Capitulo
11
Cada noche cuando la puerta se abriría, me
encogía, preguntándome si esa noche sería aquel en el que finalmente trajo una
mujer a casa con él. Seguí preparándome para ello. Edward era una persona muy
sexual. Tanya siempre solía hacer referencia a su insaciable apetito. Eso
siempre me hacía querer vomitar.
Él no sería célibe para siempre.
No era una cuestión de si traía a casa
a alguien; era cuando. Sin embargo, cada vez que entraba solo sería un
alivio grande que el anterior.
Los días fueron pasando, y con cada uno, me
pregunté cuánto tiempo continuaría esta camaradería pacífica entre nosotros.
Bea se fue haciendo más grande cada día. Ella
estaba ahora finalmente rodando. Eso significaba ser muy cuidadoso cuando se
cambia el pañal porque fácilmente podría caerse de la mesa. Ahora que estaba
bombeando la leche, se hizo mucho más fácil salir de casa de vez en cuando. Edward
vigilaría a Bea por un pequeño momento mientras yo corría a hacer los mandados.
Me refería a él como el tío Edward a su alrededor. Parecía estar feliz con eso.
Era un título seguro y dejé en claro que no estaba esperando que tuviera un
papel más importante en su vida. Probablemente siempre será el tío Edward para
ella. Juré aprender a aceptarlo.
La mejor parte de mi día siguió siendo las mañanas
cuando Edward y yo nos sentábamos en la cocina con Bea y tomábamos nuestro café
juntos. Sin embargo, el muy raro todavía estaba usando mi leche extraída como
un sustituto de crema. Al principio, pensé que iba a seguir el hábito para ser
divertido, pero cuanto más tiempo pasó, más se hacía evidente que realmente le
gustara el sabor.
Cuando vertió de una botella en su café, le
pregunté—: ¿Crees que es completamente normal?
—Prefiero beber de ti que de alguna vaca al
azar. Piénsalo. Dejaste de comer carne después de una realización similar.
—Está bien, pero a pesar de eso, te darías
cuenta de que la persona promedio podría encontrar beber leche materna muy
extraño.
—No. Extraño sería que esperara en la cola
mientras estabas alimentándola a ella y pidiera ir después.
Eso realmente me hizo reír. —Es cierto, ¿pero
qué pasará cuando comiences a salir con alguien? ¿Piensas que aceptará que
tomes leche materna de otra mujer? ¿O incluso la que tuviste en el pasado?
—Voy a preocuparme de eso cuando tenga que
hacerlo.
Se sentía como una buena oportunidad para
husmear. —¿Así que, no estás viendo a alguien?
Me miró desde encima de su taza con diversión
en sus ojos. —Estoy bastante seguro de que sabes la respuesta a eso, Isabella.
Si no estoy aquí, estoy en Sandy‟s, y luego llego a casa. ¿Cuándo estaría
viendo a esa persona?
—Lo sé. Creo que estoy confundida.
Golpeó la taza de cerámica sobre el granito.
—Bueno. Explícame por qué estás confundida.
—Obviamente, eres muy atractivo. Eres un
músico por encima de eso. Tienes mujeres, literalmente, arrojándose a ti. Ha
sido un mes desde que rompiste con Tanya. Sigo esperando que entres aquí con
alguien. Eso es todo.
—¿Crees que soy un hombre puto cuando estoy
soltero…?
—Sólo te he visto experimentar con una novia,
así que no sé muy bien.
Puso sus manos sobre la mesa y se inclinó
hacia mí. Lo que dijo a continuación me dio escalofríos. —Me encanta follar. ME
ENCANTA. Más que cualquier otra cosa. —Esas palabras fueron directamente a mis
entrañas. Se echó hacia atrás y cruzó los brazos—. Pero cuanto más experiencia
tengo, más me doy cuenta de que debo tener cuidado ahí fuera. No tengo sexo
casual como solía.
Decidí molestarlo. —Es interesante que digas
eso porque yo pensaba que el sexo casual podría ser mi única opción.
Estuvo a punto de escupir el café. —Oh,
¿enserio?
—Sí. En realidad ayudaste con la comprensión.
—¿Lo hice, ahora? Me gustaría escuchar esto.
—Piénsalo. Como decías… cualquier hombre que
acabe conmigo tiene que estar en ello a largo plazo. Se tarda un tiempo muy
largo para averiguar esas cosas, ¿verdad? No puedo ser célibe para siempre
mientras espero a ver si el hombre perfecto quiere ser un padre para mi hija. A
mí, también, me gusta follar.
Sus ojos se abrieron. —Ya veo.
—Aunque en los últimos años, no me he
acostado con muchos, tal vez sería mejor para mí en este momento de mi vida
sólo tener sexo sin sentido con una persona de confianza que está en la misma
página. Tendría que estar limpio, por supuesto, tener todas las pruebas
adecuadas.
—¿Eres seria en este momento?
—Estoy hablando muy en serio.
Estaba empezando a volverme un poco
convencida de mi propio argumento. Comenzó tener algún sentido.
Se burló. —¿Y dónde exactamente encontrarás a
este hombre que sólo busca una follada casual, pero también sea una persona
limpia y respetable que puedes traer alrededor de tu hija? Ah, ¿y que este
chico aparentemente no se acuesta con cualquier otra persona a la vez? Sí. Eso
tiene sentido.
—No traería a cualquier hombre alrededor de
Bea a menos que fuera serio. Por lo tanto, no conocería a mi hija.
—¿Dónde te reunirás con dicho hombre
entonces?
—Hoteles.
—¿Quién va a estar vigilando a Bea cuando
estás follando a este tipo en un motel?
Aspiré. —¿Tú?
—Por favor, dime que estás tomándome el pelo.
Porque estoy a punto de jodidamente perderlo.
—¿Quieres la pura verdad?
—Sí.
—En su mayor parte estoy bromeando. Pero sí
creo que necesitaría encontrar a alguien para satisfacer mis necesidades en
algún momento, alguien en que pueda confiar, también que entienda que no sería
nada más que sexo.
Apretó los dientes. —Alguien como Emmett de
al lado…
—Tal vez…
Su rostro se puso rojo de ira cuando se
levantó y puso su taza en el fregadero. —Eso es simplemente genial, Isabella. Sólo
jodidamente genial.
Eso fue lo último que dijo antes de subir las
escaleras pisando fuerte para iniciar su jornada de trabajo.
Nunca bajó por la tarde.
Edward estaba enojado… y celoso como el
infierno. Ni siquiera había sido sutil.
Le dije que le estaba diciendo la pura
verdad; que en realidad no era el caso. Porque la verdad era que sólo había un
hombre con el que había soñado follar en un hotel, y ese fue él.
***
Edward todavía parecía de mal humor esa
noche. Estaba hojeando los canales a gran velocidad sin siquiera prestarle
atención. Cuando mi teléfono vibró en la mesa de café, lo recogió y miró a la
persona que llamaba en el identificador.
Una mirada de asombro se apoderó de su rostro
cuando me entregó el teléfono. —Es Jacob.
Mierda.
Había dejado un mensaje de voz de Jacob, el
otro día, preguntando si estaba interesado en venir a Newport para conocer a
Bea. Verlo era la última cosa que quería, pero sentía que se lo debía a mi hija
a por lo menos el intentar establecer una relación entre ellos.
Edward me miraba como un halcón mientras
respondía.
—¿Hola?
La voz de Jacob sonaba un poco amortiguada.
—Hola.
—Estoy asumiendo que tienes mi correo de voz.
Había un poco de estática; él debía estar
conduciendo. —Sí. Leah está de viaje. Puedo ir este fin de semana. ¿Cuándo es
un buen momento?
¿Él sólo podría venir porque Leah está de
viaje? Realmente agradable.
—Creo que es mejor si nos encontramos en el
centro. Tal vez en el parque. Puedo enviarte un mensaje con la ubicación.
¿Funcionaría este sábado?
—Sí. Eso debería estar bien.
—Bueno. ¿Por qué no nos reunimos alrededor de
las tres?
—Eso funcionará.
—Te enviaré el mensaje con la información
pronto.
—Bien. Adiós.
—Adiós.
Él ni siquiera preguntó cómo estaba ella.
Edward todavía me estaba mirando después de
colgar. —¿Él vendrá aquí ? ¿Desde cuándo se ha interesado en ser parte de la
vida de ella?
—Desde que un análisis de sangre demostró que
él es el padre.
—Nunca me dijiste que tuviste que hacerlo.
—Fue sólo una formalidad. Sucedió mientras tú
estabas lejos, ni siquiera pensé en mencionarlo porque nunca hubo ninguna duda.
De todos modos, la única persona a quien le importaba la prueba era Jacob,
porque él me acusaba de mentir.
El tono de Edward era severo. —Todavía no lo
quiero cerca de ella.
—Él es su padre.
—Es un donante de esperma —dijo con los
dientes apretados.
—¿Que se supone que haga? ¿Alejarla de él?
—Él no es digno de ella. —Edward parecía
perdido en sus pensamientos durante unos momentos antes de preguntar—: ¿Cuáles
son exactamente sus derechos ahora?
—No estoy muy segura. No creo que él quiera
cualquier responsabilidad de cuidar de ella, por lo que ni siquiera he mirado
realmente en esas cosas. Por la misma razón, no lo estoy presionando en
cualquier cosa, tampoco. De todos modos, sólo será una reunión rápida.
—Voy contigo.
—No. Tú no tienes que hacerlo.
—No hay manera de dejarte ir a ver al idiota
por ti misma.
—Eso no es realmente necesario. Vamos a
estar…
—Isabella… no es una opción. Iré contigo
—repitió.
La mirada en sus ojos me dijo que esto era un
argumento que no ganaría.
***
El tiempo era perfecto y seco, con baja
humedad. Nos reuniremos en Colt State Park, que estaba justo sobre el puente y
fuera de la isla. Edward y yo habíamos visitado este parque una o dos veces
cuando éramos niños, así que me sentí un poco nostálgica.
Preparamos el almuerzo para el picnic y
fuimos una tarde fuera, llegando allí una hora antes de lo que Jacob dijo que
llegaría. Bien podría equilibrar un evento estresante con un poco de diversión.
Había vestido Bea en un vestido de color rosa
con volantes que tenía y le puse una de esas pequeñas cintas finas con volantes
para el cabello sobre su cabeza. Sus pequeños pies estaban cubiertos con los
más lindos zapatos de charol blanco.
Edward rozó suavemente la parte posterior de
su dedo a lo largo de su cabeza. —Bea luce adorable, pero tú ya sabes que me
molesta que la vistas bien para él.
—Quería que luciera lo mejor posible, hacer
que él se sienta como una mierda.
—Ella siempre se ve bien, no importa lo que
le pongas. Él se debería sentir como una mierda de cualquier manera, ya sea que
está llevando puesto un vestido o cubierta de caca. Ella es malditamente de su
carne y hueso, y él no la ha visto durante los primeros cinco meses de su vida.
—Tienes razón.
Nuestra atención se dirigió a un par de
adolescentes que volaban una cometa multicolor. Permanecimos en silencio,
disfrutando del paisaje. Era un gran día para estar en el agua, por lo que
muchos veleros se veían en la distancia desde el parque lindando al océano.
Edward levantó la mirada hacia el cielo azul
claro. —¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí?
—Sí —dije en voz baja—. Fue poco antes de
mudarme a New Hampshire. Estabas empezando a entrar en la fotografía. —Edward
se había llevado su cámara a Colt State Park durante nuestro último viaje aquí
y tomó algunas fotos de mí con el agua como telón de fondo.
—Sí. Esa manía fue de corta duración, ocupó
un lugar secundario a la música. —Sacó su cartera, que era bastante vieja, el
cuero marrón agrietado y desgastado. La abrió—. Si te muestro algo, no te rías.
—Bueno…
Sacó una pequeña foto en blanco y negro que
se encontraba metida dentro de la parte de atrás. Los bordes del papel fotográfico
estaban desgastados. Era una instantánea de mí que nunca había visto. —Esta fue
una de las fotos que tome ese día. Es la única que había revelado.
La tomé de él. —Guau. Nunca tuve la
oportunidad de ver alguna.
—Éste era mi favorito porque la tomé cuando
no estabas posando. Estabas riendo de uno de mis chistes cuando lo hice.
Mi mirada viajó desde la foto hasta sus
bellos ojos azules que estaban mirándome y el reflejo del océano detrás de mí.
—¿Siempre has llevado esto contigo?
—Incluso cuando estaba enfadado contigo, no
pude conseguir deshacerme de ello. Lo oculté, así no tenía que verte, pero no
podía tirarlo a la basura.
—¿Tirarlo a la basura o tirarme lejos?
—Ambos.
Continuamos mirándonos a los ojos mientras
alejaba los dolores de anhelo que siempre estuvieron ahí y necesitaban ser
suprimido constantemente.
Mirando hacia abajo a mi reloj, me di cuenta
de que eran diez minutos pasados de las tres.
—Jacob está retrasado.
—Por lo cual es un idiota.
Edward tomó a Bea de mí y se echó hacia
atrás, colocándola en su pecho. Estaba tratando de llegar con su pequeña mano a
su boca mientras él soplaba contra sus dedos.
Los minutos pasaron y aún no había señales de
Jacob. Después de una hora de espera, Edward se estaba poniendo furioso.
—Tenemos que irnos.
—No puedo creer que no se presentara. Tal vez
está atascado en el tráfico.
—¿Por qué no te envió un texto? Eso es
jodidamente una falta de respeto. Él no se merece un minuto más de nuestro
tiempo. Es mejor que no aparezca en este momento, ya que conseguiría un
puñetazo en la cara.
Empecé a empacar, sintiéndome increíblemente
triste por Bea. Si Jacob era una parte de nuestras vidas no me importaba, pero
sin duda le importaría a ella algún día.
De repente, mi teléfono vibró. Era un texto
de Jacob.
Estaba en camino, pero di la vuelta. Lo
siento. Simplemente no puedo. No puedo hacer esto. Te enviaré dinero.
Edward tomó el teléfono de mí y leyó el
texto. Sacudió la cabeza con incredulidad y luego miró a Bea, que seguía
sentada allí en su hermoso vestido mientras miraba hacia él. Edward tenía sus
rodillas hacia arriba, y Bea estaba descansando la espalda apoyada en la
pendiente de sus piernas. Sus pequeñas manos estaban envueltas en las más
grandes de él. Mi hija estaba en calma como una almeja. No sabía lo que
significaba el texto para el resto de su vida. No sabía que su padre sólo la
había abandonado.
Estaba bastante segura de que ella pensaba
que miraba a los ojos de su padre en este momento.
Después de un largo momento de silencio, Edward
susurró—: Él no sabe lo que se pierde. Es un tonto. —Movió su cara hacia la de
ella y le dijo—: Bueno, no lo necesitamos. ¿Cierto, Bea? ¡Que se joda!
A pesar de que probablemente no debería haber
maldecido alrededor del bebé, lo más sorprendente ocurrió. Al segundo Edward
dijo “Que se joda”, Bea empezó a reír como si entendiera. No era sutil, pero
más bien una carcajada contagiosa. Cuando de repente se detuvo, Edward inclinó
la cabeza hacia atrás y luego se balanceó hacia abajo muy rápido mientras
repetía—: ¡Que se joda! —Una vez más, estalló en risas. Lo hizo de nuevo—. ¡Que
se joda! —Un ataque de risa aún más grande se produjo. Edward y yo estábamos
histéricos junto con ella.
Las lágrimas fluyeron desde mis ojos, y,
sinceramente, no podría decir si me estaba riendo o llorando.
***
Esa noche, Edward se ofreció llevar a Bea a
dormir. Su suave voz cantando llevó todo el camino abajo. Cerré los ojos y
meditaba con el sonido de él meciéndola en el piso de abajo. La canción que había
elegido no fue una coincidencia: Era She lovely de Stevie Wonder.
la semana siguiente, era
medio día, y Edward estaba trabajando arriba. Bea estaba acostada en su vientre
jugando en la sala de estar, mientras pagaba unas cuentas. Llamaron a la
puerta. Cuando la abrí, Emmett se encontraba de pie allí con dos cafés lattes
medianos de Maggie’s Coffeehouse. Hacía más de un mes desde que me
visitó por última vez.
—Cuánto tiempo sin verte. —Sonreí. Tomando
una de las bebidas de él, dije—: No tenías que hacer esto. Pero era mi momento
de cafeína por la tarde, por lo que un buen momento. —Agité mi brazo—. Entra.
Se arrodilló para saludar a Bea. —Dios, está
creciendo.
—Lo sé. Va para seis meses. ¿Puedes creerlo?
—El tiempo vuela.
—Sí… es por eso que estoy feliz de que te
pasaste. Estaba preocupada de que Edward te espantó.
Se sentó y habló en voz baja—: Bueno, para
ser honesto, me debatí en venir. Tu perro guardián es un poco intimidante.
—Siento que fuera grosero la última vez que
estuvo aquí.
—¿Estoy asumiendo que todavía está viviendo
aquí?
—Sí. Esta es la casa de Edward ahora. Trabaja
de forma remota y en realidad está en el piso de arriba en su oficina.
—¿Cuánto tiempo se está quedando en la isla?
Se acercaba el final del verano, y Edward no
me había dado ninguna indicación de su itinerario.
Cada vez que le preguntaba,
decía que no estaba seguro.
—En realidad, no estoy segura. Él puede
quedarse todo el tiempo que quiera porque es dueño de la mitad de la casa, así
que realmente no lo discutimos.
—¿Puedo ser un poco entrometido?
—Por supuesto. ¿Qué pasa?
—¿Hay algo más pasando entre ustedes dos?
—No. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, un hombre no ladra a otro hombre así
de su amiga a menos que él la quiera para sí mismo.
—Edward y yo tenemos una historia muy larga,
pero durante toda ella, nunca hemos estado realmente juntos. Nunca nos hemos
besado una vez en más de una década de conocernos el uno al otro.
—De verdad…
—Él puede tener un efecto protector, pero no
quiere una relación seria conmigo—sobre todo ahora. Se preocupa por Bea, pero
no quiere niños. No quiere estar conmigo.
Algo sobre haber dicho esas palabras en voz
alta me hizo muy triste—y enojada. ¿Por qué no era suficiente? ¿Por qué no era
suficientemente Bea? Edward se preocupaba por nosotros, pero no lo suficiente.
—Suena como su pérdida.
—Algunas cosas son mejor dejarlas como están.
—Bueno, ahora que has aclarado eso… ¿puedo
hacer otra pregunta?
—Sí.
—¿Te gustaría salir este fin de semana? El
festival de jazz es en el centro. Me encantaría llevarte… y a Bea. Podríamos ir
durante el día.
—Tengo que ser honesta, porque no sé si me
estás pidiendo una cita. No creo que esté lista para cualquier cosa seria. Pero
disfruto de tu compañía. Por lo tanto, si no hay expectativas, me encantaría.
—Entiendo. No vamos a llamarlo una cita
entonces. No hay expectativas… simplemente la compañía del otro. Puede volverse
muy solitario aquí en la isla, y me siento agradecido de haberte conocido,
haber encontrado compañía por lo menos. Incluso si no es nada más que eso, me
gustaría llevarte a salir. Necesitas salir, Isabella.
—¿Sabes qué? Tienes razón. Vamos a hacerlo.
Vamos a salir. —Sonreí.
Arrugas leves se formaron alrededor de los
ojos cuando sonrió y dijo—: ¿El sábado, entonces?
—Por supuesto. Voy a ver si Edward cuidará a
Bea. Si no es así, voy a llevarla con nosotros. —En el fondo, sabía que Edward
iba a subirse por las paredes. Pero esto era necesario. Si no quería que yo
saliera con otros hombres, entonces él muy bien tenía que explicar por qué. Si
no me iba a dar afecto, entonces, necesitaba conseguirlo en otro lugar.
—Está realmente bien llevar a Bea… —Hizo un
guiño—. Sobre todo porque no es una cita.
—Ya veremos.
Emmett logró escapar de la casa sin Edward
bajando por las escaleras.
Cuando mi compañero de cuarto, finalmente,
surgió más tarde esa tarde, su estado de ánimo era ilegible. Levantó a Bea del
suelo y le hizo cosquillas en el vientre con su cabello mientras hablaba—: ¿Qué
te apetece cenar esta noche?
—Lo que sea está bien.
Llevó Bea a la alacena, se rascó la barba que
cubría su mentón. —Tengo que averiguar que tenemos. —Miró el contenedor de
basura, tomando nota de la taza de la Maggie‟s Coffeehouse—. ¿Fuiste a tomar un
café?
—No. Emmett lo trajo esta tarde.
Su mandíbula se apretó, y su mano se congeló
en el último elemento que estaba tocando mientras reflexionaba sobre eso. —¿Él
estuvo aquí?
—Sí. —Suspiré—. Necesitamos hablar.
Edward cerró el armario. —Bien.
Sólo dilo.
—Emmett preguntó si quería ir al festival de
jazz con él este fin de semana. Le dije que sí.
Parpadeó un par de veces. —Vas a una cita con
é…
—No.
—Es una jodida cita, Isabella.
—Le expliqué que no estoy preparada para
citas.
—Oh, es cierto. No estás buscando citas.
Estás sólo en busca de una follada informal.
—Es sólo una salida.
Alzó la voz. —No es sólo una salida. Es un
tipo. He visto la forma en que te mira. Él quiere follarte.
Edward estaba empezando a molestarme. Mi
instinto fue gritarle, pero me detuve a mí misma. En su lugar, sólo miré sus
ojos —realmente vi en ellos. —¿Qué estás haciendo?
Esperaba que viera el dolor y la frustración
que sentía por mi expresión. A pesar de que se trataba de una simple pregunta,
sabía que no podía responder con exactitud. Era complicado. Ni siquiera creo
que entendiera por qué estaba actuando de esta manera. Pero tenía que parar.
Entonces, algo en sus ojos cambió. Era como
si la realización finalmente golpeó lo poco razonable que estaba siendo. No
quería algo más conmigo, pero no quería que nadie más me tuviera tampoco. No
podía tener las dos cosas. No era justo, y creo que en ese momento finalmente
hizo clic.
—No sé —susurró, con la mirada perdida en el
espacio—. No sé por qué eso me enoja tanto. Estoy confundido. Mierda. Lo… lo
siento. —Él todavía estaba sosteniendo a Bea y me la dio antes de caminar hacia
la ventana para mirar hacia el océano.
Hablé a su espalda. —Iba a preguntarte si se
podías cuidar a Bea, pero creo que es mejor si la llevo conmigo.
—No. —Se dio la vuelta, con las manos en los
bolsillos—. La cuidaré. Mereces salir.
—¿Estás seguro?
—Sí.
—Bueno. Gracias.
Esa noche, comimos en silencio.
***
El viernes por la noche antes de mi cita el
sábado, decidí ir a ver a Edward a Sandy‟s.
Aparte de jugar con Bea, se había contenido a
sí mismo desde nuestro altercado sobre Emmett. Creo que una parte de mí tenía
curiosidad acerca de si su estado de ánimo de alguna manera se había arrastrado
a su actuación.
Bea estaba dormida en su vehículo cuando
llegamos al restaurante. Esta noche tenían a Edward tocando en el escenario al
aire libre. No se dio cuenta de que me encontraba sentada en un rincón.
Fue una noche ventosa. Unas servilletas
volaron de algunas mesas, y el cabello de Edward soplaba en torno a un poco de
viento.
Cuando empezó una versión de Daugthers de
John Mayer, apretó mi corazón porque me preguntaba si él eligió esa
canción debido a la situación con Bea y Jacob. También me preguntaba si él
estaba pensando en ella. La mayor parte de las canciones que había elegido esta
noche eran lentas y melancólicas, tanto es así que Bea durmió a través de
ellas.
Su primer descanso finalmente pasó. Todavía
no nos notaba. Él no era tan observador de la audiencia esta noche, en general,
parecía mucho en su propia cabeza. Por lo general se dedicaba mucho más con la
multitud.
Justo cuando estaba a punto de levantarme y
anunciar que estábamos allí, una joven atractiva pelirroja se dirigió hacia el
escenario. Observé durante varios minutos mientras coqueteaba descaradamente
con él. Tenía el estómago en nudos. En un momento dado, ella le entregó un
pedazo de papel, que puso en el bolsillo. Ya sea que aceptó por educado o para
usarlo, no tenía ni idea. A pesar de que este tipo de cosas, probablemente
pasaban todas las noches, todavía se sentía como si hubiera sido golpeada y
mató cualquier deseo que tenía que estar para el siguiente conjunto.
Bea y yo nos fuimos, y Edward ni siquiera
sabía que habíamos estado allí.
***
Los sonidos de puñetazos podían escucharse
salir del cuarto de ejercicios de Edward. Mientras me preparaba para mi especie
de cita con Emmett, se me ocurrió que la última vez que Edward golpeó la mierda
fuera de la bolsa de box Everlast de ese modo fue la noche de mi cita con el
Dr. Danger el verano pasado. Esto se sentía como un déja vù.
Me quedé de pie en la entrada y lo observé
atacar a la bolsa hasta que se dio cuenta de mí y se detuvo.
Sin aliento, dijo—: ¿A qué hora te vas de
nuevo?
—Como en cuarenta y cinco minutos. Solamente
quería asegurarme que estuvieras listo para cuidar a Bea.
Limpió el sudor de su frente. —Sip. Me bañaré
y estaré abajo a tiempo para que te vayas.
—Gracias.
Queriendo asegurarme que ella tuviera el
estómago lleno antes de irme, atendí a Bea mientras que Edward estaba tomando
su ducha. Ella terminó cayendo dormida, así que la puse en su cuna antes de
darme un vistazo una última vez en el espejo. El festival de jazz era un evento
casual, así que estaba usando una simple blusa de tirantes con una chaqueta de
mezclilla y una falda suelta floreada.
De regreso abajo, esperaba a Edward así podía
darle algunas instrucciones de último minuto. Comencé a cargar un par de
botellas de leche dentro del refrigerador cuando escuché su voz detrás de mí.
—¿Ella está dormida?
—Sip.
—Así que, ¿qué necesito saber?
Cuando me di la vuelta, Edward se apoyaba
contra el mostrador, luciendo guapísimo. Unos mechones de su cabello mojado
caían sobre su frente. No se había molestado en ponerse una camisa. Mis ojos no
podían evitar viajar abajo por sus abdominales. Sus pulgares estaban
enganchados en las presillas en su cintura. Mientras que sus vaqueros estaban
cerrados, estaban desabotonados de arriba. Me imaginé lo que sería lamer la
línea recta hacia debajo de ese camino feliz. Además de eso, estaba descalzo.
Jo. De. Me.
Tenía algunas instrucciones que darle, sin
embargo las había olvidado. Mi mente se quedó en blanco completamente.
—No es por robar tus propias palabras, Isabella…
pero mis ojos están acá arriba.
Sintiéndome avergonzada, simplemente dije—:
Lo sé.
Puso una sonrisa satisfecha. —Así que…
respóndeme. ¿Qué necesito saber mientras no estás?
—Amm… tengo dos botellas de leche que me
saqué. Están puestas en la puerta.
—No las beberé. —Me guiñó.
—Ella debería tener una porción de cereal
cuando despierte. Eso ayudará a tener su estómago lleno mientras estoy fuera en
caso de que las dos botellas no sean suficientes. Yo, literalmente, acabo de
darle de comer antes de que se duerma.
Cruzó sus brazos.
—Correcto… ¿algo más?
—Deberías cambiar su pañal tan pronto como se
despierte también.
—Lo tengo.
Ladeé mi cabeza.
—¿Alguna pregunta para mí?
—¿Hasta qué hora te vas a quedar fuera?
—Probablemente no más que unas horas. Debería
estar de regreso a las ocho.
Cuando no dijo nada más, pregunté—: ¿Alguna
otra pregunta?
Él estaba en silencio, pero su mirada estaba
quemando en la mía.
—Sí, la tengo de hecho —dijo finalmente.
—Está bien. ¿Qué?
—¿Por qué estás mirándome como si quisieras
comerme?
—¿Estás hablando en serio?
—¿Estás tú siendo seria, Isabella?
—Estoy perdida.
—¿Estás siendo seria sobre salir con Emmett McCarty cuando preferirías quedarte en casa conmigo?
—¿Quién dijo que preferiría quedarme en casa
contigo?
—Tus pezones.
Entrecerré mis ojos con incredulidad.
—Mis pezones…
—Sí. Mientras tú estabas mirándome, yo los
estaba mirando, y ellos literalmente, se endurecieron ante mis ojos. —Caminó
lentamente hacia mí y luego se inclinó—. Ninguna parte de ti —cuerpo o mente—,
quiere realmente estar con él, y lo sabes. Estás haciendo esto para joderme porque
piensas que no te deseo. Estás haciendo esto para ponerme celoso.
—Eso no es cierto. No todo es acerca de ti.
—No todo. Pero esto… esto definitivamente es
sobre mí.
—No.
—Mentiras. Tú querías ver cuán lejos podías
presionarme antes de llegar a mi punto de ruptura.
—Si eso es lo que quieres creer, bien
entonces. Mientras tanto, tú culo egoísta, voy a ir al festival de jazz.
—Comencé a alejarme, sin estar segura a dónde iba, ya que Emmett se suponía que
iba a venir a recogerme.
Me agarró de la cintura para detenerme.
Dándome la vuelta, me acercó a él, sus ojos diciéndome que no iba a ninguna
parte hasta que me dejara. Entonces Edward lentamente me empujó hacia la
puerta, y mi espalda estaba ahora contra ella. Sus labios se cernían sobre los
míos mientras suspiraba dentro de mi boca. Pero lo retuvo. Necesitando
probarlo, no podía soportarlo más. Envolviendo mis manos alrededor de su
cabeza, presioné mis labios en los suyos. Nos abrimos el uno para el otro, la
sensación de su caliente lengua arremolinándose en el interior de mi boca más
increíble que las innumerables veces que me lo había imaginado en el transcurso
de una década. Corrí mis dedos por su sedoso cabello mientras nos besábamos.
Su
boca era increíblemente húmeda, caliente, y su saber era adictivo. Ya no había
concepto de tiempo.
Separando mis piernas abiertas con su rodilla
se acuñó a sí mismo entre ellas. Su caliente erección estaba presionando contra
mi cuerpo. Luego tomó mi mano y la deslizó abajo a su entrepierna mientras nos
besábamos así que podía sentirlo. Hablando sobre mis labios, dijo—: Mierda, Isabella,
¿crees que no te deseo? Siente lo mucho que te deseo.
Gemí contra su boca para confirmar que lo
sentía absolutamente; estaba prácticamente a medio camino de su muslo.
Experimentando una completa pérdida de compostura, completamente a su merced.
Sus besos no eran ordinarios o nada que había sentido antes. Él besaba con toda
la fuerza en su cuerpo como si el simple acto fuera necesario para sobrevivir.
Si él besaba así, solamente podía imaginar lo que era tener sexo con él.
La vibración de los golpes de Emmett contra
la puerta vibró en mi espalda. Sin vergüenza, Edward ni siquiera se inmutó. En
cambio, me besó más duro, más profundo. Hizo realmente difícil querer parar.
Finalmente alejándome de Edward, grité—: ¡Un
minuto!
Sus labios estaban todavía a solo centímetros
de los míos. Me miró fijamente con malicia porque sabía que a pesar de que iba
a salir con Emmett, no iba a ser capaz de pensar en otra cosa.
Movió sus cejas y dijo—: Diviértete.
Luego, se dio la vuelta y se alejó,
desapareciendo por las escaleras.
***
Emmett nunca sospecho que Edward y yo nos
habíamos estado succionando justo un momento antes de que me recogiera. Yo
había revisado mi reflejo en el espejo antes de abrir la puerta y atribuí el
retraso a la lactancia.
Nos detuvimos en el Maggie´s para tomar
lattes de camino al festival de jazz el cual tuvo lugar en los terrenos de Fort
Jacobs en la boca del puerto de Newport. Tres escenarios estaban establecidos,
cada uno presentando una banda de jazz diferente. Era una tarde preciosa con
solo una ligera frialdad en el aire. La localización ofrecía vistas panorámicas
del puente de Newport y del East Passage.
Hice mi mayor esfuerzo en concentrarme en el
escenario y la música, pero mi mente estaba en otro lugar. Todavía podía sentir
el beso de Edward, todavía podía saborearlo en mi lengua. Mis bragas estaban
mojadas. Me preguntaba qué significaba, si las cosas iban a ser diferentes
ahora.
Sonó la alerta de un mensaje.
Edward: Deja de pensar en mí.
Isabella: Eres egocéntrico. Solamente me
besaste porque iba a salir con Emmett.
Edward: Técnicamente, tú me besaste.
Isabella: ¿Cómo está Bea?
Edward: ¿Cambiando el tema?
Contestó mi pregunta anterior enviándome una
selfie de Bea y él. Los dos estaban acostados sobre la alfombra de la sala. Bea
estaba sonriendo. Era asombrosamente adorable.
Isabella: Parece que ustedes están teniendo
un buen momento.
Edward: Te extrañamos. Deberías abandonarlo y
venir a pasar el rato con nosotros.
Isabella: Estoy un poco asustada de llegar a
casa para ser honesta.
Edward: No te morderé. Lo prometo. Al menos
que me lo pidas, en cuyo caso lo haré tan suavemente que no sentirás ningún
dolor.
Isabella: Ya no puedo enviarte mensajes. Es
grosero.
Edward: Necesitamos hablar más tarde.
Isabella: ¿Sobre qué?
Edward: Me gustaría aplicar para el puesto.
Isabella: ¿Cuál puesto?
Edward: Tu follada ocasional.
Isabella: ¿¿¿Qué???
Edward: Hablaremos después.
Ni siquiera sabía qué decir, así que alejé mi
teléfono.
Emmett puso su mano sobre mi hombro.
—¿Está todo bien?
No exactamente.
—Oh, sí. Solamente estaba checando a Bea.
Todo está bien.
—¿Quieres tomar una cena temprana?
Aun cuando los mensajes de Edward se las
habían arreglado para aplastar mi apetito, dije—: Seguro. Eso sería fantástico.
Emmett y yo dejamos el recinto donde se
celebraba el festival y tuvimos una cena en el pub Brick Alley. Hablamos sin
parar durante toda nuestra comida. Él habló acerca de su próximo viaje a Irvine
para visitar a su hija. Él se llenaba de orgullo cada vez que hablaba de
Alyssa, y pensé en cuán afortunada era de tener un padre que se preocupara por
ella tan profundamente; Bea no tendría eso. Solo podía esperar que alguien
pudiera tomar ese rol para mi hija algún día.
A pesar del juego sexual Edward estaba
jugando repentinamente, todavía no me daba ninguna garantía de que él realmente
quería estar con nosotras a largo plazo. Incluso si era tan increíble con Bea,
no había una indicación real de que estaba interesado en ser más que solo su
“tío”. Su afirmación de que deberíamos ser “follamigos” ciertamente no contaba.
Edward y yo no podíamos estar realmente juntos por mucho tiempo ya que él no
quería niños a largo plazo.
Emmett me llevó a casa después de cenar.
Intencionalmente no lo invité a entrar porque no estaba de humor para las
tácticas de Edward.
Se me quedó mirando. —Espero que podamos
salir de nuevo pronto.
—Realmente me gustaría eso —dije.
A pesar de mi obsesión con Edward durante
todo el día, en realidad disfruté la compañía de Emmett. Era inteligente,
elocuente y un muy buen oyente.
Cuando abrí la puerta, Edward estaba sentado
en el sofá viendo televisión. Bea estaba acuna en la curva de su brazo.
—¿Qué tal estuvo?
—Fue realmente divertido. Habrías amado el
festival de jazz. Deberías ir. Mañana es el último día —dije, dejándome caer en
el sofá junto a él.
—Bien. —Sonrió, pero fue más una sonrisa
castigadora.
Tomé a Bea de él y la besé.
—Te extrañé, Bea Bee.
—Me levantaré así puedes alimentarla en
privado. Supongo que no tienes hambre para cenar.
—No. Emmett me llevó al pub Brick Alley.
Su expresión se oscureció. —Genial.
Ollas y sartenes sonaban mientras Edward no
tan calladamente se preparaba algo para comer en la cocina mientras yo
alimenté a Bea. Se quedó dormida en mi pecho, por lo que la subí y acosté en su
cuna. Era más temprano que su hora normal de dormir, así que sabía que
probablemente me despertaría en medio de la noche.
Cuando regresé a la cocina, Edward parecía
como si hubiese estando esperándome. Usaba una sudadera con capucha gris que
estaba cerrada meda altura de su pecho desnudo. Tenía la capucha sobre su
cabeza. Viéndose bastante tenso, tiraba de sus mangas.
—Tenemos que hablar, Isabella.
—De acuerdo.
Levantó su cara para mirarme directo a los
ojos.
—No quiero que salgas con él otra vez.
—Tú no puedes decidir con quien salga.
—Bueno, no quiero que salgas con nadie.
—No entiendo cómo es que crees que tienes
derecho a decir eso.
—Entonces escúchame.
—Estoy escuchando.
—Dijiste que no quieres nada serio por el
momento.
—Así es.
—Tampoco yo. Acabo de salir de una relación a
largo plazo. Realmente no puedo manejar nada serio en este momento.
—Entonces, ¿piensas que soy la candidata
perfecta para para follar? ¿No tienes suficientes opciones? Qué tal esa
peliroja que te dio su número la otra noche cuando ni siquiera te diste cuenta
que Bea y yo estábamos paradas justo allí.
Su expresión se volvió enojada.
—¿Qué? ¿Viniste a Sandy‟s esa noche?
—Sí. Tocaste Daughters. Fue muy
conmovedor.
—¿Por qué mierda no me dijiste que estabas
allí?
—Estabas ocupado.
—Tú eras todo en lo que podía pensar toda esa
noche, Isabella. Cada maldita canción, estuve pensando en ti o Bea. Esa es la
verdad. Ni siquiera recuerdo el nombre de esa mujer.
—Bueno, eso es irrelevante supongo.
Regresando a lo que estábamos diciendo…. sobre esperar que sea tu puta.
—No es así. EN ABSOLUTO, Isabella. —Luciendo
extrañamente nervioso—: He estado haciendo muchas cosas últimamente. Has dejado
claro que necesitas a alguien para satisfacer tus necesidades. No quiero que
folles por donde sea con algún tipo al azar al que no le importes. Contrario a
lo que puedas pensar, yo me preocupo por ti. Así que, quiero ser el que se
encargue de eso por ti.
—¿Se encargue de eso? Estás haciendo sonar
como si tener sexo conmigo sea un procedimiento quirúrgico.
—Muy lejos de serlo. Y encargarme de ello no
es el término adecuado de cualquier modo. Técnicamente te follaría hasta el
olvido.
—No voy a ser la follada de misericordia de
nadie, Edward.
—Eso no es lo que estoy diciendo. —Deslizó
sus manos debajo de la capucha y tiró de su cabello en frustración—. Joder.
¿Tienes una idea de lo mucho que te deseo? Necesito esto tanto como tú.
—Lo siento, pero estás confundiéndome en
verdad. Te preocupas por mí, pero no quieres estar conmigo. Sólo quieres
cogerme. Parece una contradicción.
—Quiero darte lo que necesitas hoy… no mañana
o diez años más adelante. Hoy. Entonces solo sucede que lo que tú necesitas es
también lo que yo necesito. Necesito satisfacer este maldito anhelo que me ha
estado comiéndome desde hace una década. Necesito estar contigo a nivel físico
antes de que jodidamente explote. Pero justo ahora no puedo poner una etiqueta
en ello. No puedo hacer promesas sobre el futuro porque eso sería
irresponsable. Hay demasiado en cuestión. No haré una promesa a esa pequeña
niña que solo la decepcione.
—Entonces, estas sugiriendo que nos olvidemos
de todo lo demás, solo iniciemos una relación física sin expectativas.
—Eso es lo que tu dijiste que querías con
algún tipo al azar, ¿cierto? ¿Por qué no conmigo? Es un infierno más seguro.
—Debido a que no creo que eso sea posible
contigo. No creo que pueda compartimentar años de sentimientos con el fin de
tener una relación sexual casual contigo. Tú me importas demasiado. Te quiero
siempre en mi vida. Y si tenemos sexo, nunca podremos deshacerlo. Nunca podría
ser capaz de verte de igual manera.
—Nunca serías capaz de caminar de la misma
manera.
—¿Puedes ser serio?
—Estoy siendo serio. —Sonrió—. Está bien… con
toda honestidad, quiero que pienses en mi proposición. Solamente te estoy
pidiendo que consideres vivir el momento, teniendo un poco de diversión
conmigo, tomando las cosas día a día.
—¿Tomar las cosas día a día y entonces un día
despertar y encontrar que te has ido?
—No me estoy yendo a ningún lado en ningún
momento pronto.
Una parte de mi quería lanzarse a sus brazos
y tomar su proposición allí mismo en la barra de la cocina, pero la parte
lógica no podía estar de acuerdo con esto.
—No lo sé.
—Si hay algo que pueda hacer para ayudar a
que sea más fácil tu decisión, déjame saber. Solo piénsalo. No tienes que tomar
una decisión en este momento. Consúltalo con la almohada. O consúltalo sobre
mí. Lo que sea que prefieras.
Comenzó a caminar hacia las escaleras.
—¿A dónde vas?
—Arriba. Dejaré la puerta abierta en caso de
que decidas que hay algo que te gustaría mirar más tarde.
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Hola a todas que les parecio el capitulo de hoy muchas gracias a todas por comprender el por que no actualizaba es que se me junto con las actividades finales de la escuela y entre otras cosas que no me daba chance pero ya todo esta solucionado y pues ya poder actualizar las adaptaciones aun nos queda para el final bueno nos vemos el viernes.
6 comentarios:
Hola, tranquila se entiende que tienen una vida.
Muchas gracias por actualizar.
Si fuera bella hiria corriendo al cuarto de Edward para ver lo que me quiere mostrar jajja.
Igual la entiendo a bela tiene que pensar en su hija y Edward solo le ofrece una aventura. Yo pensé que Edward iba a pedirle que salgan y intenten una relación pero veo que tiene miedo todavía. Pero tampoco quiere que bella salga con nadie. Estuve esperando muchooooo tu actualización y la verdad no me defraudarte, estuvo muyyy buena.
Ahora estoy ansiosa por saber que pasara!! Aceptara bella la proposición de Edward ?
Muchas gracias por el capítulo
Wow!!Por fin Edward uno de los dos lo propuso. Espero con ansias en sgte cap.
Estuvo muy bien de verdad
Hola hola nena pienso que si Bella estuviera sola tales asumiría el riesgo de "hagamoslo y vemos que pasa" pero ahora pieza en su hija además del hecho que quiere a Edward y no quiere perderlo después, que difícil resistirse a ese hombre, ansiosa de leer el siguiente capítulo porque acepte o no la propuesta, las cosas entre ellos ya no van a ser iguales.
Gracias por el capítulo
Saludos y besos
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