Capítulo 5
Me
pregunté si habría suficiente luz para poder ver algo, pero no necesitaba
preocuparme. No había luna en el cielo, por supuesto, ya que estábamos sobre la
luna, pero Zeus reflejaba la luz del Prometeo hermosamente, iluminando nuestro
camino.
Mordisqueamos nuestras barras
de proteína y MacCarthy me guió por uno que otro sendero, señalándome los
diversos edificios y dejándome saber la manera más sencilla de llegar a mis
clases.
Luego de media hora, tomó mi
brazo y lo enganchó a través del suyo al lado del gran lago artificial en el
extremo más alejado del campus. El gesto de afecto me sorprendió al principio
pero también me hizo recordar la manera en la que daba paseos con Jasper de
vuelta en casa. ¿Era esta
la manera de MacCarthy de ser amigable? No
había visto a ninguno de los otros cadetes paseando brazo con brazo, pero de
nuevo, yo no había estado aquí por mucho tiempo.
MacCarthy
me miró, sus pálidos ojos verdes destellando con la luz reflejada.
—¿Estás bien con esto?
—Yo… supongo que sí. —Lo miré
vacilante.
—Espero no estar siendo muy
atrevido. —Me sonrió—. Es sólo que cuando encuentras a un alma gemela, quieres
conectar con ellos. Por lo menos, yo
quiero.
—Por supuesto. —Le devolví la
sonrisa, decidiendo ignorar mi ansiedad—. Entiendo.
—¿Lo haces? Estoy tan alegre
—suspiró—. Aquí a veces me siento completamente rodeado de troles y
trogloditas.
—Puedo ver por qué —dije,
pensando en Demetri y Mike—. Es mucho más rudo aquí de lo que pensé que sería
de vuelta en casa, cuando estaba decidiendo venir a estudiar aquí.
—Al menos tuviste una
elección. —MacCarthy suspiró—. Estoy aquí porque mi querido padre quería que su
único hijo continuara con el honor, excelencia, y toda la idiotez militar de la
tradición familiar. Yo quería asistir a la escuela de Teatro en Dionysius, pero
por supuesto eso estaba fuera de discusión —Él dio una palmadita en mi mano de
una manera cálida y familiar—. Pero basta de mis problemas. DLO en diez minutos
más, y luego RLO no mucho después. Mejor nos vamos.
—¿DLO y RLO? —dije, recordando que
North también había dicho algo sobre eso—. ¿Qué significan esas siglas?
—Luces
de los Dormitorios Fuera, cuando todos los cadetes deben volver a sus
dormitorios y Luces del Cuarto Fuera, cuando todos tienen que regresar a sus
habitaciones. Se supone que cada luz en el lugar debe estar apagada pero
tú puedes librarte
con una pequeña lámpara para estudiar, mientras puedas probar que eso es lo que
haces si un encargado de los dormitorios viene a revisar.
—Oh, muy bien —asentí y lo
dejé guiarme lejos del lago y de vuelta hacia los dormitorios. No vimos a nadie
más afuera y asumí que los demás cadetes estaban ya en sus habitaciones. Antes
de que me fijara, estaba de pie en las sombras del edificio Goddar, diciendo
buenas noches—. Gracias por el recorrido —dije cortésmente, preguntándome
cuándo iba a soltar mi brazo.
—Gracias por el placer de tu
compañía. —De pronto el rostro de MacCarthy estaba muy cerca del mío—. Mucho
más de lo agradable—. ¿Te importaría si te doy un beso de buenas noches?
—murmuró.
Una conmoción me atravesó.
—¿Qu…? —Comencé pero su boca
descendió sobre la mía y me encontré repentinamente luchando por aire.
—¡Oye! —Lo empujé hacia atrás
y limpié reflexivamente mis labios con mi mano—. ¿Qué crees que estás haciendo?
Frunció el ceño.
—Besándote. Pregunté antes.
—No me diste la oportunidad
de responder. —Aún podía sentir la presión de sus labios contra los míos y me
hizo querer restregar mi boca con jabón.
MacCarthy me dio una mirada
exasperante.
—No te hagas el frío. Si no
querías que te besara, ¿por qué dejaste que sujetara tu brazo?
—No
lo sé. Yo… pensé que así era como los amigos se trataban los unos a los otros
aquí. —Negué con mi cabeza—. Mira, necesito irme.
—De acuerdo, escapa entonces,
pequeño niño. —Su tono era aburrido pero podía ver un dolor genuino en sus ojos
verdes.
No sabía qué más decir.
—Buenas noches —balbuceé y me
fui dentro del dormitorio.
Era algo bueno que Demetri y
su banda no estuvieran esperándome para tenderme una emboscada de nuevo porque
subí la escalera hacia mi habitación en una especie de aturdimiento. El beso de
MacCarthy —el cual había sido el primero— me había dejado casi tan perturbada
como el puñetazo del bravucón.
Se había sentido equivocado y
atemorizante y ligeramente repugnante. En el Victoria no besábamos a otra
persona a menos que estuviéramos casados o comprometidos. Sentí que MacCarthy
me había robado algo que podría haber compartido con alguien más—alguien que
realmente me importara.
—¿Qué te llevó tanto tiempo?
Es casi DLO, si llegas a ser atrapado luego de eso es una sanción y cinco
golpes con el remo o la vara.
Miré hacia arriba para ver a Cullen
frunciendo el ceño hacia mí mientras yo cerraba detrás de mí la puerta de
nuestra habitación.
—Yo… MacCarthy me dio un
recorrido por el campus.
—Lo hizo, ¿no? —Una expresión
de preocupación pasó sobre sus rasgos refinados—. ¿Estás seguro de que eso
es todo lo
que hizo? ¿Por qué te ves de esa manera? Y ¿por qué te sigues limpiando la
boca?
Me
di cuenta que me estaba restregando la boca con la manga de la chaqueta de Jasper
y me obligué a detenerme.
—Estoy bien —balbuceé.
—No, no lo estás. —Dio una
zancada hacia delante y bajó la cabeza para mirarme mejor—. ¿Qué sucedió? Te
dije que fueras cuidadoso.
—Lo sé. —No podía mirarlo a
los ojos y sentí mis mejillas arder de vergüenza— . Él… él me besó.
—¿Te besó? ¿Eso es todo?
Cuando asentí, Cullen rompió
en una repentina carcajada.
Lo fulminé con la mirada.
—Me alegro de que encuentres
esto tan gracioso.
Él negó con la cabeza.
—Lo siento, es que por la
mirada que tenías en tu rostro pensé que algo horrible había ocurrido.
—¡Fue horrible! —dije
bruscamente—. Sin mencionar completamente inesperado. Él parecía tan gentil y
divertido, y encantador. Me invitó a un paseo tardío y luego…
—¿Inesperado? —me interrumpió
Cullen—. Oh venga ya, Swan. ¿Qué pensabas que
iba a suceder si aceptabas ir a un "paseo tardío" con él alrededor
del campus?
—No lo sé, pero no eso.
Él sacudió la cabeza.
—Realmente eres completamente
ingenuo ¿no?
—No hacemos tales cosas en La
Push —dije con rigidez—. No besamos a nadie hasta que estamos casados o al
menos comprometidos. —Sacudí mi cabeza—.
Es que justamente no
comprendo por qué pensaría él que yo querría… hacer cualquier cosa como esa con
él.
—Probablemente por el rumor
que Demetri está difundiendo. —Cullen cruzó los brazos sobre su pecho.
—¿Rumor? —Elevé la mirada
hacia él, mi corazón martilleando en mi pecho. A pesar de que estaba aparentando
ser un hombre, no podía apartar los ideales femeninos que habían sido
inculcados en mí desde mi nacimiento. Recuerda
querida, una vez perdida, tu buena reputación se va para siempre. Y tú te
pierdes con ella, susurró
una pequeña voz en mi cabeza—. ¿Por qué estaría Demetri difundiendo un rumor
sobre mí? —demandé.
—Para desacreditar todo lo
que digas, en caso de que decidas decir lo que viste en el Edificio de
Administración por supuesto. —Cullen habló como si fuera perfectamente obvio—.
Ahora si les dices a las personas que él recibió golpes y eligió el remo por
sobre la vara, sólo se verá como si estuvieras tratando de vengarte de él por
lo que está diciendo.
Esto se estaba poniendo cada
vez peor.
—¿Qué está diciendo él?
—Necesitaba saber.
Cullen frunció el seño.
—Desafortunadamente, le ha
estado diciendo a la gente que te vio con Riley.
Repentinamente las carcajadas
de los cadetes sobre mi uniforme en el comedor tuvieron sentido. Puse una mano
sobre mi mejilla encendida.
—¿Me
vio haciendo qué?
—No lo quieres saber —dijo
sombríamente—. Pero créeme, no es bueno.
—Pero… pero yo nunca…
Cullen se encogió de hombros.
—Tú sabes eso y yo sé eso pero el resto del
campus cree que eres un poco ligero en tus botas de anti-gravedad.
—¿Qué?
—Gay. Lo cual es
probablemente el por qué MacCarthy fijó su atención en ti. — Sacudió su cabeza
de nuevo—. En serio, ¿no te puedes dar cuenta cuando te echan los canes?
—¿Echarme los canes? ¿Quieres
decir flirtear?
—Por supuesto —asintió.
Pensé sobre ello. Había
acudido a algunas fiestas donde los caballeros me dedicaban delicados cumplidos
pero ninguno de ellos había sido tan evidente como para tratar de besarme.
—Yo… yo supongo que nunca me
ha sucedido antes.
Cullen me miró escéptico.
—¿Viéndote de la manera en
que lo haces? Encuentro eso muy difícil de creer.
Debes ser un imán para chicos
como MacCarthy.
—Pero no hacemos tales cosas…
—En La Push, correcto, lo
entiendo. —Él exhaló y pasó una mano entre su cabello en un gesto de
frustración—. Dios, no puedo creer que hayan puesto a un pequeño mocoso ingenuo
aquí dentro conmigo.
Me enfurecí.
—¡No soy un mocoso!
—No te veo negando la parte
de ingenuo de todos modos —dijo secamente—. Lo que estoy tratando de decirte es
que esto es algo de lo que vas a tener que estar alerta. ¿Recuerdas lo que te
dije esta mañana sobre que aquí había muchos hombres y ningunas chicas
alrededor? Bueno, algunos chicos van a pensar que eres… eres…
—¿Que
soy qué?
Su rostro enrojeció.
—Hermoso, ¿de acuerdo?
—¿Hermoso? —La palabra envió
una sacudida de miedo a través de mí. Como una chica era un cumplido, como un
chico, era una condena.
Cullen
suspiró.
—Lo siento pero realmente,
ninguna otra palabra le queda. No con tus ojos y boca y… de todos modos, sólo
estoy diciendo que a algunos chicos les va a gustar tu aspecto y podrían venir
tras de ti de la misma manera en la que MacCarthy lo hizo. ¿De acuerdo?
Me sentí enferma.
—¿Voy a tener que sospechar
de todas las personas que me encuentre? ¿De cualquiera que quiera hacer
amistades conmigo?
—No dije eso. Sólo te digo
que tengas cuidado, eso es todo. —Él paseó ambas manos entre su cabello—. Dios,
ni siquiera sé por qué me preocupo en decirte esto, debería ser obvio. Sólo haz
lo que quieras.
Sacudiendo su cabeza, regresó
a su lado de la habitación y comenzó a quitarse la chaqueta del uniforme. Pero
no se detuvo al sacarse la chaqueta. Luego vino la nueva, blanca camisa que
utilizaba bajo ella, revelando amplios hombros y una espalda desnuda que
conducía a una cintura angosta. Lo observé, fascinada e incapaz de desviar la
mirada. Pero cuando lo vi comenzar a desabrochar sus pantalones, finalmente
recuperé mi voz.
—¿Qué… qué estás haciendo?
Él giró su cabeza brevemente
hacia mí.
—Alistándome para tomar una
ducha. Mejor te das prisa si quieres una también, DLO fue hace cinco minutos y
RLO es en otros diez.
Una ducha. ¡Oh como quería una! El
pensamiento de agua caliente deslizándose sobre mi cuerpo cansado, refrescando
la piel que se sentía mugrienta casi desplazó fuera de mi mente el hecho de que
Cullen se estaba desvistiendo frente a mí. Como sea, la vista de nalgas
desnudas mientras él empujaba los pantalones de su uniforme y su ropa interior
hacia abajo, me trajo a la realidad.
Su trasero era firme y
tonificado —lo opuesto, de hecho, a lo que había visto mientras Demetri era
zurrado. No había una cubierta por supuesto y vello negro tampoco,
aparentemente no todos los hombres eran velludos en todas partes. Bueno, era
bueno saberlo.
Repentinamente me di cuenta
de lo que estaba haciendo —estudiando a un hombre desnudo como si fuera
perfectamente normal hacerlo. Y ahora él estaba completamente desnudo. ¿Qué estaba mal conmigo?
—¡Oh! —Desvié la mirada justo
cuando él se daba la vuelta hacia mí.
—¿Qué pasa contigo? —Cullen
sonó incrédulo—. ¿Realmente me vas a decir que nunca has visto a otros chicos
desnudos antes?
Pensé en las flácidas y
velludas nalgas de Demetri.
—No mucho —admití, todavía
desviando la mirada firmemente—. ¿Te importaría… ponerte una toalla?
—Está bien. —Envolvió una
peluda y blanca toalla alrededor de su cintura—. Pero vas a tener que superar
toda esta cuestión de la modestia si quieres salir adelante en este lugar. O si
quieres tomar una ducha de todos modos. —Hizo un gesto hacia la puerta—.
¿Vienes o no?
No había manera alguna en que
quisiera ver más de mis compañeros cadetes desnudos así que abrí mi boca para
darle un firme "no". Luego se me ocurrió que podría ocultarme en una
de las casillas y esperar a que todos se hubieran ido a sus habitaciones. Luego
me podría escabullir y darme una ducha rápida, ¿no? Era un plan peligroso, pero
tentador.
Cullen pareció malinterpretar
mi vacilación como miedo.
—No te preocupes sobre Demetri,
no se va a meter contigo mientras yo esté
alrededor.
Asentí.
—Está bien. —Corriendo hacia
el armario, tomé una toalla y un par de viejas pijamas de Jasper que había
traído conmigo—. Voy a ir. Me desvestiré más tarde, en privado.
Cullen me dio una mirada
disgustada y sacudió la cabeza.
—Está bien, mientras no
trates de ducharte con ropa porque "así es como hacen las cosas en La Push."
Deseaba
fervientemente poder hacer exactamente eso, pero dudaba que todos aceptaran
como excusa mi estricta crianza. Presionando mi toalla y ropa fuertemente
contra mi pecho, seguí a Cullen hacia lo fresco, pidiendo en contra de la esperanza
que pudiera tomar un baño.
La ducha me eludía, pero no
por falta de intentarlo.
Caminé por el salón con un
gran grupo de hombres desnudos y medio desnudos, tratando de mantener mi mirada
hacia el frente y no darme cuenta de cosas que preferiría no ver. Se reían y
peleaban, golpeándose con toallas y haciendo una cantidad ridícula de ruido. Cullen
estaba justo a mi lado, más alto que los demás, su pecho y hombros desnudos se
veían de un dorado bronceado bajo las luces. Apreciaba su presencia protectora,
aunque no la entendía. ¿No me había dicho que se rehusaba a ser mi
guardaespaldas? Aunque, no estaba cuidándome mucho más que manteniendo un ojo
en mi. Estaba agradecida de que lo hiciera, especialmente cuando vi a Demetri, Felix
y Alec por delante de nosotros en la cola para la ducha.
No me vieron, sin embargo y
fui capaz de silenciosamente meterme en uno de los puestos, aún sujetando mi
toalla y pijamas. Esperé tan pacientemente como pude, escuchando las profundas
voces masculinas elevándose repentinamente y las risas junto con las
atormentadoras salpicaduras del agua contra los azulejos.
Pensé en desvestirme y
colocarme la toalla pero no pude sacar el coraje para hacerlo. Sólo la idea de
estar desnuda en un lugar lleno de hombres, aunque pensaran que yo era uno de
ellos, hacía mi corazón trastabillar. Una cosa que podía hacer, sin
embargo, era desenvolver la cinta restrictiva de mis pechos.
Alcanzando bajo mi camisa, lo
hice y suspiré un aliento de alivio ante la libertad. Mis senos dolían por
estar restringidos todo el día pero me dije que tendría que acostumbrarme.
Doblé la gran cinta en un paquete pequeño y compacto y lo escondí en mi pila de
ropa y esperé.
Finalmente los gritos y los
alaridos de los otros cadetes murieron y los últimos sonidos de pasos de pies
desnudos contra los azulejos se desvanecieron en la distancia. Sintiéndome
envalentonada, decidí que era seguro desvestirme.
Rápidamente, me quité la ropa
que había estado usando todo el día y tomé mi toalla azul oscuro. Estaba justo
abriendo la puerta del puesto de baño para entrar en el silencioso y húmedo
aire cuando fue arrebatada de mis manos y abierta.
Jadeé y subí mi toalla,
cubriéndome justo a tiempo.
—¿Quién eres? ¿Y por qué no
estás en tu habitación? Ya pasó la RLO. —El hombre mirándome era más viejo que
un cadete y tenía un ceño en su rostro. Vi que estaba usando unos zapatos de
suela suave, no me extraña que no le hubiera oído venir.
—So…soy J-Jas Swan
—tartamudeé—. Soy nuevo aquí. ¿Quién es usted?
—Lackson. Monitor de dormitorios. —Su ceño se profundizó—. ¿Sabes cuál es la
penalización por perder la LCF?
—Lo sien… siento —dije,
tratando de pensar rápido—. Yo… mi estomago… algo que comí esta noche en el
comedor no me cayó bien, creo.
Su expresión intimidante se
suavizó un poco.
—Está bien, es entendible.
Pero necesitas regresar a tu habitación. Ya te bañaste, ¿verdad?
Miserablemente,
asentí. Nunca me había sentido tan infeliz de decir una mentira en mi vida pero
tenía miedo de que si decía la verdad y admitía que no me había bañando,
insistiría en mirarme mientras lo hacía. Y no me podía arriesgar.
—Bien entonces. Regresa a tu
habitación —asintió en dirección al pasillo.
—Yo… pero yo… ¿Puedo por
favor vestirme primero? —pregunté con voz de ruego. Pero la poca reserva de
misericordia que Lackson parecía haber tenido ya había sido gastada.
—Vístete en tu habitación
—dijo severamente—. Apresúrate, marchando. Sólo te dejo escapar de los azotes
porque eres nuevo pero es mejor que esto no pase de nuevo.
—Sí, señor —mascullé,
asegurándome de que mi toalla estuviera enrolladla apretadamente alrededor de
mi cuerpo y presionando mi pila de ropa contra mi pecho, dejé el abrigo del
puesto de baño y me forcé a caminar hacia el pasillo.
Nunca me había sentido más
humillada y desnuda en mi vida. De alguna manera cuando me imaginaba mi vida en
la Academia, allá en Dianna, nunca me había imaginado un escenario así, siendo
forzada a caminar por un pasillo utilizando sólo una toalla junto con un hombre
extraño. Si este pequeño incidente fuera descubierto, arruinaría por completo
cualquier esperanza que pudiera tener de tener un matrimonio respetable, al
menos en la Push. Luego de nuevo, un matrimonio respetable era de lo que había
estado escapando cuando vine aquí en primer lugar, así que era estúpido
preocuparse sobre arruinar mis prospectos ahora.
—Allí estas. —La voz familiar
y profunda interrumpió mis pensamientos y subí la mirada para ver a Cullen
observándome.
—Cullen —ladró el monitor de
dormitorios—. Qué crees que haces pasada la RLO. ¿Quieres azotes?
—Sólo buscaba a mi compañero.
—Cullen hizo un gesto hacia mí—. Es nuevo aquí y no muy brillante. Además Demetri
y su pandilla ya le han sacado brillo, ¿ves la cara? —Apuntó hacia mi mejilla
amoratada—. Pensé que podría estar en problemas.
—Está bien entonces, que
bueno de tu parte preocuparte por él —dijo Lackson gruñonamente—. Pero ponlo al
corriente y asegúrate de que no permanezca fuera después de las LCF de nuevo.
La próxima vez serán azotes para ambos.
—Sí, señor —asintió Cullen y
tomó mi brazo—. Vamos, Swan, ¿Puedes mantenerte alejado de problemas por cinco
minuto?
Le dejé arrastrarme hacia la
habitación pero en el momento en que se cerró la puerta, me alejé de él, casi
perdiendo mi toalla en el proceso. La tomé con odio y la mantuve de forma
protectora sobre mi pecho mientras me volteaba para mirarlo.
—¡Déjame solo! ¡Y deja de
tratarme como un idiota!
—Deja de actuar como uno
entonces —soltó—. ¿Qué hacías de todos modos? ¿Escondiéndote de Demetri? Te
dije que no se metería contigo mientras esté a tu alrededor.
Podía sentir mis mejillas
calentándose.
—Sólo estaba… estaba
esperando a que todo el mundo se fuera.
Me había tropezado con algo
grande en la oscuridad y me encontraba cayendo. Caí sobre algo caliente que
gritó y saltó, Cullen.
—Que dem… —Encendió una
pequeña luz de mesa y vi por su pequeño resplandor que había caído en su
regazo. Su rostro, sus penetrantes ojos azules entrecerrados, estaba
enteramente muy cerca de los míos.
—¡Lo siento! —Trastabillé
para ponerme de pie tan rápido como pude y habría andado torpemente dentro de
la oscuridad del cuarto si él no hubiera sujetado mi brazo.
—Eres realmente un idiota,
¿verdad? —Sonaba exasperado pero también divertido.
—Yo no so… —empecé.
—Sólo cállate y mira. Te
alumbraré el camino. —La leve luz se movió de su rostro y brilló hacia el lado
de mi cama, sólo a unos pasos de distancia—. Tu cama está allí, ¿ves? Al lado
de la mía. Y hay una mesa de noche entre ellas así que no te tropieces con eso…
las esquinas puntiagudas no son divertidas en la oscuridad.
—Ya veo —dije rígidamente—.
Puedes soltarme ahora.
—Sigue. —Liberó mi brazo—.
Solamente ten cuidado.
—Gracias. —Llegué segura a mi
cama y me metí bajo las mantas con alivio.
—De nada —dijo Cullen
gruñonamente—. Ahora ve a dormir. Nos despertamos a las cero seiscientas horas
aquí.
—Está bien. —Me di vuelta a
un lado lejos de él, mirando la oscuridad y preguntándome porque me sentía tan
extraña. Estando cerca de MacCarthy más temprano no había hecho sentir mi
estomago como si estuviera lleno de mariposas. Pero caer sobre el regazo de Cullen
me puso decididamente mareada. Me dije que sólo estaba sacudida por la caída y
trataba de estabilizarme. Aun así mi corazón martillaba y mis palmas estaban
húmedas.
Decidí que lo que necesitaba
para relajarme eran los sonidos suaves y claros del violín de Jasper. Por
suerte, había puesto el cubo de sonido de su mejor sesión de práctica en mi
lado de la mesa de noche. Buscándolo silenciosamente a tientas lo encontré,
desenvolví los pequeños cables que conectaban los auriculares y los coloqué en
mis oídos. Luego, manteniéndolo en el volumen más bajo posible, encendí el
cubo.
Pero escuchar los sonidos de
mi amado y distante hermano tocando, resultó ser un error. No podía evitar
imaginarlo en mi mente, sus largos y delicados dedos en el trabajo, dibujando
el arco sobre las perfectamente afinadas cuerdas del violín que amaba tanto. La
mirada de concentración en su rostro mientras tomaba los adagios y la pura entrega
que brillaba en sus ojos cuando el coro llegaba a un crescendo…
Oh Jasper, pensé con pena mientras me enterraba
más profundamente en mis mantas. ¿Cómo
lo lograré aquí? ¿Cómo puedo evitar exponernos cuando ni siquiera puedo encontrar la manera de
bañarme? ¿Qué voy a hacer?
A pesar que me había
prometido no llorar más, no pude detener las lágrimas calientes que surgieron
en mis ojos. Repentinamente todo el día me cayó encima, la pelea con Demetri,
el malentendido con MacCarthy, quien genuinamente me gustaba como amigo y sin
mencionar el hecho de que mi compañero pensaba que era un idiota y odiaba
compartir la habitación conmigo. Y
no olvides el asqueroso rumor que corre sobre ti, susurró una
pequeña voz en mi cerebro. Eso
seguramente te hará popular, por todas las razones equivocadas.
Las lágrimas caían más rápido
ahora, mi pecho oprimiéndose con sollozos que no podía detener. Traté de
acallar mis sonidos de pena con mi almohada, pero no ayudó. Nada ayudaba.
—Oye. —Una grande y caliente
mano cubrió mi brazo, temporalmente sacándome de mi momento de llanto.
—Lo… lo siento —dije, mi voz
saliendo rota e infeliz—. Sé que estoy interrumpiendo tu sueño. Regresaré al…
al clo-closet si quie-quieres.
—No, está bien —suspiró Cullen—.
Mira, si lo que estás escuchando te da nostalgia, sólo apágalo.
Dándome cuenta de que
probablemente era una buena idea, apagué el cubo y saqué los auriculares de mis
oídos.
—Mucho mejor —dijo
aprobatoriamente—. No te hagas eso, ¿está bien? Especialmente no la primera
noche. La primera siempre es la peor. Pero se pone mejor… Lo prometo.
—¿De
verdad? —La gran mano caliente apretó mi brazo.
—¿Mejor ahora?
—Supongo. —Limpié mis ojos
con mi manga y me sorbí la nariz—. Lo siento, supongo que no es muy, uh,
masculino llorar.
—No en realidad. —Sonaba un
poco divertido de nuevo—. Pero no lo diré si tú no lo haces.
—Gracias —dije agradecida—. Y
gracias por no estar molesto.
—De nada. —Su mano dejó mi
brazo y le oí moverse en su cama, las sabanas haciendo ruido al rozarse a su
alrededor—. Ahora trata de dormir ¿está bien?
—Bien. —Asentí en la
oscuridad incluso aunque no pudiera verme—. Buenas noches.
—Buenas noches, Swan.
—Bostezó y le oí moverse de nuevo, luego silencio. Tenía miedo de que podría
mantenerme despierta toda la noche pero la tanda de llanto había drenado lo
último de mi reserva emocional. Antes de darme cuenta, estaba bostezando
mientras el sueño me arrastraba.
Mi último pensamiento fue
mientras cerraba mis ojos que no sabía qué pensar de Cullen, pero me gustaba la
sensación de su mano en mi brazo. Me gustaba mucho.
DLO: Dorm Lights
Off. Luces de los dormitorios apagadas. / RLO: Rooms Lights Off. Luces de las
habitaciones apagadas.
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hola todos una aclaracion en casi todo los capitulos se hablan por apellidos.
5 comentarios:
hola me encata tu historia espero con ansias los proximo capitulos, me gustaria leer los pensamientos de edward..me encantan estas historias...
Oooo wao emmett se la queria liar con bella jaja .. este cullen no es lo q parece y tmb ve q swan es hermoso asi q x algo se empieza ya quiero ver como va a descubrir sobre bella me encanta el fic
en serio me hacesa emmett gay? es que no te lo perdono por dios si es mi oso sensual, aunque si estamos con esas hasta ed parece serlo si enccontro a swan guapo jajaja
creo que de verdad les hacen falta mujeres en esa academia que andan mirandose todos
buen fic me encanta
Gracias,me encanta esta historia y no se como hará ella para salir de todo ese lìo.
Muchas gracias por el capítulo
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