Sinopsis
Compartiendo
una casa de verano con el muy caliente compañero de cuarto sería un sueño hecho
realidad, ¿cierto?
No
cuando es Edward… La única persona que he amado… quien ahora me odia.
Cuando
mi abuela murió y me dejó la mitad de la casa de Aquidneck Island, hay una
trampa, la otra mitad seria para el chico que ella ayudó a criar.
El
mismo chico que se convirtió en un hombre con un duro cuerpo y una personalidad
más dura a juego.
No
lo había visto en años y ahora estamos viviendo juntos porque ninguno de los
dos está dispuesto a renunciar a la casa.
¿La
peor parte? Él no viene solo.
Pronto
me daría cuenta que hay una delgada línea entre el amor y el odio. Podría ver a
través de esa engreída sonrisa. Debajo de todo eso… El chico está aún allí. Así
como nuestra conexión.
El problema es… ahora que no
puedo tener a Edward, nunca lo he querido más.
Primera
parte
Capitulo
Un
auto casi me golpeó cuando prácticamente flotaba a través de la calle aturdida
después de salir de la oficina del fiscal. Todos estos años, había intentado
tan duro de no pensar en él. Ahora, él era todo lo que podía pensar.
Edward.
Oh
Dios mío.
Edward.
Destellos
de él invadieron mi mente: su cabello rubio oscuro, su risa, el rasgueo de su
guitarra, la profunda tristeza y desilusión en sus magníficos ojos la última
vez que lo vi hace nueve años.
Nunca
se suponía que debía enfrentarme a él de nuevo, y mucho menos tener una casa
con él. Viviendo con Edward Cullen no era una opción, aunque sólo fuese por el
verano. Bueno, esto era probablemente más como que no había una oportunidad en
el infierno que Edward Cullen estaría de acuerdo en compartir una casa conmigo.
Nos gustara o no, sin embargo, la casa de playa en Newport era nuestra ahora.
No mía. No suya. Nuestra. Cincuenta—cincuenta.
¿Qué
demonios estaba pensando Nana?
Siempre
había sabido que ella se preocupaba mucho por él, pero no había manera de que
pudiera haber predicho la magnitud de su generosidad. Ni siquiera se encontraba
relacionado con nosotros, pero siempre pensó en él como su nieto.
Cogí
el teléfono y busqué el nombre de Angela. Cuando contestó, dejé escapar un
suspiro de alivio.
—¿Dónde
estás? —pregunté.
—En East Side. ¿Por qué?
—¿Puede
encontrarte conmigo? Realmente necesito hablar con alguien.
—¿Estás
bien?
Mi
mente se puso en blanco antes de llenarse lentamente nuevamente con
pensamientos fragmentados de Edward. Mi pecho se apretó. Me odiaba. Yo le había
evitado durante tanto tiempo, pero realmente tendría que enfrentarme a él
ahora.
La
voz de Angela me sacó de mis pensamientos. —¿Bella? ¿Sigues ahí?
—Sí.
Todo está bien. Eh… ¿dónde estás otra vez?
—Nos
vemos en el lugar del falafel en la calle Thayer. Tendremos una cena y hablamos
de lo que está pasando.
—Bueno.
Nos vemos en diez.
Ángela
era una amiga bastante reciente, así que sabía poco sobre mi infancia o
adolescencia. Enseñábamos juntas en una escuela local de Providence. Había
tomado el día libre para reunirme con el abogado de mi abuela.
El
olor a comino y menta seca saturó el aire en el interior del restaurante de
comida rápida del Medio Oriente. Ángela saludó desde una cabina de la esquina,
un alto contenedor de poliestireno frente a ella llena de pinchos de pollo
cubierto de semillas de sésamo y arroz.
—¿No
conseguirás algo de comer? —preguntó con la boca llena. Una cucharada de salsa
de yogur recubrió un lado de su boca.
—No.
No tengo hambre. Tal vez tomaré algo para llevar a la salida. Sólo necesitaba
que hablar.
—¿Qué
diablos está pasando?
Tenía
la garganta reseca. —En realidad, necesito algo de beber primero. Espera. —La
habitación parecía que se balanceaba hacía mi cuando hice mi camino al refrigerador
cerca del mostrador.
Después
de regresar de comprar de una botella de agua, me senté y dejé escapar una
respiración profunda. —Tuve algunas noticias bastante locas hoy en la oficina
del abogado.
—De
acuerdo…
—Así
que, es obvio que sabes que fui allí porque mi abuela falleció hace un mes…
—Sí.
—Bueno,
sólo me reuní con el abogado para revisar su finca. Resulta que me dejó todas
sus joyas… y la mitad de su casa de verano en Aquidneck Island.
—¿Qué?
¿La hermosa casa en esa foto en tu escritorio?
—Sí.
Esa misma. Siempre íbamos mucho allí en el verano, cuando era más joven, pero
en los últimos años, la había rentado. La propiedad ha estado en su familia por
generaciones. Es viejísima, pero es hermosa y tiene vistas al agua.
—Bella,
eso es increíble. ¿Por qué luces tan molesta?
—Bueno…
le dejó la otra mitad a un chico llamado Edward Cullen.
—¿Quién
es ese?
La
única persona que he amado.
—No
era más que un chico con el cual crecí. Mi Nana se hizo cargo de él mientras
sus padres trabajaban. La casa de Edward se hallaba a un lado, la mía en el
otro, y Nana estaba en medio.
—Así
que, ¿era algo así como un hermano para ti?
Ojalá.
—Éramos
cercanos durante muchos años.
—Por
la expresión de tu cara, ¿me da la sensación de que algo cambió?
—Estás
en lo correcto.
—¿Qué
pasó?
No
había manera de que pudiera manejar una repetición de todo. Hoy ya había sido
demasiado para mí para absorber. Le daría una versión más corta.
—Básicamente,
me enteré de que ocultaba algo. Y me asusté. Prefiero no entrar en ello. Pero
digamos que tenía quince años en ese momento y tenía un tiempo difícil
manejando mis hormonas y mis problemas con mi madre. Hice una decisión
precipitada alejándome y me fui a vivir con mi padre. —Tragando el dolor, le
dije—: Lo dejé todo en Providence y me trasladé a New Hampshire.
Afortunadamente,
Angela no es de entrometerse en cuanto a cuál era el secreto. Ese no era el
problema que necesitaba hablar hoy. Era más importante para ella ayudarme a
averiguar mi próximo paso para mí que estar abriendo viejas heridas.
—Así que, básicamente te
alejaste de todo, en lugar de lidiar con ello.
—Sí.
Escapé de mis problemas… y de Edward.
—¿No
ha hablado con él desde entonces?
—Después
de que me fui, hubieron varios meses donde no había contacto. Me sentía tan
culpable por la forma en que manejé las cosas. Finalmente traté de verlo y
disculparme una vez que llegué a mis sentidos, pero para entonces ya era
demasiado tarde. No quería verme o hablar conmigo. No puedo decir que lo
culpaba. Había seguido con su vida, consiguió estar con personas diferentes y
luego se mudó a Nueva York poco después de graduarse de la escuela secundaria.
Acabamos perdiendo completamente el contacto, pero se mantuvo en contacto con
Nana aparentemente. Ella era como una segunda madre para él.
—¿Sabes
qué ha sido de él?
—No
lo he visto. Siempre he estado demasiado asustada para buscarlo.
—Bueno,
tenemos que encargarnos de eso en este momento. —Dejó el tenedor y excavó su
teléfono en el interior de su bolso.
—Whoa...
¿qué haces?
—Sabes
que soy un acosadora profesional autoproclamada. —Sonrió Angela—. Estoy
buscándolo en Facebook. ¿Edward Cullen… dijiste que se llamaba? ¿Y vive en la
ciudad de Nueva York?
Cubriendo
mis ojos, dije—: No puedo mirar. No voy a mirar. Probablemente hay cientos de
tipos llamados Edward Cullen por ahí de todos modos. Es probable que no lo
encuentres.
—¿Cómo
se ve?
—La
última vez que lo vi, tenía dieciséis años, así que estoy segura de que no
tiene el mismo aspecto. Sin embargo, tiene el cabello rubio oscuro.
Él
era muy lindo. Todavía puedo ver su cara como si fuera ayer. Nunca podría
olvidarlo.
Angela
estaba leyendo en voz alta la información de los diferentes Edward Cullen
apareciendo en Facebook. Nada resaltaba hasta que dijo—: Edward Cullen, Nueva
York, Nueva York, músico en Just In Time Acoustic Guitar.
Mi
corazón se cayó a mi estómago, y para mi sorpresa, pude sentir las lágrimas que
trataban de abrirse camino a través de mis párpados. Las emociones que se
elevaban a la superficie tan rápido eran inquietantes. Era como si se hubiera
vuelto de entre los muertos. —¿Que acabas de decir? ¿Trabaja dónde?
—¿Just In Time Acoustic Guitar? ¿Es
él?
Las
palabras no salían, así que permanecí en silencio, pensando en el nombre; era
el mismo que siempre había utilizado incluso como un niño tocando la guitarra
en nuestra esquina de la calle.
Just
in Time.
—Es
él —finalmente concedí.
—Oh,
Dios mío, Bella.
Mi
corazón comenzó a latir más rápido. —¿Qué?
—Este
tipo es…
—¿Qué?
Dime —prácticamente grité antes de tragar el resto de mi agua.
—Él
es hermoso. Absolutamente jodidamente precioso.
Cubriendo
mi cara, le dije—: Jesús. Por favor, no me digas eso.
—Echa
un vistazo.
—No
puedo.
Antes
de que pudiera negarme de nuevo, Angela empujó el teléfono delante de mi cara.
Tembló en mis manos cuando lo tomé.
Dulce
Jesús.
¿Por
qué incluso miré?
Por
lo que pude ver en la foto, era hermoso, justo como lo recordaba, pero al mismo
tiempo, muy diferente. Adulto. Llevaba un gorro gris y tenía una buena cantidad
de barba que nunca fue capaz de crecer cuando lo conocí. En la foto de perfil,
estaba apoyado en una guitarra y parecía que estaba a punto de cantar con un
micrófono. La expresión de su rostro era intensa y me dio escalofríos. Cuando
fui a hacer clic en las otras fotos, no me dejaría entrar porque su perfil se
ha configurado como privado.
Angela
extendió la mano hacia el teléfono. —¿Es un músico?
—Creo
que sí —le dije, devolviéndoselo a ella.
Solía
escribir canciones para mí.
—¿Te
pondrás en contacto con él?
—No.
—¿Por
qué no?
—Creo que no sé ni qué
decirle. Lo que está destinado a suceder, sucederá. Voy a terminar de tener que
hablar con él eventualmente. No voy simplemente a ser la encargada de hacer el
primer movimiento.
—¿Cómo
exactamente este arreglo de vivienda funcionará de todos modos?
—Bueno,
el abogado me dio un juego de llaves y me dijo que otro juego fue enviado a Edward.
Nuestros nombres estarán en las escrituras. Nana también dejó algo de dinero
para ser utilizado para la reparación de la casa y el mantenimiento de la
propiedad durante la temporada baja. Estoy asumiendo que ha estado al tanto de
toda la misma información.
—No
quieres vender la casa, ¿verdad?
—De
ninguna manera. Hay demasiados recuerdos, y lo mucho que significaba para Nana.
Voy a usarla este verano y luego tal vez con el tiempo alquilarla si está de
acuerdo con ello.
—Así
que, ¿no tienes idea de lo cómo planea usar su mitad? ¿Sólo aparecerás allí en
unas pocas semanas, y si él está allí, él está allí, y si no lo está, no lo
está?
—Más
o menos.
—Oh, esto será interesante.
Catorce
años atrás
El
niño que Nana comenzó a cuidar este verano estaba sentado afuera de su casa. No
había manera de que pudiera dejarlo verme luciendo de la manera que lo hacía en
este momento. Asomándome a través de las cortinas de mi ventana de la
habitación, quería simplemente observarlo sin que él supiera que yo estaba
allí.
No
había mucho que conociera de él. Su nombre era Edward. Tenía unos diez años de
edad como yo, tal vez once. Él sólo se había mudado aquí a Rhode Island desde
Cincinnati. Sus padres tenían dinero; tenían que tener si podía permitirse la
gran casa estilo Victoriano, que compraron al lado de Nana. Los dos trabajaban
en el centro de Providence y pagaban a Nana para cuidar a Edward después de la
escuela.
Ahora,
por fin pude ver lo como lucía. Tenía el cabello largo de color rubio oscuro y
al parecer estaba tratando de aprender por sí mismo a tocar la guitarra. Debo
haber permanecido allí en la ventana durante casi una hora mirándolo rasguear
las cuerdas.
De
la nada, un estornudo se me escapó. Su cabeza se giró hacia arriba, hacia la
ventana. Nuestros ojos se encontraron por unos pocos segundos antes de que me
agachara inmediatamente. Mi corazón latía con fuerza, porque ahora él sabía que
lo había estado observando.
—Oye.
¿A dónde te fuiste? —le escuché preguntar.
Me
quedé agachada y en silencio.
—Bella…
sé que estás ahí.
¿Sabía
mi nombre?
—¿Por
qué estás escondiéndote de mí?
Lentamente
levantándome con la espalda frente a la ventana, finalmente respondí—: Tengo un
ojo vago.
—¿Un
ojo vago? ¿Es eso como que se te va la vista?
—¿Cómo
se me va la vista?
—No
estoy seguro. Mi mamá siempre dice que mi a padre se le va la vista.
—Un ojo vago significa que
soy bizca.
—¿Como
bizca? —Se rió—. De ninguna manera. Eso es tan genial. ¡Déjame ver!
—¿Crees
que es bueno tener un globo ocular que se te va hacia adentro?
—Sí.
¡Me encantaría eso! Así como que podrías mirar a la gente, y ni siquiera
sabrían que los mirabas.
Estaba
empezando a hacerme reír.
—Bueno,
el mío no esta tan mal… todavía.
—Vamos.
Date vuelta. Quiero verlo.
—No.
—¿Por
favor?
Insegura
de lo que sentía, decidí dejar que me viera. No podía evitarlo para siempre.
Cuando
me di la vuelta, hizo una mueca. —¿Qué pasó con tu otro ojo?
—Ese
sigue allí. —Señalé a mi ojo derecho—. Esto es sólo un parche cubriéndolo.
—¿Por
qué lo hacen del mismo color que tu piel? Desde aquí, parecía que no tenías
ojos. Me asusté muchísimo por un segundo.
—Está
debajo del parche. Mi oftalmólogo está haciéndome llevar esto cuatro días a la
semana. Hoy es el primer día. ¡Ahora ves por qué no quiero que me veas!
—No
es nada para estar avergonzada. Simplemente me sorprendió al principio, porque
no sabía lo que venía. Así que, ¿tu ojo bizco está ahí debajo? Quiero verlo.
—No,
en realidad, el ojo cubierto es el ojo bueno. El médico dice que si no uso mi
ojo bueno, el ojo bizco se fortalecerá y enderezará con el tiempo.
—Oh
ya entiendo. Así que, ¿puedes salir al exterior ahora? ¿Ya que no tienes que
esconderte de mí?
—No.
No quiero que más nadie me vea.
—¿Qué
vas a hacer cuando tengas que volver a la escuela mañana?
—No
lo sé.
—Por
lo tanto, ¿sólo vas a quedarte en el interior todo el día?
—Por
ahora. Sí.
Edward
no dijo nada. Sólo dejó caer su guitarra, se levantó y corrió hacia su casa.
Tal
vez realmente lo haya asustado después de todo.
Cinco
minutos más tarde, volvió corriendo hacia su lugar frente a la casa de Nana.
Cuando alzó la mirada hacia mi ventana otra vez, casi no podía creer lo que mis
ojos veían. (Bueno “ojo”). Cubriendo su ojo derecho estaba un parche negro
gigantesco. Edward parecía un pirata. Se sentó, levantó la guitarra y comenzó a
rasguear. Para mi sorpresa, comenzó a cantar una canción. Esta sonaba como
Brown Eyed Girl, excepto que había cambiado la letra a One Eyed Girl. Fue
entonces cuando me di cuenta de que Edward Cullen era en partes iguales tanto
loco como adorable.
Después
de que terminó de cantar, tomó un marcador Sharpie negro de su bolsillo.
—Voy
a pintar el tuyo, también. ¿Quieres venir afuera ahora?
Una sensación más cálida de
la que había conocido llenó mi corazón. En retrospectiva, que fue probablemente
el momento exacto en que Edward Cullen se convirtió en mi mejor amigo. Ese fue
también el mismo día en que por primera vez me agració con un apodo que me
seguiría a través de nuestros años de adolescencia: Patch.
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Hola a todas regrese de nuevo con dos nuevas adaptaciones bueno estas dos adaptaciones eras las dos ultimas que estaban en la encuesta que dando esta en segundo lugar y la de tercero la subiré en fanfiction les dejare el link donde ya esta el primer capitulo.
chicas quiero agradecerle sus buenas vibras y sus comentarios les agradezco de corazón por todo por ahora estamos bien en la familia mi mama empezó con las quimios y pues veremos que pasa les agradezco de corazón y no se preocupen no abandonare estas adaptaciones las actualizaciones serán Lunes, miércoles y viernes y ls martes en el grupo de Elite Fanfiction mandare un adelanto del siguiente capitulo.
8 comentarios:
Hola gracias por compartir una nueva historia, se Lee muy r
Interesante.
En cuanto a tu familia mucha suerte y muchos besos a tu mami q se mejore.
Hola.siento mucho la enfermedad de tu mama y de corazon espero que se mejore. Gracias por darte el tiempo para la nueva adaptacion,a pesar de tus problemas. Muchos cariños desde la distancia y un abrazo.
Tiene muy Buena Pinta, actualiza pronto
GRACIAS hermosa yo empiezo quimioterapia el próximo mes y te juro estoy asustada, Dios bendiga y cuide a tu familia un enorme beso y abrazo ❤😘💕 nos seguimos leyendo
Hola hola Annel me encanta que este de vuelta y que tengas muy buenas noticias que sobre tu mamá por favor hable saber que le envió muy buenas vibras para su pronta recuperación.
En cuanto a las adaptaciones ya estoy leyendo las dos y cómo siempre aquí sigo fiel a la lectura
Gracias por el capítulo y ye leo en el siguiente
Saludos y besos =)
Hola me gusta como suena la historia
Nos seguimos leyendo
Me gusta como inicio la historia voy a seguir leyendola
Se lee genial!!!
Me ha enganchado.
Aunque hay algunas palabras que no se corresponden en las frases y se pierde el ritmo de la lectura.
A lo mejor es cosa del autocorrector o el teaductot.
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