lunes, 18 de marzo de 2019

No puedo amarte capitulo 13


Capítulo 13

Isabella
Entro en el camino de entrada, balanceando mi cuerpo de lado a lado mientras los faros caen sobre el garaje cerrado al frente. Apretando el embrague, presiono el freno, me estaciono y apago el motor.

El bar se vació temprano, Esme y un par de chicas más se quedaron para cerrar, así que esta noche salí antes de las dos. Edward se fue hace solo una hora, pero indudablemente ya está en la cama. No es un ave nocturna.

Echo un vistazo, viendo el Challenge de Jacob estacionado en el lugar de al lado.

Está en casa.

Frunzo el ceño, la aprensión me golpea repentinamente.


La distancia entre nosotros se está ampliando y siento como si estos días estuviera a kilómetros de distancia. La necesidad que parecía tener por mí hacía unas semanas ahora es casi inexistente y me pregunto por qué sigo aquí.

Pero tengo una idea.

La culpa se abre paso en mis entrañas cuando recuerdo lo que sucedió en la ducha el otro día y cómo mi cerebro tomó un giro completamente diferente al que yo quería. O no sabía que quería.

Solo fue el estrés. El momento se me escapó y Edward fue el punto focal. Ha estado siendo agradable y preocupándose y he estado deseosa de un poco de atención y la centré en él. Eso es todo.

Aunque llegados a este punto, casi no tengo razones para permanecer aquí, pero todavía lo hago, incluso con mis problemas y los de Jacob, odio la idea de irme. Esta casa se ha vuelto algo familiar y cálido. Un hogar. Y aunque ciertamente algunas veces Edward puede ser un idiota invasivo, me gusta. Se preocupa. No expresa sus preocupaciones con mucha elocuencia, por supuesto, pero sé que sus intenciones están en el lugar correcto. Es agradable tener a alguien que se preocupe por mí y lo que hago.

Y odio admitirlo, pero me gusta la forma en que me hace sentir. La forma en que sus ojos me miran como si fuera lo único en el mundo.

Saliendo de la camioneta, tomo mi bolso con el corsé en ella. Me cambié a una camiseta antes de dejar el bar y aunque me sentí bastante expuesta durante toda la noche con unos cuantos pares de ojos más sobre mí de lo que estaba acostumbrada, sonrío para mí, pensando en el montón de propinas en mi bolsillo ahora mismo. No es de cerca lo que Tanya consigue o lo que podría conseguir trabajando en la barra en The Hook, pero es más de lo que normalmente consigo en una semana, así que...

Y no puedo mentir. En parte me gustó la atención. Supe el momento en que sus ojos estuvieron sobre mí esta noche cuando entró y yo estaba junto a la rocola. También pude verlo por el rabillo mi ojo cuando caminé hacia la barra y conozco esa mirada. Posesiva.

Bloqueo la puerta de la camioneta, el corazón me late con fuerza de nuevo mientras me dirijo hacia la casa.

Necesito hablar con Jacob. Necesito mirarlo a los ojos y tomar su mano en la mía, bajar la mirada a nuestras pequeñas cicatrices a juego y ver si todavía siento que esto va a alguna parte. Hace unos meses, siempre tenía su brazo a mi alrededor. Ahora, no puedo recordar la última vez que me tocó.

Entrando a la casa, cierro la puerta, dejo caer mi bolso y me quito los zapatos. Curvo los dedos de los pies, el dolor en mis pies se eleva hasta mis pantorrillas.

La sala de estar está a oscuras y camino hasta la oscura escalera y me detengo, escuchando. Ningún ruido proviene de la parte de arriba, así que Edward y Jacob probablemente estén dormidos. Intentando ser lo más silenciosa posible, camino de puntillas hasta la cocina y tomo un vaso de la alacena, colocándolo bajo el dispensador de agua del refrigerador.

Pero cuando levanto la mirada, veo a Jacob en el patio trasero y me quedo inmóvil.

Aparto la mano del dispensador, el vaso volcándose y el agua en él salpicando todo el suelo de madera. El calor sube por mi cuello, mis pulmones se quedan sin aire y no puedo apartar la mirada. Todo me golpea a la vez y siento como si estuviera fuera de mí, observándome mirándolo.

Jacob.

Trago dos veces, apenas capaz de humedecer mi garganta. Leah Clearwater está en la piscina con él, sus codos apoyados detrás de ella sobre el borde, mientras él se inclina sobre ella, su frente apoyada sobre la de ella como hace conmigo. El cuerpo desnudo de ella brilla con el agua y se mueve en una ola, igualando el ritmo de él mientras la toma del trasero y la folla, sus pechos rozan el pecho de él una y otra vez.
Ausentemente, doy un paso, acercándome al fregadero y continúo intentando procesar lo que estoy viendo. Jacob nunca me haría esto. No es mi ex. No es como mis padres.

Mi pecho se desploma, demasiado pesado para tomar más aire. Las náuseas ruedan por mi estómago y la bilis sube por mi garganta.

Él le sujeta el rostro y la besa, su cuerpo se mueve constante y fuerte y se sostienen la mirada mientras él entra en ella una y otra vez. No puedo escuchar sus gemidos, pero sé que lo está disfrutando.

Lágrimas llenan mis ojos, tenso mi mano alrededor del vaso y aprieto mis dientes. Estoy más enojada conmigo que con él. Debí haber sido la que terminara con esto cuando nos desalojaron de nuestro apartamento. Sabía que solo me quería porque no quería estar solo. Pude sentirlo entonces.

Pero ahora aquí estamos y él ha tenido la última palabra, ¿cierto?

Mi barbilla tiembla y las lágrimas se derraman. Mi mamá, Sam, Jacob... siempre soy la persona más jodidamente patética que conozco. Sigo deseando que la gente más terrible me quiera. ¿Por qué?

—Hola —dice alguien, pero la voz suena distante—. En casa temprano, ¿eh? Me alegro de que no lleves puesto el corsé. ¿Lo quemaste por mí?

El refrigerador se abre y la luz se derrama mientras alguien busca y saca algo, pero sigo mirando por la ventana, algo frío y pegajosos cubre mi estómago lentamente como el sirope.

Puedo cambiar en el momento en que decida.

—¿Isabella? —Escucho decir a Edward—. ¿Estás bien?

Finalmente soy consciente de que él está de pie junto a mí. La puerta del refrigerador se cierra y me giro para mirarlo, las lágrimas todavía están húmedas en mis mejillas.

Sus ojos avellana, parecen ambarinos ahora mismo, se entrecierran inmediatamente, preocupados. Pero luego su mirada se mueve hacia la ventana y todo el color desaparece de su rostro.

—Oh, Jesús —masculla y sujeta mi brazo, apartándome de un tirón.

Pierdo la compostura y comienzo a jadear, tomando pesadas respiraciones superficiales mientras él me rodea y sale abruptamente por la puerta trasera. Me limpio las lágrimas del rostro, porque estoy molesta y herida, pero sobre todo enojada. Y tampoco completamente con Jacob. Me hice esto a mí misma. Siempre me hago esto a mí misma.
—¿Qué demonios estás haciendo? —escucho gritar a Edward.

Escucho un chapuzón de agua, voces sorprendidas y un jadeo.

—¡Mierda! —exclama Jacob—. Pensé que estabas dormido.

—¡Nadie está jodidamente dormido!

—¿Qué? —cuestiona Cole.

Nadie. Creo que acaba de darse cuenta de que también yo estoy en casa.
Secándome los ojos, cruzo la cocina y dejo que mis piernas tomen el control.
Atravesando la puerta trasera, bajo los escalones de madera y veo a Leah escondiendo su cuerpo desnudo detrás de Cole, quien todavía está hundido hasta la cintura en la piscina.

—¿Cuál es tu problema? —Edward se adelanta, tomando las toallas y lanzándoselas a su hijo.

Las atrapa y Leah toma una, cubriéndose rápidamente mientras la mitad de la toalla toca el agua alrededor de ella. Me lanza miradas asustadas.

—Pensé que estaría en el trabajo hasta las dos —le dice Jacob, sonando culpable y hablando con su padre como si yo no estuviera ahí. Su cabeza está agachada y no está mirando a nadie.

—¿Así que hacerlo a espaldas de ella está bien?

—No, yo solo...

—Puedo encargarme de esto —los interrumpo, adelantándome.

Me sorprendo a mí misma por lo tranquilo que es mi tono y porque no estoy llorando. No me importa llorar frente a Jacob, pero no voy a descontrolarme frente a ella.

Edward me mira, dudando varios segundos. Finalmente, se gira y escucho la puerta mosquitera cerrarse.
En cuanto se ha ido, Leah sale rápidamente de la piscina, apretando la toalla a su alrededor mientras toma su ropa de la tumbona.

—Voy a irme —indica, con una mirada arrepentida en su rostro mientras mueve su mirada entre Jacob y yo—. Realmente lo siento, Isabella.

Agacha la cabeza y pasa rápidamente junto a mí, hacia la casa y probablemente directo al baño donde puede cambiarse.

Vuelvo mis ojos hacia Jacob. Su cabello rubio está echado hacia atrás y me mira con la misma expresión que tenía justo antes de decirme que Seth no lo logró.
Desearía estar más enfadada con él.

Mayormente, solo estoy decepcionada.

—¿Ha estado sucediendo durante un tiempo? —pregunto.

Baja sus ojos y asiente con solemnidad.

—Desde tu fiesta de cumpleaños.

¿Quieres decir a la que no fui?

Respira profundamente y cuadra los hombros, saliendo de la piscina y envolviendo una toalla alrededor de su cintura.

—Te he conocido durante un largo tiempo —dice—, y ambos nos necesitábamos mucho el uno del otro cuando esto comenzó, pero tú ibas a seguir adelante. Lo sabes.

—¿Entonces por qué vine aquí? —le pregunto—. ¿Por qué mantenerme cerca?

Podría hacerme las mismas preguntas. Ambos éramos débiles, aferrándonos a lo único bueno que teníamos. E ignoramos cómo al estar juntos lo estábamos arruinando.

Lo quiero. Era mi amigo. ¿Cómo pudo humillarme de esta manera?

—No se suponía que fueras como él —le digo, mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo.

Levanta la mirada, sabiendo exactamente de quién estoy hablando. Sam era un pedazo de mierda. Jacob no. Jacob sabía por lo que pasé. ¿Estaba intentando hacerme daño?

—Fuiste mi amigo primero —continúo. Se supone que un amigo sea bueno contigo.

Pero no dice nada. No hay nada que decir. No es culpa suya que terminara. Solo es su culpa terminarlo de una forma tan mala.

—¿También en nuestra cama? —pregunto—. ¿En las noches que estaba trabajando?

Su silencio me dice que tengo razón y una ola de furia se apodera repentinamente de mí. ¿Edward sabía que Edward la traía aquí? ¿O tal vez a otras chicas?

Pero no... me detengo, los nudos en mi estómago se deshacen un poco. Parecía tan sorprendido como yo en este momento.

Asiento, también dándome cuenta de que Jacob tampoco se encontraba con Leah a solas. Se veía con ella en las fiestas, sin duda.
—Y todos tus amigos lo sabían —digo, la traición volviéndose perfectamente clara.

Ahora estoy por mi cuenta. Aparte de Tanya y las chicas en el bar, he perdido a mi último amigo.

Se acerca, deteniéndose frente a mí.

—Voy a quedarme con Leah por un tiempo —dice—. Quédate aquí hasta que puedas...

—Vete a la mierda. —Levanto mis ojos, diciéndolo con la misma indiferencia como “de nada”.

Volviendo a la casa, no me detengo para comprobar si Leah se ha ido o si está esperando fuera junto al auto de Jacob. Tomo mi bolsa y me dirijo al dormitorio, sacando mi teléfono y deslizándome hasta el suelo contra la puerta cerrada.

Llamo, responden al cuarto tono y limpio una lágrima silenciosa mientras endurezco mi voz:

—Hola, papá.

Al día siguiente observo la habitación de Jacob y mía, sus cosas abandonadas donde las dejó y todo lo mío finalmente empacado y en el auto.

Supongo que estoy contenta de no haber traído mucho. La mayoría de mi ropa cabe en las dos maletas que tengo, una pertenece a Tanya que traje cuando pensé que iba a irme hacía un par de semanas.
Pero luego Edward Cullen me construyó un jardín y eso simplemente demuestra que ningún hombre tiene que esforzarse mucho para hacerme que vuelva corriendo.

Me río de mí entre dientes. Aunque echaré de menos el jardín.

Llevo la última caja por la sala de estar y salgo por la puerta principal, viendo la camioneta de Edward llegando del trabajo.

Mi corazón comienza a latir con más fuerza. Maldición. Desearía haber podido salir de aquí antes que llegara a casa. Todavía ni siquiera son las cinco. También salí antes de mi turno de la comida, así también podría empacar todo y salir de aquí a tiempo. ¿Qué está haciendo llegando a casa?

—¿Qué estás haciendo? —Me sigue alrededor de la camioneta.
Meto la caja en el asiento trasero, sobre otra y el auto es justo lo suficientemente grande para contener todo lo que traje. Todo cabe en dos maletas y tres cajas. El resto está almacenado. Y parece que tampoco voy a ir por ello pronto. La “casa” de mi padre no tiene más sitio para una mesa de dibujo que mi habitación aquí.

—Gracias por todo —le digo, sabiendo que sabe exactamente lo que estoy haciendo—. Has sido realmente increíble.

—¿Te vas? —Parece confundido.

Cierro la puerta del auto y me giro hacia él, mi estómago da un vuelco mientras trago el nudo en mi garganta.

—Con Jacob fuera y nosotros separados, no es correcto que me quede —digo—. Nunca has tenido la obligación de ayudarme, pero lo hiciste y no puedo agradecértelo lo suficiente. Realmente aprecio todo. —Y luego no puedo evitar forzar una pequeña sonrisa por el bien de ambos—. Especialmente mis cintas de casete.

Miro hacia sus ojos preocupados, el verde en los iris parecen oscurecerse y un dolor golpea mi pecho. Me giro, fingiendo asegurarme de que la puerta está cerrada para darme un segundo para recomponerme.

—Mi papá me va a dejar quedarme en casa por un tiempo. —Me giro y le digo—: Estaré bien.

—Pero...

—Oh, olvidé mi bolso. —Paso los dedos por la parte superior de mi cabello y entro rápidamente en la casa, no dejando que termine mientras me alejo.
No quiero discutir con él y tengo miedo de que si dice algo más, comenzaré a llorar.

No quiero irme, pero sé que ya no tengo derecho a seguir aquí y tal vez irá al bar de vez en cuando para visitarme, ¿cierto? Tal vez lo veré más ahora que lo conozco y lo reconoceré.

Por supuesto, también estoy molesta por lo de Cole. He hablado con él prácticamente todos los días durante los tres últimos años.

Pero quiero estar lejos de él. Realmente no me gusta dejar a Edward.

¿Quién lo va a hacer conversar con la gente y ahora quién va a ponerle extracto de vainilla y canela que no sabe que le gusta en su café?

Pestañeo para alejar el dolor en mis ojos, reprendiéndome. Estará bien. Sobrevivió treinta y ocho años sin mí, ¿cierto?
Tomando mi bolso del sofá, lo abro, haciendo un inventario visual: Tarjetas, llaves, cartera, teléfono... Y lo cierro haciendo una comprobación mental y asegurándome que tomé el cargador de mi teléfono, mi rasuradora y mi champú del baño y cualquier otra ropa que quedara en la lavadora y secadora.

Mierda. Olvidé reemplazar su esponja, ¿cierto? Oh, bueno...

Finalmente respiro profundamente, dándome cuenta que lo tengo todo, supongo.
Volviendo afuera, fijo una media sonrisa en mi rostro y enderezo la espalda. A la izquierda, James Cramer entra en su casa con un par de niños que asumo son suyos, pero no hago contacto visual. No quiero que los vecinos husmeen.

—Isabella… —comienza Edward.

Pero lo interrumpo.

—De nuevo, muchas gracias. Por todo.

Me dirijo al asiento del conductor y abro la puerta, mi estómago hundiéndose con cientos de pequeñas bolas, cada una volviéndose más y más apretada.

—Isabella —llama de nuevo—. El auto no está listo para irse. Se apagará cada vez que te detengas.

Le lanzo una sonrisa temblorosa.

—Lidiaré con ello. De verdad, ya estoy curada de espantos. No creo que me moleste mucho más. Estaré bien.

Sacando mis llaves, me subo.

—Gracias por todo el trabajo que ya hiciste en él. Definitivamente no tenías que hacer nada de eso.

—Espera —dice rápidamente, pareciendo apresurado.

Me detengo, incapaz de mirarlo, pero lo siento dar un paso adelante. Vacila como si estuviera buscando las palabras.

Levanto la mirada.

—Solo... —Sacude su cabeza, viéndose exasperado—. Mueve las cosas a la parte trasera de mi camioneta. Te llevaré.

Abro la boca para discutir, pero me interrumpe.

—Necesito terminar el VW —dice—. Tiene que quedarse aquí un par de días más. Y no protestes por ello. ¿De repente puedes permitirte un mecánico?


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Hola a todas que les parecio se los devia por eso actualiza 4 capitulos bueno ya poco a poco ire subiendo como saben las tareas de las escuela y la casa los niños todo se junta pero tratare de subir ya capitulos esta semana gracias a todas por los .

11 comentarios:

Soma dijo...

No puedo creerlo no pense que algo así iba a pasar enserio pensé que ella iba a termi ar todo :O

Anónimo dijo...

gracias por actualizar!!!

Unknown dijo...

Muchas gracias por los capítulos y el gran esfuerzo qué haces

carola dijo...

Cada vez se pone mejor la historia! Jacob es un estupido. Bella fue muy madura por la forma en que termino las cosas, porque yo no habria reacionado igual. Podria haberle dado donde mas le duele jajjaja.
Lo bueno es q ya no hay impedimentos para q esten juntos!!
Gracias por los capitulos,los ame.

Anónimo dijo...

Y ahora que sera de Edward y Bella. Gracias por la actualización.

beata dijo...

Guao! volver a casa de sus padres. Y ese Jacob se las trae.
Lo bueno es que Edward ya no es su suero.

Anónimo dijo...

Me dio una bronca jacob es un descarado,pobre bela no se merecia lo que le hizo y lo peor es que todos sus "amigos" si se los puede llamar asi. Sabian que jacob la engañaba. Pero que se vaya con leah total bela tuvo suerte de deshacerse de ese idiota.
Bela tendria que haber terminado con jacob primero,para que sienta lo que es.
Lo bueno es que edward y bela pueden en un futuro llegar a estar juntos.
Actualiza prontooo

vani dijo...

Para mejorar la historia debería Jacobo quedarse con la otra y bella ya veremos...
📣😜😜

Ana dijo...

Vaya un cretino, no entiendo a la gente así gracias por el capítulo

cari dijo...

Jacob es un hdp cobarde , si Bella no los ve el seguiría viéndole la cara como el perro arrastrado que es, aun que en parte que bueno ya no tiene nada con ese perro , ahora es libre y lo que siente por Edward ya lo puede sentir sin culpa lo mismo Que Edward ya es libre de poder decirle a Bella lo que piensa y siente 😉😜😘💕💗 gracias hermosa nos leemos

Somas dijo...

Mierda! Esto si que no me lo esperaba que hdp!!

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina