Epilogo
Edward
Seis años después
Mi
esposa estaba ante el ventanal, contemplando las montañas doradas por el sol,
una vista que siempre me dejaba sin aliento. Era temprano, justo después de la
salida del sol, pero el aire dentro de la casa estaba tranquilo y húmedo, y en
él flotaba el lejano sonido de las cigarras que cantaban en los árboles. Iba a
hacer calor. Isabella se levantó el pelo que le cubría la nuca y se lo llevó
hacia delante, como si estuviera trenzándolo.
Me
acerqué a ella y rodeé con los brazos su dilatada cintura para poner las manos
sobre su vientre y sentir cómo se movía el bebé en su interior.
—Hola,
guapa —dije con la voz ronca por el sueño. Puso las manos sobre las mías
mientras yo apoyaba la barbilla en su hombro, aspirando su aroma—. ¿El bebé te
mantiene despierta? —pregunté.
—Mmm….
—canturreó—. Es un pequeño muy fuerte. —Se masajeó un punto en la parte
inferior del vientre como si le hubiera dado una patada—. He estado diciéndole
que tenía que dormir desde las cuatro de la mañana, pero es tan terco como su
padre.
Sonreí
contra su piel, pasando la nariz por ella y dejando los labios posados en un
punto. Ella se estremeció y se acercó más.
—¿Él?
—pregunté—. Me parece que más bien es ella.
Volvió
la cabeza, riéndose con suavidad antes de rozarme la mejilla con la suya.
—No
quería despertarte… Ni a Jasper.
—Jasper
va a seguir dormido bastante tiempo. Ayer estuvo horas jugando en el arroyo.
—Lo había llevado conmigo a pescar, su primera lección en ese noble arte. «Mi
chico». Volví a besarle de nuevo el cuello—. Estaba cansadísimo.
Sonrió.
—Cuidado
con ese tipo de comentarios. Así fue como entró aquí este bebé. —Se frotó de
nuevo el vientre.
Gruñí
por lo bajo.
—Ven
a la cama, y te daré un masaje en la espalda.
Ella
sonrió y luego tarareó un sonido de satisfacción. Después de girarse, me cogió
de la mano para llevarme de vuelta a la cama de matrimonio que presidía nuestro
dormitorio.
Nos
habíamos instalado en esta antigua casa de campo llena de corrientes de aire a
las afueras de Dennville hacía cuatro años. La primera vez que entramos en
ella, tuvimos claro que íbamos a necesitar hacer reparaciones, pero cuando
pisamos el salón, con aquellos techos altos con vigas de cedro y el enorme
ventanal con una impresionante vista de nuestras amadas montañas al fondo,
supimos que era exactamente donde queríamos vivir. Era un lugar sencillo, pero
precioso y, sobre todo, nuestro.
Y
trabajamos en él sin descanso para hacerlo nuestro. Era el sitio donde
comenzamos nuestra vida juntos, donde tocaba a Isabella con frecuencia y amor,
sin dar por sentado que estaba en mis brazos. Era el lugar donde le llevaba a
mi esposa pequeños pastelitos con rosas de azúcar en lugar de ramos de flores,
porque sabía que eso era lo que la hacía feliz.
Era
la casa donde había traspasado el umbral con mi novia en brazos después de que
hubiéramos hecho nuestros votos en una sencilla pero hermosa ceremonia en
nuestro campo de lavanda, acompañados de los amigos más cercanos y la familia.
Era el hogar al que habíamos traído a nuestro hijo, Jasper, que ahora tenía
tres años, y donde me había dicho que estábamos esperando otro bebé. Era la
casa que Jacob visitaba sabiendo que era recibido con cariño y amistad, donde
venían a cenar cada semana Alice y Emmet con su hijo, Elijah, y la madre de Isabella.
Entonces todos nos sentábamos alrededor de la impresionante mesa de madera
tallada que Aro nos había regalado cuando nos casamos, aunque era necesario
cubrirla con un mantel cuando había niños presentes.
Habíamos
hablado de que fuera a la universidad, quizá incluso a una donde pudiera
asistir mientras Isabella trabajaba, pero al final había decidido que mi vida,
mi corazón, pertenecía allí. Así que me había graduado online en
ingeniería por la universidad de Kentucky. Había seguido mi camino
—literalmente— desde la profundidad de la mina hasta un puesto administrativo
en las oficinas poco después de que la madre de Isabella regresara a casa, y
luego me ascendieron cuando conseguí el título de ingeniero.
Entonces
no había sido capaz de salvar a mi padre y a mi hermano, pero ahora estaba a
cargo de la seguridad de todos los hombres que se colgaban una etiqueta
metálica y bajaban a la mina valientemente día tras día, arriesgando sus vidas
para llevar energía a América. Nadie se tomaba la tarea más en serio que yo. Y
cuando estábamos en Evansly y veíamos que se marchaban del pueblo los trenes
llenos de carbón, apretaba la mano de mi esposa con fuerza, erguido con
orgullo.
En
cuanto a Charlie Black, falleció de un ataque al corazón poco antes de que me
casara con Isabella. Nunca llegó a reconciliarse con su hijo, y su esposa lo
dejó unos meses antes. No podía decir que sentí su muerte cuando me enteré;
jamás me había demostrado que fuera otra cosa que un hombre frío, egoísta, que
me obligó a quedarme en la mina. Charlie Black murió con todas las posesiones
materiales que el dinero podía proporcionar, pero, en mi opinión, se marchó sin
nada de valor.
Isabella
y yo abandonamos Dennville algunas ocasiones; una para ir a Nueva York dos
semanas de luna de miel, otra para asistir a mi graduación, y también pasamos
un fin de semana en Louisville. En otro tiempo quería marcharme de Kentucky,
tenía planes de irme sin mirar atrás, pero ahora sentía nostalgia cuando
estábamos lejos, una sensación que me indicaba que había tenido unas vacaciones
divertidas, pero estaba listo para regresar a donde pertenecía. En el fondo era
un chico de Kentucky de corazón y siempre lo sería. Algún día, nuestros hijos
conocerían y amarían la salvaje belleza de estas colinas igual que nosotros.
En
la colina y en algunos otros lugares del pueblo seguían cultivando lavanda y
seguían haciendo un buen negocio. Un año después de nuestra boda, hubo un gran
festival de la lavanda, y en un periódico de Kentucky se publicó un artículo
sobre cómo un pequeño pueblo empobrecido tras un trágico pasado por culpa de
una mina de carbón había recobrado la esperanza gracias al cultivo de flores.
La noticia había sido recogida por las cadenas de televisión nacionales, y
había atraído a gente de todas partes interesada por la cultura de los
Apalaches. Personas que compraban mercancías a los artesanos y disfrutaban de
la belleza de la zona. Habían surgido nuevos negocios en el pueblo y ahora
esperábamos con ilusión que llegaran los veranos. La pobreza no es un problema
sencillo, pero a algunos las flores les habían dado esperanza, y, aunque solo
fuera por eso, me sentía orgulloso.
La
madre de Isabella vivía en Evansly con Alice y Emmet. Trabajaba a tiempo
parcial en la clínica de Emmet y los ayudaba con Elijah. Estaba mucho mejor y
sabía reconocer las señales de las crisis, por lo que pedía ayuda cuando era
necesario. Se quedaba con nosotros durante los veranos, cuando Isabella no
tenía que dar clase en la escuela de Dennville. Entonces daban largos paseos
por las colinas, afianzando su relación como madre e hija.
—¿Estás
cómoda? —pregunté mientras Isabella se tumbaba en la cama, poniéndose la
almohada entre las piernas. El ventilador a los pies de la cama emitía un suave
zumbido y enviaba aire fresco hacia nosotros. Algún día ahorraríamos lo
suficiente para instalar aire acondicionado en esta casa antigua.
—Todo
lo cómoda que voy a conseguir estar con esta barriga tan grande —murmuró.
Notaba la sonrisa en su voz.
Moví
las manos por la piel de la base de la columna, haciendo que suspirara y se
relajara.
—Te
amo —le dije con ternura.
—Yo
también te amo —musitó ella.
Mientras
masajeaba la espalda de mi esposa, dejé que mi mente vagara con el corazón
lleno de alegría. Una vez pensé que me había perdido a mí mismo por culpa del
amor. Pero ocurrió lo contrario. Me había encontrado cuando entregué mi corazón
a Isabella, encontré lo que era importante para mí, lo que importaba de verdad.
Y ahora, mientras pasaba las manos por su suave piel, sabía que no querría
estar en ningún otro lugar que en esta cama, viviendo la vida que vivía. La
verdad era que no necesitaba que mi existencia fuera complicada o sofisticada,
disfrutaba de la sencilla alegría de pasar la noche en casa viendo la tele, de
tener la nevera llena de comida, de poseer el amor de la familia y los amigos,
de ver cómo la frágil neblina blanca se levantaba sobre las montañas al otro
lado de la ventana cada mañana.
Y,
de repente, allí tendido, supe algo. No, no lo supe, lo sentí, lo sentí en mis
entrañas, corriendo en mis venas.
—Bella
—pronuncié deteniendo la mano sobre su vientre—, ¿sabes qué?
—¿Qué
—preguntó adormilada.
—¿Sabes
eso que sientes cuando tienes la certeza de que estás haciendo algo destinado a
hacerse desde el principio?
Volvió
la cabeza y nuestros ojos se encontraron. Se me detuvo el corazón.
—Sí
—confirmó en voz baja.
—Pues
es lo que estoy haciendo ahora mismo. Estar con mi mujer, con mi hijo y el
bebé.
Su
expresión se inundó de ternura y me acarició la mejilla con la mano mientras yo
me inclinaba para sentir su caricia.
—¿Es
suficiente? —susurró, pasándome el pulgar por el pómulo.
Me
incliné y la besé. Nunca en mi vida me había sentido más seguro de nada.
—Es
más que suficiente —musité contra sus labios—. Mucho más de lo que había
soñado.
Teníamos
todo lo que necesitábamos. No era gran cosa. La mayoría eran posesiones
sencillas. Pero en ese momento sabía que el tamaño de mi casa, de mi coche, de
mi billetera, no tenía nada que ver con el tamaño de mi vida. Porque mi vida…,
mi vida era grande. Grande, y llena de amor y propósito.
TITULO DEL LIBRO: Kyland
AUTORA: Mia Sheridan
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Hola
a todas porfin repararon mi modem y quedo bien que les pareció este final.
Muchas
agracias todas por sus comentarios alertas en facebook muchas gracias por
seguir esta adaptación por estar pendiente de las actualizaciones realmente
muchas agracias a todas por leer.
no se olviden que seguimos con las votación
para elegir la siguiente adaptación
ustedes tienen la decisión esta vez de escoger cual va ser la siguiente
.
Bueno
muchas gracias a todas nos vemos en la
siguiente adaptación.
Les dejo el link de la pagina donde peden pasar a votar para la siguiente adaptacion para quienes no lo han hecho.
9 comentarios:
un gran final.muchas gracias
Hermosooooooo.... gracias por esta linda historia.
Holaaaa
Ohh me encantó la historia y también el final muchas muchas gracias
Saludos de mi lindo Ecuador
Adriu
Hola hola Annel el final tenía que ser tan hermoso como fue la historia, ami cada capítulo y aunque derrame algunas lágrimas cuando Bella se fuente en general fue amor puro y romántico
Es difícil soltarlo cuando me encanto pero estoy lista para la siguiente historia
Gracias nena por tu tiempo para realizar estas adaptaciones y dejarnos violarla imaginación con mis personajes favoritos
Te leo en la siguiente historia
Saludos y besos 😘😘😘😘
GRACIAS hermosa historia el amor lo puede todo y x amor le dio todo y son la familia mas hermosa llena d amor GRACIAS ❤💗❤💗💝 😍😛😉😜😘 nos leemos ,
Que hermosa historiaaaaa. Gracias por compartirla. Me encantó. Saludos.
hermosa historia ,la ame!!re lindo el final .
Me encanto que edward y bella hayan formado esa hermosa familia.
Hermosa historia, me hizo llorar. Mil gracias
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