Acababa de llegar a casa después de un turno de tarde en Sandy‟s, cuando lo que parecía un horrible sonido me llamó la atención. Sin pensarlo bien, corrí por las escaleras para encontrar a Edward desplomado con la cara en el interior de la taza del baño.

—Oh, Dios mío, ¿estás vomitando?

—Nah. Estoy dándole sexo oral al baño. ¿Qué coño te parece?

—¿Comiste algo malo?

Él negó con la cabeza antes de que otra erupción de vomito dentro de él. Mirando a otro lado, cerré los ojos hasta que terminó.

—¿Puedo conseguirte al…?

—Sólo vete, Isabella. —Tiró de la cadena.

Había algo acerca de una persona estando enferma e indefensa que te hacía ver al niño en ellos. A pesar de Edward tratando de hacerse el duro, parecía prácticamente indefenso en ese momento.

—¿Estás seguro de que no puedo conseguirte…?

—¡Vete! —Mi cuerpo se sacudió cuando gritó.

Como otra ronda de vómitos comenzaba, de mala gana bajé las escaleras.

Después de varios minutos, pude oírlo regresar a su dormitorio. Me quedé abajo durante una hora aproximadamente. Las cosas eran inusualmente tranquilas. En un día normal, estaría moviéndose alrededor en su habitación, así que sabía que no estaba dormido o acostado. Siendo la persona paranoica de que yo era, empecé a imaginar que tal vez se había desmayado por deshidratación. Él no había bajado a tomar agua. Teniendo en cuenta todo lo que había vomitado, era peligroso.

Lo afronté y marché por las escaleras. Ligeramente llamando a su puerta, no me molesté en esperar a que respondiera antes de entrar. —¿Edward?

Estaba tumbado sobre su costado, con la cabeza sobre la almohada, y sus ojos estaban abiertos. Se me quedó mirando con la mirada vacía, pero sus ojos parecían vidriosos.

—¿Estás bien?

—No.

Sin pedir permiso, me acerqué y puse mi mano en su frente. Se sentía caliente al tacto. —Estás ardiendo. Tenemos que tomar tu temperatura.

Corrí al baño y busqué en el botiquín por un termómetro antes de regresar a Edward.

—Pon esto en tu boca

Él se rió entre dientes. —Esa es normalmente mi línea.

Rodando los ojos, exigí—: Solo hazlo. —Estaba un poco aliviada de que en realidad bromeaba conmigo.

Sorprendentemente, no luchó conmigo en lo de tomar su temperatura. El termómetro sonó, y se notaba que tenía una fiebre elevada.

—Tienes 39°C. ¿Se suponía que debías tocar esta noche?

—Mmm hmm —gimió.

—Voy a llamar a Aro, diciéndole que no puedes hacerlo.

—No lo hagas. Veré cómo me siento en una hora.

—No hay manera de que vas a ser capaz de presentarte de esta manera.

—Lo voy a llamar en una hora —insistió.

El teléfono de Edward sonó, y él se inclinó para comprobarlo antes de colocarlo de nuevo en la mesa de noche.

—¿Era Tanya?

—Sí.

—¿Sabe que estás enfermo?

—Sí.

—¿Tiene ensayos esta noche?

—No.

—¿Viene en camino?

—No. ¿Por qué vendría hasta aquí porque tengo fiebre?

No tenía una respuesta. Sólo sabía que si mi novio estuviera así de enfermo, estaría con él. 

Tal vez él le restó importancia.

—¿Qué puedo conseguirte?

—Nada. Privacidad. Eso es lo que me puedes conseguir.

—Te estoy consiguiendo algo de beber. No me importa lo que digas. Te deshidratarás.

—Que sea un buen trago si vas a seguir jugando a la enfermera —gritó detrás de mí.
Fui abajo y volví con una botella de agua y una toalla pequeña.

Entregándole la botella y dos Tylenol, dije—: Aquí. Toma esto. —Edward se tragó las píldoras y tomó un sorbo antes mirar el paño.

—¿Qué demonios vas a hacer con eso?

—Es un paño húmedo. —Lo coloqué en su frente—. Va a bajar la fiebre.

Quitó mi mano de encima. —Puedo cuidar de mí mismo, Isabella.

Ignorando su comentario, simplemente dije—: Voy a llamar a Aro. Duerme un poco.

Después de otro ataque de vómitos, Edward volvió a pasar la noche. A pesar de que había dejado algunas botellas de agua adicionales con él, me preocupaba que tal vez no estaba bebiendo nada. Por lo tanto, decidí revisarlo una vez más antes de ir a dormir.

Estaba despierto y sentado en la cama y se veía muy pálido.

—¿Cómo te sientes?

—Como mierda.

—Deberíamos tomarte la temperatura de nuevo.

Esta vez cuando saqué el termómetro de su boca, mi corazón casi se detuvo. —Oh Dios mío. Dice 40°C. Edward, eso es peligroso. Tenemos que llevarte a la sala de emergencias.

—No voy a ir al hospital.

—Esto no es tema de debate.

Agarrando mi teléfono, inmediatamente empecé a buscar en Internet para obtener información sobre las fiebres en adultos. —Aquí dice que una fiebre de más de 40°C puede ser mortal. Podrías sufrir daño cerebral.

—Eso es un poco extremo. ¿No te parece?

—No me importa si es extremo. Tienes que ser visto.

—No voy a ir.

—Entonces me voy a quedar aquí toda la noche hasta que te comprometas a ir.

—Las salas de emergencia me ponen los pelos de punta.

—¿Prefieres estar muerto?

—Hmm. Es cara o cruz entre eso y estar atrapado en esta habitación contigo gritando en mi oído.

—Eso es muy agradable.

—¿Por qué te estas involucrando en esto, Isabella?

—No me importa cómo te sientes por mí, ¿de acuerdo? Me preocupo por ti. Siempre lo hago, y siempre lo haré, y no quiero que te pase nada.

Después de una larga pausa, cerró los ojos y dejó escapar un profundo suspiro. —Bien. Voy a jodidamente ir.

—Gracias.

Edward estaba temblando durante el paseo oscuro al Hospital Newport.

Antes de salir de casa, envié un mensaje a Tanya y me comprometí a mantenerla actualizada durante toda la noche.

Cuando llegamos, tuvimos la suerte de que la sala de urgencias estaba bastante tranquila. Se llevaron a Edward justo a una de las pequeñas áreas de tratamiento con cortinas en la parte posterior. Nadie —incluyendo a Edward—, protestó que yo estaba yendo allí con él.

Lo engancharon a una vía intravenosa y le dieron Motrin. En el transcurso de una hora, también le hicieron varias pruebas.

Un nuevo médico que acababa de entrar en el turno entró en la habitación.

—¿Cómo se siente señor Cullen?

—Como basura. —Edward entrecerró los ojos para echar un vistazo más de cerca a su identificación de médico—. ¿Es en serio su nombre Dr. Danger?

El médico rodó los ojos. —De hecho, es pronunciado como hanger. Dan-ger3.

—¿Saben lo que está pasando con él, Doc?

Tendió su mano. —Llámame James. Por favor.

La tomé. —Isabella…

Sonrió, una que me dio una vibra coqueta. —Bueno, creemos que es una combinación de cosas aquí. Una infección bacteriana no identificable causó una fiebre alta y vómitos, además de la deshidratación. Hemos descartado problemas más graves. —Miró a Edward—. Eres muy afortunado que tu novia te trajo. Fiebres de ese nivel puede ser muy peligrosas en los adultos.

Edward me miró brevemente antes de volverse hacia el Dr. Danger de nuevo. —¿Cuánto tiempo voy a estar enfermo?

—Probablemente va a durar unos pocos días, pero nos gustaría mantenerte la noche en observación debido a la gravedad de tu fiebre y ponerte algunos más líquidos y vitaminas.

—¿Tengo que dormir aquí?

—Sí. Te llevaremos a una habitación más cómoda.

Edward frunció el ceño. —¿Puedo objetar?

—Me temo que no. Estoy seguro de que tu novia te acompañará.

—Oh. No soy su novia —corregí—. Su novia se encuentra en Nueva York.

—¿Hermana?

—No. Sólo somos… —dudé. ¿Qué éramos?. Fuimos amigos hace años. Ahora vivimos juntos en una casa que ambos hemos heredado

El Dr. Danger parecía totalmente confundido y luego preguntó—: ¿No están saliendo, entonces?

—No. —Edward fue rápido para responder.

—No —repetí.

—¿Vives en la localidad, Isabella?

—Sí. Vivo a diez minutos de la carretera.

—De hecho, me acabo de mudar aquí desde Pennsylvania. Tal vez, ¿desearías mostrarme el alrededor de la isla en algún momento?

Realmente me tomó por sorpresa. El Dr. Danger —James—, era sin duda atractivo de una manera de bien parecer mayor. Con su cabello oscuro y grandes ojos castaños, era bastante guapo. No podría decir que mi cuerpo tenía alguna reacción cercana a él que lo hizo con Edward. Pero tal vez sería bueno aceptar su oferta.

—Por supuesto. Eso estaría bien.

—Genial. —Buscó en el bolsillo de la chaqueta blanco su teléfono—. ¿Dame tu número? Voy a programarlo.

Edward parecía molesto mientras recité mis dígitos.

—La enfermera estará de vuelta para ver cómo esta pronto. Te llamaré. —Me guiñó un ojo.

—Está bien. —Sonreí, ofreciéndole un breve ademán con mi mano.

Después que James salió de la habitación, Edward me miró desde la cama y resopló—: Que jodido perdedor.

—¿Perdedor? ¿Por qué? ¿Porque sólo un perdedor estaría atraído por mí?

—¿Qué clase de médico liga al amigo de un paciente de esa manera en el trabajo?

—Oh, ¿ahora somos amigos?

Haciendo caso omiso de mi pregunta, dijo—: En serio, que lamentable. Es un ñoño.

—A mí me gusta los ñoños, especialmente si vienen en la forma de los médicos de buen aspecto. Ñoños son mejores que las personas francamente desagradables.

—Lo que sea.

Una enfermera entonces vino a decirnos que la otra habitación estaba lista. Ella nos llevó a un ascensor a la segunda planta, donde Edward fue colocado en un cuarto durante la noche. Todavía conectado a la IV, finalmente se quedó dormido. Poco después, hice lo mismo, quedé muerta en la cama al lado de su cama.

Alrededor de una hora más tarde, fue en algún momento temprano en la mañana. Me desperté antes que él y me maravillé de cómo a pesar de que estaba muy enfermo, todavía era guapo como siempre, con el cabello enmarañado y especialmente con su descuidada barba.

Entonces, inesperadamente Edward abrió los ojos. Cuando me vio acostada en la cama improvisada junto a él, lució sorprendido.

—Pensé que habrías ido a casa.

—No. No podría irme.

—Realmente no tienes que quedarte.

—Estuvo bien. Hubiera estado preocupada.

No respondió, pero la expresión de su rostro se suavizó.
La enfermera entró y comprobó sus signos vitales y la temperatura. —La fiebre todavía está alta… 39°C pero por lo menos está respondiendo al medicamento y yendo en la dirección correcta. Voy a consultar con el médico en guardia acerca de ser dado de alta.

—Gracias a Dios —murmuró Edward.

***
Cuando llegamos a la casa de la playa, Edward se instaló en su cama una vez más. Afortunadamente, la parte vómitos de la enfermedad parecía haber pasado, a pesar de que la fiebre no. Tanya envió un mensaje de vez en cuando, y yo seguiría dándole actualizaciones.

La enfermera había dicho que era importante para él comer algo y mantenerse hidratado, así que herví un poco de caldo de pollo y se lo llevé arriba. Estaba durmiendo, y no quería despertarlo, así que opté por bajar de nuevo las escaleras hasta que despertara. Debe de haber escuchado la taza en movimiento con el platillo porque cuando me dirigía hacia la puerta, su voz me detuvo.

—¿Qué estás haciendo?

—Te hice un poco de caldo. La enfermera dijo que necesitas comer.

Al volver a su lado de la cama, se lo di mientras él se deslizó contra la cabecera y comenzó a disfrutar de ello. Me di la vuelta para salir de la puerta de nuevo cuando sentí su mano agarrar mi brazo.

—No tienes que irte.

—Voy a volver por la taza.

Mientras me dirigía a la puerta, su voz me detuvo de nuevo. —Patch.

Mi cuerpo se congeló. Él llamándome por el viejo apodo me había sorprendido por completo. Nunca pensé que oiría de nuevo.

—Date la vuelta —dijo.

Cuando lo hice, su rostro reflejaba una sinceridad que no había visto en años.
Colocó la taza y el plato en la mesa y dijo—: Gracias… por todo. Gracias por cuidarme.

Así tomada por sorpresa y superada por la emoción, simplemente asentí y seguí, incapaz de dejar de pensar en sus palabras por el resto de la noche.

***
Dos días más tarde, la fiebre de Edward finalmente había terminado, pero aún no se sentía bien para presentarse. Yo estaba viendo la televisión en la planta baja cuando se sentó en el sofá junto a mí. Puso las piernas sobre la otomana y se cruzó de brazos. Fue la primera vez que había elegido pasar el rato en la sala de estar cuando yo estaba descansando.

Él acababa de ducharse y olía a loción de afeitar. Mi cuerpo reaccionó inmediatamente a la cercanía de sus piernas a las mías a pesar de que no nos estábamos tocando.

Deseé que fuera mío.

¿De dónde vino ese pensamiento?

—¿Qué es esta mierda que estás viendo?

—Algún reality show. Puedo cambiarlo si quieres.

—No. Invadí tu espacio.

—Estoy contenta de que estés mejor.

—También yo.

Lanzando el control hacia él, dije—: En serio, toma el control.

Me lo entregó de nuevo. —Nah. Te lo debo. Soportaste mi mierda cuando estuve enfermo y quejumbroso. Lo menos que puedo hacer es sentarse y escuchar a estas perras refunfuñar.

—Bueno, si realmente quieres agradecerme por cuidarte, hay algo más que puedes hacer.

Levantó su ceja con curiosidad. —Bien…

Dios, me di cuenta cómo sonaba.

—Puedes hablar conmigo.

—¿Hablar?

—Sí.

Dejó escapar un profundo suspiro. —Realmente no quiero abrir la caja de pandora. Los dos sabemos lo que pasó. No va a cambiar nada.

Más allá de rogar, lo miré a los ojos. —¿Por favor?

De repente se levantó.

—¿A dónde vas?

—Necesito una bebida para esto —dijo, caminando hacia la cocina.

—¿Me puedes conseguir una, también? —grité detrás de él. Mis latidos de mi corazón comenzó se aceleran en preparación. ¿Esto realmente estaba sucediendo? ¿Iba a hablar de lo sucedido o simplemente escucharme divagar?

Volvió con una botella de cerveza para él y un vaso de vino blanco para mí. Me sorprendió que él conociera exactamente lo que quería, a pesar de que no había especificado. Resultó que había estado atento incluso cuando pretendía ignorarme.

Tomó un largo trago y luego colocó su cerveza en la mesa de café.

—Tenemos que establecer algunas reglas.

—Bien.

—Regla número uno, si digo que hemos terminado de hablar, hemos terminado de hablar.

—Bien.

—Regla número dos… después de esta noche, que no hablamos de mierda que ocurrió en el pasado. Eso es todo. Sólo una noche.

—Bien. Puedo manejar eso.

Agarrando la botella de nuevo, se bebió la mitad de la cerveza antes de colocarla sobre la mesa. —Bien. Empecemos.

¿Dónde podría empezar?

Sólo tenía que sacar todo.

—No hay excusa por irme de la manera que lo hice. Yo era joven y estúpida y asustada. Mi mayor miedo había sido que me hicieras daño, porque eras la única persona con la que podía contar, además de Nana. Cuando descubrí que sabía lo que estaba pasando detrás de mi espalda… Lo tomé como una traición. En ese momento, no me di cuenta de que tratabas de protegerme.

Nueve años atrás

mi madre se encontraba fuera como de costumbre, así que saldría a escondidas con Edward para ir al teatro pequeño rojo. Esta semana, reproducían una película italiana llamada Si Vive Una Volta Sola que había estado esperando para ver.

Como siempre, Edward se encontró conmigo en la esquina.

—Será mejor darse prisa —dijo—. No queremos perdernos el espectáculo de las nueve.

—Estamos bien en el tiempo. Relájate.

Iniciamos la caminata a la parada del autobús cuando me di cuenta que no tenía mi pase de autobús. Estaba dentro de una sudadera con capucha que sabía que dejé en la casa de Edward cuando hacíamos la tarea del otro día.

—Rayos. Necesitamos entrar. Mi pase de bus está en el bolsillo de mi chaqueta que dejé en tu comedor.

Sacudió la mano restándole importancia. —Pagaré por ti.

—No, Edward. Eso es estúpido. Todavía tenemos tiempo de sobra.

Empecé a caminar hacia su casa.

Me agarró del brazo. —Detente. Lo tengo cubierto.

—Voy a entrar.

Un inusual pánico cruzó su cara. —No puedes.

—¿Por qué?

Como era habitual cada dos semanas, su madre, Esme, se hallaba en un viaje de negocios fuera de la ciudad. No podía entender por qué estaba tan insistente que no fuéramos dentro de su casa.

Parecía que luchaba para llegar a una excusa. Sus ojos se movían de lado a lado, y mi instinto solo me decía que algo andaba mal.

—¿Qué estás ocultándome?

—Nada. Simplemente no podemos entrar ahí ahora.

—No entiendo. El coche de tu padre está fuera. Está en casa. ¿Por qué no puedo simplemente correr y conseguir mi chaqueta?

—Mi padre se enojaría si supiera que saldría contigo. Le dije que yo estaba saliendo con Rob.

—No creo eso. Tu padre sabe que pasamos el rato. Es bien con eso.

—No por la noche.

—Estás mintiendo.

—Patch, ¿solo confiarás en mí?

De repente corrí hacia la puerta principal y golpeé frenéticamente. No hubo respuesta durante casi un minuto antes de que Carslie Cullen finalmente abrió la puerta.

—Hola. Edward y yo nos dirigíamos al cine, pero necesito mi pase de autobús. Está en mi chaqueta que dejé en su comedor. Sólo necesito entrar y conseguirlo.

El padre de Edward lo miró con preocupación. Mientras tanto, la cara de Edward era prácticamente blanca.

Cuando el señor Cullen dudó en dejarme entrar, me abrí paso por delante de él. —Sólo necesito mi chaqueta. —Después de entrar en el comedor, vi mi sudadera colgando en la silla. Otra cosa que me llamó la atención: el abrigo de piel de imitación de mi madre.

¿Qué estaba ella haciendo aquí?

No pasó mucho tiempo para averiguarlo. Subiendo rápidamente las escaleras, sabía exactamente dónde iba a encontrarla. Irrumpí en la habitación de los padres de Edward para encontrar a mi madre frenéticamente tratando de ponerse su ropa.

Tapándome la boca con la mano, sacudí la cabeza con incredulidad antes de correr hacia las escaleras y salir por la puerta principal.

Edward corrió tras de mí. —Patch, espera. ¡Por favor!

Me di vuelta y solté—: ¿Sabías de esto? ¿SABÍAS que mi madre se encontraba aquí tonteando con tu padre? ¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto?

—No sabía cómo decírtelo.

—¡No puedo creer esto!

—Lo siento, Patch. Lo siento mucho.

Corrí de vuelta a mi casa y cerré la puerta, sin saber qué dolía más: las acciones de mi madre o Edward ocultando todo esto de mí.


3 comentarios:

Ana dijo...

Qué perra! No sé cómo los padres pueden hacer eso... Y más sabiendo que son amigos ... No me extraña que se largada... Gracias por el capítulo

Kar dijo...

Hola hola Annel ahora entiendo el porque lo abandonó así, pero muy tarde Bella comprendió los motivos que tuvo Edward para ocultarle lo que pasó
Gracias por el capítulo nena me gusta mucho la adaptación .espero ansiosa el siguiente capítulo
Saludos y besos

Anónimo dijo...

¡Wow! Ahora su partida tiene sentido. No puedo esperar para leer el resto de la conversación. ¡Gracias por el capítulo!

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina