Capitulo 7
Tanya llegaba
mañana, y eso me tenía al borde.
Necesitaba
hablar con alguien, así que coaccioné a mi amiga y compañera de trabajo, Alice,
a venir de visita a la isla. Se reunió conmigo para el almuerzo en Brick Alley
Pub en la ciudad. No había visto a Alice desde que el año escolar terminó. Con
horarios ocupados del verano con sus niños, ella no había sido capaz de escapar
hasta ahora.
La primera
mitad de nuestra cita de almuerzo pasó inadvertida con nachos, dándole la
vuelta completa de mi historia con Edward y repitiendo lo que había sucedido en
la casa de la playa hasta ahora.
—Dios, no me
gustaría estar en sus zapatos —dijo—. ¿Qué vas a hacer?
—¿Qué puedo hacer?
—Podrías
decirle lo que sientes por él.
—Está con Tanya,
y es una persona muy buena. No puedo tratar de hacer un movimiento con él justo
debajo de la nariz de ella si es eso lo que quieres decir. No voy a hacer eso.
—Sin embargo,
es obvio que él quiere.
—No diría eso.
—Vamos… ¿la
canción que te dedicó? Claro, no sabía que la escuchaste, pero está claro que
él tiene sentimientos persistentes.
—Sentimientos
persistentes son una cosa… seguirlos es totalmente otra. Él no va a dejar a su
hermosa, talentosa y estrella de Broadway novia, quien ha estado ahí para él
cuando yo no, sólo porque algunos viejos sentimientos se reavivaron. Tanya es
una gran chica.
—Pero no eres tú. Siempre te ha querido. Eres la que se
escapó.
—Soy la que huyó.
No olvidará eso. Podría aprender a perdonarme, pero no sé si él confiará plenamente
mí. No es justo de mi parte esperar eso de él.
—Estás siendo
demasiado dura contigo misma. Eras una niña. —Tracy tomó un bocado de su
tortilla de maíz y habló con la boca llena—: Dijiste que no está vendiendo la
casa, ¿verdad?
—No. Nos
pusimos de acuerdo para mantenerla. Eso es lo que querría Nana.
—Entonces, si
él se queda con Tanya o no, esta casa va a amarrarlos a los dos para siempre.
¿Realmente deseas pasar cada verano, durante el resto de tu vida viendo el
hombre que amas seguir adelante con otras mujeres?
Mi corazón se
sentía como si se estuviera rompiendo en dos. Destellos de muchos veranos
convirtiéndose en inviernos pasaron por mi mente en avance rápido. La idea
sonaba desalentadora. Año tras año de amor no correspondido por alguien que no
podía tener, no era algo que quería que soportar.
—No estás
ayudando a mi dilema. Esperaba que metieras algo de razón en mí, me ayudaras a
comprender que necesito aceptar las cosas tal como son y seguir adelante.
—Pero eso no es
realmente lo que quieres, ¿verdad?
No. No, no
lo es.
***
Esta noche era
mi noche libre. No sabía si sentirme aliviada o decepcionada de que estaría
perdiendo la presentación de Edward. Habíamos mantenido nuestra distancia desde
la noche en vela. Era lo mejor, ya que las cosas se tambalearon a lo
inapropiado esa noche, por lo menos en mi cabeza lo fueron.
Tracy decidió
quedarse y pasar la noche en la casa de playa. Con Edward fuera de la casa,
ella tuvo la brillante idea de que deberíamos comprar un poco de licor y tener
una noche de chicas.
Llegamos a la
casa con una bolsa de papel llena de tequila, limón y sal gruesa. Mi estómago
cayó cuando vi el auto de Edward en la calzada.
Se suponía que
debía estar trabajando. ¿Qué estaba haciendo en casa?
—Mierda. Edward está en casa.
—Pensé que
estaba trabajando —dijo.
—Yo también.
No encontramos
a Edward cuando entramos en la puerta. Dejé caer la bolsa sobre la encimera de
la cocina y fui a mostrarle a Alice la cubierta superior. Ahí es donde nos
encontramos a Edward sentado, fumando un cigarro con sus piernas hacia arriba
en el balcón mientras miraba hacia el agua. Su cabello estaba húmedo, como si
acabara de tomar un baño en el mar. Estaba sin camisa. La parte superior de sus
calzoncillos boxer sobresalía de sus pantalones vaqueros. Parecía un jodido
anuncio de Calvin Klein. La boca de Tracy prácticamente cayó al suelo cuando
ella consiguió un vistazo a él.
—¿Qué estás
haciendo aquí? Pensé que estabas tocando en el restaurante.
El humo sale de
su boca. —Se suponía que debía estar. Pero el lugar casi se quemó.
—¿Qué?
—Hubo un
incendio en la cocina esta tarde. Cuando me presenté, me dijeron que tuvieron
que cerrar para ventilar todo el restaurante. No vuelven a abrir por otra
semana por lo menos. No se ve como si vaya a llegar a tocar de nuevo antes de
irme.
—Mierda. ¿Alguien
se lastimó?
—No, pero Aro
era un puto desastre. —Miró a Alice—. ¿Quién es ésta?
—Es Alice, una
buena amiga de Providence y maestra en mi escuela. Ella vino a pasar el día
conmigo. Va a quedarse a dormir esta noche.
Edward puso su
gorra de béisbol sobre su cabeza hacia atrás y se levantó. —Encantado de
conocerte —dijo, ofreciéndole su mano.
—Igual —dijo
ella, tomándola.
Negué con la
cabeza con incredulidad, no sólo sobre el incendio, sino el hecho de que Edward
estaba yéndose con Tanya, probablemente antes de lo que pensaba. —Guau. No
puedo creer que lo del incendio.
—No estaba
realmente en el estado de ánimo para presentarme esta noche, pero nunca habría
deseado esa mierda a Sal.
—Dios. Me
pregunto si incluso trabajaré allí otra vez antes del final del verano.
Dio otra calada del cigarro y tiró las cenizas. Había
algo tan atractivo sobre eso.
—¿Qué harán
esta noche, señoritas?
—Nos quedaremos
a beber algunas bebidas y tener una noche de chicas.
—Eso suena como
un completo desastre.
Alice se rió.
—No todas las noches me alejo de mis hijos. Así que, una noche de chicas es
casi tan salvaje como lo es para mí.
Edward hizo un
guiño. —Bueno, me quedo fuera de su camino entonces.
—No tienes que
—dijo Alice—. Deberías unirte a nosotras para tomar una copa.
—Eso está bien.
Pasaré.
Cuando volvimos
abajo, Alice fue a usar el baño. Estaba cortando las limas cuando Edward bajó y
vio la botella de tequila gigantesca sobre el mostrador.
—Jesucristo.
¿Suficiente tequila?
—Fue idea de
ella. Nunca he tomado tragos de tequila antes.
Él entrecerró
los ojos. —¿Nunca has tomado un trago de tequila?
—Nop.
—Maldita sea,
Patch. ¿Qué no sabían pasárselo a lo grande en New Hampshire?
—En realidad
nunca bebí en absoluto hasta hace aproximadamente un año. En realidad, nunca
he bebido más de lo que he hecho este verano.
Mostró una
sonrisa traviesa. —¿Puedo tomar la responsabilidad de eso?
—Tal vez. —Me
reí.
Nuestra
atención se dirigió a Alice mientras volvió a bajar las escaleras.
—Lo siento, Isabella,
pero Jasper acaba de llamar y dijo que Ava está enferma y vomitando. Realmente
necesito para regresar a casa a Warwick.
—¿En serio?
Siento mucho escuchar eso.
—Creo que ustedes sólo tendrán que disfrutar del tequila
sin mí. Estoy contenta de que Jasper llamara antes de que empezara a beber y no
pudiera conducir a mi casa.
—¿Necesitas
algo para el camino? —pregunté—. ¿Una botella de agua o algo?
—No. Estoy
bien. —Alice me dio un abrazo y dijo—: Te veré de nuevo en la escuela en un par
de semanas de todos modos.
—Gracias por
venir, Alice. Tuve un gran tiempo.
—Fue un placer
conocerte, Edward.
Edward ofreció
un adiós silencioso antes de que la acompañara a la puerta.
Con Alice fuera, el estado de ánimo cambió de claro a extremJacobente tenso. Cuando me di
la vuelta, Edward se apoyaba en la encimera de la cocina con los brazos
cruzados.
Esto era
exactamente lo que había tratado de evitar. Parte de la razón por la que había
alentado a Alice a pasar la noche era para evitar estar a solas con él. Esta
noche sería probablemente la última vez que estaríamos solos antes de que
regresara a Nueva York.
Caminé
lentamente hacia donde estaba parado.
Edward sonrió.
—¿Qué vamos a hacer con todo este tequila?
Encogiéndose de
hombros, dije—: No sé.
—Creo que hay
que beberlo.
—No sé cómo
hacer tequila. Alice iba a mostrarme.
—Sencillo.
Lame, traga, chupa.
—¿Disculpa?
—Es un proceso
de tres pasos. Mojas tu mano, lames la sal, bebes, y luego chupas la lima. Lame, traga, chupa. Te voy a mostrar cómo hacerlo.
Escucharlo
decir las palabras lamer, tragar, chupar hicieron cosquillear mi cuerpo.
En ese momento,
mi teléfono vibró contra el mostrador. Estaba justo al lado de Edward. Su
expresión se oscureció después de que él miró hacia la pantalla.
Levantó el
teléfono y murmuró—: Jodidamente increíble —antes de entregármelo.
Toda la sangre
en mi cuerpo parecía precipitarse a mi cabeza cuando leí el texto de Alice.
Edward totalmente te desea. Deberías
follártelo duro esta noche
Su mirada era
penetrante cuando levanté la mirada
Estrujando mi
cerebro por una respuesta, dejé escapar una risa falsa. —Ella es un bromista. A
ella le gusta reventar las bolas. Lo siento.
No dijo nada,
sólo me miraba con una intensidad incómoda.
Mierda.
¡Muchas gracias, Alice!
Mi corazón
latía frenéticamente.
Edward estuvo
en silencio durante más tiempo entonces, simplemente dijo—: Realmente necesito
ese puto trago.
Exhalando un
suspiro de alivio, dije—: Yo también.
Examinó la
botella. —¿Elegiste este tequila?
Bueno.
Estaba dejándolo ir.
—Sí.
—Esta marca es
horrible. Es barato.
—Te lo dije. No
sé nada acerca de tequila.
—En realidad,
no es la peor cosa en el mundo, porque vamos a beberlo tan rápido, que ni
siquiera lo probaras. Si se tratara de cosas caras, entonces eso sería un
desperdicio.
Edward abrió el
pequeño contenedor de sal, agarró dos vasos de chupito del gabinete, y los
colocó sobre el granito antes de deslizar uno de ellos hacia mí.
Levantando la
mano, extendió su dedo pulgar y su dedo índice abierto y señaló que el espacio
entre ellos. —Pon tu mano así, y haz lo que hago. —A continuación, se lamió el
espacio entre los dedos. Dios, ese golpe de su lengua era tan erótico. Hizo
fácil ver lo que podía hacer esa boca de otras maneras.
Tanya era
una mujer afortunada.
Edward
observaba cada movimiento de mi lengua cuando hice lo misma. Luego roció un
poco de sal entre sus dedos y los míos.
—Vas a lamer la
sal muy rápido antes de beber el tequila en una sola. No te detengas. Bebe
todo. Entonces, tomas un limón y lo chupas.
Santo cielo,
oír el tono exigente de las palabras lamer y chupar salir de su boca… era casi
demasiado.
—¿Lista? Lo
haremos juntos. A la cuenta de tres. Uno… dos… tres.
Siguiendo su ejemplo, lamí mi mano y bebí el líquido, el
tequila quemando mi garganta.
Me había
olvidado de tomar una lima. Edward tomó una y la puso en mi boca. —Rápido.
Chupa esto. Difunde el sabor. —Chupé el jugo, saboreando el sabor ácido. Mis
labios tocaban sus dedos mientras lo sostenía. Estaba observando atentamente
mientras chupaba. Me hubiera gustado haber ingerido los dedos enteros.
Cuando apartó
la lima, me lamí los labios. —Dios, eso fue fuerte. ¿Qué hacemos ahora? ¿Otro?
—Calma,
borrachita. Debemos esperar un poco. Eres un peso ligero.
Apartamos
nuestros tragos, cada uno llevando un trago más grande que el último. Cuando
perdí el equilibrio un poco, Edward dijo—: Está bien. Eso es. Te estoy
cortando.
Vi como hizo
dos tragos más. Después de varios minutos, sus ojos estaban empezando a lucir
vidriosos. Los dos estábamos bastante borrachos.
La habitación
se balanceaba mientras hice mi camino hacia el sofá y cerré los ojos. Sentí un
peso cuando Edward se dejó caer sobre el colchón junto a mí. Tendió la cabeza
hacia atrás y cerró los ojos, también. Se había quitado la gorra y despeinado
el cabello. La iluminación en el salón brillaba sobre su cabeza, resaltando las
mechas rubias naturales. Después de mirarlo fijamente durante un tiempo, la
necesidad de correr mis dedos por su cabello sedoso se hizo insoportable.
Alargué a mi mano y empecé a rastrillar mis dedos lentamente a través de él.
Sabía que estaba mal, pero de alguna manera me había convencido de que era un
gesto inocente entre amigos. Como solíamos hacer. En el fondo, sabía que estaba
engañándome a mí misma. El alcohol había nublado mis inhibiciones y me había
dado el valor para hacer algo que había estado esperando durante tanto tiempo.
Él dejó escapar
un largo suspiro, pero mantuvo los ojos cerrados mientras mis dedos continuaron
dándole masajes por el cabello. Al principio, parecía que estaba en éxtasis,
por lo que no me detuve. Después de un minuto, sin embargo, su respiración se
hizo más pesada, y empezó a inquietarse.
Me sorprendió
cuando de repente abrió los ojos y se volvió hacia mí. —¿Qué demonios estás
haciendo, Isabella?
Retiré mi mano.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras intentaba plantear a una excusa.
—Lo siento. Yo… me dejé llevar.
—Ya veo. ¿La
culpa es de alcohol? —Se burló.
Se levantó y se
dirigió hacia el otro lado de la habitación y tiró de su cabello en la
frustración mientras caminaba. Entonces, él hizo la cosa más extraña. Se dejó
caer al suelo y comenzó a hacer flexiones en la sucesión rápida.
Tratando de
luchar contra las lágrimas de humillación que picaban mis ojos, lo vi mientras
se mantuvo con los ejercicios durante varios minutos. Estaba cansando y
exhausto para el tiempo que se desplomó sobre su espalda. Finalmente se sentó,
inclinando la cabeza hacia el suelo mientras miraba absorto en sus
pensamientos. El sudor se derramaba de su espalda.
Decidiendo que
ya había hecho suficiente daño por una noche, me levanté y empecé a subir las
escaleras.
Su voz me
detuvo. —No te vayas.
Dando la vuelta
a los pies de la escalera, dije—: Creo que realmente tengo que ir a dormir.
—Ven aquí —dijo
en voz baja.
Cuando regresé
a mi asiento en el sofá, su voz era más exigente. —Dije: ven… aquí —Señaló el
suelo junto a él. Mientras Edward se sentó con los brazos envueltos alrededor
de sus tobillos, me planté en el suelo junto a él, todavía demasiado
avergonzada para mirarlo a los ojos.
Me dio la
espalda. —Me preguntaste qué significaba este tatuaje en la espalda. Mira los
números en tres grupos de cuatro bajo el código de barras.
Sólo parecían
los mismos números aleatorios en ningún orden en particular. Tres grupos de
cuatro. ¿Qué querían decir?
El primer
conjunto finalmente vino a mí: 1221. —Eso es veintiuno de diciembre, tu
cumpleaños.
Él asintió.
—Sí.
El siguiente
conjunto era 0323. —¿Qué es eso?
—23 de marzo de
2001 —dijo.
—¿Cuál es el
significado de esa fecha?
—¿No lo sabes?
—No.
—Ese fue el día
que nos conocimos.
—¿Cómo en la
tierra te acordaste de la fecha exacta?
—Nunca la
olvidé.
Miré a la
siguiente serie de dígitos: 0726.
Ahora, esa era una fecha que nunca podría olvidar.
—26 de julio
fue la fecha que dejé Providence en el 2006. —Miré al vacio un poco antes de
decir—: El código de barras representa tu nacimiento y el comienzo y fin de
nuestra relación.
—Sí. La
definición de los momentos de mi vida.
—¿Cuándo
obtuviste este tatuaje?
—La noche que
lo conseguí, yo estaba en Boston, terminando mi primer y último semestre en el
Berklee College of Music. Sabía que no iba regresar, porque no podía pagarlo.
Estaba deprimido y triste y extrañándote como un loco esa noche. Pero me había
negado a hablar contigo cuando trataste de ponerte en contacto conmigo el año
anterior, y no iba a ceder. Yo era joven y tenaz. Quería hacerte pagar por
huir. La única manera que sabía cómo lograr eso era hacer lo mismo que hiciste,
desaparecer. Encontré un lugar de tatuajes cerca de la escuela y lo hice.
Representaba dejarte ir una vez por todas.
—¿Hizo el
truco?
—Sabes… después
de ese día, seguí adelante con mi voto de seguir adelante. Y cada año, se hacía
más fácil olvidar todo, sobre todo después de que me mudé a Nueva York. Los
días y las semanas pasarían sin pensar en ti. Pensé que te había puesto en el
pasado donde pertenecías.
—Hasta que no
me podrías evitar más.
Él asintió. —Al
venir aquí, no tenía ni idea de qué esperar. Cuando puse los ojos en ti ese
primer día en la cocina, rápidamente me di cuenta de que todos los sentimientos
no se habían ido muy lejos del todo. Yo sólo había estado suprimiéndolos.
Viéndote de nuevo como una mujer adulta… fue discordante. No sabía cómo manejar
la situación.
—Además de ser
malo.
—Al principio,
estaba todavía tan jodidamente enojado contigo. Quería que fueras una perra
conmigo, así al menos la ira estaría justificada. Pero en su lugar… fuiste
dulce y llena de pesar. El objeto de mi ira poco a poco se ha ido desplazando
de ti a mí mismo… por perder todos estos años en la amargura. Así que, ¿ya
sabes lo que este tatuaje representa para mí ahora? —Se detuvo—. Jodida
estupidez.
—Fui estúpida
por dejarte. Yo…
—Déjame
terminar. Tengo que sacarlo esta noche.
—Bien.
La siguiente
cosa que salió de su boca fue totalmente inesperado.
—Tenemos que
hablar sobre nuestra atracción mutua, Isabella.
Tragué. —Bueno.
—Ese texto de
tu amiga… ella tenía razón. Quiero follarte tan mal en este momento que estoy
prácticamente temblando. Mi conciencia es la única que me detiene. Está mal y
tan equivocado.
Mi cuerpo
estaba en proceso de cambio sobre su admisión, sin saber si sentirme encendida
o enferma del estómago.
Y continuó—:
Desde ese día que te pillé mirándome en mi habitación… no he sido capaz de
sacarte de mi cabeza.
—No debería
haber hecho eso.
—No, no
deberías. Pero la cosa es… Ni siquiera podía estar enojado contigo, porque tú
mirándome masturbándome fue la cosa más caliente que he experimentado en mi
vida.
Guau. No pensé
que se sentía así.
—Me imaginé que
pensabas que era pervertida.
—Habría hecho
lo mismo si caminaba por tu habitación y te viera tocándote a ti misma.
—Tienes un
cuerpo hermoso, Edward. Era difícil apartar la mirada.
—¿Qué estabas
pensando?
—¿Qué quieres
decir?
—Cuando me
estabas viendo. ¿Qué estabas pensando?
Puesto que él
estaba siendo tan honesto conmigo, decidí decirle la verdad absoluta. —Me
imaginaba que estaba contigo.
Su respiración
se enganchó, y se dio la vuelta por un momento antes de hacer contacto visual.
—¿Siempre has estado tan atraída por mí como lo estás ahora?
—Sí. Pero aún
más ahora. Sé que está mal, Edward.
—Bien o mal, no
podemos evitar a quien nos sentimos atraídos. No quiero desearte de esta
manera. Sólo sentarme a tu lado en este momento es difícil para mí. Pero desear
a alguien y actuar sobre ello son dos cosas diferentes. Es por eso que cuando
tocabas mi cabello, tuve que detenerlo.
—Realmente no
trataba de dormir contigo. Sólo echaba de menos tocar tu cabello. Eso es todo.
Fue egoísta.
—Créeme, lo
entiendo. No soy inocente en todo esto. He buscado excusas para tocarte,
también. Pero tengo una novia. Tenemos una buena vida en Nueva York. No hay
excusa. Estoy empezando a sentirme como mi padre, totalmente fuera de control,
sin preocuparme por nadie más.
—No eres tu padre.
—Mi madre era
igual de mala.
—Bueno, no eres
tus padres.
—No quiero
hacerte daño, tampoco, Patch. Estoy tan jodidamente confundido. Esta situación
con el uso compartido de la casa hace las cosas muy incómodas. —Cerró sus ojos
por un largo momento antes de continuar—: Tal vez deberíamos llegar a un
arreglo el próximo año.
—¿Arreglo?
—Sí, como tal
vez alternar meses, por lo que no tenemos que estar aquí al mismo tiempo.
Se sentía como
que me había golpeado en el corazón.
No podía creer
lo que estaba escuchando.
—Déjame ver si
lo entiendo. ¿No puedes confiar en ti mismo alrededor de mí, por lo que no
quieres volver a verme físicamente nunca más?
—No es eso.
—Entonces, ¿por
qué otra razón no quieres estar cerca de mí?
Alzó su voz, su
tono lindando con lo enojado—: ¿De verdad disfrutas de oírme a mí y a Tanya follando?
—No. Pero…
—Bien, no
quiero oírte follando a nadie, tampoco. Estoy tratando de protegernos a ambos
aquí.
Mi sangre
hervía. —Así que, ¿prefieres solamente no verme en absoluto?
—No he dicho
eso. Pero la elaboración de un horario es algo que por lo menos deberíamos
considerar. Creo que sería una opción inteligente.
Las palabras
volaban de mi boca. —Tan difícil como esto ha sido para mí, nunca he
considerado eso una vez. Esa es la diferencia entre nosotros. Trataría con
cualquier cantidad de incomodidad que tome con el fin de tenerte en mi vida.
Nunca elegiría cualquier opción que implicara pretender que no existieras.
Tomaría cualquier fragmento de ti que nada en absoluto. Claramente, no sientes
lo mismo por mí. Así que, ¿sabes qué? Ahora que sé eso... Estoy perfectamente
bien con un horario. —Lágrimas calientes corrían por mis mejillas.
—Joder, Patch.
No llores.
Extendí mi mano
mientras me levantaba. —Por favor. No me llames con ese nombre nunca más. —Mi
madre era igual de mala.
Enterró su cara
entre sus manos y gritó en ellas—: ¡Mierda!
Irrumpí en la
cocina y abrí la botella de tequila, sirviéndome otro chupito. No me molesté
con la sal o limón y en su lugar sólo bebí directamente.
Edward agarró
la botella antes de que pudiera verter otro. —Vas a enfermarte.
—Eso no sería
de tu incumbencia.
La puerta se
abrió en ese mismo momento. Nuestras cabezas se volvieron hacia ella al mismo
tiempo.
Su cara se puso
prácticamente blanca antes de que destellara la sonrisa más falsa y dijera—: ¡Tanya!
Corrió hacia él
tan rápido antes de envolver sus brazos alrededor de él. —No podía esperar
hasta mañana. Te extrañé mucho.
Plantó sus
labios en los suyos, y su cuerpo se puso rígido. Se notaba que se sentía
incómodo besándola delante de mí después de lo que pasó esta noche.
Se apartó de
él. —Hueles a tequila.
—Sí. Su amiga
estuvo aquí y lo trajo.
—Me alegra ver
que los dos todavía están hablando el uno al otro. —Ella me miró y luego se
acercó a darme un abrazo y dijo—: Te extrañé, también, Isabella. —La culpa se
construía dentro de mí con cada segundo que su delgado cuerpo se presionaba
contra mí.
—Estoy tan
contenta de que estés de vuelta —mentí.
Echó un vistazo
a mi cara. —Tus ojos se ven rojos. ¿Estás bien?
—Sí. Solo bebí
demasiado. No estoy acostumbrada a ello.
—El tequila es
duro. —Se rió, mirando por encima de la botella—. Especialmente porquería
barata como esa.
Tanya pasó los
siguientes minutos llenándome con todos los chismes del teatro de Broadway,
mientras que Edward y yo robamos miradas incómodas el uno al otro. Cuando
terminó de divagar, decidí que necesitaba retirarme.
—Bueno, estoy
exhausta. Voy arriba.
—Espero que no
te molestemos demasiado esta noche. —Guiñó un ojo y miró a Edward—. Ha pasado
un tiempo.
Él miró estoico
y extremadamente incómodo.
—No te preocupes por mí. Puedes tirar la casa por la
ventana —solté.
Arriba, en mi
habitación, tapé mis oídos con mi almohada para enmascarar el sonido de su cama
sacudiéndose. Escucharlos tener sexo fue doloroso más allá de la creencia, pero
no se comparó con el vacío que sentí durante la conversación que Edward y yo
tuvimos.
Mi estómago dolía. De repente me sentí violentamente
enferma. Corriendo al baño, juré que nunca volvería a beber tequila de nuevo
durante el tiempo que vivía, no sólo porque me hizo mal del estómago, sino
porque siempre me recordaría esta miserable noche.
******************
bueno que les parecio no e olviden mañana habra adelnato del siguiente capitulo de la adpatacion en el grupo Elite Fanfiction
6 comentarios:
Awww que triste! Bella es muy bella por ese sentimiento.
De verdad lo está pagando caro el haberse ido.
Pobre bella, escuchar como tienen sexo la persona q te gusta es fatal.
Debería hacerle creer también está teniendo sexo para q aprenda.
Gracias por actualizar.
Hola hola Annel este capítulo me ha rotos el corazón eso que le dijo Edward es para morirse y por Dios esa intromisión de Tanya, no pudieron terminar esa plática, pero me parece que todo estaba dicho entre ellos no veo como puedan estar juntos y dar rienda suelta a sus sentimientos
Gracias por el capítulo nena y espero ansiosa el siguiente
Saludos y besos
Pobre, ilusos... Esto va a 🤯 explotar, gracias por el capítulo
Se complica la situación.
Gracias por el capítulo
Guauuu!!!!!!
Qué complicado todo!!!!
Yo creo que Alice se marchó a propoprop para dejarlos solos 😋😋
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