lunes, 25 de noviembre de 2019

Capitulo 18 pacto de hermanos


Capítulo 18


El Director James caminaba de un lado a otro frente a su escritorio, con un gesto de preocupación surcando su frente. De vez en cuando se detenía y me miraba como si fuera a decir algo. Entonces sacudía su cabeza y seguía caminando.

Después de 10 minutos de eso, sentía que me estaba volviendo loca. Ya había
esperado durante horas en la habitación contigua a la oficina del director — irónicamente, era la habitación en donde Demetri había recibido la fatídica azotina que había presenciado en mi primer día— y sentía que no podía esperar un minuto más. Riley me había dado un enorme abrigo del uniforme para envolverme, el cual era mejor que la toalla, pero honestamente no por mucho.


Todavía estaba desnuda debajo pero no era la falta de ropa interior lo que me hacía sentir más descubierta y cruda de lo que alguna vez había estado en mi vida.

—Por favor, señor —me aventuré, pero James se limitó a negar con la cabeza.

—Una mujer —dijo al fin, mirándome—. Enmascarada como un hombre en mi escuela. ¿Cómo es que el universo llegó a esto? ¿Cómo diablos no lo supe?

—Creo que mucha gente se está preguntando lo mismo en este momento —dijo el entrenador Cayo rudamente—. Al menos estoy seguro de que yo sí me lo pregunto.

El Director James miró hacia arriba, pareciendo darse cuenta por primera vez que el entrenador todavía seguía ahí, parado a mi lado como alguna clase de guardia.

—Gracias, Cayo, te puedes ir —dijo distraídamente—. Ahora soy yo quien debe
lidiar con este problema.

El entrenador Janus resopló con disgusto evidente.

—Sí, suerte con eso.

Entonces se giró y salió rápidamente de la oficina del Director, dejándome sola con James y Riley, que estaba parado en una esquina retorciéndose las manos.

—Director, por favor, si me escuchara sólo por un momento creo que podría explicarlo… —empecé pero James se volvió hacia mí.

—¿Explicar? ¿Explicar qué? ¿Que nos hiciste a mí y al resto de la facultad en Forks Academy un hazmerreír? ¿Explicar que nos has tomado a todos por tontos e idiotas?

—Esa no era mi intención en absoluto —protesté—. Esto no es alguna clase de broma que jugué por diversión, esto es mi vida.

—Esto también es mi vida. Y mi carrera —exclamó James—. Y si no eres Jasper Swan, ¿quién eres entonces?

Isabella Swan, la hermana gemela de Jasper —dije suavemente.

—Gemela, ¿eh? —dijo con amargura—. Sí, ustedes ciertamente son lo suficientemente parecidos para ser gemelos. Tu cara concuerda casi perfectamente con su foto.

—Eso fue lo que me dio la idea en un principio —dije.

—¿La idea de hacerte pasar por un hombre e invadir mi escuela? —reclamó el director.

James, por favor, déjalo hablar. Um… a ella, déjala hablar —sugirió Riley—. Estoy seguro que debe haber alguna explicación para todo esto.

Alguna razón de porque está aquí en lugar de su hermano.

—La hay —dije. Rápidamente expliqué los planes de mi padre para Jasper y para mí, planes en los que no podíamos opinar y que nos llevarían a una vida de miseria para los dos. Les conté acerca de que yo era la única a la que le interesaba explorar el espacio mientras que mi amado hermano sólo quería mantenerse inmerso en su música.

—Así que convencí a Jasper de que deberíamos cambiar lugares — continúe—. Pero nunca me imaginé lo difícil que sería y no tenía idea de… de que el castigo por tal engaño era tan alto. —Tragué con fuerza—. Para cuando me enteré de las posibles consecuencias de mis acciones, era demasiado tarde para echarme para atrás. Yo… yo estaba atascada.

—Ya veo. —James asintió despacio—. Y también veo que no hay manera de que pudieras haber sobrevivido y mantener tu disfraz intacto sin ayuda. Dime la verdad ahora, jovencito… um, jovencita, ¿tu compañero de habitación sabía algo de todo esto?

—Nada de eso —dije al instante—. Cullen no tenía idea de que yo era una chica hasta ahora cuando él… cuando me vio en el cuarto de las duchas. —Mis mejillas se volvieron rojas al admitirlo pero era una verdad que necesitaba ser contada.

Me lanzó una mirada severa.

—Lo siento pero no veo forma de que eso sea posible. Riley y yo vimos la devoción de Cullen hacia ti. ¿Esperas que me crea que él desarrolló sentimientos por ti mientras todavía estaba bajo la impresión de que eras hombre?

—Lo hizo —dije tan fuerte como pude.

James frunció el ceño.

—Mi impresión era que Cullen no tuvo interés en otros hombres, al menos hasta que recibió ese azotamiento, que debía haber sido para ti.

—No lo tenía. No lo tiene —susurré—. Él sólo creyó que estaba interesado en otros hombres porque pensó que yo era un hombre.

El director sacudió su cabeza.

—Eso fue cruel de tu parte, Swan. Muy cruel. Sólo puedo imaginarme lo confundido que debe estar tu compañero en este punto.

—Lo sé. —Lágrimas se juntaban en mis ojos y traté desesperadamente de contenerlas—. No estoy orgullosa de eso, de cómo le mentí a él y a todo el mundo aquí, Director. Pero estaba desesperada por mantener mi secreto y proteger a mi hermano. —Levante la vista hacia él—. Entonces ya ve, todo fue mi culpa, completamente mía. La culpa y el castigo deben ser para mí también.

Sacudió su cabeza.
—Me temo que eso no es posible. Necesitaré que reveles la localización de tu hermano, para que pueda ser encontrado y traído a la justicia.

—¡No! —Levanté mi mentón—. Quiero decir, no señor… no puedo decirle eso. Todo lo que puedo decirle es que Jasper está muy lejos, fuera del sistema Prometeo y fuera de su alcance. —O al menos eso esperaba—. Si quiere castigar a alguien, tendrá que castigarme a mí —dije.

El director James levantó una ceja.

—¿Estás consciente de que el castigo por hacerse pasar por otro estudiante con el intento de estafar la Forks Academy es la pérdida de una mano?

Mi garganta estaba tan seca que hizo un sonido de clic cuando tragué, pero de alguna forma me las arreglé para responder.

—S…Sí —susurré—. Lo sé.

—¿Y estás dispuesta a perder una mano para proteger a tu hermano? — continuó.

Despacio, asentí.

—Muy bien. —James asintió hacia Riley—. Trae el bloque.

Riley se volvió muy blanco.

—¡James, no! Seguramente no…

—Dije, ¡trae el bloque! —La voz del director fue baja pero la intensidad con la que habló hizo que Riley se escurriera afuera de la habitación como un roedor asustado. Demasiado pronto, volvió con algo que lucía como una guillotina en miniatura montada en una caja a la altura de la cintura.

Miré el bloque con horror. En lugar de la espada sangrienta que había visto en mis sueños, la mini guillotina tenía un rayo láser que brillaba suavemente, sin duda para que pudiera cauterizar la herida aún mientras amputara una extremidad.

—Gracias. —James asintió cortésmente hacia Riley mientras tomaba el mando del pequeño instrumento de tortura—. Ahora, Swan, puede acercarse.

Me acerqué lentamente, mi corazón latía con fuerza y mi estómago se revolvía. Temía desmayarme o vomitar o los dos, pero forcé a mis piernas para que se mantuvieran caminando. Esta es la única forma, me recordé. La única forma de salvar a Jasper. Tengo que hacerlo.

—De acuerdo, ponga su muñeca en el bloque —ordenó el director James.

El bloque estaba hecho de un frío metal negro. Me estremecí mientras puse mi mano, con la palma hacia abajo, en la helada superficie. Todo va a estar bien, traté de decirme. Sólo dolerá por un minuto. O al menos eso esperaba.

—Es su última oportunidad, Swan —entonó James—. No me gusta quitar manos, es la única parte de mi trabajo que realmente odio. Pero no dejaré que me tomes por tonto. Dime dónde está tu hermano ahora o enfrenta las consecuencias.

En ese momento estaba temblando; temblando y sudando con miedo pero me esforcé para mantener la mano en el bloque.

—Por favor, señor —dije con voz ronca—. Asum… asumiré las consecuencias.

—Como desees —dijo James—. A la cuenta de tres, entonces. Uno… dos… — La cuchilla láser ya estaba en movimiento mientras él decía—. Tre…

—¡Deténgase!

El Director James maldijo y apretó el botón de cancelar mientras la puerta de su oficina se abrió repentinamente hacia adentro. El rayo brillante se apagó abruptamente y la última persona que esperaba ver entró, mi padre.

—¿Qué diablos está pasando aquí, James? —gritó, caminando hasta pararse frente a mí. Padre era un hombre grande y mucho más alto que el director, también mucho más grande que yo—. ¿Qué es esto que he oído acerca de que usted admitió a mi hija en lugar de mi hijo en su escuela abandonada por Dios?

—¿Almirante Sw…Swan? —tartamudeó James, poniéndose pálido. Por la expresión en su rostro, podía deducir que no había contactado a mi padre todavía y no esperaba tener que lidiar con él tan pronto. ¿Entonces quién habrá llamado a padre? ¿Riley? Miré al asistente del director que estaba retorciendo sus manos con agitación, probablemente no fue él. ¿Entonces quién?

La pregunta fue sacada de mi mente por la pelea a gritos que empezó entre el director y mi padre. Ambos le echaban la culpa al otro y ninguno quería admitir nada de culpabilidad.

—Su hija voluntariamente y deliberadamente se infiltró en Forks Academy con la precisa intención de engañarnos a todos —acusó James, apuntándome.

—¡Idiota! Ella no se pudo haber “infiltrado” en este maldito lugar sin que la hubieran dejado entrar en primer lugar. Es una chica por el amor de Dios. ¿Me está diciendo que es tan estúpido que no sabe diferenciar entre un hombre y una mujer?

La cara del director pasó de blanca a roja.

—Ella fue muy convincente. Usó la ropa de su hermano, cortó su cabello… Engañó a todos.

Padre resopló con desdén.

—A todos con la mitad del cerebro en sus cabezas. Dígame, James, ¿si alguien pusiera una silla encima de una vaca intentaría montar la maldita cosa?

La cara de James se volvió más oscura.

—Está bien, ya basta, deje de tratar de culparme por esto. La Academia es inocente de cualquier fechoría. Es su hija quien ha cometido fraude. Estaba justo apunto de aplicarle el castigo por sus acciones cuando usted entró abruptamente y me detuvo.

—Y con un demonio, qué bueno que lo hice —dijo mi padre glacialmente—. Sólo mírela. —Me dirigió una mirada disgustada—. Todo su cabello fue cortado y… ¿es un arete lo que veo en tu oreja, jovencita? —Me miró con incredulidad—. ¿No es lo suficientemente malo que hayas estado viviendo sin estar casada entre hombres por todo este tiempo? ¿Tenías que ir y marcarte como una prostituta también?

Me sonrojé y puse una mano protectoramente en el arete de plata y ónix que Edward me había dado.

—Eso no es lo que significa, fue un regalo.

—¿De quién? —rugió—. ¿Uno de los hombres a los que serviste mientras estabas aquí?

—Espere un momento, Swan. —El director James dio un paso adelante—. Tengo que discrepar con eso. Por lo que yo he sido capaz de discernir, no ha habido una conducta indebida, um, sexual aquí. Su hija logró mantener su identidad en secreto de todos aquí, incluso de su compañero de cuarto, con un recato extremo.

—Eso es verdad —dijo Riley, parándose al lado del director—. Puede ser una mentirosa pero no es una puta.

Miré a Riley con gratitud pero claramente las buenas palabras que él y el director estaban diciendo, mi padre no las estaba escuchando. Me estaba mirando como si yo fuera algo que hubiera raspado de la parte inferior de su bota.

—No importa si lo es o no, así es como la verán en La Push. Ha estado viviendo como una prostituta y así es como será percibida. —Miró al director—. Y ahora le quiere amputar un miembro, como si no fuera a ser bastante difícil encontrar un esposo que me la quite de las manos.

Sus palabras rompieron el hielo que me tenía congelada en mi lugar.

—¡No quiero casarme, padre! —dije, mirándolo—. Quiero navegar una nave espacial.

—No expongas tu ignorancia, Isabella, esa no es una profesión para una mujer —gruñó mi padre.

—Tal vez no en la Push —señalé—. Pero podría obtener un puesto en el sector privado. Soy de las mejores en las clases aquí. Sólo pregúntele al director.

—Él, um, ella constantemente supera en puntuación a todos sus compañeros de clase en todas las materias —admitió el director James a regañadientes—. De hecho antes de todo esto, um, yo iba a recomendar a Swan para un puesto temprano en el Cuerpo Espacial.

—¿Ves? —Me volví hacia padre—. Soy inteligente, padre, no sólo alguna estúpida niña pequeña que puedes descartar sólo porque sucede que no tengo el equipo correcto entre mis piernas. ¿Por qué no sólo me desheredas y me dejas en paz? Yo puedo…

La gran mano de padre salió de la nada, abofeteándome tan fuerte que vi estrellas. El impacto me tumbó y quedé acostada sobre el suelo, aturdida, con los oídos zumbando.

—Escúchame, Isabella —gruñó, en una voz amenazante y grave—. Sólo eres una chica estúpida y harás lo que yo diga. Te encontraré un esposo, uno que te lleve muy lejos de mi vista y que te golpeé todos los días si se le da la gana. Entonces y sólo entonces me lavaré las manos de ti.

—Padre, por favor. —Di un grito ahogado, pero él me levantó a la fuerza del suelo y me sacudió.

—Hasta que encuentre a un hombre dispuesto a tomarte, cerrarás tu boca y la mantendrás cerrada. ¿Está claro?

Su aliento era caliente y nauseabundo sobre mi cara y nunca lo había visto tan enfadado. Estaba contenta de que Jasper no estuviera aquí. Contenta de que estuviera lejos de su alcance. Pero estaba claro que padre se iba a asegurar de que fuera miserable por el resto de mi vida para pagar por mi decepción y la libertad de mi hermano.

—Dije, ¿está claro? —ladró mi padre, sacudiéndome de nuevo.

—Sí. —Levanté el mentón y lo miré a los ojos—. Sí, está perfectamente claro, padre. Me odias y quieres hacerme pagar.

Él ni siquiera trató de negarlo.

—Pagarás lo justo, señorita —gruñó, tomando con fuerza de hierro mi muñeca—. Cuando haya terminado contigo, desearás haber perdido la mano. Ahora, vamos.

Me jaló fuera de la oficina del director, dejando a James y a Riley detrás con miradas sombrías en sus rostros.

Padre me llevó por el largo pasillo y afuera al recibidor. Ahí, sentado en una silla, aparentemente esperando por una audiencia con el director estaba Edward.

Me dirigió una mirada de asombro.

—¿Swan?

—¡Edward! —Mi corazón dio un salto en mi pecho—. Edward, quería decir…
—Vamos. —Padre apretó mi brazo cuando traté de detenerme y hablar pero me resistí. Esta sería la última oportunidad que tendría para dejar las cosas claras, no quería dejar la Academia, sin tratar de explicarme.

—No —dije, peleando contra el agarre de padre—. Tengo algo que decirle a Edward.

—No, no tienes nada que decir. —La cara de padre se estaba volviendo roja de enojo de nuevo—. Te lo dije, tienes que mantener tu boca cerrada. —Se giró y le dirigió una mirada hostil a Edward—. ¿Quién es él, de todas formas? ¿Uno de los hombres a los que serviste? ¿Qué le quieres decir?

—Sea lo que sea, no es nada que quiera escuchar. —Edward me dio una mirada de disgusto que hizo que mi corazón bajara a mis pies. Poniéndose de pie, caminó hacia la oficina del director.

—¿Edward? —susurré. Y luego más fuerte dije—. ¡Edward, por favor! —Con un esfuerzo súper humano, me liberé del agarre de mi padre y corrí a pararme enfrente de mi compañero de habitación—. Por favor —repetí—. Dijiste… dijiste que me amabas.

Los pálidos ojos azules de Edward estaban fríos.

—Eso fue antes de saber cómo mentiste. Vete, Isabella… ve a casa. No eres la persona que creía que eras.

—Soy exactamente la misma persona —protesté—. Sé que mentí acerca de quién era pero nunca mentí acerca de lo que sentía. Por favor, Edward, si tan sólo…

—Vuelve aquí, jovencita. —De repente mi padre estaba detrás de mí, alejándome de nuevo. Quería luchar contra él, para liberarme de nuevo, pero la expresión en el rostro de Edward me dijo que sería un esfuerzo inútil.

Sentí como toda mi determinación me dejaba, como el aire saliendo de un globo. No había razón para luchar ahora, no había razón para pelear. Edward ya se había alejado de mí, como si ni siquiera pudiera mirarme.

Sintiendo como si mi corazón fuera a explotar, me fui con mi padre de buena gana, permitiendo que me arrastrara a través de la puerta del edificio de la Administración sin ninguna otra palabra de protesta.

Se había terminado. Mi vida entera se había terminado pero de alguna manera no podía hacer que me importara. Todo lo que podía ver era esa última mirada en los penetrantes ojos azules de Edward.

La mirada que decía que me odiaba por mis mentiras y que me odiaría por siempre.
******************
Hola a todos ya la adaptacion esta por terminar nos queda dos caiptulos para finalizar.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oooo en vdd pense q edward sospechaba q era mujer pero no tenia idea espero q reaccione a tiempo antes q a bella le pase algo ... me encanta esta historia

MELINA dijo...

OOOH DIOS POBRE BELLA. POR UN LADO QUE BUENO QUE PAPA LLEGO. POR EL OTRO POBRE ED. EL DEBE RECORDAR TODO LO QUE LLA LE DIJO. Y TODO LO QUE HIZO POR EL.

ME ENCATA MIL GRACIAS.

beata dijo...

Pobre Bela, con el misoginia de su padre.

Anónimo dijo...

OH!!!!

Karina dijo...

Ijole está buenísima jajjajaj al fin todos están teniendo lo q buscaban Demetrio su pelea, bella lo q inevitablemente se buscó y Edward pobre el q más ba sufrir

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina