Capitulo
5
Rosalie
hizo la entrada con Edward en el remolque. Y quiero decir literalmente a
cuestas. No dije ni una palabra durante todo el camino, no importa cuánto Edward
trató de involucrarme en una conversación, por lo que, a la mitad del camino se
dio por vencido y empezó a ser demasiado atento con Rosalie de nuevo. Ella se
lo trago, más tarde cuando salieron del coche, se aferró a él con tanta rapidez
que podrías creer que era un bolso de diseñador de seis millones de dólares.
Las
presentaciones comenzaron con la mejor amiga de mi hermana, y la anfitriona de
la fiesta, Alice. En cuestión de segundos una multitud de chicas interesadas
desfilaban. Di un paso atrás, deseosa de escapar, pero entonces unas de las
otras amigas de Rosalie, Victoria, me agarró del brazo.
—¿Y
quién es esta? —le preguntó a Rosalie. Me miró preguntando—: ¿Eres nueva
también? —Luego se giró hacia Edward antes de que yo pudiera responder—. ¿Es
esta tu hermana?
La
mayoría de los amigos de Rosalie no son exactamente material de la Ivy League,
pero ese comentario era cruel, incluso para Victoria. No sólo era una de las
mejores amigas de mi hermana, sino que se sentó detrás de mí en economía del
hogar durante todo el año pasado.
Rosalie
y yo intercambiamos una mirada y Rosalie fue la primera en decir.
—Victoria,
esa es Bella.
Victoria
me miró sorprendida. Antes de que pudiera decir nada, algo como que no sé que
decir, dijo—: ¿Quién es Bella?
—¡Mi hermana! —espetó
Rosalie, frustrada.
El
chico me sonrió de una manera que me sorprendió.
—Puedo
ver porque la ha mantenido encerrada.
No
quedé impresionada con ese comentario, sólo aturdida. Fue un alivio cuando este
tipo Emmett, quien juega hockey en algunas ocasiones, pasó adelante y dijo—: ¿Swan?
Incluso
se encontraba de pie junto a Mike Newton y me miraba como si me hubiera crecido
un tercer ojo.
—¿Qué
pasa, Emmett? —le dije, tratando de asentir casualmente.
—Yo
¿eso qué? —Emmett me miró de arriba abajo con una lentitud exagerada y luego
dijo—: Maldita chica.
Le
di un golpe pero ellos se reían entre ellos y luego Mike resopló.
—Todo
este tiempo Swan y nunca supe que eras una chica.
—Es
divertido —le dije, pensativa—. Siempre supe que lo eras.
Cuando
Mike dio un paso hacia mí, Emmett lo detuvo y me dijo—: ¿Estás en fútbol
Frisbee?
Asentí
con la cabeza. —Claro, desde hace tiempo. Le debo a Newton una fractura en la
nariz.
Mike
se agarró así mismo con rudeza y me moví de un tirón, también, pero esta vez no
se reía.
Me
giré y todo el grupo de los populares amigos de Rosalie me miraban. Cuando los
desafié con una mirada, los ojos de Edward ardían con diversión malvada.
Hacía
todo lo posible para no reír.
—Déjame
saber cuándo es hora de irse —me quejé con Rosalie y luego me marché a buscar
una soda. Agarré un Mr. Pepper y un perro caliente, luego encontré un lugar
para sentarme desde donde podía vigilar a mi hermana sin ser molestada.
Edward
se pegó como una lapa a Rosalie por un rato, tocándola a su manera o burlándose
de ella innecesariamente, pero me di cuenta cuando se aburrió de Rosalie.
Aparentemente, no tenía ninguna intención de hacerle daño o tomar ventaja. Sólo
jugaba conmigo. Sabía que yo sólo había venido por él al igual que sabía que
vigilaba todos sus movimientos.
Me había estado
manipulando desde el momento en que Rosalie nos encontró en la calle,
totalmente actuaba como una idiota. Cuando esto se hizo evidente, me enojé
conmigo misma por haberle permitido llegar a mí. Me negué a seguirle
la corriente un segundo más.
Con
la esperanza de que ignorándolo por completo lo hiciera enojar, fui a entrar en
el juego de fútbol frisbee que seguía en marcha. Cuando me acerqué, me
recibieron con unos pocos silbidos, todos provenientes de los chicos con los
que había jugado en contra de los J.
—Puedo
estar en un traje de baño —gruñí—. Pero los haré polvo si no cierran su boca
ahora mismo.
—Necesitamos
uno más acá —dijo alguien. Era el tipo que me había alimentado con una línea de
pick-up antes. No podía creer que me miraba como si realmente estuviera
interesado en mí. Un hombre, aparte de mi vecino psicópata, nadie nunca había
mostrado ningún interés en mí. En especial, no alguien parecido a él.
El
tipo tenía el pelo corto rubio arenoso y ojos grises. Era un poco muy musculoso
para mi gusto, pero aun así, era bastante caliente. Yo no sabía si agradecerle
a Rosalie por hacerme aparecer semidesnuda o molestarme. Hice todo lo que
estuvo a mi alcance para no ruborizarme cuando fui a posicionarme a su lado,
pero fui capaz de perderme en el juego con bastante rapidez.
Era
sólo un juego divertido, amistoso de fútbol todos jugaban a excepción de Mike Newton,
que al parecer pensaba que era la NFL. Y también pensé que era un maniquí.
Trató de golpearme varias veces y falló, pero la tercera vez no lo vi venir y
me empujó hacia un grupo de chicas que observaban al margen.
En
la colisión, mi boca choco con una dura sandalia de plástico y alrededor de
cuatro vasos de Coca-Cola Light. Después de recuperar mi orientación, sentí mis
labios sangrando. Sangraba donde la sandalia me había golpeado.
—¡Oh
eso es todo! —le grité.
Emmett
me ofreció una mano y tan pronto como me encontraba en mis pies, cerré mi mano
en un puño y le di a Mike con todo lo que tenía dentro de mí. Le pegué tan
fuerte que voló de vuelta al hombre detrás de él. Mis nudillos gritaron de
protesta, pero valió la pena, ya que la sangre brotaba de la cara de Mike como
una cascada.
—Ahora
estamos a mano —le dije y fui a buscar un poco de hielo para mi mano.
En mi camino a la
nevera, me quité la fastidiosa camiseta empapada de tirantes. Odiaba estar desfilando
en bañador, pero la camisa no sólo se encontraba empapada con manchas oscuras,
era pegajosa. Mojada es una cosa, pero pegajosa es desagradable. Además,
necesitaba la camisa.
Trataba
de atar la parte superior de mi top con una sola mano cuando alguien se acercó
detrás de mí y dijo:
—¿Necesitas
ayuda con eso?
Le
sonreí tímidamente al tipo que parecía ser mi nuevo admirador y le dejé tomar
mi mano. La toma y comienza a examinar mis nudillos por un minuto.
—Eso
te va a doler durante un par de días —dijo, y colocó suavemente el hielo en la
parte superior de mi mano.
Me
lleva a la cubierta del lago de la casa de Alice e hizo mover a alguien para
que pudiera sentarme en uno de los sofás. —Soy Garret —dijo mientras se sentaba
a mi lado.
—Bella.
—Es
lo que he escuchado. —Garret se echó a reír. Miró hacia el grupo de chicos que
seguían de pie en la playa. El juego se había terminado—. Eres el principal
tema de conversación en estos momentos. Creo que rompiste la nariz de ese tipo.
Me
encogí de hombros. —Se lo merecía.
Garret
se rió de nuevo y dijo—: Entonces, ¿cómo es que nunca te he visto en ningún
partido antes?
—Los
partidos no son lo mío.
—Eso
es muy malo. ¿Estás segura de saber cómo animar?
Sonreí
un poco en eso, pero no sabía qué decir. Después de un momento, Garret rompió
el silencio. —¿Quieres ir a nadar? Ya lo hice y el agua está realmente
agradable.
Arrugué
la nariz. —El agua no es lo mío.
—¿Qué
hay de las motos de agua, entonces? Soy un conductor decente. Podría llevarte a
dar una vuelta sin abandonar el lago.
Odio
tener que admitirlo, pero me acobardó su oferta. No es que sea una cobarde
total, pero no podía creer lo que sucedía. Este hombre me pedía estar con él.
Era casi como si me estuviera invitando a salir en una cita. Me emocionaba,
pero... la idea de tener que estar en la misma moto de agua con él, aferrándome
a él y todo.
—Gracias —le dije—.
Pero creo que hay que tomarlo con calma por un rato y tal vez encontrar un
antiinflamatorio para mi mano.
—Oh,
bueno, eso también funciona. Estoy seguro de que tienen en la casa y entonces
podemos encontrar un lugar agradable y tranquilo para llegar a conocernos
mejor.
Garret
se levantó y me ofreció una mano. Me impulsó para ponerme de pie y no soltó mis
dedos mientras me conducía hacia la puerta trasera. Cuando llegamos allí, Edward
se inclinó casualmente contra el marco, bloqueando la entrada.
—¿Van
a alguna parte? —preguntó.
—¿Qué
pasa, amigo? —preguntó Garret, tomando inmediatamente la defensiva.
No
iba a dejar que Edward iniciara una pelea con este tipo, sabía lo que trataba
de hacer. Así que en vez de decirle a Edward que se perdiera, le expliqué.
—Sólo
voy a conseguir algunos analgésicos.
—¿Te
refieres a estos? —preguntó Edward, sacando una pequeña botella de Motrin de su
bolsillo.
—¿Siempre
llevas Motrin contigo? —pregunté, tomando la botella.
—Desde
que empecé a salir contigo —dijo—. Nunca se sabe cuándo vas a necesitarlo. Ese
es el que utilizas ¿verdad?
—¿Cómo
sabías que yo…?
—Y
para lavar —continuó, dándome una Lata de Dr. Pepper—. Sé que es tu favorito.
Odiaba
que misteriosamente Edward sabía demasiado de mí, pero me prometí a mí misma
que no le permitiría llegar a mí. Tomé la lata y suspiré.
—Gracias,
Edward.
Le
sonreí a Garret quien miraba a Edward de una forma, digamos no muy amistosa. Le
apreté la mano para tranquilizarlo.
—Parece
que nos ahorramos un viaje —le dije, tirando de él hacia el mueble.
Garret
me detuvo antes de que pudiera sentarme. Miró a Edward, que seguía apoyado en
el marco de la puerta mirándonos y dijo—: Esta un poco lleno aquí ¿Por qué no
vamos a dar un paseo por la orilla del algo?
Tragué saliva ¿Un
paseo romántico a la orilla del lago con un chico que apenas acababa de
conocer? —Um...
—Es
casi de noche —señaló Edward, invitándose a sí mismo a nuestra conversación.
Garret
se giro hacia Edward. —¿Cuál es tu problema, hermano?
Garret
era más grande que Edward, pero Edward ni se inmutó. —Mi problema es que vino
aquí conmigo. No voy a dejarla ir vagando en la oscuridad con otro hombre.
Garret
volvió su ira contra mí. —¿Has venido aquí con una cita? ¿Planeabas mencionar
esto?
Fue
fácil para mí enfurecerme. Ninguno de estos tipos me poseía.
—¡Vine
aquí con mi hermana! —solté y me volví para irme.
Garret
me agarró de la muñeca. —¿A dónde vas?
—Suéltala
—dijo Edward, con los ojos brillando en la luz mortecina. Pero su advertencia
era innecesaria porque ya había arrancado mi brazo de su agarre.
—Me
voy —le dije, mirando a cada uno de ellos, a su vez, para encontrar a algunas
personas que no me estén usando como una herramienta.
Alguien
inició una hoguera y me dejé caer delante de ella. El sol se había puesto.
Todavía
seguía enojada, así que cuando sentí una mano caer sobre mi hombro casi la
golpeo, pero cuando me di cuenta que era mi hermana, me retuve.
—Lo
siento —murmuré, pero Rosalie se encontraba demasiado entusiasmada con algo
como para preocuparse.
—¡No
puedo creer lo que acaba de suceder! —exclamó.
—¿Qué
pasó?
—Estoy
casi por conseguirlo ahora.
—¿Qué
estás diciendo? ¿Y por qué hablas conmigo? Estamos en público.
—Bella
¡le gustas a Edward!
Sí,
le gustaba atormentarme.
—Quiero
decir, había algo que pasaba esta tarde cuando él te coqueteaba. Ahora tiene
mucho sentido ¡Trataba de darte celos! Y eso totalmente funcionó, porque has
venido esta noche.
—He venido esta noche
porque Edward es un psicópata y no confiaba en él a solas contigo.
Rosalie
puso los ojos. —Está bien admitir que te gusta.
La
fulmino con la mirada, pero ella lo rechaza. —En realidad —dijo—. Estoy muy
contenta por ti. Siempre he querido una hermana.
Fruncí
el ceño. —Siempre has tenido una hermana.
—Sabes
lo que quiero decir —dijo Rosalie, agitando su mano de nuevo—. Una verdadera
hermana. Una que se vista como una chica y aplaste a los chicos.
—No
voy aplastando…
—Estoy
tan orgullosa de ti, Bella. Vienes a tu primera fiesta esta noche y a pesar de
que dejaste a un chico ensangrentado, lo cual, para que lo sepas, no es muy
genial, no fuiste socialmente rechazada como pensé. Incluso había dos chicos
peleándose por ti ¡Chicos Calientes!
—Rosalie.
—Eso
fue brillante, irse con ese tipo. Pensé que Edward iba a matar a alguien de lo
celoso que se encontraba.
—Probablemente
sólo quería matar a alguien —señalé, pero Rosalie no me escuchaba.
—Y
luego caminar lejos de ellos ¿Cómo lo hiciste? Probablemente ahora están
enloqueciendo. Ahora sólo tenemos que averiguar con cual quieres ir.
—Rosalie.
—Me
gustaría ir con Edward si yo fuera tú. Los chicos muy musculosos generalmente
se preocupan más por ellos mismo que por sus novias.
—Rosalie.
—Pero
aun así, es un bombón, y si realmente te gusta...
—¡Rosalie!
—Finalmente escuchó.
—¿Qué?
—No
quiero ir con ninguno de los dos.
—Necesitas
un novio Bella. No podemos perder esta milagrosa oportunidad. Nunca tendrías
otra oportunidad como esta.
—Rosalie,
te estoy diciendo que Edward está demente.
—Bueno, sí —coincidió
Rosalie, frunciendo el ceño—. Tiene un enamoramiento contigo, eso me hace
preguntarme su capacidad mental. Pero, oye, un monstruo para un monstruo ¡Es
perfecto! Sólo tenemos que hacer un plan. Apuesto a que podría ser tu novio
para el final de la noche.
quiero
un novio como Edward. El tipo está desquiciado.
—Hmm
—dijo Rosalie, pensando demasiado duro en la materia—. ¿Así que quieres al otro
tipo?
Suspiré.
Rosalie se había enloquecido igual que Edward a su propia manera.
—¿Quién
era él de todos modos? —me preguntó.
—¿Quién?
—El
otro tipo.
—No
lo sé. Algún senior, supongo. Esta es tu fiesta. Tus amigos. ¿No sabes quién
es?
—No
creo que lo haya visto antes ¿Cuál es su nombre?
—Garret
—le dije.
—Garret
¿qué?
—No
lo sé, sólo Garret.
—¿No
preguntaste su apellido?
Rodé
mis ojos. —Edward llegó antes de que pudiera preguntarle algo.
—¿Y
no crees que sea romántico? —preguntó Rosalie, con un suspiro de ensueño.
—¿Estás
segura de que no quieres ir por Edward?
La
fulminé con la mirada.
—Está
bien. Garret. Voy a ver si puedo investigar más sobre él. Quédate aquí y sigue
siendo sociable. Si puedes coquetear con alguien más, mejor.
Dejé
escapar un suspiro de alivio cuando por fin se fue, pero yo sabía que volvería.
De alguna manera había desatado un monstruo.
Emmett
y un par de otros chicos se encontraban sentados al otro lado del fuego. Pensé
en la solicitud de Rosalie de ser sociable, pero decidí quedarme. Elegí un
lugar junto a las otras bebidas del Dr. Pepper y saboreé el hecho de que me
hallaba sola.
Sólo
pude disfrutar de mi paz por unos diez minutos antes de que pudiera sentir a
alguien acechando mi espalda.
—Vete —le advertí.
—Bella.
—Edward ignoró mi petición y se sentó a mi lado—. Sé que estás enojada, pero no
lo entiendo. ¿Tienes alguna idea de lo que ese tipo trataba de hacer?
—¿Hablar
conmigo? —espeté.
—Bella
—dijo de nuevo. Su voz era un susurro tan suave que hizo que mi corazón se
agitara. Levanté la mirada sin pensar y lo miré a los ojos. Gran error. Se las
arregló para atraparme en una especie de hechizo, y cuando llegó y acarició con
el dorso de su mano mi rostro, lo permití. Mis ojos se cerraron revoloteando
ante su toque.
—Eres
tan inocente.
Me
estremecí, y no creo que fuera por el frío.
—Me
necesitas.
Mis
ojos se abrieron de golpe, sus palabras despejando la niebla en mi cerebro.
—¿No
te quedaste a ver lo que le hice a Newton? —le pregunté—. No soy impotente.
Edward
retiró su mano. —Nunca dudé de tu capacidad para lanzar un golpe —dijo entre
risas.
—Estoy
seguro de que puedes más que darle su merecido a alguien. Pero ¿tipos como tu
amigo de antes? Estás jugando un juego completamente diferente. No tienes las
más mínima idea de como jugar.
Tuve
que girar mi rostro para que no notara el sonrojo de mis mejillas a pesar de la
oscuridad.
—Confía
en mí —continuó Edward sucesivamente—. Ese tipo ¿Garret? Era un profesional. Te
habría sacado de ese paseo, estarías sola y no habrías sido capaz de hacer nada
al respecto. Si crees que antes tenías miedo…
—Para
—le dije, todavía incapaz de mirarlo—. Sólo detente. Lo entiendo. —Y lo hacía.
Odiaba cuánta razón tenía—. Puede que sea inocente, pero no soy estúpida. Voy a
averiguarlo.
—Yo
podría ayudarte.
—No
quiero tu ayuda.
—No
te enojes.
—Vete.
leve
brisa se levantó y me estremecí de nuevo. Sentí la mano de Edward descendiendo
ligeramente por mi hombro. Pasó los dedos por la longitud de mi brazo,
sintiendo la piel de gallina en mi piel.
—Tienes
frío —dijo.
Me
encogí de hombros lejos de su toque. —Estoy bien.
Edward
me dio algo. Después de bajar la mirada, me volví para mirarlo. Se había
quitado el sweater que había estado usando y ahora se quedó en una camiseta
blanca.
—No
necesito tu camisa.
La
empujó hacia mí de nuevo, rodando los ojos. —Sólo tómala.
No
quería tomarla, pero realmente tenía frío, y yo estaba muy, muy cansada de
sentirme desnuda. Enrollé las mangas en mi mano, forcejeé un rato con los
botones, pero agradecía estar cubierta.
Iba
a darle las gracias cuando Edward dejó escapar un profundo suspiro.
—Bella,
Bella, Bella —suspiró y sacudió la cabeza lentamente—. ¿Qué voy a hacer
contigo?
—¿Qué?
—le pregunté, acercando mis rodillas a mi pecho con timidez.
—Nada
—dijo—. Es sólo que... —Extendió la mano para arreglar mi cuello. Sus manos se
demoraron más tiempo del necesario. Me aparté un poco y sonrió—. Por mucho que
quiera matar a ese chico Garret, realmente no puedo culparlo. Verte llevando mi
camiseta me da ganas de llevarte a dar un paseo por una playa desierta.
Me
puse de pie y arranque la camisa por encima de mi cabeza y se la lancé a Edward.
Esperaba que cayera arena en su rostro mientras me marcho.
—Rosalie
—grité.
Rosalie
no andaba muy lejos.
—Oh,
Dios mío, Bella, te vi hablando con Edward. ¡Tendrían que haberse visto! No me
importa lo que digas, están destinados a estar juntos.
Alice
y Victoria a su lado asentían vigorosamente.
—Eres
muy afortunada —dijo Victoria.
—Es tan hermoso.
—¿Y
le dio su camisa? —gritó Alice—. ¡Que romántico!
Todo
lo que dije fue—: Estoy lista para irme.
Rosalie
frunció el ceño. —Todavía tenemos media hora antes de irnos. Pensé que tenías
un buen momento.
—¡Ahora!
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hola a todas perdon por no poder actualizar pero es que me resfrie y esta ves me dio fuerte y aun estoy sanando bueno espero les este agradando esta adaptacion .
mucha gracias a todas por leer.
bueno hoy subire dos capitulo mas les dejare aqui abajo para que leen.
capitulo 6 leer aqui
capitulo 7 leer aqui
bueno hoy subire dos capitulo mas les dejare aqui abajo para que leen.
capitulo 6 leer aqui
capitulo 7 leer aqui
2 comentarios:
Me encanta q le rompiera la nariz al idiota d Mike, Edward la salvo d ese tipo q tenia muy malas intención con Bella Edward es muy protector y me sigue dando miedito aun q me encanta q cuide d Bella, gracias nos leemos
Hola. Pobre Mike, a metió con la equivocada.
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