lunes, 17 de diciembre de 2018

La forma que estaba destinado a se capitulo 19



Capitulo 19

Los tres meses después de Navidad se arrastraron.

Bea comenzó a caminar justo cuando cumplió un año el quince de Marzo. Edward estaba enojado de que se había perdido no sólo su cumpleaños, sino sus primeros pasos. Siguió tratando de que dijera Papi o Papá en nuestras charlas por Skype en vano.


Esas semanas fueron duras, pero saber con absoluta certeza que definitivamente estaba volviendo a casa con nosotros fue lo que me ayudó a pasarlas. Finalmente verlo en concierto al final de todo esto fue la guinda del pastel.

La gira por fin había hecho su camino de regreso a este lado del charco. Los espectáculos finales fueron en Nueva Escocia, Maine y Nueva York.

Finalmente, era el fin de semana del espectáculo tan esperado en Manhattan. Edward había comprado billetes de avión para Bea y yo voláramos a Nueva York. Inmediatamente nos registraríamos en un hotel cerca de la sala de conciertos. Dado que el tiempo de viaje de la banda de vuelta de Maine desde el sábado por la tarde terminaría cerca de la hora del show, no tendríamos la oportunidad de ver a Edward hasta después de su actuación esa noche.

Bea estuvo genial durante el vuelo de cercanías de Providence a La Guardia. Había empacado un pequeño equipaje de mano para las dos y un cochecito de paraguas de lunares.

Cuando aterrizamos, el manager de Edward, Steve, fue lo suficientemente atento para recogernos en el aeropuerto y llevarnos al hotel. Tuvimos que pasar a través de Times Square. Bea miró a su alrededor con asombro mientras observaba todos los colores y la conmoción. Sin duda fue una sobrecarga sensorial, probablemente para las dos. Había estado confinada en la casa de la isla durante tanto tiempo, que casi había olvidado lo que era la vida de la ciudad.

El hotel estaba a la vuelta de la esquina de la sede. Después del espectáculo, los tres pasaríamos la noche aquí en el hotel y pasaríamos la mañana en la ciudad antes de regresar a casa a la isla.

Después de que nos registramos en nuestra habitación de hotel, estaba nerviosa. Ver a Edward siempre me dejaba emocional, pero verlo actuar por primera vez en un gran escenario sin duda sería abrumadoramente doloroso.

Me acosté junto a Bea en la cama de lujo del hotel, tratando de que tomara una siesta, ya que estaría despierta más allá de su hora de dormir esta noche. Se las arregló para conseguir una hora de sueño antes de hacer las maletas y dirigirnos al concierto.

Cuando llegamos a la sala de conciertos, la línea para entrar era una milla de larga. Contemplar el letrero luminoso me dio escalofríos: Calvin Sprockett, junto a Edward Cullen. Pudimos pasar a través de la línea VIP, y un acomodador nos acompañó a nuestros asientos que estaban en el centro de la tercera fila.

Bea se veía tan linda mientras se sentaba sobre mi regazo. Sus auriculares reductores de sonido eran enormes. Se veía como una marcianita con ellos. Afortunadamente, a pesar de todo el llanto que hizo durante los tres primeros meses de su vida, se había convertido en una bebé de modales suaves, por lo que apostaba porque podría sentarse a través de toda la actuación sin interrumpir.

Cuando las luces se apagaron, y la luz central brilló sobre él, mi corazón se aceleró. El repiqueteo de excitación me consumía. Edward me había dicho que su visión del público siempre estaba demasiado oscura para distinguir caras, pero pude verlo mirando la gran multitud por un momento antes de comenzar la primera canción. Mi cuerpo prácticamente se derretía en mi asiento mientras me arrodillaba a la gran potencia de su amplificada voz. Esa primera nota, el reconocimiento inicial de su sonido profundo, conmovedor fue siempre tan increíble.

Apretando a Bea con fuerza mientras nos mecía hacia atrás y adelante, lo escuché cantar canción tras canción que nunca había oído antes. No me había dado cuenta de que él sólo cantaba canciones originales en esta gira y no covers. Me hizo sentir que me había perdido de mucho al no haber escuchado la mayoría de estas canciones. Cerré los ojos de vez en cuando, disfrutando de las ondas de sonido de sus cuerdas de la guitarra que vibraban a través de mí mientras descifraba todas las letras.

Me senté allí durante los primeros cuarenta minutos anonadada de él: la forma en que sus dedos trabajaban el instrumento con precisión rápida, la forma en que su voz podría cambiar dependiendo de la canción, la forma en que podía hipnotizar a cientos de personas sin nada más que su ahumada voz, una guitarra y un micrófono.

Edward había mencionado que este acto de apertura era sólo de unos cuarenta y cinco minutos, por lo que sabía que estábamos llegando al final.

Él habló por el micrófono—: Esta noche es especial por varias razones, no sólo porque esto marca el final de nuestro recorrido, sino también porque estamos aquí en mi segundo lugar favorito en el mundo, Nueva York. Este fue mi hogar hasta hace poco. Mi nuevo hogar se encuentra en una isla junto al amor de mi vida y mi hija. Después de esta noche, tengo la oportunidad de volver a casa después de un largo tiempo lejos de ellas. Pero la razón más importante por la que esta noche es especial, es porque mi hija está aquí. Bea, gracias por enseñarme que a veces lo que tememos más que nada, es realmente lo que nuestra alma más anhela. Esta última canción es una que por fin terminé. Me tomó un tiempo debido a lo importante que era para mí, porque la escribí para ella. Se llama, Bea-u-tiful Girl.

Inmediatamente reconocí la melodía de apertura como la misma canción programada en el interior de la caja de música que había hecho.

Entonces, comenzó a cantar, y yo estaba perdida.

Mi alma estaba enferma, pero fuiste la cura.
Nunca antes sentí un amor tan puro.
Esa cosa que una vez más temía,
Ahora me revuelve el corazón.
Niña Bonita,
No te creé, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a ser.
Con cada uno de tus llantos,
Una parte de mi corazón muere.
Pero de repente me sonríes,
Y está completo otra vez.
Niña Bonita,
No te creé, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a ser.
Un ángel disfrazado,
Se refleja en los ojos,
De un pequeño abejorro.
Gracias por elegirme.
Niña Bonita,
No te cree, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a ser.
Cuando la canción terminó, Edward recibió una ovación de pie. Mis ojos picaban por las lágrimas de alegría. Que hubiera escrito esa canción para ella me tocó en muchos niveles. Me hubiera gustado tanto que ella pudiera entender las palabras.

Edward desapareció de la vista mientras cerraban el escenario para arreglar el montaje de Calvin. Mi pase se suponía que me diera acceso tras bastidores, pero no había discutido la logística. No me encontraba segura de sí debería tratar de volver allí ahora, o esperar un mensaje de él, tal vez ver algo de la actuación de Calvin.

Ansiosa por verlo y decirle lo mucho que me encantaba la canción, nos levanté a mí y a Bea del asiento y me dirigí por el largo pasillo central hasta la entrada. Un acomodador nos dirigió a la entrada detrás del escenario. Un guardia de seguridad grande me recibió allí.

—¿Tienes un pase?

Parpadeando, le dije—: Sí. Soy la novia de Edward Cullen, y esta es su hija.

Examinó el pase de nuevo más de cerca y se hizo a un lado, haciendo un gesto detrás de él. —Justo por aquí. Está en el vestidor cuatro.

La puerta estaba abierta, y me sorprendí al descubrir que Edward no estaba solo. De inmediato me movía un lado para que pudiera evitar ser vista mientras escuchaba su conversación.

—Espero que no te importe que haya venido —dijo—. Cuando supe que estabas tocando en la ciudad, sólo tenía que verte. Entré en contacto con Steve, y él me dio un pase tras bastidores.

—Por supuesto, no me importa. Es muy bueno verte, Tanya.

A pesar de que sentí un poco de celos, no fue nada parecido a lo que solía ser. Mi confianza en sus sentimientos hacia mí ahora anulaba esa inseguridad. Aun así, siempre iba a ser incómodo para mí pensar en Edward y Tanya, dado todos mis recuerdos de ellos juntos.

—Sólo necesito hablar contigo, Edward. Steve me dijo que estabas con Isabella, y yo sólo… para ser honesta, estoy sorprendida. Y además, la canción que cantaste…

—Lo siento, Tanya. Debí haber sido quien te diera la noticia. No quería hacerte más daño del que ya había hecho.

—Así que, al parecer… sí querías tener hijos. ¿Simplemente no conmigo?

—No pensé que me fuera a enamorar de esa niña.

—Pero si viste que te ibas a enamorar de su madre a kilómetros de distancia. Cuando vivíamos juntos, hiciste parecer que la odiabas. No era odio en absoluto, ¿verdad? Debería haberlo sabido. Nadie actúa de esa manera hacia alguien a menos que les importe demasiado.

—No había manera de que podrías haber sabido, porque lo mantuve en mi interior. Fue complicado entonces. Durante los primeros días, luché contra mis sentimientos por ella. Realmente lo hice. Quería que las cosas funcionaran entre tú y yo. No pensé que iba a terminar con Isabella. Pero sí, la animosidad hacia ella fue el resultado de otros sentimientos profundamente arraigados que no pude controlar. Fue muy complicado.

Hubo un poco de silencio incómodo antes de escuchar su pregunta—: ¿Estuviste con ella en cualquier momento mientras estábamos juntos?

—No. No pasó nada hasta después de que terminamos. No quise hacerte daño, pero al parecer, lo hice de todos modos. Por eso, lo siento mucho. Eres una persona hermosa, por dentro y por fuera. Siempre voy a recordar nuestro tiempo juntos con felicidad. Espero que encuentres a alguien que te merezca.

Cuando oí a Tanya llorar, me sentí incómoda, así que decidí irme y darles privacidad para que terminaran su conversación. Mi corazón realmente se rompió por ella, y supongo que la última persona que quería ver allí de pie cuando saliera de su camerino era a mí.

Volviendo al vestíbulo, le envié un mensaje para hacernos saber cuándo deberíamos ir tras bastidores. Estaban amablemente guardando el cochecito de Bea para mí detrás del mostrador de boletos, por lo que lo recogí mientras que esperábamos. Desde mi esquina, vi a Tanya salir corriendo por el vestíbulo y fuera de las puertas giratorias.

Casi inmediatamente después, mi teléfono sonó con un texto de Edward.

Ven detrás del escenario.

No nos notó al principio. Su espalda estaba frente a nosotros. Me tomé un momento para admirar su redondo y musculoso culo. Cuando Bea gritó de emoción, se dio la vuelta.

La saqué de la silla del coche y la tomé de las manos mientras caminaba con las piernas tambaleantes hacia él.

Se arrodilló para recibirla con los brazos abiertos. —¡Bumblebee! Oh, Dios mío, estás caminando. —Él parecía divertido al verla con los audífonos de reducción de sonido. Me había olvidado quitárselos—. ¡Esas cosas son gigantes en tu cabeza! —Le dio un beso sucio en la mejilla antes de levantarse para besarme. Pude decir por el gemido desesperado que dejó en mi boca que estaba súper caliente. Me puso un poco húmeda pensar acerca de lo que podría suceder esta noche después de que Bea se quedara dormida. Había pedido una cuna para nuestra habitación para que Edward y yo pudiéramos tener la cama. Tenía la esperanza de que funcionara.

—Estuviste increíble. Esa canción…

—¿Te gustó?

—Me encantó. —Examinando su cara, le pregunté—: ¿Estás bien?

—Tanya estuvo aquí. Vio el espectáculo, escuchó la canción. Steve le dio un pase, y ella me atrapó aquí, preguntando sobre nosotros. —Me gustó que se sintió la necesidad de ser honesto conmigo.

—Lo sé.

—¿Lo sabes?

—Sí. Estábamos fuera de la puerta. Oí un poco de la conversación, pero luego me fui para darles un poco de privacidad.

—Guau.

—No tienes que explicarme nada. Es lo que es. Y entiendo lo que ella está pasando. Sé lo que se siente al amarte y perderte. Estoy tan agradecida de que te tengo ahora. —Dudé. Había tanto que tenía que decirle. Orgullosa no describía cómo, el verlo actuar esta noche, me había hecho sentir—. Ahora que te he visto en el gran escenario, se solidificó más que nunca cuan destinado estás a hacer esto con tu vida. No sólo eres extremadamente talentoso, sino que las personas se sienten naturalmente atraídas a ti. No quiero que vuelvas a renunciar a esto porque te sientes culpable. Nunca tendrás que elegir. Siempre estaremos aquí para ti.

Levantó a Bea y plantó otro beso en mis labios. —Eres increíble por decir eso, porque sé lo difícil que fue el que hubiera estado lejos. Solía pensar que era la fama lo que yo quería, pero esta experiencia me ha enseñado que, para mí, se trata de la música. No creo que realmente quiera el resto de esto a largo plazo. Nunca cambiaría esta experiencia, y si la oportunidad cae a mis pies, voy a considerarlo. Pero estar lejos de mi familia semana tras semana no está bien. No es lo que quiero. —Hizo una pausa y luego tomó mi cara entre sus manos—. No hay música sin ti. La música es una expresión de todas las cosas por las que vives… un reflejo de la pasión dentro de tu alma. Yo vivo por ti. Eres mi pasión. Eres mi música… tú y Bea.

—Te amo tanto.

Cogió su chaqueta. —Vámonos de aquí.

—¿Qué? ¿Nada de fiestas salvajes? ¿Qué tipo de estrella de rock eres?

—¿Qué quieres decir? Soy salvaje. —Me guiñó un ojo—. Estoy llevando dos chicas de vuelta a mi habitación de hotel.


1 comentario:

Ana dijo...

Gracias 😉 😘

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina