Capitulo 5
Se suponía que Edward debía reunirse
con nosotros en el cine. Había tomado un trabajo de medio tiempo en una tienda
de bicicletas e iría a casa a ducharse primero después del trabajo.
Victoria, Mike y yo conseguimos su boleto
antes de que se agotaran.
—Victoria, ¿estás segura que tu cita
va a aparecer? —Rió Mike.
—Va a estar aquí. —Me miró con
incertidumbre. A decir verdad, yo no tenía ni idea de si en realidad Edward
planeaba aparecerse y rezaba porque no lo hiciera. Cuando Victoria le envió un
mensaje que habíamos planeado entrar al cine temprano para asegurar asientos,
nunca respondió.
Mientras esperábamos en la fila, Mike
puso su brazo alrededor de mis hombros, haciendo que me pusiera rígida. Me
pareció un poco adelantado ya que apenas estábamos conociéndonos. Él olía bien
y se veía realmente bien en vaqueros y una camisa de vestir negra. Su corto
cabello castaño claro, estaba levantado con gel. Recuerdo que solía pensar que Mike
era realmente lindo. Hoy en día, cada chico solo parecía palidecer en
comparación con Edward en el medidor de atracción física. Quería aplastar el
medidor con un mazo.
Victoria estaba bajo órdenes estrictas de no
decirle a Mike que Edward era mi hermanastro. Como Edward nunca me hablaba en
la escuela, la mayoría de la gente todavía no tenía ni idea de que vivíamos
juntos. Lo prefería de esa manera.
El alivio empezó cuando el teatro se
oscureció, y los avances comenzaron a rodar. Puse mi teléfono en vibrador. Tal
vez no iba a aparecer después de todo. Mi cuerpo empezó a relajarse mientras
Victoria revisaba su teléfono cada dos segundos y lo buscaba alrededor.
Los créditos de apertura de la
película comenzaron. Me hundí más en mi silla y levanté mis pies sobre el
asiento vacío delante de mí. Mike me hizo un gesto para que tomara de sus
palomitas. Había estado comiéndolas por un rato y en realidad disfrutaba de la
película hasta que casi me atragantó con un olorcillo a cigarrillos de clavo
mezclados con colonia.
Entonces, ahí estaba.
Mis rodillas temblaban cuando se
deslizó por delante de ellas en la oscuridad rumbo al asiento vacío al otro
lado de Victoria.
Quería golpear la mirada de alegría de
su cara. Cuando Edward se inclinó y la besó en la mejilla, mi apetito por las
palomitas se transformó rápidamente en náuseas. Le entregué la bolsa a Mike y
fingí estar interesada en la película. Con toda honestidad, yo miraba fijamente
la pantalla, pero Drew Barrymore bien podría haber hablado chino mandarín.
Todo lo que realmente hacía era rumiar
y respirar el aroma de Edward. Su presencia me hizo enojar más de lo que
esperaba.
En un momento dado, Mike tomó mi mano
y la envolvió dentro de la suya. Me quedé helada.
Victoria, que se había bebido una
Coca-Cola Light gigante antes de que Edward llegará, me susurró al oído que iba
al baño.
Mi corazón empezó a latir más rápido
una vez que ella se fue porque ya no había nada bloqueando mi vista de él.
Podía sentir desde la esquina de mis ojos que me miraba. A pesar de las risas
producidas a mí alrededor por el público, el peso de su mirada parecía ahogar
todo. No podía mirarlo o incluso moverme.
Solo sigue mirando a la pantalla, Bella.
Mi teléfono vibró en mi pierna.
¿Estás practicando para ser un maniquí
de escaparate de una tienda?
No podía responder exactamente al
texto porque Mike me hubiera visto. Sin embargo, miré a Edward y me arrepentí.
Su cabello normalmente rebelde fue gelificado y peinado. Estaba más arreglado
de lo normal en vaqueros oscuros y una chaqueta de cuero.
Su boca se extendió en una rara
sonrisa genuina que me hizo sentir como si algo se apretara en mi corazón.
Entonces, se rio entre dientes, haciendo que me riera de mí misma, también. Se
encontraba en lo cierto. Estuve sentada allí tiesa, como una tabla esta noche.
Actuaba ridícula.
Victoria interrumpió mi momento con Edward
cuando pasó por delante de mis piernas y se sentó, una vez más, obstruyendo mi
vista. Se inclinó hacia él, y esa fue mi señal para mirar de nuevo a la
pantalla.
Yo quería ser la que estuviera con él.
No tenía sentido, pero era la prueba
de que el deseo y la lógica eran dos cosas muy distintas.
¿Qué pasa si Victoria trataba de
besarlo esta noche? ¿Y si él respondía? Yo ya no podía hacer frente a estos
celos, y nada siquiera sucedía todavía. Sus citas con chicas de la escuela se
convirtieron en algo que me había obligado a aceptar. Quiero decir, era mi
hermanastro, supuestamente no me agradaba y se mudaría de regreso a California
después de la graduación. La realidad era, nada podría pasar entre nosotros. A
pesar de eso, que él esté teniendo algo con mi mejor amiga no estaba bien para
mí. Ella me contaba hasta el último detalle y no se detendría.
En algún lugar en medio de mis
pensamientos, la película finalmente terminó. Drew Barrymore sonreía, así que
debe haber sido un final feliz.
La mano de Mike descansaba en mi espalda baja
cuando salíamos del teatro. Con las brillantes luces fluorescentes del vestíbulo
lleno de gente, Edward lucía aún más impresionante. Victoria se agarró a su
brazo posesivamente. Quería odiarla por eso, pero ella no tenía ni idea de mis
sentimientos por él.
Esta situación me abrumaba. Necesitaba
estar sola por unos minutos. —Chicos, yo solo voy a ir refrescarme. Deben
decidir dónde vamos a ir a comer.
Al entrar en la seguridad del baño,
dejé escapar un profundo suspiro. Después de que hice pis y me lavé las manos,
me resistía regresar afuera, así que me quedé mirándome en el espejo.
La ira y la frustración recorriéndome
cuanto más pensaba en esta jodida fecha. Cogí mi teléfono y envíe un mensaje a Edward.
¿Por qué estás realmente aquí? ¿Por lo
menos te gusta Victoria?
Inmediatamente me arrepentí de ese
movimiento impulsivo. Mi teléfono vibró.
Edward: ¿Qué pasa si sí?
Deseando nunca haber dicho nada, no
tenía respuesta y simplemente miré mi teléfono. Él envió un mensaje nuevo.
Edward: No me gusta.
No
me había dado cuenta de que contenía tanto la respiración hasta que se me
escapó un enorme suspiro de alivio.
Bella: Entonces, ¿por qué estás aquí?
Edward: porque me gusta sacarte de
tus casillas.
Bella: ¿Por qué?
Edward: Porque me excita.
Bella: ¿Por qué?
Edward: No puedo responder a esa
pregunta más de lo que tú puedes decirme por qué me miras de la forma que lo
haces, aunque yo te he tratado como una mierda.
Oh.
Dios. Hasta ahora, no me había dado cuenta de lo obvio que mis sentimientos
eran, cuán estúpida y desesperada debe haberme visto todo este tiempo.
Edward: Ten un poco de dignidad.
Qué. Mierda. Ahora, seriamente me
molestó. Guau.
Bella: No te preocupes. No voy a estar
mirándote más.
Yo
solo no podía creer que dijo eso. Mis ojos empezaron a lagrimear, pero estaba
determinada a no dejarle verme molesta. Tomó unos poco minutos para
tranquilizarme antes de caminar de regreso al vestíbulo. Tan duro como era, me
negaba a mirarle. Me negaba.
—¿Qué demonios te tomó tanto tiempo?
—preguntó Mike.
—Me encontré con un pequeño problema.
Pero se acabó.
Victoria puso su mano en mi hombro. —¿Todo
bien?
—Sip. Vamos. Victoria y Edward
caminaron en frente a nosotros. Ella estaba aún agarrando su brazo mientras
ambas manos de él estaban en sus bolsillos.
Los cuatro entramos en el Prius de Mike y nos
dirigimos a un restaurante de toda la noche. Evitar a mi hermanastro se
convirtió en un reto mucho más grande en la pequeña cabina dónde se hallaba
sentado justo en frente de mí. Aún así, mantuve mi palabra. Me enfocaría en su
tatuaje de la manga o jugar con el salero pero nunca levantaría la mirada.
Pretendía disfrutar estar inmersa en la conversación con Mike, quien estaba
sentado a mi izquierda.
Pedimos nuestra comida, y hasta ahora,
era exitoso el no hacer contacto visual con Edward.
—Así que, Bella, hay esta fiesta el
próximo viernes en la casa de Alex Franco. Me gustaría que vinieras conmigo
—dijo Mike.
—Claro. Suena divertido.
—Bien. —Se inclinó y ligeramente besó
el lado de mi cara.
Edward estaba distraídamente jugando
con unos paquetes de azúcar. Si yo fuera Victoria, encontraría peculiar que mi
“cita” ni siquiera me hablaba. ¿Pero qué sabía yo?
Intentó hacer conversación. —Edward, ¿cuáles
son tus planes para después de la graduación?
—Irme malditamente de Boston.
Y eso fue todo lo que obtuvo.
Unos minutos después, él parecía estar
enviando mensajes de texto por debajo de la mesa. Entonces, mi teléfono vibró.
Apuesto que puedo conseguir que me
mires.
Lo ignoré y no respondí.
Unos segundos después, nuestra comida
llegó, y todos atacamos. Yo estaba felizmente cómoda con mis panqueques cuando
escuché a Edward decirle a Victoria—: Tienes algo de batido justo ahí.
—¿Dónde?
—Aquí —dijo antes de tirar de ella
hacia él y la besó con lengua justo delante de mí. Miré con horror cuando él se
lo hizo a su boca, las mismas cosas que hizo con la mía durante el encuentro en
la cafetería. Mi cara quemaba de rabia cuando lenta y sensualmente movió su
boca sobre la de ella.
—Maldita sea, consigan una habitación
—dijo Mike.
Cuando finalmente Edward se retiró,
Victoria cubrió su boca y dijo—: Vaya… y aquí estaba yo, pensando que no
estabas interesado. —Rió.
Mi mirada fija quemó en la de Edward,
y silenciosamente murmuró—: Te lo dije.
—Discúlpame —le dije a Mike mientras salía de
la cabina y rápidamente pregunté a la camarera dónde podía encontrar el baño.
Antes de que pudiera seguir mi dirección, Victoria vino detrás de mí.
—¿Qué fue eso? —preguntó.
Me incliné contra el fregadero.
—¿Qué fue qué?
—Toda esa cosa… Edward besándome así,
y entonces tú te marchas. ¿Te molestó que me besara?
Esquivé el interrogatorio. —Él puede
hacer lo que quiera que desee. Él solo me molesta.
—No respondiste a mi pregunta.
Claro, por qué no solo admito que
estoy obsesionada con mi hermanastro, tanto es así que me excitó un poco de
verlo besarte porque todo lo que hace parece que hace reaccionar a mi cuerpo.
—Sabes
que las cosas entre él y yo son inestables, Vic. Tampoco quiero verte siendo
herida.
—No te preocupes. Soy una chica
grande. Solo estoy teniendo un poco de diversión. Sé que se marchará.
De esto es exactamente de lo que tenía
miedo.
—No te preocupes por mí, ¿de acuerdo? Edward
solo consigue meterse bajo mi piel. No es gran cosa. Yo solo necesitaba un
respiro.
—De acuerdo, si tú lo dices. —Cruzó
sus brazos—. Sin embargo, ¿te estás sintiendo bien sobre Mike?
—Ya veremos. Es… amable. Creo que voy
a definitivamente darle una oportunidad.
—Bien.
Cuando Victoria me abrazó pude oler a Edward
en ella, y eso me volvió loca. Esa fue mi reacción hacia el olorcillo de
almizcle ahumado que sirvió para recordarme que me volvía loca y necesitaba
acabar con eso. Me prometí en ese momento hacer lo que fuera para sacudir esta
cosa que tenía por él.
—¿Estás lista para volver? —preguntó.
—Sí. —Asentí y tomé una respiración
profunda—. Sí, estoy lista.
Los eventos que tomaron lugar después parecían
ocurrir en secuencia rápida. Cuando caminábamos de regreso hacia la cabina,
escuché una cubertería volar y después un fuerte estruendo sonó. Una multitud
de personas jadearon antes de que atrapara la vista de Mike en el suelo y Edward
golpeándolo. La cara de Mike estaba ensangrentada, y la boca de Edward también
sangraba.
—¡¿Edward, qué haces?! —grité.
Continuó golpeando a Mike con todo lo
que podía.
El gerente del restaurante corrió
hacia nosotros con un camarero, quién lo ayudó a alejar a Edward de Mike, quien
desfallecía en el suelo por el dolor.
Me incliné. —Mike, ¿qué pasó?
—Ese lunático me dio un puñetazo sin razón y
entonces, yo lo golpeé también. Así que, solo empezó a darme una paliza. Me
tropecé, y empezó a golpearme cuando estaba caído.
—¿Estás bien?
—Estaré bien.
—No te ves bien.
Lo ayudé a levantarse, y se inclinó hacia mí.
Los dos hombres aun sujetaban a Edward cuando la sirena de la policía se
aproximaba en la distancia.
¿Qué pasó?
Victoria caminó hacia Edward. —¿Qué
demonios está pasando?
Escupió algo de sangre al suelo. —No
dejes que ella se marche con él.
Miré hacia Mike. —¿Qué empezó esto? No
entiendo.
—Nada. Ese raro solo me atacó.
—Maldito mentiroso —escupió Edward
cuando arremetió para cargar contra Mike otra vez, pero el hombre sujetó sus
brazos conteniéndolo.
Dos oficiales entraron y empezaron a
preguntar a cada uno de los chicos en esquinas separadas. Victoria y yo solo
nos quedamos a un lado, aturdidas y confusas sobre qué pudo pasar en el corto
tiempo que nosotras estuvimos en el baño para causar esto. Desearía poder
escuchar lo que ellos decían a los oficiales, pero estaban tan lejos.
Después que ellos fueran liberados, Edward
caminó directo pasando Victoria y hacia mí. —Vamos. No vas a ir en su coche.
—¿Quién demonios te crees que eres
intentando llevar a mi cita a casa? —gritó Mike.
—Yo soy su casa, idiota.
1 comentario:
Creó q Mike es un cerdo x algo Edward le rompió la cara, gracias
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