Capitulo
8
Mi
mamá no me preguntó sobre eso cuando la llamé desde el concesionario de autos y
le pedí que viniera a recogerme, pero estoy segura de que mi cara dijo
suficiente. Cuando llegó, simplemente le dije que no encontré nada que me
gustara y nos dirigimos a casa en completo silencio. Después de eso, agarré un
montón de bocadillos y luego me encerré en mi habitación por el resto del día.
Estoy
segura de que mi mamá y Rosalie probablemente piensen que Edward y yo nos
habíamos metido en una gran rencilla amorosa o algo así, pero no me importaba.
No
quería hablar de Edward con ellas. No es como si me escucharan o me creyeran si
les dijera la verdad. No. Sólo sería la pobre, pequeña, inocente y nerviosa Bella
porque realmente le gusta a un chico.
Cuando
los J me llamaron más tarde esa noche no podía dejar de pensar en lo que Edward
dijo, así que cuando Jacob finalmente contestó el teléfono, le pregunté si era
verdad. Bueno, algo así—: Oye, ¿Es de mala calidad mi colección de video
juegos?
La
respuesta de Jacob vino tan rápido que fácilmente me sobresaltó. —Claro. ¿Por
qué?
—No.
En serio.
—Sí
en serio, Swan. Es muy defectuoso. Ni siquiera tienes Call of Duty o
algo.
—¿Así
que no te gusta Skateboard Pro 2000?
—Ugh,
es el peor. Desearía poder eliminar ese estúpido deporte por existir y
forzarnos a ser objeto de tal debilidad.
Agarré
el auricular con tanta fuerza con mi mano que casi esperaba que se destrozara
en pedazos. Sólo porque Jacob odiaba Skateboard Pro 2000 no significaba
que Edward tenía razón. Simplemente quiere decir que necesitaba ampliar mis
horizontes en la X-box.
—Si
mi colección de juegos apesta tan mal, ¿por qué siempre vienes a pasar el rato
a mí casa?
—Oigan,
chicos —llamó Jacob—. Bella quiere saber por qué pasamos tanto rato en su casa.
Estuve
quieta por un segundo, y luego Jasper y James cantaron al unísono—:
¡Rosalie!
—¿Mi
hermana?
—Duh
—dijo Jacob—. Puede ser miserable, pero eso no quiere decir que no pienso en
verla salir de la ducha en estos días.
—Eres
enfermo —bromeé, pero me sentí mucho mejor. Claramente Edward se equivocó
acerca de los J. Y si se equivocó con eso, quizás también significaba que
estaba equivocado con los asesinatos.
—De
todos modos, tenemos que irnos —dijo Jacob—. Desearía que estuvieras aquí, Swan.
De verdad te encantaría.
—¡Sí!
—gritó Jasper desde el fondo.
—¡Vamos
a tener que encontrar una manera de que crezcas un par para el verano que
viene!
Bueno.
Pueden haber sido un grupo de egoístas, pero por lo menos eran consecuentes.
Esa
pequeña normalidad me hizo relajar un poco, pero seguía teniendo un ojo abierto
en la casa cruzando la calle. El auto de Edward aún seguía desaparecido.
Él
había esperado de mal humor en el concesionario antes de que mi mamá llegara,
pero no nos siguió a casa y no ha regresado todavía.
Cuando
Edward no había llegado a casa por la medianoche, comencé a sentirme mal. No
había sido agradable con él y obviamente se molestó por ello. Esperé toda la
noche, no podía dormir. Incluso dejé de mirar a escondidas por la ventana
después de un tiempo, y escalé hacia el techo necesitando un poco de aire.
Alrededor
de las 4:30 a.m. un par de faros venían brillando por la calle y me sumergí de
nuevo a mi habitación. Apagué mi televisor y cubrí el despertador, así toda mi
habitación quedó negra. Entonces, con un pequeño agujero en mi persiana, miré a
Edward salir de su auto. Él hizo exactamente lo mismo que hacía cuando entraba.
La luz encendida en su habitación unos minutos después y luego se apagó. Nada
que ver. Ningún comportamiento extraño. Y ahora que se encontraba en casa, me
di cuenta que era casi el amanecer y que finalmente podría dormir.
—Bella
,
sigues viva, ¿cierto?
Me
desperté con el sonido de la voz de Rosalie, que siempre es desagradable, pero
no estaba tan antagónica como de costumbre. Gemí algo que sonaba cerca a—:
Vete.
—No
podemos, hermanita. Mamá me dijo que no te moleste, pero si te quedas mucho
tiempo en tu habitación, vendrá, y confía en mí no quieres que ella venga. Sigue
usando la palabra pubertad.
Gruñí
algo completamente ininteligible esta vez.
—Si
te ayuda, te traje el desayuno, doble pedazo de caramelo hecho de azúcar y
mantequilla.
Me
senté y Rosalie se sentó en mi cama sosteniendo dos bolitas de helado y dos cucharas.
Cuando intenté tomar uno, lo escondió detrás de su espalda. —Esto no viene sin
un precio —dijo—. Me vas a decir exactamente lo que ocurrió ayer.
Rodé
mis ojos y arrebaté el helado de las manos de mi hermana. Suspiró y le dio un
mordisco a su propio helado y luego preguntó—: En serio Bella, ¿qué ocurre?
Porque a Edward le gustas. Realmente, realmente le gustas. Viene más de
tres veces al día a preguntar por ti. Incluso te ha traído nuevas rosas porque
olvidaste ponerlas en agua y se marchitaron. Mira, ¿ves? —Rosalie señaló al
ramo en mi tocador—. Esas vinieron ya en un florero.
—¿Viene
más de tres veces al día? ¿A qué hora?
—Casi
a las una. Intenté preguntarle qué pasó pero no me lo dijo. Bella, parecía
alterado.
—¿Alterado-enojado?
—pregunté.
—Más
bien alterado-frustrado —dijo Rosalie—. No creo que Edward se enoje.
—¡Ja!
Rosalie no entiendes. Él no es el mismo a tu alrededor que a mi alrededor.
Tiene problemas. Está seriamente loco. La forma en que me mira, y me toca todo
el tiempo… —Sentí que mi cara se calentaba. El sonrojo definitivamente no iba a
ayudarme en mi caso—. Es como si estuviera conteniéndose de amarrarme como un
cerdo y arrastrarme hacia los bosques.
—Vamos, Bella, eso es
un poco duro, ¿no crees? Sólo es un chico. Simplemente nunca has tenido un
chico interesado en ti antes.
—No,
¡eso no es todo! Escucha, cuando estábamos en el concesionario de autos,
comenzó a hablar de todas esas chicas. Pero no sólo hablaba de ellas. Es como
si estuviera obsesionado. Como si entendiera que pasó porque su cerebro
funciona de la misma manera.
—¿Qué
chicas?
—Esas
dos chicas que murieron. De las que mamá habló con la tía de él en la cena.
—Oh
ellas. En realidad son tres chicas ahora. Y dicen que sin duda es un asesino en
serie.
—¿Qué?
—Ha
estado en las noticias de hoy —dijo Rosalie.
Cuando
prendí la televisión, Rosalie frunció el ceño. —Espera. ¿Estás diciendo que
piensas que el cerebro de Edward funciona como una chica de quince años?
—preguntó.
—No,
estoy diciendo que él piensa como un asesino en serie.
Contuve
mi respiración cuando cambié el canal para ver CNN y vi que el nuevo
asesino en serie de Detroit había salido en las noticias nacionales. Olivia
Harvey de dieciséis años de edad, de South Lyon fue encontrada en el parque
esta mañana, golpeada y apuñada 41 veces.
—Por
lo menos, no luce tan parecida a ti. —La voz de Rosalie me sorprendió tan mal
que salté—. ¿Has visto la última? Esa chica parecía que podría ser tu gemela.
—Gracias,
Rosalie. Porque eso me hace sentir mucho mejor. —Silencié el televisor, pero no
podía apartar los ojos de la pantalla—. ¿Así que dictaminaron a todos los
asesinos en serie?
—Tuvieron
que hacerlo. El asesino dejó Polaroids con el cuerpo de las primeras dos
chicas.
Rosalie
no notó que el aliento se me escapó. Siguió hablando.
—Mamá
estuvo viendo las noticias esta mañana y dice que tienen algunos perfiles
expertos. Él dijo que el asesino reclamaba sus víctimas.
—¡Dijo
que pasaría! —susurré—. Rosalie, ¡él lo sabía!
—¿De
qué estás hablando? —preguntó, finalmente tomando atención.
—¡Edward!
¡Él sabía! Ayer me dijo que otra chica iba a morir, y no sólo eventualmente.
Dijo que iba a morir anoche. ¡Incluso me lo prometió —Bueno, eso no es
una cosa muy importante. Quiero decir, las dos murieron los dos sábados
pasados. Es por eso que lo apodaron el Acuchillador de los Sábados por la
Noche.
—También
me dijo que el asesino dejaría un mensaje, así podrían conectar los asesinatos.
—Huh.
Bueno esa es una especie de golpe de suerte.
—No
es suerte.
—¿Cómo
podría no ser suerte?
Mi
mente daba vueltas con un millón de diferentes pensamientos. La sensación de
malestar que tenía en mi estómago el día anterior volvió. Tanto así que tuve
que dejar mi helado. —No lo sé, pero él lo sabía. Te juro que Edward lo
sabía.
Rosalie
me miró como si yo fuera la que estaba loca y luego se rió. —¿Te das cuenta de
lo que estás diciendo?
—¿Qué
exactamente digo?
—Bella,
estás acusando a Edward de matar a tres chicas, o ¡de ser un asesino en serie!
Rosalie
comenzó a reírse de nuevo, e intenté reírme con ella, pero no pude. Cuando vi
que vio mi cara, se controló. —No puedes hablar en serio —dijo—. ¿Un asesino en
serie? De verdad crees que Edward, el chico sexy de diecisiete años cruzando la
calle, quién te trae rosas, en realidad ¿podría matar a alguien?
Tuve
que pensar en ello, ¿Lo pensaba? ¿De verdad creía que Edward podría
hacerlo? Me encontré asintiendo con la cabeza.
Rosalie
rodó sus ojos. —Bueno, tengo que decir que te asustó un poco ayer, pero ahora
eres tú la que está loca. Así que él es un poco adelantado, lo que, seré
sincera, me encantaría si él viniera a mí así pero eso no lo hace un
psicópata.
Rosalie
me llamaba loca, pero mientras más pensaba en ello, se me hacía más fácil de
creer. —Piensa sobre ello —dije—. Los asesinatos comenzaron después de que Edward
se mudó a Michigan. Y dices que a él realmente le gusto ¿no? ¡Y las chicas
muertas lucen igual que yo! Además, el asesino está obsesionado con apuñalar a
sus víctimas y no hay duda de que Edward sabe cómo manejar un cuchillo.
—Si
tú lo dices.
—¡Sé
lo que vi! Y ayer habló sobre conocer los puntos vulnerables del cuerpo humano
en orden para poder apuñalarlos la mayor de veces posibles antes de que mueran.
Su tía dijo que él sabe primeros auxilios y esas cosas. Y sabes lo fuerte que
es.
—Sacar
buenas notas en biología y saber defensa personal no es un crimen.
—¡Me
atacó en la calle el otro día!
—¿Te
atacó?
—¡Sí!
¡Me atacó! Sólo para asustarme. Sólo para mostrarme que puede.
Rosalie
seguía obviamente sin convencerse.
—Es
inteligente. Como, muy inteligente. Sabe cosas de mí que no debería,
entra a mi habitación, él….
—¿Entró
a tu habitación?
—Más
de una vez. Mira lo que le hizo a mi video juego.
Encendí
Skateboard Pro 2000, pero no tuvo el efecto deseado. Rosalie leyó la
lista de puntaciones y chilló—: Oh mi Dios, Bella, ¡eso es tan dulce! ¿No
moriste cuando viste eso?
—Pero,
¿cómo lo hizo? ¿Y cuándo? No es como si lo invitara. Además, no llegó a su casa
anoche. Lo sé, porque me pasé toda la noche esperándolo.
Eso
hizo que Rosalie hiciera una pausa. —¿Acechas mucho, Bella? —dijo con una
sonrisa.
—¡Lo
digo en serio!
—Puedo
verlo. —Rosalie finalmente perdió la paciencia conmigo—. Eres un bicho raro.
Recuérdame que nunca tendré una conversación de chicas contigo otra vez.
—Nadie
te lo pidió en primer lugar.
Rosalie
comenzó a salir y se detuvo en la puerta para mirarme. —Edward es dulce,
divertido, y completamente maravilloso. Y por alguna razón, le gustas. ¡Eres
una idiota! No te dejaré arruinar esto porque eres una maldita mojigata.
—Muérdeme.
—Fue mi brillante respuesta.
—Como
sea. Voy a hablar con Edward —se quejó Rosalie.
—¡Espero que deje tu
cuerpo mutilado en el parque! —dije después de ella.
Finalmente
salí de mi habitación, pero sólo anduve dentro de la casa. No había manera de
salir a la calle y arriesgarme a ver a Edward. Por alguna razón, fue un alivio
que mi papá volviera a casa esta noche. Pasamos la tarde viendo cualquier canal
de televisión que no tuviera noticias, y hablamos sobre los tipos de autos que
podrían gustarme. Él tampoco me preguntó por Edward, pero a diferencia de mi
madre, no parecía importarle mucho, y era agradable.
Cuando
me fui a la cama, encontré una nota en mi almohada junto con una flor sacada
del florero de mi tocador. En una fuerte escritura decía:
Lo
que queda detrás de nosotros, y lo que queda delante, es poca cosa comparada
con lo que queda dentro de nosotros.
—Ralph
Waldo Emerson.
La
nota no fue firmada, pero yo sabía que era de Edward. Traté de decirme a mí
misma que se la dio a Rosalie para que me la diera a mí, pero Rosalie me la
hubiera entregado, me habría mirado leerla, y luego haría un gran alboroto. No
hay manera que hubiera sido capaz de simplemente ponerlo en la almohada para
que lo encontrara más tarde, incluso si Edward le hubiera dado instrucciones
exactas.
Fui
a mi ventana, suspirando cuando la encontré cerrada y luego volví mi atención a
la nota. Sabía que quería decir con la cita, pero no estaba exactamente segura
lo que Edward me intentaba decir. ¿Me pedía que mirara dentro de él? Porque
cuando lo hice, todo lo que vi fue un posible homicida maníaco.
¿O
es que el “nosotros” se refiere a él y a mí? Lo que hay detrás de
nosotros podría ser ayer, y lo que está delante podría ser… me estremezo al
pensar. De cualquier manera no hay definitivamente nada dentro de nosotros o
entre nosotros o a nuestro alrededor o en cualquier parte porque no hay un nosotros.
Quería
arrugar la nota y tirarla lejos, pero no pude. Había algo en ella. Al igual que
había algo en el florero con rosas en mi tocador que no podía arrojarle
blanqueador sin importar cuántas veces había pensado en hacerlo.
Tomé
la rosa de mi almohada y la puse de nuevo con las demás después de aspirar su
aroma. Luego con cinta adhesiva pegué la nota en el espejo de mi tocador e
intenté no pesar en ello cuando me fui a dormir.
Mis sueños esa noche
fueron los peores que tuve en todo el verano.
Después
de todo con Edward, y las cosas de asesino en serie, y los sueños, tenía una insalubre
cantidad de tensión acumulada dentro de mí. Así que pude haber estado actuando
un poco loca a las 07:00 a.m. Irrumpí en la habitación de mi hermana y comencé
a hurgar en sus cajones. No intentaba exactamente ser graciosa y tampoco Rosalie
cuando me dio una gran cantidad de insultos cuando despertó. —Perdón
—mascullé—. Pero hay un juego en el parque a las 7:30 a.m. y quiero llegar
antes de que escojan los equipos.
—¿Y
estás saqueando mi tocador porque….?
—Porque
cuando jugué fútbol frisbee la otra noche en la fiesta era un millón de veces
más fácil moverse en una blusa y unos shorts que en unos pantalones sueltos y
un suéter. Por no mencionar que tenía codazos en los pechos.
—Claro
—concordó con un bufido—. Eso es porque los Neandertales con los que siempre
juegas finalmente se dieron cuenta de tus pechos.
—¿Vas
a ayudarme a encontrar algo o no? —espeté, tirando un montón de ropa al
suelo.
—Bien,
bien. Jesús. ¿Te importa?
Rosalie
actuó como si fuera una prueba enorme salir de la cama, pero me di cuenta de su
sonrisa mientras se deslizaba en la puerta abierta del armario. —¿Tienes un
sujetador deportivo?
—Por
supuesto.
—Entonces
toma. —Rosalie me tiró una blusa blanca—. Úsala y toma los pantalones Adidas
rosados. Segundo cajón, lado izquierdo. Vas a tener que llevarlos más debajo de
tus caderas, porque tienes las piernas más largas que las mías, pero tiene un
cordón ajustable. Obtienes una gota de sangre sobre ellos y me tendrás que
comprar otros nuevos.
—Como
sea.
Rosalie
suspiró y finalmente sonrió. —Trabajo de diez a cuatro hoy. —Rosalie trabaja en
Old Navy—. Ven a verme y te ayudaré a recoger algunas cosas. Incluso te
conseguiré mi descuento de empleado.
—Quizás,
si tuviera alguna forma de llegar ahí —me quejé, todavía molesta por
abandonarme el sábado.
—Estoy
segura de que Edward estaría más que feliz por darte un paseo.
—Un viaje al infierno
en el Expreso Acuchillador de los Sábados por la Noche.
—¡Ni siquiera es
sábado, fenómeno! —gritó después de que me cerró la puerta. —¡Ella tira, ella
anota! —gritó Emmett, dándome un máximo de cinco—. Y esto es juego,
¡perdedores! Me sentí realmente, realmente bien soltar toda la tensión, ira, y
frustración dentro de mí, y como resultado, he matado en la cancha esta mañana.
Seguro cuando me mostré con la ropa de entrenamiento de Rosalie los chicos me
dieron una mierda por no estar disponible para jugar ahora porque era una
chica, pero había estado por ahí por tres horas y no había estado en el equipo
perdedor ni una vez. Mi teoría acerca de la ropa de Rosalie era correcta
también.
Me sentía mucho más
fresca, más cómoda y mi pecho sólo había sido asaltado una vez esta mañana.
Cuando me golpearon, incluso pararon el juego por un minuto para asegurarse de
que estaba bien. No necesitaba eso, pero definitivamente necesita tomar la
oferta de Rosalie en ayudarme a comprar. Me caí de un banco, me quité el casco
y limpié el sudor de mi cara mientras capturaba mi aliento. Cuando drené una
botella de agua, este chico Greg, que acababa de marcar el gol de la victoria,
se sentó a mi lado. —Puedes parecer una chica ahora Swan, pero todavía tienes
el juego. —Claro que lo hago —bromeé—, y si no fuera tan fácil anotar podría
llegar a utilizarlo algunas veces. Este fue apenas un entrenamiento. La sonrisa
de Greg creció tanto como su cara. —Chica, si buscabas a alguien para anotar,
todo lo que tenías que hacer era decirlo. No tienes idea de lo fácil que puede
ser. Gemí por centésima vez en el día, las insinuaciones no paraban. Golpeé a
Greg en el brazo y grité, no sólo a Greg, sino a todos los presentes—:
¿Realmente voy a tener que escuchar esta mierda cada vez que juguemos a partir
de ahora? ¡Son como un grupo de perros salvajes! Entre risas alguien gritó—:
¡Un cachorro bullmastiff! ¡O un pitbull! —¡Deséalo, Sánchez! —dijo otra
persona. Otro chico agregó—: ¡Más como un chihuahua! Gemí de nuevo y una sombra
cayó sobre mí. Levanté la vista para ver a Emmett sonriéndome. —Admítelo Swan.
Te gusta jugar con nosotros más que con los J.
—¡Nunca! —Me reí—.
Sólo me gusta jugar con ustedes porque significa que tienen que ganar de vez en
cuando.
—Hablas
mucho de palizas para ser alguien usando una cola de caballo —dijo Emmett,
ofreciéndome una mano—. Tú y yo, uno-a-uno en algún momento. Vamos a ver quién
queda llorando.
—Acepto.
Cuando
recogía mis cosas me di cuenta de una familiar figura delgada, alta apoyada
contra un brillante BMW cerca del borde del parque. Cuando me llamó la atención,
levantó su dedo índice e indicó que vaya hacía él. Sí, claro.
Rápidamente
miré hacia otro lado, pero sabía que en el minuto que estuviera sola, Edward
vendría por mí, así que hice algo que nunca antes había hecho en mi vida.
—Oye
Emmett, ¿Vas a casa?
—Sí,
¿qué pasa?
Le
di a Emmett una sonrisa mucho más confidente de lo que me sentía. —¿Te
importaría tomar el camino más largo? ¿Caminar con una chica a casa?
—Uh…
—Emmett miró confundido y muy sorprendido, pero por lo menos no parecía
disgustado—. Sí —dijo un poco inseguro—. Por supuesto.
Nos
dirigimos hacia el otro lado del parque, hacia la dirección de mi casa. E hice
todo lo posible para no mirar detrás de mí, donde sabía que se encontraba Edward,
probablemente seguía mirando, completamente furioso.
—Gracias
—dije para romper el incómodo silencio que había entre Emmett y yo.
—No
hay problema. ¿Qué pasa?
—Es
estúpido en realidad. —Me reí nerviosamente—. ¿Has oído todo el asunto del
asesino en serie suelto?
—Sí,
he escuchado sobre eso. —Emmett me miró con curiosidad—. ¿Te tiene asustada?
—Algo
así. En cierto modo encajo con el perfil de las chicas muertas, ¿sabes? Mi papá
está un poco loco por eso. Me hizo prometer que no saldría a ninguna parte
sola. También estoy bastante segura que estaré atrapada todos los sábados por
la noche hasta que el tipo esté atrapado.
—Creo que tu papá
nunca ha visto tu gancho de derecha.
Sonreí
ante eso. Al menos alguien pensaba que podía manejarlo. —Podría ser peor, creo
—dije, encogiéndome de hombros—. Podía haberme encerrado en mi habitación y
clavar las ventanas.
Emmett
se rió y luego cambió completamente de tema. —Así que… ¿quién era el tipo con
quién fuiste al restaurante el otro día?
Bufé
y negué con la cabeza. Chicos.
—¿Qué?
—preguntó Emmett a la defensiva.
—Nada.
Es exactamente lo mismo que él me preguntó.
—¿Ah,
sí?
—Tan
pronto como nos sentamos. Pensó que tú y yo nos veíamos amistosos. —
Hice
un gesto de comillas con los dedos.
Emmett
se veía divertido con eso, pero no lo dijo. En cambio, repitió la pregunta—:
Así que, ¿quién es? No me di cuenta que estabas viendo a alguien.
—Su
nombre es Edward —expliqué cuando mi cara se puso devastadoramente roja—. Se
mudó a la casa enfrente a la mía. Y, uh, sí, no lo estoy viendo.
—¿Estás
segura? Porque te miraba como si fueran… amistosos.
—¡Oh
por dios!
Emmett
se rió. —Cálmate, Swan. Simplemente te estoy molestando.
—Tú
y todos los demás durante toda la maldita semana pasada.
—¿Realmente
puedes culpar a la gente?
—No
es como si ustedes nunca hubieran visto una chica antes.
—Vamos,
sabes que eres diferente. La gente va a hablar.
—¿Diferente?
—pregunté sobresaltada—. No soy diferente.
Emmett
me miró de arriba a abajo con una ceja levantada.
—Sigo
siendo la misma persona —dije—. Sólo paso esto —hice un gesto a mi ropa—, es
sorprendentemente cómodo y mucho más fácil para jugar.
—Seguro —dijo Emmett,
reprimiendo una risa—. Pero es algo más que la ropa. No creo que te haya visto
antes sin alguno de los J presente. Te estás diversificando.
—Pura
necesidad. Los J están en el campamento. Tú intentas pasar todo el verano con
nada más que un Xbox y mi hermana para que te haga compañía.
—En
realidad —dijo David, considerando la posibilidad—. No me importaría…
—Ugh.
Ahórrame el sentimiento de ver a Rosalie, ¿de acuerdo?
—Me
parece bien. Pero aun así. El ir a las fiestas…
—Larga
historia.
—Salir
con chicos.
—Te
dije que no estoy saliendo.
—Coquetear
con chicos para que te acompañen a casa…
Mi
mandíbula casi se cayó de mi cara. —Yo no… eso no es… —Mi voz se fue
apagando. No tenía idea de cómo acabar la oración. Miré alrededor
frenéticamente y estuve aliviada al ver que casi llegábamos a mi casa.
Emmett
se rió y le golpeé el brazo con tanta fuerza que estuvo a punto de tropezar en
sus patines.
—¿Quieres
cortar eso? —grité—. Toda la cosa de molestar a Bella es realmente
molesta.
Emmett
continuó riéndose hasta que llegamos a mi entrada. —Oye —se detuvo y puso sus
manos arriba en derrota—, nunca dije que ser diferente era una cosa mala. Lo
que sea tu acuerdo, te queda bien.
Oh
hombre, iba a sonrojarme de nuevo, podía sentirlo. Qué vergüenza.
Entonces
Emmett me golpeó de vuelta, más en broma de lo que yo lo había golpeado pero
aún lo suficientemente fuerte para casi botarme. —Sólo para que no te tomes el
juego tan fácil —dijo—. Ninguno te mostrará algo de piedad sólo porque te estás
volviendo un poco sexy.
Ahora
sólo rodé mis ojos. —Ahora puedes irte. —Apunté a mi casa—. Ya no tienes
ninguna utilidad para mí.
Me
sorprendí al no notar el BMW estacionado en el frente cuando patinaba por la
calle. Y definitivamente no me gustaba el hecho de que cada vez que ignoraba a Edward,
él sentía la necesidad de golpear algo.
Emmett
miró a Edward por un minuto, luego me miró más serio que en la mañana.
—Se
cuidadosa con ese tipo —dijo. No podía ocultar la sorpresa por la advertencia
de Emmett—. Lo vi en X-treme la noche del sábado. Sólo digamos que no es tímido
con las mujeres.
—Oh,
no tengo ninguna duda de eso —dije secamente.
Así
que se enojó conmigo, fue a un club y estuvo con tantas chicas como le fue
posible. No es realmente sorprendente.
—De
todos modos, ¿cómo entraste a X-treme? —pregunté—. No tienes dieciocho años.
Emmett
guiño. —Tengo mis maneras.
—¿ID
falso?
—Deberías
invertir en uno y venir con nosotros alguna vez. Ya sabes, desde que estás
diversificando en todo. Eres alta. Puedes pasar por dieciocho años.
—¿Bailar?
¿Estás bromeando? Creo que me quedo con el hockey.
—Bueno,
entonces te veo el miércoles por la mañana.
—Sí.
—Entonces algo ocurrió en mí—. Oye ¿Emmett? Por curiosidad, ¿alguna de las
chicas con las que Edward enganchó era pelirroja?
—En
realidad, sí.
Y
Rosalie piensa que estoy loca. ¿Y si esa pelirroja era Olivia de South Lyon?
Emmett
me sacó de mis pensamientos cuando dijo—: Después de verlos en el restaurante,
asumí que eras tú. Casi lo golpeo cuando me di cuenta que no era así. —Emmett
miró hacia atrás otra vez, donde Edward seguía golpeando viciosamente—. Como
que me alegro de no hacerlo.
—Fue
una opción más sabia de lo que piensas. —Me reí—. Sin embargo gracias por la
reflexión, y gracias por traerme a casa.
—No
hay problema. Nos vemos más tarde, Bella.
Por un instante, miré
con asombro cuando Emmett se fue patinando lejos. Creo que esa es la primera
vez que me llama por mi nombre. Tal vez había algo diferente en mí. —Estás
pasando mucho tiempo con Rosalie —me susurré a mí misma y luego me apresuré a
mi casa antes de que Edward pudiera detenerme.
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hola todas que les parece bueno muchas gracias por sus comentarios chicas bueno que les parece empezamos con los sospechosos ustedes a quienes tienen en su lista
Capítulo 9 leer aqui
Capítulo 9 leer aqui
2 comentarios:
Wow Edward le dijo todo tal y como seria el siguiente asesinato , Bella lo sabe y nadie le cree y ahora lo q Emmett le dijo OMG este Edward da miedo y a Bella rose no le cree , gracias nos leemos
Hola, que horros todo punta a que Ed tiene que ver con los asesinatos.
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