Capitulo 4
Edward y yo nunca
hablamos del beso a pesar de que pasaba por mi mente constantemente. Me
encontraba muy segura de que no significaba nada para él, que solo trataba de
hacer un punto. Aún así, las sensaciones que experimenté eran las mismas, como
que si el beso hubiera estado basado en la verdadera pasión. Saber cómo se
sentían sus labios en los míos y la forma en que los probó no era un recuerdo
que se podía borrar fácilmente. Ansiaba esa sensación de nuevo. Esto hacía una
batalla entre mi mente y mi cuerpo mucho más difícil que antes.
Era una maldición
enamorarse de alguien con quien tenía que vivir, sobre todo cuando traía las
chicas de la escuela a la casa.
Una tarde, mientras nuestros padres no se
encontraban en casa, trajo a Leila, y estaban en su habitación, jugando un
poco. Otra tarde, fue Rose. Entonces la próxima semana, fue una Rose diferente.
Me gustaría estar en
mi habitación con mis oídos tapados para no tener que escuchar el sonido
chirriante de su cama o la estúpida chica riéndose. El día en particular que Rose
número dos salió de su habitación para irse a casa, le envié un mensaje
inmediatamente después.
¿En serio? ¿Dos Roses?
¿Rose #3 vendrá mañana? ¿Qué estás pensando?
Edward: Estoy
pensando que estás deseando que tu nombre fuera Rose… “hermana”.
Bella: ¡Nastra!
Hermanastra.
Edward: Revuelve
la palabra Nastra, obtienes Ranas. Nastra = Ranas.
Bella: Eres un
idiota.
Edward: Tú eres
una rana.
Me levanté de mi cama
en un arrebato y caminé derecho a su habitación sin llamar. Jugaba un juego de
video y ni siquiera me miró. —Realmente necesito conseguir una cerradura en esa
cosa.
Mi corazón latía. —¿Por
qué eres un maldito idiota?
—Encantado de verte,
también, hermanita. —Acarició la cama al lado de donde se hallaba sentado en el
borde con los ojos todavía fijos en el juego—. Si no te marcharás, por
supuesto, toma asiento.
—No tengo deseos de
sentarme en tu sucia cama.
—¿Eso es porque prefieres sentarte en mi sucia
cara?
Mi corazón casi se detuvo.
Su boca se extendió
en una sonrisa retorcida y continuó jugando. Me dejó sin palabras. De hecho, me
rendí en cuanto a las palabras, porque tan pronto como las palabras “sentarse
en mi sucia cara” salieron de su boca, tuve el impulso de cruzar las piernas
para frenar mi excitación. Mi vagina era una tonta desesperada. Entre más crudo
era, más fuerte era la atracción por él.
En vez de dignificar
su pregunta con una respuesta, miré alrededor de la habitación, me dirigí
directamente a sus cajones y empecé a hurgar en sus cosas. —¿Dónde está mi ropa
interior?
—Te lo dije, no están
aquí.
—No te creo.
Seguí buscando al
alrededor hasta que me topé con algo que llamó mi atención. Era una carpeta con
una gran pila de papeles en el interior. Impreso en la parte delantera con las
palabras Lucky and the Lad4 por Edward Cullen.
—¿Qué es esto?
Por primera vez, Edward detuvo su videojuego y
prácticamente voló de la cama.—No toques eso.
Lo hojeé tan rápido como fue posible antes de
que lo arrancara de mis manos. Había un diálogo y algunas líneas fueron
tachadas y corregidas en bolígrafo rojo. Mis ojos se ampliaron.—¿Escribiste un
libro?
Tragó saliva y por primera
vez desde que lo conocí, Edward parecía verdaderamente incómodo.—Eso no es
asunto tuyo.
—Tal vez tienes más
de ti que tu apariencia —bromeé.
Mis ojos vagaron al tatuaje de la palabra
“Lucky” en su bíceps derecho, y las ruedas comenzaron a girar en mi cabeza. El
tatuaje se relacionaba con la historia que por lo visto escribió.
Edward me dio una
última mirada de muerte antes de caminar hacia su armario y la colocar la
carpeta en la parte superior. Se sentó en la cama y volvió a su videojuego.
Desesperada por conectar con él de alguna
manera, me senté a su lado y vi como destruyó su enemigo virtual en combate.
—¿Pueden jugar dos
personas?
Se detuvo por un
momento y se quedó inmóvil, luego suspiró con exasperación, antes de entregarme
un control. Cambió el ajuste a dos jugadores, y comenzamos el combate.
Me llevó un tiempo en
averiguar cómo jugar. Después de varias victorias por su parte, mi personaje
finalmente mató al suyo, y se volvió hacia mí con una mirada de diversión y me
atrevería a decir… admiración. Esbozó una sonrisa renuente pero genuina, y
sentí que mi corazón iba a desintegrarse. Un pequeño gesto, y era una causa
perdida. ¿Qué habría hecho si fuera realmente agradable conmigo? ¿Perder mi
mente por completo y empezar a follar su pierna? Tras ese pensamiento, decidí
que era hora de volver a mi habitación.
Pasé el resto de la
noche tratando de entenderlo y concluí que definitivamente existía algo más del
querido hermanastro de lo que conocía a simple vista.
*****
Pasaron varias semanas
antes de que aceptara la oferta de Mike para que me llevara a una cita. Por fin
había admitido que:
a.) No había mejores alternativas en este
momento y,
b.) Una distracción
de mi obsesión enfermiza con mi hermanastro sería más útil.
Mi atracción por Edward
estaba en su punto más alto. Casi todas las noches después de la cena, me iba a
su habitación y jugaba videojuegos con él. Era una manera inofensiva para
nosotros de sacar nuestra frustración del uno hacia el otro sin que nadie
realmente se hiciera daño. Lo sorprendente fue, que parecía ser él quien lo
iniciara ahora. La noche que decidí quedarme en mi habitación y leer, me envió
un texto.
¿Vienes a jugar o qué?
Bella: No iba a
hacerlo.
Edward: Trae algo
de jodido helado y ponle extras Snickers.
Ese mensaje le habría
parecido muy extraño a alguien ajeno a la situación. Sin embargo, el texto me
había dado vértigo.
Esa noche,
compartimos otro recipiente de helado y jugamos hasta que no podía mantener los
ojos abiertos. Hasta logré matar Edward dos de las diecisiete veces que
jugamos. A pesar de que en realidad no se abriera a mí, las sesiones de juego
parecían ser su manera especial de decirme que ya no encontraba mi compañía
deplorable y que tal vez, incluso la disfrutaba.
Pero en la manera típica de Edward, justo
cuando parecía que estábamos finalmente conectando, tuvo que ir y arruinarlo.
***
Fue un par de días
antes mi cita del viernes por la noche con Mike. Victoria y yo pasábamos el
rato en la cocina cuando Edward entró e hizo su habitual rutina de beber
directamente del cartón de leche.
Los ojos de Victoria se quedaron fijos en la
camiseta de Edward la cual se le subió mientras levantaba la leche. Los dos
tatuajes de trébol a ambos lados de sus duros abdominales como piedras fueron
expuestos.
Ella prácticamente
babeaba. —Hola, Edward.
Edward gruñó en respuesta a través de la caja
de cartón antes de volver a colocarlo en la nevera. Luego, comenzó a hurgar en
el armario de la merienda.
Victoria sumergió un
pretzel en nutella y habló con la boca llena—: Así que, ¿has decidido qué
película vas a ver con Mike el viernes por la noche?
—No, no hemos hablado de ello. Desde el otro
lado de la cocina, no pude dejar de notar que Edward dejó de escudriñar a
través del gabinete por un momento y se congeló. Parecía como si estuviera
tratando de escuchar lo que decíamos. Me miró por un instante con una expresión
molesta.
—Bueno, creo que
deberías ver esa nueva comedia romántica de Drew Barrymore. Hazlo sufrir a
través de una película para chicas. ¿Qué te parece, Edward?
—¿Qué me parece qué?
—¿Qué película
debería ver Bella en su cita con Mike? Ignoró su pregunta y me miró.
—Ese tipo es un idiota.
Empezó a alejarse,
pero Victoria lo llamó. —Oye, Edward...
Se dio la vuelta.
—¿Quieres participar?
Quiero decir… podríamos ir con ellos. Podría ser divertido. Como una cita
doble.
Se rio entre dientes
y la observó fijamente durante mucho tiempo con una mirada que gritaba, ninguna
oportunidad.
Negué con la cabeza.
—No creo que sea una buena idea.
Se volvió hacia mí
con una sonrisa maliciosa.—¿Por qué no?
¿Por qué no?
—Porque es mi cita.
No quiero a alguien más siguiéndome.
—¿Realmente te
afectaría si fuera?
—Sí, en realidad.
Miró a Victoria. —En
ese caso, me encantaría ir.
La mirada de
satisfacción en su rostro me enfermaba. Pensaba que era su gran oportunidad de
hacer un movimiento en él. Mientras tanto, él básicamente admitió que solo
hacía esto para torturarme.
—Nos vemos el viernes
por la noche —dijo antes de desaparecer.
Victoria abrió la
boca en un grito silencioso luego colocó sus pies con entusiasmo en el suelo, y
me dieron ganas de vomitar. Ahora tenía que prepararme para lo que seguramente
sería una de las citas más difíciles de mi vida. Pero nada podría haberme preparado
para lo que realmente sucedió esa noche.
4 Traducido al español
el título es: Lcuky y el muchacho.
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hola a todas regrese con nueva actualizacion ya estoy bien un poco un veo borroso aun que creo que necesito ir al doctor para checar mi vista jejejejeje bueno les dejo hoy 4 capitulo les dejare el enlace para que lean el sigueinte capitulo.
muchas gracias a todas por preguntar como estaba y que mejorara bueno muchas gracias por leer.
Capitulo 5 Leer Aqui
Capitulo 5 Leer Aqui
1 comentario:
GRACIASSSSSS
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