lunes, 2 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 19

Isabella

Un poco después del mediodía, después de que Vanessa y Esme se marcharon, me fui arriba con la cola entre las patas. Debí haber sabido que era un momento difícil para Edward, y lo empujé demasiado. Estaba segura de que se necesitaba mucho para hacer eso, y me sentía como la mierda.

Parada cerca de la puerta abierta, me asome. Edward, vestido en su usual uniforme de un traje de tres piezas, yacía en la parte izquierda de la cama, su antebrazo cubriendo sus ojos. Era desgarrador verlo tan perdido.

Caminé hacia él, arrodillándome a su lado y hablando desde el costado de la cama.

—Oye —comencé gentilmente.

Estirándome, alejé la mano que cubría sus ojos. Él lo permitió, volviendo la cabeza a un lado para mirarme. Sus cálidos ojos color miel estaban llenos de tristeza. Apreté su mano.

—Oh dulzura —lo consolé—. Lo lamento tanto. Soy una idiota. No lo pensé.

Él parpadeo hacia mí un momento. Y cuando habló, supe que estaba perdonada por mi descuidado comentario en una situación que no lo ameritaba.

—¿Sostendrías mi mano?


No necesité que me lo dijera dos veces. En lugar de moverme al otro lado de la cama, me levante y trepe encima de él, cubriendo su lado derecho, mi pierna derecha por encima de su cadera, y tomando su mano izquierda entre la mía, entrelazadas, palma con palma.

Su brazo derecho me rodeó, sosteniéndome cerca, y su mano frotaba mi espalda. Un suave suspiro se me escapó mientras descansaba mi cabeza en su hombro, mis ojos cerrándose con satisfacción. Nunca había estado más cómoda en toda mi vida. Y esa fue la razón de que me quedara dormida acurrucada contra Edward Cullen.

***

Después de mi siesta, me levanté y me duché, preparándome para la noche que me esperaba. Cuando regresó, mi maquillaje estaba listo y mi cabello, recientemente alisado, flotaba en mi espalda. Iba vestida de punto en blanco y lista para el club, pero Edward negó con la cabeza. Parecía que no me quería en el club esta noche. No le ruego. No rogaría. No era la manera en que hacia las cosas, no normalmente.

En lugar de eso, lo intenté siendo honesta. Caminé hacia él, metí mis dedos en sus bolsillos delanteros y miré hacia su cara.

—Has tenido un día difícil. Déjame estar ahí para ti esta noche. Si sientes como que quieres golpear cabezas, todo lo que tienes que hacer es alcanzarme y tomar mi mano. —Lo sorprendí un poco.

Pensó en ello.

Su respuesta es queda:

—Está bien.

Me gustó esa respuesta. Se lo demuestro estirándome y acunando sus mejillas, tirando de su cabeza hacia abajo para poder besar su frente.

Llegamos al club después de las siete. La multitud siempre tarda un rato en animarse. Cuanto más anochece, más lleno se pone.

Esta noche, la multitud escasea como la noche anterior.

Edward, viendo lo mismo que yo, comenta:

—Algo está pasando.

Fruncí el ceño, asintiendo completamente de acuerdo. Algo tiene que estar pasando. Nunca había visto el club tan vacío desde que llegué. Comparado con el día que robé la cartera de Emmett, esta multitud era vergonzosa.

Fue entonces cuando Zafrina se acercó, pareciendo un tanto ansiosa.

—¿Puedo hablar contigo?

—Por supuesto —respondió Edward.

Su nerviosismo creció mientras juntaba sus manos.

—Creo que deberías llamar a Emmett. Alice está en camino. Necesito que todos escuchen esto.

Edward hace lo que le pide, saca su teléfono y llama a su hermano fuera de su oficina. Alice llegó y se sentó en el brazo de mi silla. Cuando Emmett llega, habla amablemente a Zafrina.

—Pequeña ave. ¿Por qué estás tan preocupada?

Ella buscó en el bolsillo de sus jeans, sacó una pieza de papel y se la extendió a Emmett.

—Encontré esto en mi coche cuando salí de mi descanso. Está en todos los parabrisas. Recogí todos los que pude pero… —Se encogió de hombros—. Algunas personas las tomaron antes de que pudiera quitarlas.

Emmett desdobló el papel, leyó en silencio, y entonces maldijo en voz baja.

Su mandíbula se apretó, y extendió la nota hacia Edward.

—Creo que acabamos de descubrir a dónde se han ido todos nuestros clientes.

Alice y yo nos inclinamos por encima de la mesa para leer con Edward.

El beso de Afrodita. Nuevo espectáculo. Nuevas chicas. Completamente remodelado. Rostros que detendrán tu corazón.
*Bebida gratis con este volante.

—Eso no es todo. —Zafrina parpadeó—. Uno de los matones de Charlie se me acercó justo cuando estaba saliendo de mi descanso. —Sus ojos pidieron disculpas, miró directamente a Emmett—. Están reclutando gente justo bajo tus narices, nene.

—Jodida mierda —susurró Emmett—. Eso explicaría por qué ChaCha renunció el miércoles.

Mi mandíbula cayó:

—¡Él no puede hacer eso!

Los labios de Edward se estrecharon.

—Sí puede; sólo no debería. Es una regla no escrita. Es considerado de mala educación.

Me senté de nuevo en mi silla, sintiéndome derrotada. Me volví para mirar a Emmett.

—¿Por qué te odia tanto?

Por una vez, Emmett no me miró. Habló en voz baja.

—Arruiné la cara de su hijo cuando trató de joderme. El niño bonito ya no es bonito. —Suspiró—. A Charlie no le importa un trasero de rata que su hijo haya traído mierda a mi propiedad. Él ve esas cicatrices y quiere acabar conmigo.

—¿Qué pasó?

Alice lo explicó en un tono cortante.

—Emmett se acostó con la esposa de James.

Emmett saltó a la defensiva.

—Dijo que habían terminado. —Pasó una mano por su oscuro cabello—. ¿Cómo se supone que iba a saber que usaba mi polla como un arma en contra de él? —Sonrió ante el recuerdo de ella—. Me gustaría decir que ella no valía el problema, pero era una jodida gata salvaje.

—Bueno, no es culpa de Emmett que la mujer fuera una zorra —murmuré.

Emmett pareció sorprendido por mi apoyo. Pero, aun así, no dijo nada.

—¿Cuál es su nuevo espectáculo? ¿Qué tienen que nosotros no? —La frustración ganó—. Ni siquiera puedo enviar a nadie allá para ver lo que está pasando. A nadie en quien confíe. Él conoce a todos los que trabajan para nosotros. Conoce nuestros rostros.

Miré alrededor de todos ellos, a sus caras pensativas.

¿Era la única que tenía la solución a este problema?

—Él no me conoce a mi —ofrecí encogiéndome de hombros—. Yo iré.

Edward ladró:

—No.

Justo al mismo tiempo que Emmett sonreía malévolamente y siseaba:

—Sí.

Se miraron el uno al otro.

Emmett habló lentamente.

—¿Quieres que este barco se hunda niño mimado?

—Net —replicó Edward sin entusiasmo.

—No me importa. Es lo menos que puedo hacer —pronuncié sinceramente.

Emmett me sonrió mientras Edward fruncía el ceño, infeliz. Alice apretó mi hombro en silencioso apoyo.

Y así, tuvimos un plan.

***

—Si crees por un segundo que estás en peligro de ser atrapada, voy a entrar —murmuró Edward mientras conducía. Jasper permanecía en silencio en el asiento trasero.

Sonreí ante lo protector de su tono.

—Lo tengo.

—Asegúrate de tener tu teléfono cerca todo el tiempo —insistió.

Palmeé con una mano encima del bolsillo delantero de mis jeans por sexta vez desde que comenzamos nuestro viaje.

—Aun aquí —le dije.

Edward me sorprendió esta mañana con un nuevo teléfono móvil. Era de esos vistosos con grandes pantallas en los que podías usar internet, y descargar aplicaciones, y probablemente avisar cuando estuvieras a punto de ir al baño.

Era sofisticado.

Pasó toda la mañana enseñándome a usarlo. Para el final de esta, sabía más que lo básico. Aun no entendía lo que eran las aplicaciones, pero dijo que me lo explicaría otro día. Llamar, responder, y mandar mensajes era lo suficientemente fácil de recordar. Practiqué enviándole mensajes a Alice.

Yo: ¿Qué obtienes cuando cruzas una oruga con un papagayo?

Alice: ¿Quién es?

Yo: ¡Un walkie talkie!

Alice: ¿Quién es?

Yo: Oye, eso fue divertido. Podrías al menos tener la cortesía de reírte.

Alice: ¿Quién mierda eres?

Edward también se las arregló para conseguirme una identificación, la cual explicaba por qué Alice me había llevado a sacarme algunas fotos tamaño carnet la última vez que fuimos al centro comercial. No debería de haber estado sorprendida de que tuviera todos mis detalles personales en ella, pero lo estaba. Sonreí.

—¿Cómo obtuviste esto, ganso escurridizo?

Él se sentó en la mesa de la cocina, pareciendo complacido con mi reacción.

—Conozco personas. —Eso estaba muy claro.

Parecía tener contactos en cada industria.

—También tengo una copia de tu certificado de nacimiento, tu tarjeta de seguridad social, y tu pasaporte.

Bajé la mirada a la identificación.

Isabella Marie Swan.

La dirección que aparecía era… la de Edward.

No me preocupó por el porqué. Estaba segura de que lo hizo porque tenía que dar una dirección que fuera válida, y había estado viviendo aquí por las últimas cuatro semanas y media.

Estacionando a una cuadra, Jasper trabajó rápidamente, poniendo la cámara de vigilancia que parecía un gran botón en el ojal de mi chaqueta, debajo de mi abrigo. El gran botón negro que apropiadamente dice que te estoy juzgando.

Jasper explicó.

—Esta no es una cámara en directo. No voy a ser capaz de revisar la grabación hasta que salgas de ahí y estemos de regreso en el club. Si crees que alguien se está fijando en ti, no pienses; sólo sal de ahí.

Ante mi nervioso asentimiento, sonrió.

—Simplemente siéntate, pide una bebida, y observa el espectáculo, como harías con nosotros. No es gran cosa.

Agrego:

—Probablemente ayudaría que perdieras la cara de estoy fuera de mi zona.

—Cállate Jasper. —Golpeé su brazo alejándolo y él se rio.

Estaba lista para irme. Inclinándome por encima del asiento, tiré de la camiseta de Edward y lo acerqué hacia mí.

—Oye, no te preocupes. Estaré de regreso en una hora, ¿de acuerdo?

Él gruño, sin mirarme. Así que forcé su atención. Acercándome más, presioné mis labios con brillo en su mejilla suavemente.

—Estaré de regreso antes de que te des cuenta.

El beso de Afrodita me sorprendió. Por la manera en que los chicos hablaban de él, me esperaba un hoyo, pero esto era impresionante.

El tema griego estaba estratégicamente colocado con largos pilares blancos con delicadas flores y vides pintadas en ellos, grandes mesas de madera intrincadamente diseñadas y adornadas con dorado, ambos sofás decorados con el típico patrón de tela griego (en dorado, por supuesto) y el escenario… wow. Lucía como si hubiera sido diseñado en el dramático estilo de 1900, con cortinas de terciopelo rojo.

Estaba impresionada.

Hice lo que Jasper me dijo. Pedí una bebida, tomé asiento y encaré el escenario. Media hora después, el espectáculo comenzó. Las luces se atenuaron y las lámparas se enfocaron en el escenario; las cortinas se abrieron y jadeé.

Cuatro hombres, preciosos y con las ropas rasgadas, usando pequeños pedazos de tela blanca encima de sus muslos, mostrando la parte de arriba de sus traseros, sosteniendo a una mujer envuelta seductoramente en un pequeño sofá atado a una plataforma.

Cada hombre tomo una esquina de la plataforma, moviéndola sin esfuerzo.

Era un gran espectáculo.

La mujer, que tenía una máscara de plumas cubriendo su rostro, se la quito mientras los hombres ponían el sofá en el suelo.

—Jodan un pato —susurre.

Era ChaCha. Estaba vestida como una diosa griega. Ella, por supuesto, se presentó como Afrodita.

Vi su espectáculo. Era una mezcla de temas, algo de desnudismo, drama y humor. No quería admitirlo, pero era buena actriz. Tenía a los hombres comiendo de sus manos cubiertas de brillos y mirando fijamente a sus brillantes pechos. Terminó cuando ChaCha volvió a su cubierta de maquillaje.

Los hombres animaron mientras la cortina caía. Subió el volumen de la música, y dos mujeres más tomaron el escenario para presentar una rutina de tubo muy promedio. Había visto mejores en Bleeding Hearts. Media hora después, otro espectáculo tuvo lugar.

Estaba comenzando a ver por qué los hombres flotaban hacia acá. Era diferente. La risa que los espectáculos proveían era contagiosa y mejoraba la atmosfera del club en general.

No era de mala muerte, y hacía el ambiente más ligero, menos sórdido.

Desafortunadamente, estaba comenzando a ver porqué tenían un ganador.

Había visto suficiente. Poniéndome de pie, me volví para irme, pero casi fui arrollada por un hombre. Di un chillido, estabilizándome antes de caer. El hombre se dio la vuelta.

—Mierda, lo siento. —Sonrió con disculpa.

Oh, querido Dios.

Mi corazón saltó tan profundo que terminó en mi estómago.

Los ojos del tipo del bar de sándwiches se estrecharon hacia mí.

—Oye, te conozco —me miró de arriba a abajo—. Eres la chica sin hogar.

Negué con la cabeza, tratando de parecer enojada porque me estuviera llamando vagabunda.

—No, creo que tienes a la persona equivocada. Lo lamento. —Me moví para alejarme, pero atrapó mi brazo, haciéndome retroceder. Era obvio que se había tomado algunas copas. Se rió audiblemente.

—Oh, vamos. Sé que eres tú, chica. Ningún hombre olvida un rostro como ese. —Se inclinó hacia mí—. Te vez mucho mejor.

—Quítame las manos de encima —dije desdeñosa.

Él chasqueó la lengua.

—Que mal que ya no estés hambrienta. —Sacudió la cabeza arrepentido—. Demonios, eres bonita. —Se agachó para hablar directamente en mi oído—. Me estoy arrepintiendo de no haber aceptado tu oferta esa noche. Mi polla ruega por tu boca, muñeca —agregó—. ¿Qué haría falta para que la oferta estuviera de vuelta?

—Que el infierno se congelara, sucio idiota. —Lo hice a un lado tan fuerte como pude. Perdió el equilibrio, se cayó y toda la atención cayó sobre mí.

Cientos de ojos se volvieron hacia mí. Me ruboricé, mirando hacia los guardias de seguridad que apenas se habían acercado a intervenir. Les espeté enojada.

—¿Es así como dejan que los hombres traten a las mujeres en su club?

Entonces cometí un enorme error.

Me alejé, gritando fuerte:

—No, gracias. Llevaré mis asuntos a Bleeding Hearts.

Charlie

Mi boca se abrió por la sorpresa. Observé a la mujer irse, mi corazón latiendo rápido.

James vino a mi lado.

—¿Qué debo hacer, papá?

Mis ojos se volvieron para enfocarse en el hombre con quien ella discutió.

—Prohíbele la entrada.

Mi hijo se puso rígido y sentí la sorpresa de James.

—¿Qué? ¿Por qué? Tuvieron un encuentro de palabras, eso es todo. No es gran cosa.

Sacudí mi cabeza.

—Este es un ambiente seguro, hijo. Él trajo esa mierda a mi club y mató el humor. No lo toleraré.

Había tomado una decisión, repetí mis palabras:

—Prohíbele la entrada.

James se fue para cumplir mi voluntad, pero yo todavía estaba enfocado en la salida. Estaba seguro de haber visto a un fantasma.

—Rene —susurré para mí mismo. Necesitaba verla otra vez, verla de cerca, con mis propios ojos.

Y sabía justo donde encontrarla.
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Hola a todas los es corto es mas agregue el capitulo 20 que es el de charlie y como les comente la ves pasada que si agrego mas romperia la armonia del siguinte capitulo asi que el miercoles hay capitulo nuevo pero no se olviden que mañana es martes de adelanto en el grupo de Elite Fanfiction y habra adelanto del siguiente capitulo.


14 comentarios:

Unknown dijo...

Que problema para el club!!! Tienen una buena competencia, y que competencia!!!! Ya me imagino como sigue esto, por qué el interés de Charlie hacia Bella????

Unknown dijo...

Me encanta esta historia .Gracias por el capítulo. Ya me imagino la relación de Charlie y Bella ..

carola dijo...

Cada vez se pone mejor la historia! Me encanta!!!

crysty.katy dijo...

oh charlie bella que lio se va a armar

Kari Salinas dijo...

No puedo esperar el miércoles se está poniendo más buena gracias por el capítulo

Kar dijo...

Hola hola Annel se pone mejor la historia creo saber quién es Charlie
Gracias por el capítulo
Saludos y besos 😘😘😘

saraipineda dijo...

Queeeeeeee??????????
Ansiosisima gracias

beata dijo...

Interesante, la chica tiene un papá y es mafioso.

Unknown dijo...

OMG!!!
Tsk... puede que tengan mejor entretenimiento pero ey, Emmet obviamente sabe competir así que :) se pondrá interesante.
Por otro lado... Charlie seré el papá de bella???
Pff... en verdad que fue muy corto.
Ya espero con ansias el proximo cap!!! \^w^/

Karina dijo...

Ooooooooooooo

h dijo...

Estoy por pensar que el padre de Bella no está tan muerto como ella creía...

cari dijo...

Wow Charlie juega sucio al quitarle chicas al bar aun q tenga nuevo lugar , será Bella hija de Charlie? OMG quiero mas, gracias Annel 😘💕

MELANY dijo...

Santa a cachucha 😲😲😲😲
No me digas k va a ser papá Charlie 😲

TataXOXO dijo...

Ayyy no.... pero él dijo René, será que ella nunca le contó que había tenido una hija con él???? O será que la perdieron en algún momento????
Besos gigantes!!!
XOXO

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina