Capitulo3
El edificio Goddard era
un dormitorio ruidoso y desordenado.
Mientras caminaba por
las grandes escaleras que conducían hasta el cuarto piso, vi a muchos de mis
nuevos compañeros de dormitorio riendo y bromeando unos con otros. Sin embargo,
su comportamiento estaba mucho más allá de cualquier comportamiento masculino
que hubiese visto en las pocas fiestas de sociedad a las que Jasper y yo
habíamos asistido. Los cadetes de Forks Academy hacían comentarios groseros,
contaban chistes sucios, se tiraban gases, escupían, se rascaban en las zonas
inconfesables, y se golpeaban el uno al otro con frecuencia.
Traté de no mirar
fijamente mientras me iba, pero era difícil entender sus acciones. Jasper nunca
había actuado así, incluso en la intimidad de nuestro hogar siempre fue un
perfecto caballero. Contemplé, perpleja, como un estudiante agarraba a otro
alrededor del cuello y frotaba el cuero cabelludo de la víctima fuertemente con
los nudillos gritando: "¡Coscorrones!"
—¡Suéltame! ¡Me rindo,
me rindo! —gritó el otro chico, pero no sonaba amargado. De hecho, ambos
parecían estar disfrutando. ¿Por qué? Era un misterio para mí. Me preguntaba
cómo diablos alguna persona podría disfrutar de golpear a alguien o ser
golpeado. Además, ¿cómo podían estudiar con todo este ruido? Compitiendo con la
música atronadora de varias habitaciones diferentes, casi pero no del todo
ahogando los gritos y risas masculinas de los juegos bruscos.
Me sentí aliviada
cuando llegué al cuarto rellano al ver que la mayor parte del ruido se había
quedado atrás en las últimas tres plantas. Había algunas puertas entreabiertas
con música suave viniendo desde dentro, pero no había nadie en los pasillos
gritando o dándose puñetazos o “coscorrones”.
Tal vez esta zona era
para los estudiantes serios que realmente querían estudiar.
Deseaba que fuese así
fervientemente, de todos modos.
Caminando por el
pasillo, leí los números de las habitaciones hasta que encontré la puerta lisa
de madera marcada con cuatro-cero-ocho. Por encima de la cerradura de la
puerta, que parpadeaba en rojo, había una pequeña almohadilla de Identificación
negra. Recordando la promesa de Biers de que aceptaría mi huella dactilar,
apreté mi pulgar contra la superficie plana y esperé. Por un momento pensé que
no iba a funcionar. Luego, con un leve beepbeep- boop, el LED
cambió a una luz verde mientras la puerta se abría.
El cuarto estaba
desierto, pero era claro que alguien más ya se había instalado.
Miré con consternación
los objetos personales esparcidos por la habitación y el edredón hecho a mano
sobre una de las camas estrechas. Biers nunca había dicho nada acerca de un
compañero de cuarto. En mi ingenuidad, yo había asumido que iba a tener una
habitación para mí sola, tal como lo hacía en casa.
¿Acaso no iba a haber
ningún lugar en el campus donde pudiese relajarme y ser mi verdadero yo?
Al parecer, no. Con un suspiro, dejé
caer mi mochila junto con el montón de uniformes y botas en la cama sin hacer y
fui a echar un vistazo. En un escritorio enfrente de las dos camas gemelas
había una pequeña foto holográfica, del tamaño de mi mano. La agarré y la
estudié.
Mostraba a dos
muchachos, claramente uno mayor que el otro, con los brazos alrededor del otro
y sonrisas en sus rostros. El muchacho mayor era alto y de un corte limpio con
el pelo dorado oscuro, ojos azul penetrantes, y características nítidas y bien
definidas. Él tenía su brazo alrededor del muchacho más joven que compartía el
mismo pelo y color de ojos, lo que me hizo pensar que debían ser hermanos.
Pero algo estaba mal
con el hermano menor, estaba torcido de alguna manera, su cuerpo más pequeño
encorvado en una postura extraña que me hizo girar el holograma de un lado a
otro, tratando de ver exactamente lo que estaba mal con él. ¿Tenía algún tipo
de mutación o enfermedad? Este tipo de cosas eran altamente inusuales ahora que
casi cualquier deformidad podía ser curada en el útero. ¿Entonces por qué lucía
así? ¿Por qué...?
—¿Quién demonios eres
tú y qué haces en mi habitación?
Salté y casi dejé caer
la foto en mi pánico. Tanteando para devolverla, me volví para ver al chico
alto de cabellos dorados, claramente el hermano mayor en la foto, de pie en la
puerta con el ceño fruncido en su rostro aristocrático. Era incluso más alto que
Broward y mucho más musculoso, y no pude dejar de notar que sus hombros eran
dos veces más anchos que los míos. En los lóbulos de las orejas tenía pernos de
platino puro y ónix, un testimonio mudo de la riqueza y el privilegio que podía
leer en su rostro.
—Lo siento —dije
mientras me alejaba de la mesa—. Fui asignado a este cuarto por el asistente
del director ¿Biers? ¿Riley Biers?
Él frunció el ceño.
—Bien, Chico Listo, ya
sé quién es. Pero el ciclo lectivo ya ha comenzado y no se admiten más estudiantes
nuevos. Se supone que sólo yo uso este espacio, lo tengo para estudiar.
Fruncí el ceño.
—Yo también pensé que
iba a tener una habitación personal. Parece que los dos nos equivocamos.
—Vamos a ver eso. —Me
miró—. Tengo que estar entre los primeros diez porcentajes del Cuerpo Espacial
en los exámenes de entrada para ser elegible para su programa de oficialidad
temprana. No voy a permitir que cualquier estudiante novato estropee esto por
mí.
Me ericé.
—Para tu información,
soy de la tercer Formación. Y también estoy tratando de entrar en el
Cuerpo Espacial.
Sus ojos azules
parpadearon por encima de mí con desprecio.
—Vas a estar tratando
durante algún tiempo entonces, lagartija. Tienen un requisito de altura mínima,
ya sabes.
—Tú... —No podía pensar
en nada tan malo como para llamarlo. Allí en mi luna le habría acusado de ser
poco caballeroso, pero eso es algo que una señorita le diría a un joven. No
pensaba que se tratara de una acusación que un hombre pudiera hacer a otro
hombre.
A mi nuevo compañero de
cuarto no parecía importarle que yo tuviese la lengua trabada.
—Voy a bajar a la parte
administrativa para arreglar esto, así que no te pongas demasiado cómodo. —Me
señaló con el dedo—. Y no toques mis cosas.
—No te preocupes —le
respondí, por fin encontrando mi voz—. No he tenido mi refuerzo antibacterial
aún este año. No me gustaría tomar nada.
Su rostro se
ensombreció.
—Lo único que vas a
tomar es mi puño en tus dientes si sigues así, cero a la izquierda.
—No me llames
así. —Puse una mano en mi cadera—. Sólo porque seas una pobre excusa de una
terca bestia sobrealimentada...
—Oye. —Dio un paso
hacia mí, entrecerrando los ojos azules—. Tienes una boca bastante grande para
un tipo tan pequeño.
—Por lo menos eso es lo
único grande en mí. —Levanté la barbilla, mirando hacia él—. A
diferencia de algunas personas que parecen ser demasiado grandes en todo. ¿Te
han revisado la pituitaria últimamente? Existen tratamientos para el
gigantismo, ya sabes.
—¿De qué estás
hablando? —demandó—. No hay nada mal en mí. Todos en mi familia son
altos.
—¿Y son estúpidos
también? ¿O es sólo tú? —Levanté una ceja—. ¿Es ese gran cerebro tuyo está
teniendo problemas para obtener oxígeno allí?
—Tú, pequeño... —Dio un
paso hacia mí en advertencia y lo esquivé.
—Así es, soy pequeño.
Y tú eres grande. No se siente bien burlarse de uno a causa de su tamaño,
¿verdad? —exclamé.
Por un momento se quedó
allí mirándome. Luego, sin decir palabra, se volvió y salió de la habitación,
cerrando la puerta detrás de él. Golpeó contra el marco de madera y rebotó,
quedando entreabierta para que pudiera oír sus pasos airados por el pasillo.
¡Genial! ¡Simplemente
genial! Me
hundí en la cama sin hacer junto a mi mochila y hundí mi cara en mis manos. Ni
siquiera había estado en Forks Academy una hora entera con todo y ya tenía dos
enemigos. Dos enemigos muy grandes y enojados.
¿Qué me esta pasando? Me pregunté, pasando
mis manos por el pelo corto. Nunca he tenido tantos problemas cuando Jasper
y yo salimos en la sociedad antes. ¿Por qué tengo tantos problemas
ahora?
Bueno, por un lado las
reglas de la buena sociedad no parecían aplicarse aquí en el Forks Academy. Era
como un pequeño mundo. Y por el otro, era obvio que yo no sabía cómo tratar con
los hombres, no como si fuese uno de ellos, de todos modos. Tendría que
estudiar a los cadetes a mí alrededor y tratar de hacerlo mejor. Nunca duraría
dos años a este ritmo.
No sé cuánto tiempo me
senté en el borde de la cama sintiéndome miserable, pero me pareció una
eternidad. Quería llorar, pero contuve las lágrimas con gravedad. Me había
prometido poner fin a mis comportamientos débiles, de niña, y nada era más
débil o femenino que ceder a la emoción. Tomando una respiración profunda, me
puse de pie para empezar a desempacar. Biers me había asignado a esta
habitación y que me torturen si iba a dejar que mi compañero de cuarto
arrogante, crecido en exceso me echase fuera de él sólo porque no quería
compartir.
Puse algunos recuerdos
de casa alrededor de la habitación, sintiendo un nudo en la garganta al
desempaquetar el cubo pequeño de sonido que contenía algunas de las sesiones de
mejores prácticas de Jasper en su violín. Sin llorar, me recordé
de nuevo mientras hacía la cama con la pila de sabanas limpias que encontré en
el armario pequeño. Colgué mis uniformes junto a los mucho más grandes que ya
estaban allí, pero no encontré lugar para guardar mi ropa interior o la ropa
doblada que había traído de casa.
Encogiéndome de
hombros, me di por vencida por el momento porque tenía que utilizar la ducha.
Me sentía pegajosa y cansada después de mi largo viaje en el autobús lleno de
gente por la mañana. ¿Tal vez debería tomar una ducha rápida ahora, mientras mi
nuevo compañero de cuarto estaba fuera? No, probablemente fuese demasiado
arriesgado, podría volver con Biers y el director para resolver nuestra disputa
en cualquier momento.
Suspirando, decidí que
tendría que permanecer sin lavarme hasta que él estuviese en la cama y dormido.
En el ínterin, sin embargo, tenía que responder a la llamada de la naturaleza.
Pero cuando abrí la
puerta que yo había asumido llevaba al baño, sólo encontré un lugar poco
profundo lleno de estanterías. Algunas pilas de ropa doblada y un par de
zapatos de repuesto, alrededor de tres veces más grandes que los míos, estaban
puestos ordenadamente en dos de los estantes. Los otros dos estaban vacíos, así
que aproveché la oportunidad de terminar de desempacar mi mochila.
Aunque mi problema de
almacenamiento se había resuelto, otro estaba creciendo. Para decirlo con
delicadeza, yo realmente tenía que ir. ¿Dónde en las quince lunas estaba
el estúpido baño? ¿Tal vez había uno comunal en alguna parte a lo largo del
pasillo que me había perdido cuando estaba viniendo? Eso no sería óptimo, pero
en este momento yo estaba dispuesta a ir a cualquier sitio.
Cerré la puerta de la
habitación detrás de mí, y empecé a buscar un lugar para hacer mis necesidades.
Pensé en llamar a una de las puertas abiertas y preguntar a algunos de los
otros cadetes, pero decidí que cuanta menos atención atrajese, mejor. Me alegré
de mi decisión una vez que anduve más allá de la escalera y encontré lo que
buscaba por mi cuenta.
Un amplio arco abierto
en el extremo del pasillo conducía a una habitación grande, donde los pisos y
paredes por igual estaban ambas cubiertas con azulejos azules y blancos. Hay
una fila de urinarios de un lado y algunas cabinas cerradas en el extremo de la
línea. Al otro lado de los baños hay una hilera de lavabos y espejos, al
parecer para el afeitado. Esperaba no tener que explicar a nadie la razón por
la que no iba a tener bigotes. Tal vez podría decir que tenía algún tipo de
desequilibrio hormonal.
Usé una de las cabinas
y estaba a punto de regresar a mi habitación cuando se me ocurrió que no había
visto las instalaciones de las duchas. ¿Dónde se bañaban los cadetes? Un
pequeño pasillo llevaba lejos de la zona principal del baño. Mi curiosidad sacó
lo mejor de mí y seguí el camino y doblé en la esquina para ver si podía encontrar
las duchas.
El pasillo que llevaba
a otro espacio de azulejos grandes, pero no había duchas con cortinas o
bañeras. Yo estaba perpleja, ¿cómo se bañaban por aquí? Entonces un destello de
plata mate llamó mi atención.
Mirando hacia arriba,
vi la cabeza de una ducha empotrada en la pared de azulejos. Y otra, y otra, a
intervalos de dos pies de distancia por todo el espacio cuadrado. Debajo de
cada regadera, había un botón de control de temperatura y un único gran desagüe
circular estaba el centro de la planta.
Mi corazón se hundió.
¡Era una ducha comunal! Aunque buscase por todas partes, no había otras duchas
más pequeñas, cerradas para bañarse en privado.
¿Cómo iba a ser capaz
de tomar una ducha? Aunque si estaba desierto, como en ese momento, no había privacidad.
En minutos en que me quitara mi ropa y las vendas envolviendo mis pechos, sería
vulnerable. Cualquiera que entrara en el baño podría descubrir mi secreto. Por
no mencionar el hecho de que yo no quería tomar una ducha al aire libre en un
lugar donde un montón de hombres desnudos podrían aparecer en cualquier
momento. ¿Qué iba a hacer?
Ninguna respuesta se
presentó y decidí que tendría que pensar en ello más tarde. Alejándome de la
visión desalentadora de la ducha comunal, hice mi camino por el estrecho
pasillo que conducía a la zona principal de nuevo.
Pero cuando doblé la
esquina, me encontré con que mi camino estaba bloqueado. Broward y dos de los
otros cadetes con quienes lo había visto esa mañana estaban de pie hombro con
hombro, cortando mi escape. Miré detrás de mí, pero las duchas eran una
habitación cerrada. No había ninguna otra manera de salir, y nadie a quien
pedir ayuda. Sentí que se me encogía el estómago como un puño y mi corazón
comenzó a golpear frenéticamente contra mis costillas.
Estaba atrapada.
Hola, freshie. —Demitri
me dio una fea sonrisa mientras se adelantaba. Contrajo una mano carnosa en un
puño, con los nudillos estallando amenazadoramente.
—Déjame solo. —Tomé un
paso atrás—. ¿Cómo me encontraste siquiera?
Uno de los otros
cadetes, que tenía ojos saltones verdes y cabello rojo contestó:
—No pudimos obtener tu
dirección de habitación, pero nos las apañamos para averiguar el edificio.
—¿Y tú qué sabes? —Sonrió
Demitri—. Somos vecinos, freshie. Mi habitación está en el piso justo debajo de
ti. ¿No es dulce?
—Yo no te hice nada —dije,
tratando de mantener mi voz sin temblar—. No te estaba mirando a ti ni al
director a propósito, te lo juro. Acababa de pasar por su oficina y escuché sus
voces, así que fui a echar un vistazo. Eso es todo.
—¿Qué pasó con el
director? —El cadete pelirrojo frunció el ceño y miró a Demitri—. ¿De qué está
hablando, Demitri?
—Cállate, Felix —gruñó Demitri,
su rostro tornándose de un opaco color escarlata—. Freshie aquí no sabe lo que
está hablando.
—Tú dijiste que sólo le
dio una conferencia —dijo el otro chico, que parecía tener algún tipo de
enfermedad crónica de la piel—. Tú dijiste…
—No importa lo que
dije, Alec. Sólo cállate.
De pronto comprendí que
sus amigos no sabían acerca del batimiento. Acababa de hacer las cosas un
millón de veces peor para mí. Y ahora Demitri venía por mí.
Cómo deseaba en ese
momento que el tutor de educación física de Jasper me hubiera permitido tomar
los cursos de combate mano a mano junto con mi hermano. Pero a pesar de que
había accedido a las lecciones de esgrima, había dibujado la línea en lo que
llamó "dejar a una dama luchar en el suelo como un perro peleando por un
hueso".
Ahora deseaba que me
hubiera dejado luchar, dama o no. Si lo hubiera hecho, tal vez yo estaría en
una mejor posición para defenderme en este momento. Por otra parte, tal vez no,
había tres de ellos y sólo una de mí. Sin mencionar que todos me superaban por
lo menos por cien libras.
Yo iba a morir. O eso,
o estaría tan gravemente herida que iba a ser llevada al centro médico del
campus y mi secreto sería descubierto. Tenía que hacer algo, pero ¿qué?
—¡Alto! —Levanté la
mano e hice mi voz tan profunda e imperiosa como pude.
Para mi sorpresa, Demitri
en realidad se detuvo y se quedó mirándome con el ceño fruncido en su rostro.
—¿Qué? ¿Tienes algo que
decir antes de que reorganice tu cara? —exigió.
—Vamos a resolver esto
como hombres. —Me alcé a mi altura completa y levanté la barbilla, mirándolo a
los ojos.
—¿Ah? —Él ladeó una
ceja marrón gruesa—. ¿Y cómo arreglan las cosas los hombres, freshie?
—Dame una espada —le
dije.
—¿Una espada? —El
pelirrojo Felix soltó una carcajada troll y Alec se unió a él.
—Escucha eso, Demitri,
pidió una espada.
—Escúchame —le dije con
severidad, ignorando la hilaridad que mis palabras habían causado—. Estoy
seguro de que estudias esgrima aquí, ¿cierto?
—Algunos cadetes lo
hacen. ¿Y qué? —Demitri encogió sus espesos hombros.
—Así que deberíamos
pelear con esgrima por nuestro honor —dije con desesperación—. Después de todo,
eres mucho más grande que yo, esto no es una pelea justa. Pero pon una hoja en
mi mano y probaré quién es el mejor.
Demitri en realidad
parecía estar considerando esto por un momento, con el bajo ceño fruncido en
sus pensamientos. Luego sacudió la cabeza.
—Nop. No lo creo.
—¿Por qué no? —Le lancé
una mirada desafiante—. ¿Tienes miedo? ¿Demasiado cobarde para derribarme en
una lucha justa?
—No. —Me dio una
sonrisa lenta y horrible que me hizo sentir como si alguien hubiera arrojado un
cubo de hielo en la boca mi estómago—. Demasiado perezoso. Además, no me gusta
una pelea justa. Es mucho más divertido a mi manera.
—Espera. —Retrocedí en
el estrecho pasillo que conducía a la zona de las duchas cuando él comenzó a
avanzar de nuevo. Pero esta vez Demitri no se detuvo.
—No más espera, freshie
—me dijo, sin dejar de sonreír—. Felix, Alec — dijo a sus dos secuaces
descomunales—. Sosténganlo. Lo voy a estropear.
Era un buen ajuste en
el pasillo estrecho pero los dos se lanzaron adelante y agarraron mis brazos
antes de que pudiera saltar. Me arrastraron de vuelta a la zona principal más
fresca por la fuerza, aunque estuve pateando y gritando todo el camino.
—¡Ayuda! Ayuda.
—Pensé que mi garganta cedía de gritar, pero nadie vino.
—Cállate ahora freshie.
—Demitri golpeó una mano carnosa en mi boca—. No hará nada bueno que grites.
Incluso si alguien escucha, no se meterá con nosotros.
—Eso es cierto. —Alec
soltó una carcajada en mi oído—. Ni siquiera el director se mete con Demitri.
Yo sabía mejor, pero
lamentablemente ese conocimiento estaba a punto de matarme. Sin embargo, no me
iba a rendir sin luchar.
Abriendo la boca bajo
la mano de Demitri, mordí con fuerza, con el objetivo de tomar un pedazo de su
palma carnosa si me fuera posible.
—¡Ay! ¡Pequeño
bastardo! —El matón sacó su mano y mi boca se llenó con el sabor espeso,
cobrizo de la sangre—. Me mordiste. Realmente me mordiste. — Me miró
como si no pudiera creer que yo haría una cosa así.
—¡Ah sí! —Escupí la
sangre de mi boca y reí, sonando un poco histérica a mis propios oídos—. Cuan desconsiderado
de mi parte. ¿Por qué yo iba a hacer una cosa tan descortés como morderte
cuando simplemente tratabas de “arreglar mi cara”?
—Muy divertido,
freshie. —Demitri encrespó su mano ensangrentada en un puño, haciendo una mueca
mientras lo hacía—. Oh sí, muy divertido. Te reirás todo el camino a la
enfermería. —Sacó de nuevo su brazo y me golpeó tan fuerte como pudo.
Me di cuenta más tarde
que tuve la suerte de haberle mordido en la mano dominante. Debido a donde la
mordida fue colocada, no fue capaz de hacer un puño muy bueno.
Mi cabeza se balanceó
sobre mi cuello y mi pómulo parecía que estaba roto, pero al menos mis dientes
y la nariz se mantuvieron intactos. No me sentía muy afortunada en ese momento,
sin embargo. Me sentía enferma y mareada.
Estrellas bailaron en
mi visión y latía mi mejilla. Nunca me habían dado un puñetazo en la cara
antes. Pequeño asombro ya que la mayoría de las damas en mi círculo social
preferían el bordado a la lucha callejera. Pero mi latido estaba empezando.
Vi el puño
ensangrentado de Demitri llevado hacia atrás y traté de prepararme para el
siguiente golpe, porque no había nada más que pudiera hacer. Ausente, me
preguntaba qué había hecho para merecer esto. ¿Quién hubiera pensado que mi
primer día en la Academia iría tan mal, muy mal?
El puño ensangrentado
salió arando hacia mí y cerré los ojos, no quería ver la tierra. Esperé sin
aliento por el golpe... y esperé, y esperé. Pero por alguna razón, no llegó.
—¿Tres contra uno, Demitri?
Eso es bajo, incluso para ti.
Abriendo mis ojos, vi a
mi nuevo compañero de cuarto sosteniendo el brazo del agresor, el puño
sangriento a escasos centímetros de mi nariz. Mi compañero de cuarto no parecía
estar ejerciendo un gran esfuerzo, pero Demitri estaba con la cara roja
mientras trataba de liberarse e ir en pos de mí otra vez.
—Vamos, Cullen —gruñó
el cadete más alto—. Esto no te concierne.
Los ojos azules penetrantes de
mi compañero de cuarto se estrecharon.
—Desafortunadamente, me
concierne cuando veo un asesinato en progreso. — Sostuvo la mirada de Demitri
con la suya—. Déjalo ir ahora o te arrepentirás.
Demitri se burló.
—En caso de que no lo
notaras, hay tres de nosotros, y sólo uno de ti, Cullen.
—Buenas probabilidades,
teniendo en cuenta que ninguno de ustedes sabe hacer otra cosa que aterrorizar
engendros como éste. —Me asintió—. Déjalo ir y ven por mí, si piensas que estoy
equivocado.
Alec y Felix miraban
ansiosamente, obviamente preguntándose qué iba a hacer Demitri. Me pregunté a
mí misma, tanto como pude con mi cabeza resonando como una campana, que era.
—-Olvídalo. —Demitri
dio un paso atrás—. No tengo tiempo para esto, de todos modos.
—Vas a tener que hacer
tiempo en un minuto —dijo mi compañero de cuarto, finalmente soltando su brazo—.
Vi el monitor del dormitorio subiendo las escaleras justo ahora para ver de qué
se trataban los gritos. Tú consigues salir con un infierno de aquí, Demitri,
pero no creo que puedas literalmente salirte de un asesinato.
Demitri todavía se veía
lo suficientemente enojado como para golpearme hasta ser pulpa, pero los otros
dos cadetes estaban obviamente nerviosos.
—Vamos, Demitri,
salgamos de aquí. —Alec lucía repentinamente pálido bajo sus granos.
—Sí, no todos tenemos
padres en el Consejo. —Felix soltó mi brazo y Alec hizo lo mismo—. Vamos. —Él
tiró del hombro de Demitri y se volvió hacia la fresca puerta de arco.
—Bien, si ustedes dos
están tan asustados que se hacen pis en sus pantalones, nos iremos. —Demitri
comenzó a retroceder, pero sus ojos seguían fijos en mí—. Esto no ha terminado,
freshie. Cuida tu espalda.
Mi compañero de
habitación, que tenía por sobrenombre aparentemente North, me dirigió una
mirada especulativa.
—Bueno, enano,
ciertamente tienes una manera con la gente. ¿Qué le hiciste a Demitri?
Abrí la boca para
responder y entonces el mundo empezó a girar. Antes de saberlo estaba cayendo,
el duro suelo de baldosas azules y blancas viniendo al encuentro de mi cara a
una velocidad increíble.
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Hola a todas que les parecio el capitulo de hoy el primer encuentro con edward bueno recuerdes que mañana es martes de adelnato y habran adelanto de las dos adaptaciones.
7 comentarios:
Gracias por la actualización , me gusta mucho la historia.
En serio si q le fue mal a bella pero ya conocio a su compañero ya veremos como le va ... me gusta esta historia
Lo que veo es que va estar complicada con Demetri...
Gracias por actualizar!!!
me encanto el capitulo, pobre Bella recibio un buen golpe.
Gracias por el capítulo, actualiza pronto
Me gustó mucho, gracias!
Gracias por el capítulo!
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