Capítulo 13
Isabella
Entro
en el camino de entrada, balanceando mi cuerpo de lado a lado mientras los
faros caen sobre el garaje cerrado al frente. Apretando el embrague, presiono
el freno, me estaciono y apago el motor.
El
bar se vació temprano, Esme y un par de chicas más se quedaron para cerrar, así
que esta noche salí antes de las dos. Edward se fue hace solo una hora, pero
indudablemente ya está en la cama. No es un ave nocturna.
Echo
un vistazo, viendo el Challenge de Jacob estacionado en el lugar de al lado.
Está
en casa.
Frunzo
el ceño, la aprensión me golpea repentinamente.
La
distancia entre nosotros se está ampliando y siento como si estos días
estuviera a kilómetros de distancia. La necesidad que parecía tener por mí
hacía unas semanas ahora es casi inexistente y me pregunto por qué sigo aquí.
Pero
tengo una idea.
La
culpa se abre paso en mis entrañas cuando recuerdo lo que sucedió en la ducha
el otro día y cómo mi cerebro tomó un giro completamente diferente al que yo
quería. O no sabía que quería.
Solo
fue el estrés. El momento se me escapó y Edward fue el punto focal. Ha estado
siendo agradable y preocupándose y he estado deseosa de un poco de atención y
la centré en él. Eso es todo.
Aunque
llegados a este punto, casi no tengo razones para permanecer aquí, pero todavía
lo hago, incluso con mis problemas y los de Jacob, odio la idea de irme. Esta
casa se ha vuelto algo familiar y cálido. Un hogar. Y aunque ciertamente
algunas veces Edward puede ser un idiota invasivo, me gusta. Se preocupa. No
expresa sus preocupaciones con mucha elocuencia, por supuesto, pero sé que sus
intenciones están en el lugar correcto. Es agradable tener a alguien que se
preocupe por mí y lo que hago.
Y
odio admitirlo, pero me gusta la forma en que me hace sentir. La forma en que
sus ojos me miran como si fuera lo único en el mundo.
Saliendo
de la camioneta, tomo mi bolso con el corsé en ella. Me cambié a una camiseta
antes de dejar el bar y aunque me sentí bastante expuesta durante toda la noche
con unos cuantos pares de ojos más sobre mí de lo que estaba acostumbrada,
sonrío para mí, pensando en el montón de propinas en mi bolsillo ahora mismo.
No es de cerca lo que Tanya consigue o lo que podría conseguir trabajando en la
barra en The Hook, pero es más de lo que normalmente consigo en una semana, así
que...
Y
no puedo mentir. En parte me gustó la atención. Supe el momento en que sus ojos
estuvieron sobre mí esta noche cuando entró y yo estaba junto a la rocola.
También pude verlo por el rabillo mi ojo cuando caminé hacia la barra y conozco
esa mirada. Posesiva.
Bloqueo
la puerta de la camioneta, el corazón me late con fuerza de nuevo mientras me
dirijo hacia la casa.
Necesito
hablar con Jacob. Necesito mirarlo a los ojos y tomar su mano en la mía, bajar
la mirada a nuestras pequeñas cicatrices a juego y ver si todavía siento que
esto va a alguna parte. Hace unos meses, siempre tenía su brazo a mi alrededor.
Ahora, no puedo recordar la última vez que me tocó.
Entrando
a la casa, cierro la puerta, dejo caer mi bolso y me quito los zapatos. Curvo
los dedos de los pies, el dolor en mis pies se eleva hasta mis pantorrillas.
La
sala de estar está a oscuras y camino hasta la oscura escalera y me detengo,
escuchando. Ningún ruido proviene de la parte de arriba, así que Edward y Jacob
probablemente estén dormidos. Intentando ser lo más silenciosa posible, camino
de puntillas hasta la cocina y tomo un vaso de la alacena, colocándolo bajo el
dispensador de agua del refrigerador.
Pero
cuando levanto la mirada, veo a Jacob en el patio trasero y me quedo inmóvil.
Aparto
la mano del dispensador, el vaso volcándose y el agua en él salpicando todo el
suelo de madera. El calor sube por mi cuello, mis pulmones se quedan sin aire y
no puedo apartar la mirada. Todo me golpea a la vez y siento como si estuviera
fuera de mí, observándome mirándolo.
Jacob.
Trago dos veces, apenas
capaz de humedecer mi garganta. Leah Clearwater está en la piscina con él, sus
codos apoyados detrás de ella sobre el borde, mientras él se inclina sobre
ella, su frente apoyada sobre la de ella como hace conmigo. El cuerpo desnudo
de ella brilla con el agua y se mueve en una ola, igualando el ritmo de él
mientras la toma del trasero y la folla, sus pechos rozan el pecho de él una y
otra vez.
Ausentemente,
doy un paso, acercándome al fregadero y continúo intentando procesar lo que
estoy viendo. Jacob nunca me haría esto. No es mi ex. No es como mis padres.
Mi
pecho se desploma, demasiado pesado para tomar más aire. Las náuseas ruedan por
mi estómago y la bilis sube por mi garganta.
Él
le sujeta el rostro y la besa, su cuerpo se mueve constante y fuerte y se
sostienen la mirada mientras él entra en ella una y otra vez. No puedo escuchar
sus gemidos, pero sé que lo está disfrutando.
Lágrimas
llenan mis ojos, tenso mi mano alrededor del vaso y aprieto mis dientes. Estoy
más enojada conmigo que con él. Debí haber sido la que terminara con esto
cuando nos desalojaron de nuestro apartamento. Sabía que solo me quería porque
no quería estar solo. Pude sentirlo entonces.
Pero
ahora aquí estamos y él ha tenido la última palabra, ¿cierto?
Mi
barbilla tiembla y las lágrimas se derraman. Mi mamá, Sam, Jacob... siempre soy
la persona más jodidamente patética que conozco. Sigo deseando que la gente más
terrible me quiera. ¿Por qué?
—Hola
—dice alguien, pero la voz suena distante—. En casa temprano, ¿eh? Me alegro de
que no lleves puesto el corsé. ¿Lo quemaste por mí?
El
refrigerador se abre y la luz se derrama mientras alguien busca y saca algo,
pero sigo mirando por la ventana, algo frío y pegajosos cubre mi estómago
lentamente como el sirope.
Puedo
cambiar en el momento en que decida.
—¿Isabella?
—Escucho decir a Edward—. ¿Estás bien?
Finalmente
soy consciente de que él está de pie junto a mí. La puerta del refrigerador se
cierra y me giro para mirarlo, las lágrimas todavía están húmedas en mis
mejillas.
Sus
ojos avellana, parecen ambarinos ahora mismo, se entrecierran inmediatamente,
preocupados. Pero luego su mirada se mueve hacia la ventana y todo el color
desaparece de su rostro.
—Oh,
Jesús —masculla y sujeta mi brazo, apartándome de un tirón.
Pierdo la compostura y
comienzo a jadear, tomando pesadas respiraciones superficiales mientras él me
rodea y sale abruptamente por la puerta trasera. Me limpio las lágrimas del
rostro, porque estoy molesta y herida, pero sobre todo enojada. Y tampoco
completamente con Jacob. Me hice esto a mí misma. Siempre me hago esto a mí
misma.
—¿Qué
demonios estás haciendo? —escucho gritar a Edward.
Escucho
un chapuzón de agua, voces sorprendidas y un jadeo.
—¡Mierda!
—exclama Jacob—. Pensé que estabas dormido.
—¡Nadie
está jodidamente dormido!
—¿Qué?
—cuestiona Cole.
Nadie.
Creo que acaba de
darse cuenta de que también yo estoy en casa.
Secándome
los ojos, cruzo la cocina y dejo que mis piernas tomen el control.
Atravesando
la puerta trasera, bajo los escalones de madera y veo a Leah escondiendo su
cuerpo desnudo detrás de Cole, quien todavía está hundido hasta la cintura en
la piscina.
—¿Cuál
es tu problema? —Edward se adelanta, tomando las toallas y lanzándoselas a su
hijo.
Las
atrapa y Leah toma una, cubriéndose rápidamente mientras la mitad de la toalla
toca el agua alrededor de ella. Me lanza miradas asustadas.
—Pensé
que estaría en el trabajo hasta las dos —le dice Jacob, sonando culpable y
hablando con su padre como si yo no estuviera ahí. Su cabeza está agachada y no
está mirando a nadie.
—¿Así
que hacerlo a espaldas de ella está bien?
—No,
yo solo...
—Puedo
encargarme de esto —los interrumpo, adelantándome.
Me
sorprendo a mí misma por lo tranquilo que es mi tono y porque no estoy
llorando. No me importa llorar frente a Jacob, pero no voy a descontrolarme
frente a ella.
Edward
me mira, dudando varios segundos. Finalmente, se gira y escucho la puerta
mosquitera cerrarse.
En
cuanto se ha ido, Leah sale rápidamente de la piscina, apretando la toalla a su
alrededor mientras toma su ropa de la tumbona.
—Voy
a irme —indica, con una mirada arrepentida en su rostro mientras mueve su
mirada entre Jacob y yo—. Realmente lo siento, Isabella.
Agacha
la cabeza y pasa rápidamente junto a mí, hacia la casa y probablemente directo
al baño donde puede cambiarse.
Vuelvo mis ojos hacia Jacob.
Su cabello rubio está echado hacia atrás y me mira con la misma expresión que
tenía justo antes de decirme que Seth no lo logró.
Desearía
estar más enfadada con él.
Mayormente,
solo estoy decepcionada.
—¿Ha
estado sucediendo durante un tiempo? —pregunto.
Baja
sus ojos y asiente con solemnidad.
—Desde
tu fiesta de cumpleaños.
¿Quieres
decir a la que no fui?
Respira
profundamente y cuadra los hombros, saliendo de la piscina y envolviendo una
toalla alrededor de su cintura.
—Te
he conocido durante un largo tiempo —dice—, y ambos nos necesitábamos mucho el
uno del otro cuando esto comenzó, pero tú ibas a seguir adelante. Lo sabes.
—¿Entonces
por qué vine aquí? —le pregunto—. ¿Por qué mantenerme cerca?
Podría
hacerme las mismas preguntas. Ambos éramos débiles, aferrándonos a lo único
bueno que teníamos. E ignoramos cómo al estar juntos lo estábamos arruinando.
Lo
quiero. Era mi amigo. ¿Cómo pudo humillarme de esta manera?
—No
se suponía que fueras como él —le digo, mis ojos se llenan de lágrimas de
nuevo.
Levanta
la mirada, sabiendo exactamente de quién estoy hablando. Sam era un pedazo de
mierda. Jacob no. Jacob sabía por lo que pasé. ¿Estaba intentando hacerme daño?
—Fuiste
mi amigo primero —continúo. Se supone que un amigo sea bueno contigo.
Pero
no dice nada. No hay nada que decir. No es culpa suya que terminara. Solo es su
culpa terminarlo de una forma tan mala.
—¿También
en nuestra cama? —pregunto—. ¿En las noches que estaba trabajando?
Su
silencio me dice que tengo razón y una ola de furia se apodera repentinamente
de mí. ¿Edward sabía que Edward la traía aquí? ¿O tal vez a otras chicas?
Pero
no... me detengo, los
nudos en mi estómago se deshacen un poco. Parecía tan sorprendido como yo en
este momento.
Asiento, también dándome
cuenta de que Jacob tampoco se encontraba con Leah a solas. Se veía con ella en
las fiestas, sin duda.
—Y
todos tus amigos lo sabían —digo, la traición volviéndose perfectamente clara.
Ahora
estoy por mi cuenta. Aparte de Tanya y las chicas en el bar, he perdido a mi
último amigo.
Se
acerca, deteniéndose frente a mí.
—Voy
a quedarme con Leah por un tiempo —dice—. Quédate aquí hasta que puedas...
—Vete
a la mierda. —Levanto mis ojos, diciéndolo con la misma indiferencia como “de
nada”.
Volviendo
a la casa, no me detengo para comprobar si Leah se ha ido o si está esperando
fuera junto al auto de Jacob. Tomo mi bolsa y me dirijo al dormitorio, sacando
mi teléfono y deslizándome hasta el suelo contra la puerta cerrada.
Llamo,
responden al cuarto tono y limpio una lágrima silenciosa mientras endurezco mi
voz:
—Hola,
papá.
Al
día siguiente observo la habitación de Jacob y mía, sus cosas abandonadas donde
las dejó y todo lo mío finalmente empacado y en el auto.
Supongo
que estoy contenta de no haber traído mucho. La mayoría de mi ropa cabe en las
dos maletas que tengo, una pertenece a Tanya que traje cuando pensé que iba a
irme hacía un par de semanas.
Pero
luego Edward Cullen me construyó un jardín y eso simplemente demuestra que
ningún hombre tiene que esforzarse mucho para hacerme que vuelva corriendo.
Me
río de mí entre dientes. Aunque echaré de menos el jardín.
Llevo
la última caja por la sala de estar y salgo por la puerta principal, viendo la
camioneta de Edward llegando del trabajo.
Mi
corazón comienza a latir con más fuerza. Maldición. Desearía haber
podido salir de aquí antes que llegara a casa. Todavía ni siquiera son las
cinco. También salí antes de mi turno de la comida, así también podría empacar
todo y salir de aquí a tiempo. ¿Qué está haciendo llegando a casa?
—¿Qué estás haciendo? —Me
sigue alrededor de la camioneta.
Meto
la caja en el asiento trasero, sobre otra y el auto es justo lo suficientemente
grande para contener todo lo que traje. Todo cabe en dos maletas y tres cajas.
El resto está almacenado. Y parece que tampoco voy a ir por ello pronto. La
“casa” de mi padre no tiene más sitio para una mesa de dibujo que mi habitación
aquí.
—Gracias
por todo —le digo, sabiendo que sabe exactamente lo que estoy haciendo—. Has
sido realmente increíble.
—¿Te
vas? —Parece confundido.
Cierro
la puerta del auto y me giro hacia él, mi estómago da un vuelco mientras trago
el nudo en mi garganta.
—Con
Jacob fuera y nosotros separados, no es correcto que me quede —digo—. Nunca has
tenido la obligación de ayudarme, pero lo hiciste y no puedo agradecértelo lo
suficiente. Realmente aprecio todo. —Y luego no puedo evitar forzar una pequeña
sonrisa por el bien de ambos—. Especialmente mis cintas de casete.
Miro
hacia sus ojos preocupados, el verde en los iris parecen oscurecerse y un dolor
golpea mi pecho. Me giro, fingiendo asegurarme de que la puerta está cerrada
para darme un segundo para recomponerme.
—Mi
papá me va a dejar quedarme en casa por un tiempo. —Me giro y le digo—: Estaré
bien.
—Pero...
—Oh,
olvidé mi bolso. —Paso los dedos por la parte superior de mi cabello y entro
rápidamente en la casa, no dejando que termine mientras me alejo.
No
quiero discutir con él y tengo miedo de que si dice algo más, comenzaré a
llorar.
No
quiero irme, pero sé que ya no tengo derecho a seguir aquí y tal vez irá al bar
de vez en cuando para visitarme, ¿cierto? Tal vez lo veré más ahora que lo
conozco y lo reconoceré.
Por
supuesto, también estoy molesta por lo de Cole. He hablado con él prácticamente
todos los días durante los tres últimos años.
Pero
quiero estar lejos de él. Realmente no me gusta dejar a Edward.
¿Quién
lo va a hacer conversar con la gente y ahora quién va a ponerle extracto de
vainilla y canela que no sabe que le gusta en su café?
Pestañeo para alejar el
dolor en mis ojos, reprendiéndome. Estará bien. Sobrevivió treinta y
ocho años sin mí, ¿cierto?
Tomando
mi bolso del sofá, lo abro, haciendo un inventario visual: Tarjetas, llaves,
cartera, teléfono... Y lo cierro haciendo una comprobación mental y
asegurándome que tomé el cargador de mi teléfono, mi rasuradora y mi champú del
baño y cualquier otra ropa que quedara en la lavadora y secadora.
Mierda.
Olvidé reemplazar su esponja, ¿cierto? Oh, bueno...
Finalmente
respiro profundamente, dándome cuenta que lo tengo todo, supongo.
Volviendo
afuera, fijo una media sonrisa en mi rostro y enderezo la espalda. A la
izquierda, James Cramer entra en su casa con un par de niños que asumo son
suyos, pero no hago contacto visual. No quiero que los vecinos husmeen.
—Isabella…
—comienza Edward.
Pero
lo interrumpo.
—De
nuevo, muchas gracias. Por todo.
Me
dirijo al asiento del conductor y abro la puerta, mi estómago hundiéndose con
cientos de pequeñas bolas, cada una volviéndose más y más apretada.
—Isabella
—llama de nuevo—. El auto no está listo para irse. Se apagará cada vez que te
detengas.
Le
lanzo una sonrisa temblorosa.
—Lidiaré
con ello. De verdad, ya estoy curada de espantos. No creo que me moleste mucho
más. Estaré bien.
Sacando
mis llaves, me subo.
—Gracias
por todo el trabajo que ya hiciste en él. Definitivamente no tenías que hacer
nada de eso.
—Espera
—dice rápidamente, pareciendo apresurado.
Me
detengo, incapaz de mirarlo, pero lo siento dar un paso adelante. Vacila como
si estuviera buscando las palabras.
Levanto
la mirada.
—Solo...
—Sacude su cabeza, viéndose exasperado—. Mueve las cosas a la parte trasera de
mi camioneta. Te llevaré.
Abro
la boca para discutir, pero me interrumpe.
—Necesito terminar el VW
—dice—. Tiene que quedarse aquí un par de días más. Y no protestes por ello.
¿De repente puedes permitirte un mecánico?
11 comentarios:
No puedo creerlo no pense que algo así iba a pasar enserio pensé que ella iba a termi ar todo :O
gracias por actualizar!!!
Muchas gracias por los capítulos y el gran esfuerzo qué haces
Cada vez se pone mejor la historia! Jacob es un estupido. Bella fue muy madura por la forma en que termino las cosas, porque yo no habria reacionado igual. Podria haberle dado donde mas le duele jajjaja.
Lo bueno es q ya no hay impedimentos para q esten juntos!!
Gracias por los capitulos,los ame.
Y ahora que sera de Edward y Bella. Gracias por la actualización.
Guao! volver a casa de sus padres. Y ese Jacob se las trae.
Lo bueno es que Edward ya no es su suero.
Me dio una bronca jacob es un descarado,pobre bela no se merecia lo que le hizo y lo peor es que todos sus "amigos" si se los puede llamar asi. Sabian que jacob la engañaba. Pero que se vaya con leah total bela tuvo suerte de deshacerse de ese idiota.
Bela tendria que haber terminado con jacob primero,para que sienta lo que es.
Lo bueno es que edward y bela pueden en un futuro llegar a estar juntos.
Actualiza prontooo
Para mejorar la historia debería Jacobo quedarse con la otra y bella ya veremos...
📣😜😜
Vaya un cretino, no entiendo a la gente así gracias por el capítulo
Jacob es un hdp cobarde , si Bella no los ve el seguiría viéndole la cara como el perro arrastrado que es, aun que en parte que bueno ya no tiene nada con ese perro , ahora es libre y lo que siente por Edward ya lo puede sentir sin culpa lo mismo Que Edward ya es libre de poder decirle a Bella lo que piensa y siente 😉😜😘💕💗 gracias hermosa nos leemos
Mierda! Esto si que no me lo esperaba que hdp!!
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