lunes, 5 de noviembre de 2018

La forma que estaba destinada a ser capitulo 7



Capitulo 7

Tanya llegaba mañana, y eso me tenía al borde.

Necesitaba hablar con alguien, así que coaccioné a mi amiga y compañera de trabajo, Alice, a venir de visita a la isla. Se reunió conmigo para el almuerzo en Brick Alley Pub en la ciudad. No había visto a Alice desde que el año escolar terminó. Con horarios ocupados del verano con sus niños, ella no había sido capaz de escapar hasta ahora.

La primera mitad de nuestra cita de almuerzo pasó inadvertida con nachos, dándole la vuelta completa de mi historia con Edward y repitiendo lo que había sucedido en la casa de la playa hasta ahora.

—Dios, no me gustaría estar en sus zapatos —dijo—. ¿Qué vas a hacer?

—¿Qué puedo hacer?

—Podrías decirle lo que sientes por él.


—Está con Tanya, y es una persona muy buena. No puedo tratar de hacer un movimiento con él justo debajo de la nariz de ella si es eso lo que quieres decir. No voy a hacer eso.

—Sin embargo, es obvio que él quiere.

—No diría eso.

—Vamos… ¿la canción que te dedicó? Claro, no sabía que la escuchaste, pero está claro que él tiene sentimientos persistentes.

—Sentimientos persistentes son una cosa… seguirlos es totalmente otra. Él no va a dejar a su hermosa, talentosa y estrella de Broadway novia, quien ha estado ahí para él cuando yo no, sólo porque algunos viejos sentimientos se reavivaron. Tanya es una gran chica.

—Pero no eres tú. Siempre te ha querido. Eres la que se escapó.

—Soy la que huyó. No olvidará eso. Podría aprender a perdonarme, pero no sé si él confiará plenamente mí. No es justo de mi parte esperar eso de él.

—Estás siendo demasiado dura contigo misma. Eras una niña. —Tracy tomó un bocado de su tortilla de maíz y habló con la boca llena—: Dijiste que no está vendiendo la casa, ¿verdad?

—No. Nos pusimos de acuerdo para mantenerla. Eso es lo que querría Nana.

—Entonces, si él se queda con Tanya o no, esta casa va a amarrarlos a los dos para siempre. ¿Realmente deseas pasar cada verano, durante el resto de tu vida viendo el hombre que amas seguir adelante con otras mujeres?

Mi corazón se sentía como si se estuviera rompiendo en dos. Destellos de muchos veranos convirtiéndose en inviernos pasaron por mi mente en avance rápido. La idea sonaba desalentadora. Año tras año de amor no correspondido por alguien que no podía tener, no era algo que quería que soportar.

—No estás ayudando a mi dilema. Esperaba que metieras algo de razón en mí, me ayudaras a comprender que necesito aceptar las cosas tal como son y seguir adelante.

—Pero eso no es realmente lo que quieres, ¿verdad?

No. No, no lo es.

***

Esta noche era mi noche libre. No sabía si sentirme aliviada o decepcionada de que estaría perdiendo la presentación de Edward. Habíamos mantenido nuestra distancia desde la noche en vela. Era lo mejor, ya que las cosas se tambalearon a lo inapropiado esa noche, por lo menos en mi cabeza lo fueron.

Tracy decidió quedarse y pasar la noche en la casa de playa. Con Edward fuera de la casa, ella tuvo la brillante idea de que deberíamos comprar un poco de licor y tener una noche de chicas.

Llegamos a la casa con una bolsa de papel llena de tequila, limón y sal gruesa. Mi estómago cayó cuando vi el auto de Edward en la calzada.

Se suponía que debía estar trabajando. ¿Qué estaba haciendo en casa?

—Mierda. Edward está en casa.

—Pensé que estaba trabajando —dijo.

—Yo también.

No encontramos a Edward cuando entramos en la puerta. Dejé caer la bolsa sobre la encimera de la cocina y fui a mostrarle a Alice la cubierta superior. Ahí es donde nos encontramos a Edward sentado, fumando un cigarro con sus piernas hacia arriba en el balcón mientras miraba hacia el agua. Su cabello estaba húmedo, como si acabara de tomar un baño en el mar. Estaba sin camisa. La parte superior de sus calzoncillos boxer sobresalía de sus pantalones vaqueros. Parecía un jodido anuncio de Calvin Klein. La boca de Tracy prácticamente cayó al suelo cuando ella consiguió un vistazo a él.

—¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que estabas tocando en el restaurante.

El humo sale de su boca. —Se suponía que debía estar. Pero el lugar casi se quemó.

—¿Qué?

—Hubo un incendio en la cocina esta tarde. Cuando me presenté, me dijeron que tuvieron que cerrar para ventilar todo el restaurante. No vuelven a abrir por otra semana por lo menos. No se ve como si vaya a llegar a tocar de nuevo antes de irme.

—Mierda. ¿Alguien se lastimó?

—No, pero Aro era un puto desastre. —Miró a Alice—. ¿Quién es ésta?

—Es Alice, una buena amiga de Providence y maestra en mi escuela. Ella vino a pasar el día conmigo. Va a quedarse a dormir esta noche.

Edward puso su gorra de béisbol sobre su cabeza hacia atrás y se levantó. —Encantado de conocerte —dijo, ofreciéndole su mano.

—Igual —dijo ella, tomándola.

Negué con la cabeza con incredulidad, no sólo sobre el incendio, sino el hecho de que Edward estaba yéndose con Tanya, probablemente antes de lo que pensaba. —Guau. No puedo creer que lo del incendio.

—No estaba realmente en el estado de ánimo para presentarme esta noche, pero nunca habría deseado esa mierda a Sal.

—Dios. Me pregunto si incluso trabajaré allí otra vez antes del final del verano.

Dio otra calada del cigarro y tiró las cenizas. Había algo tan atractivo sobre eso.

—¿Qué harán esta noche, señoritas?

—Nos quedaremos a beber algunas bebidas y tener una noche de chicas.

—Eso suena como un completo desastre.

Alice se rió. —No todas las noches me alejo de mis hijos. Así que, una noche de chicas es casi tan salvaje como lo es para mí.

Edward hizo un guiño. —Bueno, me quedo fuera de su camino entonces.

—No tienes que —dijo Alice—. Deberías unirte a nosotras para tomar una copa.

—Eso está bien. Pasaré.

Cuando volvimos abajo, Alice fue a usar el baño. Estaba cortando las limas cuando Edward bajó y vio la botella de tequila gigantesca sobre el mostrador.

—Jesucristo. ¿Suficiente tequila?

—Fue idea de ella. Nunca he tomado tragos de tequila antes.

Él entrecerró los ojos. —¿Nunca has tomado un trago de tequila?

—Nop.

—Maldita sea, Patch. ¿Qué no sabían pasárselo a lo grande en New Hampshire?

—En realidad nunca bebí en absoluto hasta hace aproximadamente un año. En realidad, nunca he bebido más de lo que he hecho este verano.

Mostró una sonrisa traviesa. —¿Puedo tomar la responsabilidad de eso?

—Tal vez. —Me reí.

Nuestra atención se dirigió a Alice mientras volvió a bajar las escaleras.

—Lo siento, Isabella, pero Jasper acaba de llamar y dijo que Ava está enferma y vomitando. Realmente necesito para regresar a casa a Warwick.

—¿En serio? Siento mucho escuchar eso.

—Creo que ustedes sólo tendrán que disfrutar del tequila sin mí. Estoy contenta de que Jasper llamara antes de que empezara a beber y no pudiera conducir a mi casa.

—¿Necesitas algo para el camino? —pregunté—. ¿Una botella de agua o algo?

—No. Estoy bien. —Alice me dio un abrazo y dijo—: Te veré de nuevo en la escuela en un par de semanas de todos modos.

—Gracias por venir, Alice. Tuve un gran tiempo.

—Fue un placer conocerte, Edward.

Edward ofreció un adiós silencioso antes de que la acompañara a la puerta.

Con Alice fuera, el estado de ánimo cambió de claro a extremJacobente tenso. Cuando me di la vuelta, Edward se apoyaba en la encimera de la cocina con los brazos cruzados.
Esto era exactamente lo que había tratado de evitar. Parte de la razón por la que había alentado a Alice a pasar la noche era para evitar estar a solas con él. Esta noche sería probablemente la última vez que estaríamos solos antes de que regresara a Nueva York.

Caminé lentamente hacia donde estaba parado.

Edward sonrió. —¿Qué vamos a hacer con todo este tequila?

Encogiéndose de hombros, dije—: No sé.

—Creo que hay que beberlo.

—No sé cómo hacer tequila. Alice iba a mostrarme.

—Sencillo. Lame, traga, chupa.

—¿Disculpa?

—Es un proceso de tres pasos. Mojas tu mano, lames la sal, bebes, y luego chupas la lima. Lame, traga, chupa. Te voy a mostrar cómo hacerlo.

Escucharlo decir las palabras lamer, tragar, chupar hicieron cosquillear mi cuerpo.

En ese momento, mi teléfono vibró contra el mostrador. Estaba justo al lado de Edward. Su expresión se oscureció después de que él miró hacia la pantalla.

Levantó el teléfono y murmuró—: Jodidamente increíble —antes de entregármelo.

Toda la sangre en mi cuerpo parecía precipitarse a mi cabeza cuando leí el texto de Alice.

Edward totalmente te desea. Deberías follártelo duro esta noche

Su mirada era penetrante cuando levanté la mirada

Estrujando mi cerebro por una respuesta, dejé escapar una risa falsa. —Ella es un bromista. A ella le gusta reventar las bolas. Lo siento.

No dijo nada, sólo me miraba con una intensidad incómoda.

Mierda. ¡Muchas gracias, Alice!

Mi corazón latía frenéticamente.

Edward estuvo en silencio durante más tiempo entonces, simplemente dijo—: Realmente necesito ese puto trago.

Exhalando un suspiro de alivio, dije—: Yo también.

Examinó la botella. —¿Elegiste este tequila?

Bueno. Estaba dejándolo ir.

—Sí.

—Esta marca es horrible. Es barato.

—Te lo dije. No sé nada acerca de tequila.

—En realidad, no es la peor cosa en el mundo, porque vamos a beberlo tan rápido, que ni siquiera lo probaras. Si se tratara de cosas caras, entonces eso sería un desperdicio.

Edward abrió el pequeño contenedor de sal, agarró dos vasos de chupito del gabinete, y los colocó sobre el granito antes de deslizar uno de ellos hacia mí.

Levantando la mano, extendió su dedo pulgar y su dedo índice abierto y señaló que el espacio entre ellos. —Pon tu mano así, y haz lo que hago. —A continuación, se lamió el espacio entre los dedos. Dios, ese golpe de su lengua era tan erótico. Hizo fácil ver lo que podía hacer esa boca de otras maneras.

Tanya era una mujer afortunada.

Edward observaba cada movimiento de mi lengua cuando hice lo misma. Luego roció un poco de sal entre sus dedos y los míos.

—Vas a lamer la sal muy rápido antes de beber el tequila en una sola. No te detengas. Bebe todo. Entonces, tomas un limón y lo chupas.

Santo cielo, oír el tono exigente de las palabras lamer y chupar salir de su boca… era casi demasiado.

—¿Lista? Lo haremos juntos. A la cuenta de tres. Uno… dos… tres.

Siguiendo su ejemplo, lamí mi mano y bebí el líquido, el tequila quemando mi garganta.

Me había olvidado de tomar una lima. Edward tomó una y la puso en mi boca. —Rápido. Chupa esto. Difunde el sabor. —Chupé el jugo, saboreando el sabor ácido. Mis labios tocaban sus dedos mientras lo sostenía. Estaba observando atentamente mientras chupaba. Me hubiera gustado haber ingerido los dedos enteros.

Cuando apartó la lima, me lamí los labios. —Dios, eso fue fuerte. ¿Qué hacemos ahora? ¿Otro?

—Calma, borrachita. Debemos esperar un poco. Eres un peso ligero.

Apartamos nuestros tragos, cada uno llevando un trago más grande que el último. Cuando perdí el equilibrio un poco, Edward dijo—: Está bien. Eso es. Te estoy cortando.

Vi como hizo dos tragos más. Después de varios minutos, sus ojos estaban empezando a lucir vidriosos. Los dos estábamos bastante borrachos.

La habitación se balanceaba mientras hice mi camino hacia el sofá y cerré los ojos. Sentí un peso cuando Edward se dejó caer sobre el colchón junto a mí. Tendió la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, también. Se había quitado la gorra y despeinado el cabello. La iluminación en el salón brillaba sobre su cabeza, resaltando las mechas rubias naturales. Después de mirarlo fijamente durante un tiempo, la necesidad de correr mis dedos por su cabello sedoso se hizo insoportable. Alargué a mi mano y empecé a rastrillar mis dedos lentamente a través de él. Sabía que estaba mal, pero de alguna manera me había convencido de que era un gesto inocente entre amigos. Como solíamos hacer. En el fondo, sabía que estaba engañándome a mí misma. El alcohol había nublado mis inhibiciones y me había dado el valor para hacer algo que había estado esperando durante tanto tiempo.
Él dejó escapar un largo suspiro, pero mantuvo los ojos cerrados mientras mis dedos continuaron dándole masajes por el cabello. Al principio, parecía que estaba en éxtasis, por lo que no me detuve. Después de un minuto, sin embargo, su respiración se hizo más pesada, y empezó a inquietarse.

Me sorprendió cuando de repente abrió los ojos y se volvió hacia mí. —¿Qué demonios estás haciendo, Isabella?

Retiré mi mano. Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras intentaba plantear a una excusa. —Lo siento. Yo… me dejé llevar.

—Ya veo. ¿La culpa es de alcohol? —Se burló.

Se levantó y se dirigió hacia el otro lado de la habitación y tiró de su cabello en la frustración mientras caminaba. Entonces, él hizo la cosa más extraña. Se dejó caer al suelo y comenzó a hacer flexiones en la sucesión rápida.

Tratando de luchar contra las lágrimas de humillación que picaban mis ojos, lo vi mientras se mantuvo con los ejercicios durante varios minutos. Estaba cansando y exhausto para el tiempo que se desplomó sobre su espalda. Finalmente se sentó, inclinando la cabeza hacia el suelo mientras miraba absorto en sus pensamientos. El sudor se derramaba de su espalda.

Decidiendo que ya había hecho suficiente daño por una noche, me levanté y empecé a subir las escaleras.

Su voz me detuvo. —No te vayas.

Dando la vuelta a los pies de la escalera, dije—: Creo que realmente tengo que ir a dormir.
—Ven aquí —dijo en voz baja.

Cuando regresé a mi asiento en el sofá, su voz era más exigente. —Dije: ven… aquí —Señaló el suelo junto a él. Mientras Edward se sentó con los brazos envueltos alrededor de sus tobillos, me planté en el suelo junto a él, todavía demasiado avergonzada para mirarlo a los ojos.

Me dio la espalda. —Me preguntaste qué significaba este tatuaje en la espalda. Mira los números en tres grupos de cuatro bajo el código de barras.

Sólo parecían los mismos números aleatorios en ningún orden en particular. Tres grupos de cuatro. ¿Qué querían decir?

El primer conjunto finalmente vino a mí: 1221. —Eso es veintiuno de diciembre, tu cumpleaños.

Él asintió. —Sí.

El siguiente conjunto era 0323. —¿Qué es eso?

—23 de marzo de 2001 —dijo.

—¿Cuál es el significado de esa fecha?

—¿No lo sabes?

—No.

—Ese fue el día que nos conocimos.

—¿Cómo en la tierra te acordaste de la fecha exacta?

—Nunca la olvidé.

Miré a la siguiente serie de dígitos: 0726.

Ahora, esa era una fecha que nunca podría olvidar.

—26 de julio fue la fecha que dejé Providence en el 2006. —Miré al vacio un poco antes de decir—: El código de barras representa tu nacimiento y el comienzo y fin de nuestra relación.

—Sí. La definición de los momentos de mi vida.

—¿Cuándo obtuviste este tatuaje?

—La noche que lo conseguí, yo estaba en Boston, terminando mi primer y último semestre en el Berklee College of Music. Sabía que no iba regresar, porque no podía pagarlo. Estaba deprimido y triste y extrañándote como un loco esa noche. Pero me había negado a hablar contigo cuando trataste de ponerte en contacto conmigo el año anterior, y no iba a ceder. Yo era joven y tenaz. Quería hacerte pagar por huir. La única manera que sabía cómo lograr eso era hacer lo mismo que hiciste, desaparecer. Encontré un lugar de tatuajes cerca de la escuela y lo hice. Representaba dejarte ir una vez por todas.

—¿Hizo el truco?

—Sabes… después de ese día, seguí adelante con mi voto de seguir adelante. Y cada año, se hacía más fácil olvidar todo, sobre todo después de que me mudé a Nueva York. Los días y las semanas pasarían sin pensar en ti. Pensé que te había puesto en el pasado donde pertenecías.

—Hasta que no me podrías evitar más.

Él asintió. —Al venir aquí, no tenía ni idea de qué esperar. Cuando puse los ojos en ti ese primer día en la cocina, rápidamente me di cuenta de que todos los sentimientos no se habían ido muy lejos del todo. Yo sólo había estado suprimiéndolos. Viéndote de nuevo como una mujer adulta… fue discordante. No sabía cómo manejar la situación.

—Además de ser malo.

—Al principio, estaba todavía tan jodidamente enojado contigo. Quería que fueras una perra conmigo, así al menos la ira estaría justificada. Pero en su lugar… fuiste dulce y llena de pesar. El objeto de mi ira poco a poco se ha ido desplazando de ti a mí mismo… por perder todos estos años en la amargura. Así que, ¿ya sabes lo que este tatuaje representa para mí ahora? —Se detuvo—. Jodida estupidez.

—Fui estúpida por dejarte. Yo…

—Déjame terminar. Tengo que sacarlo esta noche.

—Bien.

La siguiente cosa que salió de su boca fue totalmente inesperado.

—Tenemos que hablar sobre nuestra atracción mutua, Isabella.

Tragué. —Bueno.

—Ese texto de tu amiga… ella tenía razón. Quiero follarte tan mal en este momento que estoy prácticamente temblando. Mi conciencia es la única que me detiene. Está mal y tan equivocado.

Mi cuerpo estaba en proceso de cambio sobre su admisión, sin saber si sentirme encendida o enferma del estómago.

Y continuó—: Desde ese día que te pillé mirándome en mi habitación… no he sido capaz de sacarte de mi cabeza.

—No debería haber hecho eso.

—No, no deberías. Pero la cosa es… Ni siquiera podía estar enojado contigo, porque tú mirándome masturbándome fue la cosa más caliente que he experimentado en mi vida.

Guau. No pensé que se sentía así.

—Me imaginé que pensabas que era pervertida.

—Habría hecho lo mismo si caminaba por tu habitación y te viera tocándote a ti misma.

—Tienes un cuerpo hermoso, Edward. Era difícil apartar la mirada.

—¿Qué estabas pensando?

—¿Qué quieres decir?

—Cuando me estabas viendo. ¿Qué estabas pensando?

Puesto que él estaba siendo tan honesto conmigo, decidí decirle la verdad absoluta. —Me imaginaba que estaba contigo.

Su respiración se enganchó, y se dio la vuelta por un momento antes de hacer contacto visual. —¿Siempre has estado tan atraída por mí como lo estás ahora?

—Sí. Pero aún más ahora. Sé que está mal, Edward.

—Bien o mal, no podemos evitar a quien nos sentimos atraídos. No quiero desearte de esta manera. Sólo sentarme a tu lado en este momento es difícil para mí. Pero desear a alguien y actuar sobre ello son dos cosas diferentes. Es por eso que cuando tocabas mi cabello, tuve que detenerlo.

—Realmente no trataba de dormir contigo. Sólo echaba de menos tocar tu cabello. Eso es todo. Fue egoísta.

—Créeme, lo entiendo. No soy inocente en todo esto. He buscado excusas para tocarte, también. Pero tengo una novia. Tenemos una buena vida en Nueva York. No hay excusa. Estoy empezando a sentirme como mi padre, totalmente fuera de control, sin preocuparme por nadie más.

—No eres tu padre.

—Mi madre era igual de mala.

—Bueno, no eres tus padres.

—No quiero hacerte daño, tampoco, Patch. Estoy tan jodidamente confundido. Esta situación con el uso compartido de la casa hace las cosas muy incómodas. —Cerró sus ojos por un largo momento antes de continuar—: Tal vez deberíamos llegar a un arreglo el próximo año.

—¿Arreglo?

—Sí, como tal vez alternar meses, por lo que no tenemos que estar aquí al mismo tiempo.

Se sentía como que me había golpeado en el corazón.

No podía creer lo que estaba escuchando.

—Déjame ver si lo entiendo. ¿No puedes confiar en ti mismo alrededor de mí, por lo que no quieres volver a verme físicamente nunca más?

—No es eso.

—Entonces, ¿por qué otra razón no quieres estar cerca de mí?
Alzó su voz, su tono lindando con lo enojado—: ¿De verdad disfrutas de oírme a mí y a Tanya follando?

—No. Pero…

—Bien, no quiero oírte follando a nadie, tampoco. Estoy tratando de protegernos a ambos aquí.

Mi sangre hervía. —Así que, ¿prefieres solamente no verme en absoluto?

—No he dicho eso. Pero la elaboración de un horario es algo que por lo menos deberíamos considerar. Creo que sería una opción inteligente.

Las palabras volaban de mi boca. —Tan difícil como esto ha sido para mí, nunca he considerado eso una vez. Esa es la diferencia entre nosotros. Trataría con cualquier cantidad de incomodidad que tome con el fin de tenerte en mi vida. Nunca elegiría cualquier opción que implicara pretender que no existieras. Tomaría cualquier fragmento de ti que nada en absoluto. Claramente, no sientes lo mismo por mí. Así que, ¿sabes qué? Ahora que sé eso... Estoy perfectamente bien con un horario. —Lágrimas calientes corrían por mis mejillas.

—Joder, Patch. No llores.

Extendí mi mano mientras me levantaba. —Por favor. No me llames con ese nombre nunca más. —Mi madre era igual de mala.


Enterró su cara entre sus manos y gritó en ellas—: ¡Mierda!

Irrumpí en la cocina y abrí la botella de tequila, sirviéndome otro chupito. No me molesté con la sal o limón y en su lugar sólo bebí directamente.

Edward agarró la botella antes de que pudiera verter otro. —Vas a enfermarte.

—Eso no sería de tu incumbencia.

La puerta se abrió en ese mismo momento. Nuestras cabezas se volvieron hacia ella al mismo tiempo.

Su cara se puso prácticamente blanca antes de que destellara la sonrisa más falsa y dijera—: ¡Tanya!

Corrió hacia él tan rápido antes de envolver sus brazos alrededor de él. —No podía esperar hasta mañana. Te extrañé mucho.

Plantó sus labios en los suyos, y su cuerpo se puso rígido. Se notaba que se sentía incómodo besándola delante de mí después de lo que pasó esta noche.

Se apartó de él. —Hueles a tequila.

—Sí. Su amiga estuvo aquí y lo trajo.

—Me alegra ver que los dos todavía están hablando el uno al otro. —Ella me miró y luego se acercó a darme un abrazo y dijo—: Te extrañé, también, Isabella. —La culpa se construía dentro de mí con cada segundo que su delgado cuerpo se presionaba contra mí.

—Estoy tan contenta de que estés de vuelta —mentí.

Echó un vistazo a mi cara. —Tus ojos se ven rojos. ¿Estás bien?

—Sí. Solo bebí demasiado. No estoy acostumbrada a ello.

—El tequila es duro. —Se rió, mirando por encima de la botella—. Especialmente porquería barata como esa.

Tanya pasó los siguientes minutos llenándome con todos los chismes del teatro de Broadway, mientras que Edward y yo robamos miradas incómodas el uno al otro. Cuando terminó de divagar, decidí que necesitaba retirarme.

—Bueno, estoy exhausta. Voy arriba.

—Espero que no te molestemos demasiado esta noche. —Guiñó un ojo y miró a Edward—. Ha pasado un tiempo.

Él miró estoico y extremadamente incómodo.

—No te preocupes por mí. Puedes tirar la casa por la ventana —solté.

Arriba, en mi habitación, tapé mis oídos con mi almohada para enmascarar el sonido de su cama sacudiéndose. Escucharlos tener sexo fue doloroso más allá de la creencia, pero no se comparó con el vacío que sentí durante la conversación que Edward y yo tuvimos.

Mi estómago dolía. De repente me sentí violentamente enferma. Corriendo al baño, juré que nunca volvería a beber tequila de nuevo durante el tiempo que vivía, no sólo porque me hizo mal del estómago, sino porque siempre me recordaría esta miserable noche.
******************

bueno que les parecio no e olviden mañana habra adelnato del siguiente capitulo de la adpatacion en el grupo Elite Fanfiction

6 comentarios:

Unknown dijo...

Awww que triste! Bella es muy bella por ese sentimiento.

vani dijo...

De verdad lo está pagando caro el haberse ido.
Pobre bella, escuchar como tienen sexo la persona q te gusta es fatal.
Debería hacerle creer también está teniendo sexo para q aprenda.
Gracias por actualizar.

Kar dijo...

Hola hola Annel este capítulo me ha rotos el corazón eso que le dijo Edward es para morirse y por Dios esa intromisión de Tanya, no pudieron terminar esa plática, pero me parece que todo estaba dicho entre ellos no veo como puedan estar juntos y dar rienda suelta a sus sentimientos
Gracias por el capítulo nena y espero ansiosa el siguiente
Saludos y besos

Ana dijo...

Pobre, ilusos... Esto va a 🤯 explotar, gracias por el capítulo

beata dijo...

Se complica la situación.
Gracias por el capítulo

Dess Cullen dijo...

Guauuu!!!!!!
Qué complicado todo!!!!
Yo creo que Alice se marchó a propoprop para dejarlos solos 😋😋

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina