jueves, 28 de septiembre de 2017

Dulce Asesino Capitul 14

Capitulo 14
Dicen que un romance de verano puede hacer parecer todo mágico. Bueno, déjenme decirles que todo aquel que dice eso, tiene toda la razón. Este, el más aburrido de todos los veranos, se había convertido en uno casi mágico durante la noche porque estaba enamorada. En serio, ¿cómo había pasado dieciséis años sin tener mi propio auto?

¿He mencionado lo mucho que mi Jeep nuevo es lo máximo? Ni siquiera lo había tenido una semana completa todavía, pero ya había cambiado mi vida. Me dio libertad.


La semana pasada, no había nada que necesitara más que libertad. Verás, no creo que Rosalie haya creído en mi promesa de no ir a ver a Edward. Era eso, o ella pensaba que era completamente suicida sobre lo que pasó con Emmett y pensó que necesitaba distracciones.

Desde nuestra escapada de compras el domingo, Rosalie se había pegado a mí como una lapa. Me arrastraba con ella y sus amigos. Había invitado a sus amigos a pasar el rato con nosotras en nuestra casa. Incluso me arrastró a trabajar con ella y me consiguió mi primer trabajo no siendo niñera. No es que sea en absoluto fanática de las tiendas de ropa o descuentos, pero el trabajo tenía un cierto atractivo por la razón anteriormente mencionada que me encanta conducir mi automóvil. El trabajo mantendría más gasolina en él que siendo niñera.

De todos modos, después de pasar la semana no siendo arreglada, de acuerdo a Rosalie, con la mitad de los chicos que ella conoce, necesitaba desesperadamente un poco de libertad, así que me fui a dar una vuelta. Fue increíble. Gracias al cálido sol de Michigan, el techo extraíble en mi Jeep, y un pequeño grupo conocido como Sublime, mi viernes por la mañana había sido, bueno, muy sublime (nunca mejor dicho).

A la vuelta de la hora del almuerzo, el teléfono de Rosalie sonó. La estúpida cosa había estado tranquila durante todo el verano hasta esta semana, cuando por alguna razón empezó a sonar de forma constante. Esto sólo era un poco molesto. Especialmente dado que Rosalie tenía su tono de llamada ajustado en una maldita canción de Lady GaGa. Pero, ya que me encontraba en un estado de ánimo excepcionalmente bueno gracias a mi fantástico Jeep —del cual estoy enamorada, por cierto— decidí ver quién había estado llamando toda la semana.

Era un interlocutor misterioso en la otra línea, pero aún así es una buena cosa que lo respondiera, porque era mi hermana, y sonaba más bien histérica.

—¡Bella! Estoy tan contenta de que contestaras. Necesito que vengas a recogerme en este momento.
—¿Qué? ¿Dónde estás?

—En un pequeño autoservicio al otro lado de la calle desde ese lugar de sushi elegante nuevo en Livonia.

—¿Estás dónde?

—Sabes de qué restaurante te estoy hablando, ¿verdad?

—Sí, creo que sí. ¿Por qué estás en un pequeño autoservicio en Livonia?

—Sólo date prisa, ¿de acuerdo?

—Quince minutos —dije, pero creo que ya había colgado.

De hecho, llegué allí cerca de diez minutos. Al principio no vi a Rosalie, pero luego me di cuenta de esta loca en una sudadera con capucha Old Navy, agitando una mano frenéticamente hacia mí a través de la ventana del autoservicio.

—¿Qué demonios, Rosalie? —le pregunté cuando llegué dentro—. Me asustaste muchísimo. ¿Me llamas desde un número desconocido diciendo que estás varada en Livonia y luego simplemente me cuelgas? ¿Qué mierda está pasando?

—Perdón por colgar. Llamé desde un teléfono público.

—¿Un teléfono público?

—Lo sé, ¿no? —Rosalie se rió—. No puedo creer que esas cosas de hecho funcionen.

—Um, ¿por qué estás atrapada en un pequeño autoservicio en Livonia? ¿Cómo es que incluso llegaste hasta aquí? Pensé que estabas en el trabajo.

—Estaba en el trabajo. ¡Bella, no vas a creer lo que pasó!

—Estás atrapada en un pequeño autoservicio en Livonia, vestida con una sudadera con capucha con un clima de treinta y cincos grados centígrados. Creo que voy a creer casi cualquier cosa en este momento.

—Edward vino a verme al trabajo hoy.

Bien. Eso no es lo que esperaba que ella dijera.

Sentí esta extraña punzada de decepción en mi estómago. No es que Rosalie habría dejado que Edward llegara a ninguna parte cerca de mí, pero él ni siquiera había intentado venir esta semana. No había hablado con él desde mi fiesta de cumpleaños. No desde que me vio besar a Emmett. Me imaginé que se sentía un poco decepcionado, pero había sido prácticamente psico acerca de perseguirme hasta ahora. No pensé que un beso le haría renunciar a mí y enviarlo a perseguir a Rosalie. Sin embargo, era sólo cuestión de tiempo, supongo. Debería haberlo sabido. Siempre van por Rosalie.

—¿Qué pasó? —pregunté, tratando de no sonar tan decepcionada como me sentía.

—Bueno, todavía se veía enojado, así que, ya sabes, al principio pensé que venía a matarme. Pero nunca se acercó lo suficiente a mí para tocarme, así que no tuve que empezar a gritar.

Esperé con expectación que Rosalie diera más detalles.

—Vino a pedir disculpas —dijo, como si eso lo explicara todo—. Me dijo que lamentaba haber perdido los estribos el sábado por la noche, y me dijo que está contento de que seas feliz.

—Y ¿qué le dijiste?

—Bueno, duh. Le dije gracias. Fue muy amable de su parte decir que lo sentía. Quiero decir, realmente me asustó la otra noche.

—¡Rosalie! Me refiero a mí. Le dijiste la verdad sobre Emmett y yo, ¿no?

—Por supuesto que no. Le dije que eran más que felices. Le dije que ustedes están geniales juntos y que eso es lo que has estado haciendo toda la semana… saliendo con tu nuevo novio.

—¿Qué?

—Tuve que hacerlo, Bella. Es mucho menos probable que venga en pos de ti, si piensa que estás siempre saliendo con Emmett.

Me di una palmada en mi cara. —Bien —dije, dejando escapar un resoplido de aire… definitivamente tenía que hablar con él ahora—. Así que explícame cómo Edward disculpándose contigo se convirtió en ti varada en Livonia.

—Oh. Cierto. Así que después de que dije que tú y Emmett estaban juntos, Edward empezó a hacerme un montón de preguntas.

—¿Qué tipo de preguntas?

—Todo tipo de preguntas. Si pensaba que Emmett era un buen tipo. Cuánto tiempo lo hemos conocido. Al principio pensé que era en cierto modo lindo, aunque esté básicamente acechándote. Pero luego me preguntó si yo pensaba que Emmett era un buen boxeador, o si podía protegerte. Así que, por supuesto, pensé que tenía la intención de golpear a Emmett para llegar a ti, y dije que Emmett podía más que cuidar de ti, y le pregunté de quien necesitabas protección.
Mi humor se animó un poco ante esto, aunque creo que no debería haberlo hecho.
No debería estar entusiasmada con la posibilidad de Edward queriendo luchar con Emmett de modo que me gane de regreso. Pero nunca había tenido chicos peleándose por mí. Los J habían luchado en favor de mí antes, lo cual era bastante impresionante, pero nunca han luchado por mí. Hay una gran diferencia.

Era romántico, Edward preguntando sobre Emmett y con ganas de darle una paliza. Además, parecía que todavía seguía en el Equipo Bella y no siendo uno de los cientos de fieles de Rosalie. No importa lo psico que Edward puede ser, todavía obtiene puntos importantes por eso. —Así que ¿qué dijo cuando le preguntaste de quién necesitaba protección?

—No respondió exactamente. Sólo empezó a hacerme todo tipo de preguntas acerca de ese chico de tu fiesta, aquel musculoso.

—¿Garret? Si él piensa que estoy saliendo con Emmett ahora, ¿por qué se preocuparía por Garret?

—Lo sé, ¿no? Pensé que era extraño también. Le dije que no te gusta ese tipo en absoluto. Cuando le dije que no lo conocías, y que Garret ni siquiera va a nuestra escuela, Edward enloqueció.

—¿Qué quieres decir con que enloqueció?

—Se puso todo loco como en tu fiesta, me preguntó todo lo que sabía acerca de Garret, y luego sólo se fue. Ni siquiera se despidió ni nada.

—¿Qué demonios?

—Exactamente lo que pensé —dijo Rosalie—. Actuaba tan extraño. Cuando se fue pensé que tramaba algo, así que lo seguí.

—Tú... lo… seguiste...
El rostro de Rosalie se iluminó con entusiasmo. —No te preocupes, fuimos totalmente sigilosas al respecto.

—¿Fuimos?

—Sí. Alice fue para recogerme del trabajo, y Edward no conoce el auto de Rachel, así que cuando se marchó, lo seguimos. Se detuvo en el banco y luego vino hasta aquí.

Eché un vistazo alrededor del autoservicio en el que nos encontrábamos. La única persona aquí era el hombre detrás del mostrador mirando a mi hermana como si ella claramente hubiera perdido sus canicas. —No está aquí —dijo Rosalie cuando me vio mirando alrededor—. Está en el lugar de sushi al otro lado de la calle. ¿Ves?

Miré en el restaurante al otro lado de la calle y apenas pude distinguir al tipo sentado en una mesa detrás de la ventana de cristal que sería Edward. Me pareció como si sólo estuviera comiendo el almuerzo.

—Está bien —dije—, ¿dónde está Rachel?

—Tenía que ir a bailar, así que te he llamado.
Negué con la cabeza, desconcertada. —Están dementes. Ya lo sabes, ¿verdad?

—No vas a estar pensando eso cuando capturemos a Edward y te salve la vida.

—Lo que sea. Me voy. Si no deseas ser atrapada, te sugiero que vengas conmigo.

—Vamos, Bella, vive un poco. Acecha a tu acosador conmigo.

—Rose, el sujeto sólo está comiendo su almuerzo. Lo único extraño es que está comiendo sushi, lo cual es totalmente desagradable.
Comencé a caminar hacia la puerta y Rosalie me detuvo.

—No estabas allí —dijo, habiéndose puesto cien por ciento seria repentinamente—. Sentí como si me estuviera interrogando. Está tramando algo. Sé que lo hace. Sólo espera conmigo por un tiempo. ¿Por favor?
Me quedé mirando la mueca en la cara de Angola y luego cedí.

—Bien.

¿Cómo era que no podía decir que no a mi hermana en ese momento? ¿Cuándo ocurrió eso? Nunca me han importado sus sentimientos, y mucho menos he podido decir que no a cualquier demanda ridícula que estuviera haciendo. Olvídense de la ropa, había cosas mucho más extrañas sucediéndome este verano.

En el lado positivo, esta vez sólo me pedía espiar a Edward, lo que es algo que hacemos todo el tiempo de todos modos. Tal vez esa es la razón por la que no pude decir que no, y que en realidad no tenía nada que ver conmigo empezando a agradarme mi hermana. Esperemos.

—Sólo por un rato —dije—. Si él no hace nada extraño, nos vamos a casa.

—Bien, trato hecho. El mejor lugar para verlo es desde el teléfono público en la esquina que te llamé, pero no puedes ir por ahí de esa manera.
Rosalie compró un sombrero del camionero del autoservicio y me entregó su sudadera con capucha. —Hu-uh —protesté—. Hace treinta y cinco grados allí fuera y esta es tu estúpida idea. Llevas la sudadera con capucha. Me sale el sombrero.
Rosalie sonrió dulcemente, pero no me dio el sombrero. —Sabes que lo haría, Bella, pero…

—No, no lo harías.

—Por supuesto que sí —exigió Rosalie, fingiendo estar ofendida—. Pero tienes que usar la sudadera con capucha. Edward está obsesionado contigo. Te reconocería el cabello a un kilómetro de distancia.
¡Mierda! Ella tenía razón. Me puse la sudadera y me quejé sobre ello. —Si me muero de un golpe de calor, todo es tu culpa.

—Si te mueres de un golpe de calor, ¿me das tu Jeep?

—No.

Había un banco de cemento al lado del teléfono público, por lo que Rosalie y yo compramos un paquete de Twizzlers y fingimos que esperábamos el autobús.
Rosalie tenía razón, podía ver a Edward mucho mejor desde mi nuevo puesto en la esquina. Parecía mucho más cómodo que yo en el interior del restaurante con aire acondicionado. Parecía pensativo. Se veía bien.

—Casi me besó la otra noche —dije al azar—. Me asusté completamente en el momento, pero entonces estuve un poco decepcionada al ver que no lo hizo, ¿sabes?

Rosalie se volvió muy despacio hacia mí con las cejas levantadas. No podía culparla por haber estado sorprendida. No es que mi confesión hubiera salido de la nada, era que se trataba de eso por completo. Nunca, jamás, en un grande y gordo embrollo había ofrecido información acerca de mi vida a ella por gusto.
Mi rostro se puso rojo remolacha. Me sentí más incómoda de lo que jamás había estado, pero todo con Edward y Emmett me volvía loca, y necesitaba a alguien con quien hablar sobre el tema. Obviamente, no iba a llamar a los J y ser toda—: Así que está este tipo... —Rosalie era todo lo que tenía.

—Es sólo que...

Rosalie esperó pacientemente a que continuara. Estuve agradecida de que no interrumpiera… esta cosa de ser abierta era más difícil de lo que había previsto.

—Edward fue el primer hombre que alguna vez...

Me detuve, incapaz de hacer que más palabras salieran.

—Sé que estás decepcionada por Edward —me dijo Rosalie—. Pero es realmente lo mejor.
—Es más que eso, sin embargo.

Estudié mis pies, totalmente incapaz de mirar a mi hermana, hasta que dijo mi nombre en una voz más amable de lo que pensaba que era capaz de hacer. Cuando levanté la vista, sonrió alentadoramente, pareciendo entender exactamente lo difícil que era para mí. Me ayudó.

—No le gusto a los chicos —dije—. No en la forma que a Edward. Fíjate en Emmett. La otra noche me dijo que le gustaba la idea de tener una novia que fuera como yo, pero luego me besó y sólo fue... nada. O los J. Los conozco desde siempre y apuesto a que el pensamiento nunca se les ha ocurrido a ninguno de ellos. Siempre soy sólo una de los chicos. Creo que nunca me di cuenta de lo mucho que me molesta hasta ahora.

—No creo que alguna vez te ha molestado antes —dijo Rosalie. Una vez más, sorprendiéndome con su sinceridad—. El hecho de que lo hace ahora es lo que te hace cambiar. Bella, Edward es sólo el comienzo. Confía en mí, ahora que ya no eres tan ignorante del asunto, va a haber un montón de otros chicos. Aquellos que no estén locos. ¿Te acuerdas de mi amigo Marcus que vino el miércoles? Él te recordaba de la fiesta en la playa y en realidad me preguntó si íbamos a estar allí cuando él se acercara.

¿Alguien en la multitud de Rosalie preguntaba por mí? Esto fue suficiente para hacer que mi mandíbula cayera floja y Rosalie finalmente se echara a reír. —¿Por qué crees que te obligué a pasar el rato conmigo toda la semana? —Rosalie me empujó con el hombro—. Puede que seas de un florecimiento tardío, pero sigues siendo una Swan. Confía en mí, no necesitas a Edward.

Miré de nuevo al otro lado de la calle y recordé cómo me sentí en la noche del sábado. Un suspiro escapó antes de que pudiera detenerlo. —Aún así. Apuesto a que es un besador realmente bueno.

Rosalie miró a Edward, también, y asintió vigorosamente. —¡Oh, por supuesto! ¿Cómo si no crees que consiga que sus víctimas vayan con él? Es tan caliente, lo seguiría a un callejón oscuro si pensara que tuviera una oportunidad de hacerlo con él.

Me eché a reír, y luego tiré del cuello de la sudadera que llevaba puesta. —Hablando de estar tan caliente, creo que vamos a tener que dejarlo todo en cuanto a las cosas de espionaje. No está haciendo nada, y realmente me voy a morir de un golpe de calor.

Rosalie suspiró, sabiendo que tenía razón. Empezó a levantarse, pero se congeló entonces. —A menos que...

Me volví para ver lo que miraba justo cuando un sedán negro tintado se detuvo frente al lugar de sushi. Un hombre con un traje oscuro salió con rigidez del auto. No era un policía estándar, pero era definitivamente algo.

—Se ve como un agente secreto —dijo Rosalie.

—Estoy segura de que es una coincidencia. Probablemente sólo esté buscando algo para llevar.

—Sí —concordé Rosalie—. Pero vamos a ver sólo por un minuto. Si Edward es un asesino, ¿no se pondría nervioso en torno a los policías?

—Buen punto.

Me senté de nuevo y observé con asombro completo cuando el policía entró en el restaurante y se sentó a la mesa de Edward. Los dos hablaron durante un segundo, y luego el policía deslizó una carpeta llena de papeles sobre la mesa para Edward.

—¿Qué dem…?

Rosalie y yo nos miramos entre sí. —¿Crees que eso fue ilegal? —preguntó Rosalie cuando el policía se marchó. Todo el momento había durado alrededor de tres minutos.

—Oh, sí. Los policías no sólo dan información a las personas. —No lo podía creer.

—Apuesto a que son los expedientes de los casos de los asesinatos de los Sábados por la Noche. Apuesto a que están en esto juntos. ¿De qué otra forma podía irse sin dejar evidencia detrás?

No tenía ni idea de qué pensar. Sinceramente, no pensaba que Edward fuera un asesino, ¿pero qué demonios? No sabía qué había en ese archivo o por qué lo quería. O incluso cómo podría conocer policías corruptos. Pero sí sé una cosa. Dondequiera que iba a continuación, sin duda lo seguiría.

“A continuación” pasó a ser el parque en Garden City, donde se encontró el cuerpo de Crystal Chamber el sábado pasado. —De ninguna maldita forma —susurré mientras veíamos a Edward dirigirse directamente hacia el rincón más alejado del parque. La chica fue encontrada en la mañana del domingo, y ahora era viernes, por lo que la cinta amarilla había desaparecido hacía tiempo, pero estoy segura de que se encontraba de pie en lo que tenía que ser la escena del crimen.

—Asco —dijo Rosalie cuando Edward se sentó debajo de un árbol. Ella hablaba en voz baja, también, a pesar de que estábamos claramente lejos al otro lado del parque de Edward y él no podría habernos escuchado ni en un millón de años—. ¿Crees que está sentado en el lugar exacto donde...?

—Tiene que haber una explicación racional. —Quiero decir, sólo tenía que haberla.

—Sí, se llama que es un psicópata que mata a chicas y luego regresa más tarde para disfrutar de su karma de muerte.

—¿Karma de muerte? —repetí secamente.

—Lo que sea. —Rosalie se estremeció—. Ya he terminado. Esto ya no es divertido. Salgamos de aquí antes de que nos vea y decida venir a por nosotras mientras dormimos.

Coincidía con Rosalie de que era hora de irse. De ninguna manera quería tener que explicarle a Edward qué hacíamos siguiéndolo por toda la ciudad. Pero no porque tuviera miedo de que me fuera a cortar a la primera oportunidad que tuviera. Por lo menos no pensaba que lo haría.

Rosalie parloteó durante todo el camino a casa sobre cómo Edward era el asesino. Me hizo jurar una y otra vez que no iría a ninguna parte cerca de él, pero los acontecimientos del día no me habían convencido de que fuera un asesino. Ya sabía que tenía una fijación al crimen: tiene todas esas novelas en su habitación, y la forma en que habló a la concesionaria de automóviles ese día, quería decir que obviamente hizo un gran trabajo investigando sobre el tema. Pero eso no significaba que alguna vez lastimaría a alguien.

Por lo que sabía, Edward tenía un sexto sentido y trabajaba con la policía para resolver crímenes como la chica en ese programa de televisión. O tal vez era un médium. Oye, cosas más extrañas han sucedido… sólo me limitaba a tener una charla sincera con mi hermana mayor.

—Tal vez deberíamos llamar a la policía —dijo Rosalie a medida que nos deteníamos en nuestro camino de entrada.

—¿Qué?

—O por lo menos a mamá y papá.

—¿Decirles qué? ¿Que Edward es un asesino en serie? Papá sólo se reiría de ti y mamá probablemente te castigaría y no te dejaría ver películas de terror o algo así.

—Pero podríamos hablarles de lo loco que es.

—Claro, ¿sólo decirle a papá que el chico al otro lado de la calle está acechando a su hija? Si supiera la mitad de las cosas que Edward ha hecho, nos mudaría al otro lado del país para escapar de él. ¿Quieres pasar tu último año en Kansas o en alguna otra parte?

Tenía razón y Rosalie lo sabía, a pesar de que claramente no le gustaba. —Bien, de acuerdo —cedió—. Pero prométeme que permanecerás lejos de él, Bella. Promételo.

—Sí —dije—. Claro, lo que sea. —No.
Voy a ir al infierno por las mentiras que digo.

Decidí quedarme afuera por un rato y salir por una buena patinada. Había estado tan ocupada con Rosalie esta semana que apenas había tenido tiempo para mí misma. Además, después de llevar esa capucha ya me encontraba bastante sudorosa. ¿Qué mejor momento para entrar en un entrenamiento?

Acababa de terminar de atar mi primer patín cuando una sombra cayó sobre mí.

—Llegas tarde, Swan. El juego fue el lunes. —Levanté la mirada y Emmett me sonrió tan amable como siempre—. Y miércoles —agregó.
Me encogí de hombros y seguí atándome el otro patín. No sé lo que quería decir.
Él sabía exactamente por qué había evitado el parque esta semana.

Era evidente que vino aquí para tratar de suavizar las cosas entre nosotros. Sólo esperaba que hiciera la típica cosa de los hombres y no realmente, ya sabes, lo dijera. Entiendo que las chicas suponen que tratan de expresar sus sentimientos, pero estoy totalmente a favor de la evitación.

Cuando mis patines estuvieron en su lugar, dejé que Emmett me ayudara a ponerme de pie y logré un muy genial—: ¿Qué hay de nuevo?
—¿Ibas en algún lugar en particular? Me debes un juego de uno contra uno.
Había dicho las palabras mágicas. Cualquier tensión que quedara entre nosotros dos había desaparecido. Sonreí. —¿Supongo que estás de humor para una buena paliza?

Arrastré mis redes a la calle y procedí a probar que hablaba en serio. Una hora más tarde había humillado a Emmett lo suficientemente cuando Edward finalmente llegó a casa.

—¡Gol! —grité mientras lanzaba la pelota a través de la red de Emmett. Una vez más—. ¡Y creo que así es como se juega, perdedor!

—Amigo, me distraje por ese auto.

—¿Y cuál es tu excusa para los otros nueve goles? —pregunté mientras arrastrábamos nuestras redes a la acera para dejar pasar el auto. No me di cuenta que el auto era de Edward hasta que se deslizó y se detuvo frente a su casa.
Emmett patinó a mi lado y dio un silbido por lo bajo. —¿Un BMW? —preguntó con curiosidad.

Suspiré, y con un movimiento triste de mi cabeza respondí—: Lo sé. Es vergonzoso.

De repente me di cuenta que esta era la oportunidad perfecta para hablar con Edward. Había querido hacerlo toda la semana, y ahora esperaba poder ser capaz de conseguir algún tipo de explicación acerca de lo él que había estado haciendo hoy.

Justo ahora era mi oportunidad. Era de día y nos encontrábamos en público, y Emmett estaba allí para evitar que las cosas se salgan de las manos.
Porque, sí, creo que todavía había una pequeña posibilidad de que Edward sea un asesino psicópata… sólo que uno muy dulce. Además, Rosalie estaba dentro. No había manera de que pudiera salir aquí para detenerme a tiempo.

Con eso, tomé la determinación. Edward se había encontrado brevemente con mi mirada cuando había pasado, pero después de ver a Emmett a mi lado, hacía todo lo posible para fingir que no estábamos allí. Ni siquiera miró en mi dirección cuando salió de su auto, así que tuve que gritar—: ¡Oye, Edward! —Para llamar su atención. Y vaya que lo hizo.

Edward prácticamente tropezó con sus propios pies, se detuvo tan repentino. Entonces, cuando le sonreí y le di un gesto amistoso, ni siquiera pudo decir hola de vuelta. Sólo me miró como si me hubiera vuelto loca. Realmente no podía culparlo. No es que había iniciado una conversación con él antes. Por lo general, corría hacia las colinas con el rabo entre las piernas.

—¡Hola! —le dije de nuevo a medida que patinaba hacia él, remolcando a Emmett conmigo.

Edward tuvo que arrastrar su mirada lejos de Emmett para mirarme. Me miraba con ojos sospechosos, el costado de su boca curvada hacia arriba en una sonrisa dura. No entendía la broma.

No dejes que te intimide, Bella. Ningún miedo. Me armé de valor y le sonreí aún más dulce. —No te he visto en toda la semana.

—Sí. He notado que has estado muy ocupada esta semana —dijo, con una expresión completamente neutral. Sin embargo, no pudo evitar la forma en que sus ojos centellaron en Emmett de nuevo.
Me imaginé que era un momento tan bueno como cualquier otro para hacer presentaciones. —Sé que se vieron en la fiesta del sábado, pero creo que no han sido presentados técnicamente.

Emmett le tendió la mano, y Edward me sorprendió sonriéndole a Emmett cuando se la estrechó.

—Emmett, este es Edward. Él acaba de mudarse de California. Edward, este es mi amigo Emmett.

Ambos chicos levantaron una ceja ante mi énfasis en la palabra amigo.

—Bueno, ¡alguien tiene que parar todos esos rumores de que comenzamos a salir la semana pasada! —espeté, mucho más molesta de lo que me hubiera gustado estar.

La expresión tranquila de Edward nunca vaciló y dijo—: Desde donde yo estaba, parecía que ustedes empezaron ese rumor juntos.

Emmett estalló con una gran carcajada, pero no podía decir si a Edward le importaba una mierda o si se sentía celoso de verdad. De cualquier manera, no lo necesitaba. Si se iba a comportar así, entonces no me esforzaría en ser amable con él.

Con un gemido, me di la vuelta para ir a quitarme mis patines y Emmett dijo—: Alégrate, Swan. —Pero fue Edward quien me agarró de la muñeca para que no me fuera. La reacción fue instantánea. Mi brazo se tensó bajo su agarre para evitar que un estremecimiento estallara a través de todo mi cuerpo. Traté de ignorar el sentimiento.

—Lo que sea —le dije, y soplé algunos de los mechones de cabello fuera de mi rostro. En un intento de cambiar de tema miré a Edward—. ¿Aún quieres aprender a jugar al hockey? Emmett y yo estábamos jugando un poco de uno contra uno. Podemos enseñarte si lo deseas.

Eché un vistazo a Emmett para una confirmación y me horroricé al ver que él miraba a la mano de Edward. Debido a que Edward seguía aferrándose a mi muñeca.

—En realidad, me tengo que ir —dijo Emmett de una manera que me hizo sonrojar. Sonrió de nuevo a Edward y agregó—: No me necesitas para enseñarte, de todos modos. Bella realmente es la mejor en el vecindario. Si te das cuenta de eso, acompáñala al parque por la mañana. El juego empieza a las siete y media.
—Se dirigió a mí de nuevo—. No te molestes en desaparecer esta vez.

Puse los ojos en blanco, pero dije—: Voy a estar allí.
En el momento que Emmett se volvió para irse; lo que, por supuesto, me dejaba sola con Edward, Rosalie convenientemente vagó fuera. Sí, no nos había estado mirando por la ventana ni nada así. Edward me miró, curioso del suspiro decepcionado que se me escapó cuando Rosalie se acercó a nosotros.

—¿Están teniendo una fiesta aquí fuera y nadie pensó en invitarme? —dijo alegremente.

Sólo Emmett se rió ante la patética broma. Oh, chico. —Cinco dólares a que Emmett ya no tiene que irse —murmuré por lo bajo de modo que sólo Edward escuchara.

Edward se rió entre dientes y deslizó su agarre hasta mi mano, entrelazando mis dedos en los suyos. La acción no pasó exactamente desapercibido para nadie. Mi rostro palideció un poco, pero no aparté mi mano, y, uh, sí, eso no pasó desapercibido, tampoco.

—Podríamos hacer una fiesta —ofreció Edward de pronto al grupo—. Podríamos tener un doble esta noche. Ir a cenar. Tal vez ver una película o algo después.
¿Un doble? ¿Al igual que en cita doble? ¿Estoy siendo invitada a salir en una cita real?

Obviamente, otra primera vez para mí. Pero, ¿podría hacerlo? ¿Puedo ir a una cita con Edward después de verlo tomar los archivos de policías corruptos y desplazarse alrededor de escenas de asesinato?

Sentí a Edward apretar mi mano, y cuando levanté la vista, dijo—: ¿Qué dices? —Con esa sonrisa suya. Y esos ojos...

—Um... —Mierda sus labios se veían muy besables—. ¿Qué?

—Me parece bien —dijo Emmett con una expresión esperanzada. El pobre tipo.
Podría ser capaz de enganchar la mitad de las personas de último año en la escuela, pero estoy bastante segura de que Rosalie Swan no se hallaba en esa mitad.

—De acuerdo —dije finalmente.
Rosalie me fulminó con la mirada cuando estuve de acuerdo con la cita. Le di la mirada de qué-se-supone-que-haga, pero no importaba. Me iba a rasgar al momento en que estuviéramos solas.

—Oh —dijo ella, volviendo su sonrisa falsa sobre Edward y Emmett. Me apartó de Edward y enlazó su brazo con el mío—. Eso suena muy divertido, pero Bella y yo no podemos ir. Ya tenemos planes.

—¿De qué estás hablando? Yo no tengo ningún plan. —Ahora realmente iba a matarme, pero no lo podía evitar.
—¿No te acuerdas, Bella? ¿La fiesta de pijamas en casa de Victoria?

—Ooooooooh. Cierto. La fiesta de pijamas. ¿Cómo podría olvidarlo?
Rosalie me dio un codazo, pero no importaba cuán sarcástica era. Tanto Edward como Emmett sabían que ella lo inventó de todos modos. Parecía que Edward iba a intervenir, salvo que Lady GaGa comenzó a cantar Póker Face y Rosalie se puso ansiosa. —¿Es ese mi teléfono?

Me reí de la nostalgia en su voz. —La maldita cosa ha estado sonando durante una semana.

—Bueno, ¿has pensado alguna vez en contestarlo?

—¿Por qué habría de hacerlo? Ninguno de mis amigos tiene el número. Ni siquiera me sé el número.

Me di cuenta de que el teléfono estaba a punto de ir al correo de voz porque Rosalie pareció estar lista para abordarme. —Contesta tú —le dije, pasándole el teléfono.

Chilló a medida que me lo arrebataba y se iba por el césped por un poco de intimidad. Rápidamente me volví hacia los chicos. —Me disculpo por mi hermana. Estoy bastante segura de que cayó sobre su cabeza cuando niña.
Mucho.

—¡Bella! —gritó Rosalie detrás de mí.

—¿Qué? —pregunté a la defensiva, pero ella no había oído mi insulto, me entregó el teléfono.

—Es para ti.

—No puede ser. Ya te dije que no…

—Él está preguntando por ti.

—¿Él? —preguntó Edward mientras que Emmett dijo:

—¿Cuántos novios tienes, Swan?

Fulminé con la mirada a Emmett mientras contestaba el teléfono. Rosalie, Edward, y Emmett me miraron como si fuera la cosa más interesante que jamás había hecho.

—¿Hola?

—¡Bella, ahí estás! He estado tratando de localizarte toda la semana.
—¿Quién es?

—Garret.

—¿Garret?

—¿Derramaste sobre mí Coca Cola en tu fiesta la semana pasada?

—Sé quién eres. ¿Cómo conseguiste este número?

—Me lo diste.

—No, no lo hice.

—Claro que lo hiciste. Escucha, nunca tuvimos la oportunidad de establecer una cita la semana pasada. ¿Quieres salir mañana por la noche?

—No puedo, amigo. Lo siento. No puedo salir en las noches de los sábados en estos momentos. Un asesino en serie anda suelto y todo eso.

—Eso es bueno —dijo Garret—. No tenemos que salir. Podemos simplemente pasar el rato en mi casa. Mis padres no estarán en casa, así que seremos capaces de relajarnos.

Me eché a reír. —Sí, estoy segura. Lo siento. En realidad estoy de niñera, por lo que incluso si quisiera, no puedo.

—Está bien. Bueno, tengo que trabajar esta noche, pero podemos pasar el rato en algún momento esta semana. ¿Cuándo estás libre?
Ugh. Algunas personas son demasiado densas para su propio bien.

—Uh, ¿Garret? Aprende a captar una pista. Eres un tonto, y no vamos a salir. Nunca. Ve a beber un batido de proteínas o algo así.

Cuando colgué, Emmett se rió tanto que lloró. —¿Ve a beber un batido de proteínas? Amigo, eso fue duro.
Sólo me encogí de hombros. —Traté de hacérselo fácil.

—¿Realmente no le diste tu número de teléfono? —preguntó Edward. A diferencia de Emmett, él no se reía.

—Ya lo dije. No me sé ni el número de este teléfono. Tiene que haber preguntado por ahí o algo así.

—¿Quería que salieran mañana en la noche? —preguntó Edward otra vez, cada vez más y más irritado por el segundo. Empecé a comprender lo que Rosalie quiso decir antes cuando dijo que él la había interrogado.
—Sí mañana, pero no la parte de salir. Quería que yo fuera a su casa, porque sus padres no iban a estar allí.

—Asco —dijo Rosalie—. ¿Realmente dijo eso? Podría haber al menos fingido que no trataba de meterse en tus pantalones.

—Concuerdo —dijo Emmett—. El tipo es un tonto. ¿Por qué andas con él?

—No lo hago. Me encontré con él por primera vez ese día en la casa de playa de Alice. Ahora no me deja en paz.

—No me gusta —dijo Edward.

—Bueno, por supuesto que no —se quejó Rosalie.

Me sorprendí al ver la mirada desagradable que le dio a Edward. Creo que sorprendió a Emmett y Edward, también. Edward la miró de vuelta y luego se fue a su casa sin decir una palabra más, cerrando la puerta de golpe detrás de él.

—¿Qué? —me espetó Rosalie a mí, a pesar de que Emmett era el que la miraba inquisitivamente—. Es muy posesivo contigo. Ni siquiera están saliendo.

—Si estás tan preocupada por eso, ¿de verdad crees que es inteligente molestarlo?

—No lo haría si dejaras de hacerlo todo peor. ¿Dejarlo tomar tu mano y acordar salir con él? ¿En qué pensabas?

—Um, me voy a ir ahora —dijo Emmett, alejándose poco a poco de nuestra pelea—. Nos vemos mañana por la mañana Bella.

—Sí, nos vemos —dije, y luego llevé la pelea con mi hermana a la casa, donde Edward no nos oyera.

 *****************************************
que les parecio ahora rosalie siguiendo a edward.
hola a todas muchas garcias por leer a todas igual a cari y Lizdayanna por sus comentarios gracias chicas.

4 comentarios:

cari dijo...

Esto ya es un enredó, BELLA dejo muy claro q no esta con Emmett y el tal Garret no me agrada Edward ya tiene un respiro Bella con el comentario d su hermana loca jajajajaja,;) gracias nos leemos

carola dijo...

Me encanta la historia! Creo que garret es el asesino y pobre edward ha sufrido tanto por los prejuicios de bella. Gracias por la adaptacion es genial!

carola dijo...

Me encanta la historia! Creo que garret es el asesino y pobre edward ha sufrido tanto por los prejuicios de bella. Gracias por la adaptacion es genial!

Unknown dijo...

Yo creo que edward es policia en cubierto y garret es el asesino que asecha a bella esta de mas el capitulo

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina