Capitulo 19
Los tres meses después de Navidad se
arrastraron.
Bea comenzó a caminar justo cuando cumplió un
año el quince de Marzo. Edward estaba enojado de que se había perdido no sólo
su cumpleaños, sino sus primeros pasos. Siguió tratando de que dijera Papi o
Papá en nuestras charlas por Skype en vano.
Esas semanas fueron duras, pero saber con
absoluta certeza que definitivamente estaba volviendo a casa con nosotros fue
lo que me ayudó a pasarlas. Finalmente verlo en concierto al final de todo esto
fue la guinda del pastel.
La gira por fin había hecho su camino de
regreso a este lado del charco. Los espectáculos finales fueron en Nueva
Escocia, Maine y Nueva York.
Finalmente, era el fin de semana del
espectáculo tan esperado en Manhattan. Edward había comprado billetes de avión
para Bea y yo voláramos a Nueva York. Inmediatamente nos registraríamos en un
hotel cerca de la sala de conciertos. Dado que el tiempo de viaje de la banda
de vuelta de Maine desde el sábado por la tarde terminaría cerca de la hora del
show, no tendríamos la oportunidad de ver a Edward hasta después de su
actuación esa noche.
Bea estuvo genial durante el vuelo de
cercanías de Providence a La Guardia. Había empacado un pequeño equipaje de
mano para las dos y un cochecito de paraguas de lunares.
Cuando aterrizamos, el manager de Edward,
Steve, fue lo suficientemente atento para recogernos en el aeropuerto y
llevarnos al hotel. Tuvimos que pasar a través de Times Square. Bea miró
a su alrededor con asombro mientras observaba todos los colores y la conmoción.
Sin duda fue una sobrecarga sensorial, probablemente para las dos. Había estado
confinada en la casa de la isla durante tanto tiempo, que casi había olvidado
lo que era la vida de la ciudad.
El hotel estaba a la vuelta de la esquina de
la sede. Después del espectáculo, los tres pasaríamos la noche aquí en el hotel
y pasaríamos la mañana en la ciudad antes de regresar a casa a la isla.
Después de que nos registramos en nuestra
habitación de hotel, estaba nerviosa. Ver a Edward siempre me dejaba emocional,
pero verlo actuar por primera vez en un gran escenario sin duda sería
abrumadoramente doloroso.
Me acosté junto a Bea en la cama de lujo del
hotel, tratando de que tomara una siesta, ya que estaría despierta más allá de
su hora de dormir esta noche. Se las arregló para conseguir una hora de sueño
antes de hacer las maletas y dirigirnos al concierto.
Cuando llegamos a la sala de conciertos, la
línea para entrar era una milla de larga. Contemplar el letrero luminoso me dio
escalofríos: Calvin Sprockett, junto a Edward Cullen. Pudimos pasar a
través de la línea VIP, y un acomodador nos acompañó a nuestros asientos que
estaban en el centro de la tercera fila.
Bea se veía tan linda mientras se sentaba
sobre mi regazo. Sus auriculares reductores de sonido eran enormes. Se veía como
una marcianita con ellos. Afortunadamente, a pesar de todo el llanto que hizo
durante los tres primeros meses de su vida, se había convertido en una bebé de
modales suaves, por lo que apostaba porque podría sentarse a través de toda la
actuación sin interrumpir.
Cuando las luces se apagaron, y la luz
central brilló sobre él, mi corazón se aceleró. El repiqueteo de excitación me
consumía. Edward me había dicho que su visión del público siempre estaba
demasiado oscura para distinguir caras, pero pude verlo mirando la gran
multitud por un momento antes de comenzar la primera canción. Mi cuerpo
prácticamente se derretía en mi asiento mientras me arrodillaba a la gran
potencia de su amplificada voz. Esa primera nota, el reconocimiento inicial de
su sonido profundo, conmovedor fue siempre tan increíble.
Apretando a Bea con fuerza mientras nos mecía
hacia atrás y adelante, lo escuché cantar canción tras canción que nunca había
oído antes. No me había dado cuenta de que él sólo cantaba canciones originales
en esta gira y no covers. Me hizo sentir que me había perdido de mucho al no
haber escuchado la mayoría de estas canciones. Cerré los ojos de vez en cuando,
disfrutando de las ondas de sonido de sus cuerdas de la guitarra que vibraban a
través de mí mientras descifraba todas las letras.
Me senté allí durante los primeros cuarenta
minutos anonadada de él: la forma en que sus dedos trabajaban el instrumento
con precisión rápida, la forma en que su voz podría cambiar dependiendo de la
canción, la forma en que podía hipnotizar a cientos de personas sin nada más
que su ahumada voz, una guitarra y un micrófono.
Edward había mencionado que este acto de
apertura era sólo de unos cuarenta y cinco minutos, por lo que sabía que
estábamos llegando al final.
Él habló por el micrófono—: Esta noche es
especial por varias razones, no sólo porque esto marca el final de nuestro
recorrido, sino también porque estamos aquí en mi segundo lugar favorito en el
mundo, Nueva York. Este fue mi hogar hasta hace poco. Mi nuevo hogar se encuentra
en una isla junto al amor de mi vida y mi hija. Después de esta noche, tengo la
oportunidad de volver a casa después de un largo tiempo lejos de ellas. Pero la
razón más importante por la que esta noche es especial, es porque mi hija está
aquí. Bea, gracias por enseñarme que a veces lo que tememos más que nada, es
realmente lo que nuestra alma más anhela. Esta última canción es una que por
fin terminé. Me tomó un tiempo debido a lo importante que era para mí, porque
la escribí para ella. Se llama, Bea-u-tiful Girl.
Inmediatamente reconocí la melodía de
apertura como la misma canción programada en el interior de la caja de música
que había hecho.
Entonces, comenzó a cantar, y yo estaba
perdida.
Mi alma estaba enferma, pero fuiste la cura.
Nunca antes sentí un amor tan puro.
Esa cosa que una vez más temía,
Ahora me revuelve el corazón.
Niña Bonita,
No te creé, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a
ser.
Con cada uno de tus llantos,
Una parte de mi corazón muere.
Pero de repente me sonríes,
Y está completo otra vez.
Niña Bonita,
No te creé, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a
ser.
Un ángel disfrazado,
Se refleja en los ojos,
De un pequeño abejorro.
Gracias por elegirme.
Niña Bonita,
No te cree, pero fuiste creada para mí.
Niña Bonita,
Gracias por ayudarme a ver,
La forma en que la vida estaba destinada a
ser.
Cuando la canción terminó, Edward recibió una
ovación de pie. Mis ojos picaban por las lágrimas de alegría. Que hubiera
escrito esa canción para ella me tocó en muchos niveles. Me hubiera gustado
tanto que ella pudiera entender las palabras.
Edward desapareció de la vista mientras
cerraban el escenario para arreglar el montaje de Calvin. Mi pase se suponía
que me diera acceso tras bastidores, pero no había discutido la logística. No
me encontraba segura de sí debería tratar de volver allí ahora, o esperar un
mensaje de él, tal vez ver algo de la actuación de Calvin.
Ansiosa por verlo y decirle lo mucho que me
encantaba la canción, nos levanté a mí y a Bea del asiento y me dirigí por el
largo pasillo central hasta la entrada. Un acomodador nos dirigió a la entrada
detrás del escenario. Un guardia de seguridad grande me recibió allí.
—¿Tienes un pase?
Parpadeando, le dije—: Sí. Soy la novia de Edward
Cullen, y esta es su hija.
Examinó el pase de nuevo más de cerca y se
hizo a un lado, haciendo un gesto detrás de él. —Justo por aquí. Está en el
vestidor cuatro.
La puerta estaba abierta, y me sorprendí al
descubrir que Edward no estaba solo. De inmediato me movía un lado para que
pudiera evitar ser vista mientras escuchaba su conversación.
—Espero que no te importe que haya venido
—dijo—. Cuando supe que estabas tocando en la ciudad, sólo tenía que verte.
Entré en contacto con Steve, y él me dio un pase tras bastidores.
—Por supuesto, no me importa. Es muy bueno
verte, Tanya.
A pesar de que sentí un poco de celos, no fue
nada parecido a lo que solía ser. Mi confianza en sus sentimientos hacia mí
ahora anulaba esa inseguridad. Aun así, siempre iba a ser incómodo para mí
pensar en Edward y Tanya, dado todos mis recuerdos de ellos juntos.
—Sólo necesito hablar contigo, Edward. Steve
me dijo que estabas con Isabella, y yo sólo… para ser honesta, estoy
sorprendida. Y además, la canción que cantaste…
—Lo siento, Tanya. Debí haber sido quien te
diera la noticia. No quería hacerte más daño del que ya había hecho.
—Así que, al parecer… sí querías tener
hijos. ¿Simplemente no conmigo?
—No pensé que me fuera a enamorar de esa
niña.
—Pero si viste que te ibas a enamorar de su
madre a kilómetros de distancia. Cuando vivíamos juntos, hiciste parecer que la
odiabas. No era odio en absoluto, ¿verdad? Debería haberlo sabido. Nadie actúa
de esa manera hacia alguien a menos que les importe demasiado.
—No había manera de que podrías haber sabido,
porque lo mantuve en mi interior. Fue complicado entonces. Durante los primeros
días, luché contra mis sentimientos por ella. Realmente lo hice. Quería que las
cosas funcionaran entre tú y yo. No pensé que iba a terminar con Isabella. Pero
sí, la animosidad hacia ella fue el resultado de otros sentimientos
profundamente arraigados que no pude controlar. Fue muy complicado.
Hubo un poco de silencio incómodo antes de
escuchar su pregunta—: ¿Estuviste con ella en cualquier momento mientras
estábamos juntos?
—No. No pasó nada hasta después de que
terminamos. No quise hacerte daño, pero al parecer, lo hice de todos modos. Por
eso, lo siento mucho. Eres una persona hermosa, por dentro y por fuera. Siempre
voy a recordar nuestro tiempo juntos con felicidad. Espero que encuentres a
alguien que te merezca.
Cuando oí a Tanya llorar, me sentí incómoda,
así que decidí irme y darles privacidad para que terminaran su conversación. Mi
corazón realmente se rompió por ella, y supongo que la última persona que
quería ver allí de pie cuando saliera de su camerino era a mí.
Volviendo al vestíbulo, le envié un mensaje
para hacernos saber cuándo deberíamos ir tras bastidores. Estaban amablemente
guardando el cochecito de Bea para mí detrás del mostrador de boletos, por lo
que lo recogí mientras que esperábamos. Desde mi esquina, vi a Tanya salir
corriendo por el vestíbulo y fuera de las puertas giratorias.
Casi inmediatamente después, mi teléfono sonó
con un texto de Edward.
Ven detrás del escenario.
No nos notó al principio. Su espalda estaba
frente a nosotros. Me tomé un momento para admirar su redondo y musculoso culo.
Cuando Bea gritó de emoción, se dio la vuelta.
La saqué de la silla del coche y la tomé de
las manos mientras caminaba con las piernas tambaleantes hacia él.
Se arrodilló para recibirla con los brazos
abiertos. —¡Bumblebee! Oh, Dios mío, estás caminando. —Él parecía divertido al
verla con los audífonos de reducción de sonido. Me había olvidado quitárselos—.
¡Esas cosas son gigantes en tu cabeza! —Le dio un beso sucio en la mejilla
antes de levantarse para besarme. Pude decir por el gemido desesperado que dejó
en mi boca que estaba súper caliente. Me puso un poco húmeda pensar acerca de
lo que podría suceder esta noche después de que Bea se quedara dormida. Había
pedido una cuna para nuestra habitación para que Edward y yo pudiéramos tener
la cama. Tenía la esperanza de que funcionara.
—Estuviste increíble. Esa canción…
—¿Te gustó?
—Me encantó. —Examinando su cara, le
pregunté—: ¿Estás bien?
—Tanya estuvo aquí. Vio el espectáculo,
escuchó la canción. Steve le dio un pase, y ella me atrapó aquí, preguntando
sobre nosotros. —Me gustó que se sintió la necesidad de ser honesto conmigo.
—Lo sé.
—¿Lo sabes?
—Sí. Estábamos fuera de la puerta. Oí un poco
de la conversación, pero luego me fui para darles un poco de privacidad.
—Guau.
—No tienes que explicarme nada. Es lo que es.
Y entiendo lo que ella está pasando. Sé lo que se siente al amarte y perderte.
Estoy tan agradecida de que te tengo ahora. —Dudé. Había tanto que tenía que
decirle. Orgullosa no describía cómo, el verlo actuar esta noche, me había
hecho sentir—. Ahora que te he visto en el gran escenario, se solidificó más
que nunca cuan destinado estás a hacer esto con tu vida. No sólo eres extremadamente
talentoso, sino que las personas se sienten naturalmente atraídas a ti. No
quiero que vuelvas a renunciar a esto porque te sientes culpable. Nunca tendrás
que elegir. Siempre estaremos aquí para ti.
Levantó a Bea y plantó otro beso en mis
labios. —Eres increíble por decir eso, porque sé lo difícil que fue el que
hubiera estado lejos. Solía pensar que era la fama lo que yo quería, pero esta
experiencia me ha enseñado que, para mí, se trata de la música. No creo que
realmente quiera el resto de esto a largo plazo. Nunca cambiaría esta
experiencia, y si la oportunidad cae a mis pies, voy a considerarlo. Pero estar
lejos de mi familia semana tras semana no está bien. No es lo que quiero. —Hizo
una pausa y luego tomó mi cara entre sus manos—. No hay música sin ti. La
música es una expresión de todas las cosas por las que vives… un reflejo de la
pasión dentro de tu alma. Yo vivo por ti. Eres mi pasión. Eres mi música… tú y
Bea.
—Te amo tanto.
Cogió su chaqueta. —Vámonos de aquí.
—¿Qué? ¿Nada de fiestas salvajes? ¿Qué tipo
de estrella de rock eres?
—¿Qué quieres decir? Soy salvaje. —Me guiñó
un ojo—. Estoy llevando dos chicas de vuelta a mi habitación de hotel.
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Gracias 😉 😘
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