Capítulo 2
—Pues no
lo sé. ¿Qué te parece del juego de las Veinte Preguntas?
Isabella sonrió por su brusquedad, pero no podía culparle.
Si ella fuera claustrofóbica se hubiera vuelto loca; que él estuviera allí
sentado, tan tranquilo, solo demostraba lo fuerte que era. Se preguntó si esa
era la razón por la que había estado tan callado antes y decidió hacer todo lo
posible para ayudarle durante su confinamiento temporal.
—Está bien. Tú primero.
—De acuerdo. —Se quedó en silencio unos segundos antes de
decir—. ¿Qué es un contable forense?
—Un contable que analiza la contabilidad y prácticas
empresariales como parte de una investigación, como por ejemplo en un litigio.
—Vaya, eso sí que suena interesante. Así que tu trabajo es
parecido al de un detective.
Isabella agradeció el intento, pero estaba tan acostumbrada
a que a la gente le entrara narcolepsia en cuanto les decía que era contable que
no sabía si hablaba en serio.
—¿Me estás tomando el pelo?
—En absoluto —señaló él. La rapidez con la que lo dijo le
confirmó que estaba siendo sincero.
—Bien. Entonces, ¿me toca?
—Dispara.