martes, 16 de junio de 2020

Capitulo 25 Cozrazones oscuros


CAPÍTULO 25

5 meses más tarde.

 

—Oh, Isabella. Está sano y es guapísimo y perfecto —dijo la doctora Lyons, cuando su hijo llegó al mundo. El niño se puso a llorar, y el sonido se adentró en el corazón de Edward y lo llenó como nada lo había hecho en su vida. ¿Cómo era posible que tuviera tanta suerte?

 

—Buen trabajo, Isabella —dijo Edward, dándole un beso en la mejilla húmeda—. Lo has logrado. Estoy orgulloso de ti.

 

—Ya lo tenemos aquí —contestó Isabella, agarrándole la mano con fuerza—. Lo tenemos aquí de verdad.

 

La doctora tumbó al bebé sobre el vientre de Isabella y le pinzó el cordón umbilical, mientras una enfermera lo secaba y le colocaba un gorro a rayas en la cabecita. Dios santo, que pequeñín era. Pequeñín, precioso e increíble.

 

—¿Te gustaría hacer los honores? —le preguntó la doctora a Edward, tendiéndole las tijeras.

 

—¿Sí? —preguntó Edward, sonriendo. Isabella le devolvió la sonrisa y asintió, y Edward cortó el cordón umbilical.

 

Cuando terminó de secarlo, la enfermera envolvió al recién nacido en una manta y lo levantó para que Isabella pudiera sostenerlo entre sus brazos. Ver a Isabella acunando a su hijo por primera vez era una experiencia que jamás olvidaría. Edward sacudió la cabeza al contemplarlos a los dos, rebosante de asombro. Aquí estaba... su familia. Inclinándose, le acarició el pelo a Isabella.

 

—Es hermoso.

 

—Sí que lo es —contestó Isabella, con la voz temblorosa—. Hola, Jacob. Me alegro de conocerte por fin.

 

Edward acunó la cabeza del pequeño Jacob con la mano. Jacob David Swan Cullen. Era un nombre grande para un enanillo como él, pero a los dos les había encantado la idea de tomárselo como un homenaje a las personas más importantes de sus vidas: su hermano, el enfermero que había salvado a Edward, y la familia de Isabella. Estuvieran dónde estuvieran, Edward esperaba que su madre y su hermano se sintieran orgullosos.

 

La enfermera les colocó pulseras a los tres y le tomó las huellas del pie a Jacob.

 

—¿Te gustaría intentar amamantarlo, Isabella? —preguntó entonces la enfermera.

 

—Sí —respondió ella, y se le iluminó la cara. Hicieron falta un par de intentos, pero Jacob aprendió bastante rápido. La expresión maravillada de Isabella era tan tierna que logró que a Edward le doliera el pecho.

 

Edward tomó la diminuta mano de su hijo, y sus deditos se aferraron a uno de los de su padre. Y aquello le dio la mejor idea del mundo. Porque hoy era el día en el que convertiría su familia en algo oficial. Ya tenía el anillo y el apoyo del padre y los hermanos de Isabella (incluso el de Jasper, que finalmente parecía haber aceptado que su hermana estaba con Edward), era el momento perfecto.

 

Tras un ratito, el niño se apartó y empezó a protestar, y Isabella se puso a hacerle carantoñas, hablándole con ternura hasta que Jacob se tranquilizó. Durante un largo momento, madre e hijo se contemplaron mutuamente, mientras Isabella le susurraba con dulzura. Observándolos, Edward comprendió que nunca se había sentido más feliz y agradecido en toda su vida.

 

—Ahora te toca a ti —dijo Isabella, sonriéndole.

 

A Edward se le aceleró el pulso. Al cuerpecito de Jacob le sobraba espacio en los brazos de Edward. Era tan pequeño, tan vulnerable y hermoso; tenía una mata de pelo sedoso y castaño que asomaba por debajo del gorrito, y los ojos azules, que Edward esperaba que permanecieran de ese color. Una parte de él y una parte de ella.

 

Cuando empezó a llorar, Edward lo meció con cuidado y se puso a caminar lentamente en círculos junto a la Cama.

 

—Tú y yo nos haremos amigos, enanillo. Voy a enseñarte todo lo que sé. Te quiero —dijo—. A ti y a tu madre.

 

El bracito del niño se escapó de entre las mantas y, aprovechando que le estaba dando la espalda a Isabella, Edward se sacó el anillo del bolsillo disimuladamente y lo puso en la palma de la mano del bebé. Jacob cerró los dedos alrededor del anillo con fuerza.

 

—Te dejo que hagas los honores en mi lugar —le susurró, y se volvió hacia Isabella. De repente, una oleada de nervios lo recorrió—. Es perfecto, Isabella —dijo, poniendo al pequeñín en los brazos de su madre otra vez—. Creo que tiene un regalo para ti.

 

Ella le dedicó una sonrisa inquisitiva y tomó la mano de Jacob. El diamante resplandeció y Isabella ahogó un grito, quitándoselo delicadamente de entre los deditos.

 

—Oh, Edward.

 

Con el corazón en la garganta, apoyó una rodilla en el suelo junto a la camilla y cubrió la mano izquierda de Isabella con las suyas.

 

—Isabella Swan, eres todo lo que quiero y necesito en este mundo. Te quiero con todo mi corazón, y prometo entregarme a ti, amarte, cuidarte y construir una vida maravillosa para ti y para Sean. Para los tres juntos, como familia. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y me harías el hombre más feliz del mundo si accedieras a convertirte en mi esposa. Isabella, ¿quieres casarte conmigo?

 

—Sí —contestó ella—. Oh, Edward, sí.

 

Edward tomó el anillo y se lo deslizó en el dedo. Encontrar su lugar en el mundo, al lado de Isabella, era un regalo mayor y más significativo de lo que habría imaginado posible. Se levantó y la besó, lenta y tiernamente, con todo su amor.

 

—Soy el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra. Gracias a ti —dijo. Volvió a besar a Isabella, y entonces plantó un beso en la cabeza de Sean—. Y a ti también.

Isabella sonrió y sus ojos azules se llenaron de lágrimas.

 

—Te quiero, Edward. Te quiero tantísimo.

 

Edward le devolvió la sonrisa, con el corazón a punto de estallar de felicidad.

 

—Oh, Castaña. Yo también te quiero. Te querré para siempre.

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3 comentarios:

saraipineda dijo...

Hay que lindos me encantan graciasssssssssssssss graciasssssssssssssss graciasssssssssssssss

saraipineda dijo...

Tan lindo me superrrrrrrr encanto hermosa graciasssssssssssssss graciasssssssssssssss graciasssssssssssssss graciasssssssssssssss

TataXOXO dijo...

Awww es muy lindo!!! Por fin tiene a su bebé y ahora van a casarse!!!! Es lindo ver que ya pueden tener una vida juntos!!! 😍😍😘
Besos gigantes!!!
XOXO

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina